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Un caso clínico supervisado por Andre Green

Enviado por edneifreitas


Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Presentación de la supervisión

    RESUMEN

    Se presenta un caso clínico en Psicoanálisis, bajo supervisión de André Green.

    Madura, fruto, el gume

    excava, lenguaje, el poema

    enciende, amor, la lumbre

    de mi cuchillo sereno

    Jair Ferreira dos Santos

    (El cuchillo sereno)**

    "A faca serena" (El cuchillo sereno). Rio de Janeiro:

    Ediciones Achimé.

    1983.

    INTRODUCCION

    Estimulado por mi supervisora, Dra. Sara Riwka Erlich, quien me ha ayudado a elegir el material, he sometido mi segundo caso oficial, aquí denominado "El Caso Eustáquio", a la supervisión en grupo con el Dr. André Green.

    El fuerte impacto que ha causado la supervisión con Dr. Green ha tenido consecuencias benéficas para ambas partes del duplo analítico: en un nivel consciente he quedado más alerta hacia la manera masoquista de mi paciente organizar su depresión; en un nivel más profundo de comunicación, donde la interacción se expresa indirectamente a través de mecanismos inconscientes, oí Eustáquio decirme literalmente "mi problema es el acto", utilizando la misma expresión de Green en la supervisión. Estas coincidencias nos llevan a considerar con un mayor cuidado la riqueza de las transacciones emocionales involucradas en el contacto analista-analizando, quienes extravasan, son captadas en la supervisión y, todavía, como estos insights pueden beneficiar el duplo involucrado.

    El supervisor ha señalado que, en Eustáquio, la imposibilidad de representación de una imagen materna que goza implica, siempre, como último recurso, la censura de la identificación del rostro de las mujeres por quien el paciente se interesa. De hecho, el tema que más he habido que trabajar, por ser el más insistente, en las sesiones tras ésta supervisión, ha sido precisamente aquél de la busca por el paciente de una "mujer sin rostro".

    Cuando Green observó que tenía mucho miedo, dada la manera como Eustáquio ha organizado su depresión, de que el analizando sumergira en una especie de masoquismo, yo y mi superisora quedamos alerta. Y, realmente, por tres veces en la clínica, detectada con precocidad esta tendencia, he podido interpretarla con tiempo, en la transferencia, ayudándo al paciente a romper un aislamiento nihilista progresivo, en que quedava horas trancado en su habitación, perdido en devaneos masoquistas.

    Es importante registrar que Eustáquio, hoy, evoluciona favorablemente en sus relaciones con la realidad externa: ha logrado concluir el maestrazgo con concepto "A", ya se lo ha admitido y está cursando el doctorado en su área, ha mejorado su relación con la compañera, inclusive su desempeño sexual, y más de una vez me ha dicho sentir que "hubo progresos", otras veces que siente haber el él "una evolución" y días que me afirma haber sentido "gran alegría" – expresiones que nunca hicieron parte de su discurso anterior. Además, se ha reconciliado con la familia y la ha visitado por primera vez, recientemente, después de seis años de alejamiento.

    Fue interesante observar como Green se ha aprovechado del caso clínico para desmenuzar tópicos de metapsicología. Dice: "Cuando Freud, en ‘Los instintos y sus vicisitudes’ tenía en vista dos tipos de pares contrastados, el par ‘voyeurista-exhibicionista’ y el duplo sadomasoquista, quería decir que si un acto es imposible, el sentimiento de interdicción no se limita a la recalcadura, pero se impone también a la estructura del acto, que sufre una regresión en dos direcciones: una en el sentido de la mirada, otra en el sentido de lo erótico". André Green, al captar esa dinámica en el relato de la sesión, vuelve a Freud para basar su afirmación, explicitando el concepto. Idéntica performance se manifiesta en sua "redescubrimiento" y manoseo del importante concepto de interpretación mutativa, que él reactualiza utilizándose del material clínico.

    Sería estimulante, por último, hacer una breve incursión por la poesía para describir como siento el proceso del análisis de Eustáquio. Y la mejor manera de realizarla es interpretando los versos de Jair Ferreira dos Santos, citados en epígrafe, cuyo contenido parece definir un punto de llegada, matáfora para una ganancia de discernimiento.

    "Madura, fruto, el gume" representa la disposición del poeta de afilarse en la lucha por la vida. Es una apuesta en el futuro cargada de esperanza, donde se harmonizan dos aspectos de su personalidad: la gentilleza de un fruto y la crudeza de un gume, en interacción para perfecionar.

    "Excava, lenguaje, el poema" – aquí el gume del verso anterior se desdobla en el verbo excavar, para mantener la misma intención de lucha, transferida ahora al trabajo poético (y, añado yo, lo psicoanalítico): una excavación con el lenguaje para traerse a la luz el sentido más profundo de la experiencia. Es este pase que permite superar la castración por el acceso al simbólico.

    "Enciende, amor, la lumbre" es la fuente de energía para el cumplimiento de la intención del verso anterior, es decir, el crecimiento psíquico pretendido es inconcebible sin el amor. Encender amorosamente la lumbre es dar brillo, clarividencia y sedución al objeto y al self, integrándolos a la pulsión de vida.

    "De mi cuchillo sereno" trae, explícito, el tema de la lucha y la castración. Cuchillo es un símbolo fálico, nada más obvio. Pero por detrás de ello hay una dialética sutil, como aquélla que está en acción en los mitos, donde pájaros volando pueden, ambíguamente, significar el alma pero tembién la dimensión vertical. O sea, el cuchillo es falo pero también corte. La capa del libro El cuchillo sereno estampa la imagen de Fabíola, un cuadro de Henner – un gritador contenido materno sugeriendo que el cuchillo sereno, como en los fantasmas de Eustáquio, viene empuñado por la madre (fálica).

    Si, como he aprendido con el psicoanálisis, todo lo que estructura también desestructura (la cuestión siendo sólo de tempero y cantidad), el cuchillo sereno representa a la madre fálica al mismo tiempo en que levanta el tema de la castración, y por ahí se hace el instrumento de lucha de que disponen tanto la poesía cuanto el psicoanálisis – hermanas en el combate con el significante en busca de los significados. Si aproximo analógicamente el gume que corta al lenguaje que excava, yo supero la alusión a la herida por sutura del discurso.

    Este pequeño poema se coloca a todos los Eustáquios y resume el proceso de un análisis. Da un recado de esperanza en la dignidad del empeño perseverante y exalta la importancia del amor en la estructuración mental. Transparece en él, aún, la calma reconfortante con que el conocimiento mitiga la soledad.

    Agradezco a mi estimada colega de sección, María Maquiné, por la traducción y transcripción pacientes de esta cinta de supervisión.

     

    Partes: 1, 2
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