Inhibición Síntoma y Angustia (Inhibition Symptom and Anxiety) fue escrito por S. Freud en los años 1925-1926 y hoy se ha traducido — como toda su obra voluminosa — en casi todos los lenguajes conocidos.
Como título, inspira el tema de esta ponencia — porque en sí encapsula la esencia peculiar de todos quienes a otros enseñan. La última consiste en tener la necesidad y aun la obligación de repetir en todos sus contextos posibles, las lecciones de antes enseñadas — renovadas y revisadas para ensanchar y expandir los horizontes de quienes nuestro saber comparten.
Nos apartamos aquí de la aplicación riquísima que las neurociencias nos ofrecen. Limitando nuestra esfera al estudio de un caso. Visto, entendido y tratado desde el punto de vista del psicoanálisis.
En muchos de sus aspectos, esta lección es correspondiente a muchas otras que he escrito y he publicado acerca de la terapia.
Prosigamos
En varias de nuestras publicaciones hemos descrito la formación de los síntomas de ansiedad y del desplazamiento simbólico que conduce a que las fobias se conviertan en fenómenos desagradables que hay que evadir a toda costa y eliminar de la mente o evitar la exposición personal a los mismos.
Como ya hemos leído en los artículos que cubren las pérdidas personales y los apegos normales de la niñez, teorizamos que en algunos niños susceptibles, por razones constitucionales, las fobias, los síntomas de ansiedad y de angustia, la actitudes depresivas , las obsesiones compulsivas, la sensibilidad extrema, la timidez y la tendencia a la conversión del estrés en síntomas somáticos, son de origen fundamental que remontan a los primeros días de la vida.
El caso de Sonia
Sonia nació producto de un embarazo que, habiéndolo complicado una placenta previa, necesitó que el nacimiento se hiciera por cesárea.
Prematura, con un peso de sólo 2 libras y media, la niña permaneció en la sección de neonatología intensiva del Cardinal Glennon Memorial Hospital for Children por varias semanas.
Como, a menudo sucede, con niños que sufren traumas durante el período pre-natal y peri-natal, Sonia progresó de un modo irregular en todas las dimensiones del desarrollo de su persona.
Había dilación en su avance neuro-muscular y en su enfoque visual, necesitando cirugías tempranas para fijar nervios en el ojo izquierdo.
Su coordinación fue siempre torpe.
Por otra parte, el desarrollo verbal y la adquisición del lenguaje eran excepcionales produciendo los resultados más elevados posibles en pruebas psicométricas. Este atributo la favoreció en sus labores escolares, ya que, a medida que progresara en el colegio, se la consideraría una matemática talentosa por sus profesores. Muchos de ellos, aún admitiendo que ella comprendía y explicaba los fundamentos de álgebra y cálculo mejor que ellos mismos.
Destacarse como matemática se considera talento muy raro [por los hombres] en las mujeres.
Desde chiquita, Sonia sufrió de síntomas de separación para ir al colegio y para enfrentar situaciones nuevas. Se moría del miedo al anticipar su participación en veladas y otras funciones escolares. Era tímida, retraída y lloraba con mucha facilidad.
Persona de gran percepción lograba entender desde muy niña que habían personas pobres que carecían de lo que a su familia le sobraba: dinero.
Gozaba de vivienda lujosa, desahogo y, desafortunadamente, para su peso, de comida en abundancia. No obstante, para Sonia, los amigos favoritos eran los niños pobres a quienes, a menudo, regalaba sus juguetes más costosos.
La gordura que empezara a los siete años, a nadie sorprendería, ya que sus padres vivían vidas con comunicación exigua y ella hacía lo que en su casa deseara.
Los padres se divorciaron cuando Sonia apenas cumpliera once años, año en que llegaran sus períodos menstruales.
Sin preámbulos, sus padres la mudaron el mismo verano a la casa de su abuela materna, en Suiza, cuando ya pesara unas 200 libras.
Asustada por la corpulencia extrema de la nieta, la abuela consultó varios especialistas europeos en la obesidad infantil, recibiendo tratamiento en un spa en Inglaterra por dos veranos consecutivos, donde lograra perder cincuenta y sesenta libras respectivamente, libras que tenían una tendencia perversa a retornar con otras adicionales.
