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Acerca del origen del lenguaje (página 2)

Enviado por Gabriel Pineda


Partes: 1, 2

El nombre, entonces, será una herramienta que estará en condiciones de dar indicios de lo que sucede en el pensamiento. Aristóteles da ejemplos de dos clases de nombres, los simples y los compuestos. Kállipos, que significa "caballo bello": sus partes no son significativas por separado. De la misma forma que los nombres simples no se fraccionan en sílabas o letras, los nombres compuestos serán significativos como un todo.

El lenguaje oficiará como símbolo. Refiere a un objeto ausente (sin necesidad que esté presente), de no existir esta referencia, sólo sería un mero ruido. Y dicha referencia se fundará en el consenso, en la convención.

Aristóteles apoyará la teoría del lenguaje platónica, expuesta en el Sofista. El nombre no tendrá valor de verdad o falsedad, esto se da únicamente a nivel proposicional y por tanto se hace poco fecunda la discusión sobre su adecuación a la realidad.

La teoría convencionalista extrema expuesta en Crátilo, con sus defectos, es un intento de despegar de la concepción griega del lenguaje. Ya no será el nombre adecuado por naturaleza.

Es el puente que se tiende hacia la convención planteada por Aristóteles, donde los planos de realidad y lenguaje se relacionan por medio de la significación.

Desde esta perspectiva la escisión es completa. Ya no será el nombre como forma de acceso al conocimiento del mundo. Ya no será su examen arché del conocimiento, "el principio de la educación"8.

Se deja de lado la orthotes onomaton9, y se introduce la razón entre el lenguaje y la realidad para actuar como mediador entre ambos planos.

Este esquema a priori está mucho más cercano a lo que llamaríamos sentido común. Pensar hoy en una teoría naturalista del lenguaje, donde existe una correspondencia perfecta entre nombre y realidad resulta un tanto extravagante. Pero no debemos dejar de lado, para no incurrir en fuertes anacronismos, que esta teoría representaba el ideal griego en la antigüedad.

Es precisamente debido a Platón en primer término, y a su discípulo predilecto Aristóteles, quienes modificaron esta concepción con el objeto de demostrar que el lenguaje era falible y que los sofistas basaban su arte en el engaño, que hoy nos situamos tan lejos de la orthotes onomaton. No será cuestión, entonces, de sentido común o naturaleza. Será cuestión de la línea que comenzó a trazarse hace poco menos de dos mil quinientos años.

Hermógenes de Platón . . . Sócrates

Análisis del pasaje 385a ~ 385e4 del Crátilo en relación a las posiciones de Wilamowitz y Robinson extraídos de la Historia de la filosofía griega, Vol. V de Guthrie.

En este pasaje del Crátilo, Sócrates profundiza sobre la teoría convencionalista extrema apoyada por Hermógenes.

En primera instancia Sócrates pregunta a Hermógenes sobre la posibilidad de dar nombres arbitrariamente y en forma "privada", esto es, que por ejemplo lo que hoy llamamos hombre, lo designemos caballo, y lo que llamamos caballo, lo designemos hombre.

Contrapone esta idea de denominar en forma "privada" y "pública", la idea de la nominación particular y de la polis. Posición controvertida debido a que la convención implica la intención de establecer un contacto, una base sobre la cual establecer un diálogo común. Una arena fértil donde puedan entenderse los interlocutores y que no resulta posible con la premisa de que cada quien nombre a su parecer.

Sócrates avanzará en el diálogo refutando la teoría convencionalista extrema de Hermógenes, enfatizando sobre su condición autocontradictoria.

En una instancia posterior el debate se focalizará sobre la teoría naturalista, que pretende dar cuenta

de la realidad mediante el estudio de los nombres. El nombre, como camino del conocimiento. Postura que hoy día puede resultarnos extraña y poco fecunda, pero que Wilamowitz intenta contextualizar cronológicamente, ya no como una teoría extravagante y poco coherente sino como hasta –inevitable- para su época. Atestiguada por pasajes de literatura griega y especialmente en la tragedia.

