- Síntesis
- Introducción
- El desafío del entorno de la sociedad global del conocimiento, los nuevos saberes y la atención al sujeto de la formación
- El desafío de preparar a los profesores para enfrentar el diseño y la docencia en el enfoque por competencias
- Consideraciones finales
- Bibliografía
Síntesis
El trabajo incursiona en torno a las exigencias y fundamentos necesarios para enfrentar una formación basada en competencias desde los diversos ámbitos del currículo ideal y real, estableciendo puntos de contacto y especificidades cualitativas del enfoque por competencias, desde una perspectiva de formación humana bajo una reflexión cosmovisiva que arranca de las previsiones de la Unesco en el proyecto Delors y revisa las diversas posiciones que se necesitan para enfrentar el enfoque como una más de las alternativas para la formación.
Introducción
El tema de las competencias en educación ha alcanzado un gran relieve en los diversos proyectos educativos, sobre todo porque hay muchos modelos educativos que se han ensayado, modas, tendencias, reformas que sin embargo no han cambiado sustancialmente el trabajo docente, un tanto anclado en el pasado, no obstante todos los discursos.
Estamos en una nueva era, el fenómeno de la globalización lo invade todo, y la aparición de las nuevas tecnologías significa un cambio de paradigma porque una nueva visión epistemológica que cuestiona el valor de la ciencia, las certidumbres científicas, los sistemas cerrados, aflora irremediablemente. Se abre la necesidad de integrar los saberes porque el pensamiento disciplinar estrecho ya no basta para acceder a un mundo plural. Este entorno y contexto en el que la posmodernidad se instala, significa la revisión crítica de las necesidades de la formación humana y el cuestionamiento profundo de los sistemas educativos. De ahí la incursión en diversos modelos y enfoques pedagógicos para asumir estos fines. Así debe entenderse el enfoque por competencias que según Tobón, criterio que compartimos, no es un modelo pedagógico sino justo solo eso, un enfoque.[1]
Aunque diversos autores cuestionan el valor del enfoque y nos alertan en torno a no tomarlo como una mágica receta para solucionar todos los problemas del complejo hecho educativo, en la medida en que como enfoque acentúa en la utilidad y pertinencia social de los saberes, es de atender con especial relieve En tal sentido es conveniente insertar el tratamiento de las competencias en los proyectos educativos, en términos de los desafíos que impone, sobre todo porque en ocasiones el discurso de las reformas marcha por un sendero y las prácticas en el currículo real por otro, con el inevitable daño a la formación.[2] Es este precisamente el tema del trabajo que enmarcará los desafíos de la formación basada en competencias en líneas centrales, referidas al currículo, y la didáctica, en el sentido de la construcción de los saberes y los vínculos teoría práctica, todo bajo el telón de fondo de los desafíos cosmovisivos del nuevo milenio a la educación, es decir con relación al tipo de hombre que se necesita formar para enfrentar el mundo.
Desarrollo
El desafío del entorno de la sociedad global del conocimiento, los nuevos saberes y la atención al sujeto de la formación
Existen múltiples trabajos que abordan los nuevos escenarios de la educación en el siglo XXI, todo lo cual se venía gestando desde la última década del siglo anterior, pero a los efectos de síntesis me parece conveniente e ineludible enfocarlo desde las perspectivas de la UNESCO que anuncia y sustenta con clarividencia los contextos de la educación y su trascendente sentido más profundo. Así en el mundialmente conocido Informe Delors, se habla de pistas y recomendaciones que no pueden dejar de atenderse. La idea nuclear es la de la educación permanente porque en una sociedad donde el conocimiento es tan cambiante y crece con una gran celeridad no es posible que en la formación escolarizada se alcance todo lo que se necesita para interactuar en los escenarios laborales. Así entre estas pistas y recomendaciones de obligada referencia se encuentran las siguientes:
La educación a lo largo de la vida se basa en cuatro pilares: aprender a conocer, aprender a hacer, aprender a vivir juntos, aprender a ser.
Aprender a conocer, combinando una cultura general suficientemente amplia con la posibilidad de profundizar los conocimientos en un pequeño número de materias. Lo que supone, además, aprender a aprender para poder aprovechar las posibilidades que ofrece la educación a lo largo de la vida.
Aprender a hacer a fin de adquirir no sólo una calificación profesional sino, más generalmente, una competencia que capacite al individuo para hacer frente a gran número de situaciones y a trabajar en equipo. Pero, también aprender a hacer en el marco de las distintas experiencias sociales o de trabajo que se ofrecen a los jóvenes y adolescentes, bien espontáneamente a causa del contexto social o nacional, bien formalmente gracias al desarrollo de la enseñanza por alternancia.
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