A los dieciocho años se mudó al Centro de Interlochen en Michigan, para aprender el instrumento de la flauta, ya que no tenía ambición profesional.
Pero, habiendo conocido, al famoso virtuoso Jean Pierre Rampal en un viaje que hiciera con la abuela como invitada de James Galway — este último la alentó a ambas a seguir la carrera musical que la niña apáticamente deseaba seguir.
Durante su estadía en el campamento se enamoró (de lejos) de un alumno que pensaba entrar al mismo conservatorio, en el que a ella la habían inscrito.
Muy pronto se concentró en sus estudios, perdiendo de vista al objeto de su cariño. Aunque mantuvieran contacto social, cuando a menudo se encontraban en los corredores y en los jardines de la escuela.
No estaba convencida — como sucede a tantos adolescentes — si era gay o straight — algo que la molestara un poco.
Dos eventos marcarían su graduación como flautista:
La muerte de su abuela y de su papá, que ocurrieran de modo simultáneo, cuando el avión que este último piloteaba se estrelló al despegar en Orly.
La oferta, por medio del amigo, a que se uniera a él en la búsqueda de una posición en la famosa Orquesta Sinfónica de Saint Louis, entonces bajo la dirección del Maestro Leonard Slatkin.
Del papá y la abuela, Sonia heredó una fortuna considerable, estimada en los cientos de millones de dólares con acceso adicional a una de las figuras más prominentes, como patrona de la sinfónica, en la persona de Katherine G. ("Katch") Wells.
Superfluo sería decir que la joven música y su amigo, pronto fueran asimilados como miembros de esa orquesta famosa, cuyo Concertmistress (o primer violín) era conocida nuestra.
Sonia y yo nos encontraríamos cuando ella descubriera su verdadero primer amor, una bailarina de ballet, llamada Corinne a quien conociera en una tour de varios países europeos.
Su amor por Corinne no era correspondido, ya que esta última ni lo sospechaba y, porque además fuera paciente bajo nuestro cuidado por sufrir de anorexia y bulimia. (Véase el caso de Corinne Corifée).
Una vez, en una visita que ambas hicieran a Flower Hill Farm, donde la señora Wells y Ben, su esposo, habían invitado a la sinfónica para dar unos conciertos al aire libre en las orillas del Misisipí.
Esa noche Corinne se embriagó con unos vinos dulces que le ofrecieran y, sin pensarlo, le expresó admiración y enojo a su nueva amiga, Sonia.
Le dijo que era una mujer bellísima con una tacha en su carácter, ya que su gordura era antitética y aun repulsiva para quienes la vieran tocar un "instrumento tan delicado" como la flauta. Enseñándola a inducir el vómito para rebajar.
Así fue como asimismo conociéramos a Sonia.
La terapia psicoanalítica y sus formulaciones
La terapia en el psicoanálisis constituye en lo siguiente:
La formulación de un "contrato terapéutico" donde se especifican y se delinean claramente las responsabilidades y las actividades entre el terapeuta y — en este caso — la paciente.
El uso de la free association, desarrollada por Freud, que consiste en que el paciente exprese sus pensamientos sin inhibiciones y sin censura, del modo en que sobrevienen en su mente.
La interpretación de los sueños y de los lapsus lingua o slips Freudianos.
La facilitación del fenómeno de una transferencia regresiva, con el desarrollo de una neurosis de transferencia.
Finalmente, por medio de las actividades de recordando, repitiendo y resolviendo, eliminar los síntomas de ansiedades que derivan de conflictos reprimidos y desplazados dentro del inconsciente del paciente.
Resultados
Como su terapeuta, fui testigo de cómo esta mujer cuyos traumas precedieran un nacimiento que, en años previos, nunca hubiera podido ser, renació como crisálida y mariposa delicada en el mejor de los sentidos.
Nota: En este, como en todos nuestros casos, aunque cierta personas y eventos sean reconocibles, la identidad verdadera de los pacientes permanece encubierta para proteger su sagrado derecho a la anonimia.
Bibliografía
Suministrada por solicitud.
Autor:
Dr. Félix E. F. Larocca