No resulta nada extraño una vez que se comprende la vigencia y el favoritismo que gozaba dicha

teoría en aquel entonces, que Platón se viera en la necesidad de ocuparse de ella, para establecer los cimientos sobre los que se apoyaría su Teoría de las Formas que aquí comienza a delinear.

Ridiculizándola por momentos en el pasaje de las etimologías donde no encara el ejercicio en forma metódica, sino mas bien en un orden completamente arbitrario, caótico. Sacando letras o agregando según el parecer. Afirmando la imposibilidad de rastrear el origen por ser de lenguas muy antiguas, o encoméndandose a Eutifrón para dar con el sentido último de los nombres por la vía divina.

En la segunda parte del pasaje, Sócrates argumenta que, del mismo modo que las afirmaciones pueden ser verdaderas o falsas, igualmente les sucede a los nombres de los que ellas se componen. Robinson al respecto va a plantear y analizar lo que considera una falacia.

"Falacia de la división", dada en primer término por el supuesto de Sócrates: si un todo es verdadero, entonces todas sus partes lo serán. En segundo término debido a que el nombre no tiene "valor de verdad".

Esto a los ojos de un griego podría resultar discutible ya que entendían a los nombres, ya sean propios o comunes y a los adjetivos como transparentemente descriptivos. Por ej: "Con falsedad te llaman Prometeo", si Prometeo significa "previsión" o cuando Crátilo le dice a Hermógenes que de ninguna manera éste es su nombre.

El nombre a este respecto, en el imaginario griego llevaba consigo un valor de verdad en tanto y en cuanto describiera las cosas como ellas son.

Platón no se está refiriendo a nombres o palabras aisladas, sino como parte del discurso, del lógos.

Notas

(1) Nómos: Ley, convención. Phýsis: naturaleza.

(2) Antístenes apoyaba una teoría naturalista fundada en la correspondencia exacta entre los nombres y las cosas, de lo que se deduce la consiguiente imposibilidad de decir algo falso. Ambas cuestiones son tratadas en el Crátilo, tanto desde el punto de vista convencionalista extremo como desde el punto de vista naturalista.

(3) Robinson plantea que Sócrates comete una falacia en este pasaje. Una "falacia de la división", porque a) las palabras de Sócrates implican la proposición universal de que si un todo posee una característica determinada, del mismo modo la tendrán sus partes; y b) Sócrates se equivoca porque los nombres no tienen un "valor de verdad". Al respecto Guthrie hace un intento por rescatar la definición de "verdadero". "Un logos verdadero es el que habla de las cosas como ellas son". Para los ojos griegos, los nombres mismos (incluyendo los nombres propios, los nombres y adjetivos) cumplían esta condición. La mayoría de los nombres griegos son transparentemente descriptivos. Como ejemplo cabe citar la broma de Crátilo a Hermógenes cuando le dice que éste no es su verdadero nombre, ya que no se adecua a la realidad.

(4) Ousía: sustancia, entidad, esencia.

(5) Praxis: acciones.

(6) Nomothètes: Nominador.

(7) Aristóteles plantea una continuidad total entre realidad y pensamiento. Según él, la realidad se lanza contra el alma del hombre y deja su huella, sus afecciones. Estas afecciones del alma, se corresponden con el pensamiento. Realidad y pensamiento, serán entonces, idénticos para todos.

(8) "El estudio de los nombres es el principio de la educación", testimonio de Antístenes que nos llega por Epicteto.

(9) Adecuación entre el lenguaje y la realidad. Cada nombre es exacto y muestra a la cosa misma.

Bibliografía

Aristóteles, De Interpretatione I 4, 20 a 1

Epícteto, Disert. I 17, 102 (=SSR V A 160)

GUTHRIE, W. (1984), Historia de la filosofía griega, trad. cast., Madrid, Gredos, vol. V, pp.11-42

LI-CARRILLO, V. (1979), Platón, Hermógenes y el Lenguaje, Caracas, Equinoccio

Platón, Crátilo, trad. de C. Mársico (2005), Buenos Aires, Losada

Partes: 1, 2
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