Nuestras vidas están programadas genéticamente, hay cosas que los seres humanos no podemos cambiar, pues están predeterminadas por el fundador del universo.
Él y solo él conoce la maquinaria humana, la diseño tan perfecta que aun en estas fechas es y seguirá siendo su máxima creación.
Los jóvenes, son una pequeña muestra de esa perfección, cambios biológicos, físicos y psicológicos, en que situación los ponen, que difícil etapa, que duro trance, tanto para ellos como para nosotros sus padres, que paradoja situación, hasta pudiéramos llegar a pensar que en esa etapa el creador del universo la pensó un poco, tuvo sus dudas y estas se manifiestan precisamente cuando alcanzamos la adolescencia.
Hasta en la interpretación de la palabra adolescente, la podemos referir en que en esta etapa se adolece de algo, de ¿qué? No está muy claro ni para ellos ni para nosotros y conste que también la pasamos y algunos de panzazo, quien no tuvo tantas dudas, sueños, fantasías, ilusiones, desilusiones, rabietas, fastidios, rebeldías contra todo y contra nadie, no fue adolescente.
Será que es un paso forzado al desarrollo de la madurez y que incluso esta hecho a propósito, para que se desarrollen y fortalezcan los mecanismos humanos de defensa, esta cañón aquí necesito el apoyo de un psiquiatra, neurólogo, fisiólogo, médico, sociólogo, psicólogo, para interpretar y aclarar un poco este punto, pero bueno continuamos.
Y porque no echarle en cara al fundador del universo, ese pequeño detalle, . ¿pero? ¿Realmente seriamos capaces de tan desfachada idea?
¡Reclamarle! al fundador del universo el hecho de haber programado la maquinaria humana para que funcionara en etapas, como la niñez, la adolescencia, la adultez, la vejez, donde cada una de ellas tiene un significado distinto en nuestras vidas, en cada una de ellas experimentamos diferentes vivencias y situaciones que las hacen únicas e irrepetibles.
El adolescente vive esta etapa, soportando los cambios biológicos, tratando de entender los psicológicos y adaptándose a los físicos, queriendo ser grande y ser tratado como chico, actuando de manera rebelde y pensando en ser sumiso, los granos de la cara, al verlos se horroriza, pues piensa que no los tenía y su cutis era liso, los bellos púbicos y de las axilas lo hacen sentir erizo, ya que se le clavan y le producen prurito, a las jovencitas los senos les van creciendo y su cuerpo les va cambiando, llamando la atención de grandes y de chicos, no quieren salir del cuarto ni tomarse fotos en ese tiempo, sienten una pena infundada y por cualquier cosa se sienten molestas, es el paso para dejar de ser niñas y convertirse en señoritas, antesala para ser mujercitas, ¡oh! Bendita juventud diría mi abuelo, esta hermosa juventud diría mi abuela, cada uno quizá extrañando lo que hicieron o pudieron haber hecho en esa etapa, ya que la adolescencia es el mejor momento en el que el cuerpo y el alma pueden realizar cualquier cosa, tienes un potencial que si en ese momento empiezas a desarrollarlo seguramente destacaras en cualquier actividad, sea deportiva, las artes, la música, la danza, el baile, lo intelectual, lo académico, lo científico, lo que sea que demande de ti poner en practica toda tu energía y vitalidad enfocada de forma positiva.
Pero también debemos decirlo aunque no nos guste, la adolescencia pone al joven ante situaciones adversas, tentaciones que lo pueden alejar del buen camino, alcohol, drogas, vagancia, deserción escolar, pérdida de valores, pandillerismo, se puede convertir en carne de cañón para aquellos que buscan aprovecharse de esta situación, los inducen y en muchos casos caen en las garras perversas de estas personas, misma vitalidad enfocada de forma negativa
También en esta falta de definición personal, el joven tiende a imitar y es común que lo haga
En la adolescencia el joven hombre o mujer, entran en una especie de rebeldía sintomática, todo le molesta, nada le acomoda, quienes antes eran tan indispensables para él, hoy pareciera que están en su contra y reniegan hasta de su presencia, empieza la competencia con otros jóvenes, medir la fuerza es característico en esta etapa, se fijan más en su arreglo personal, tratan de llamar la atención de las jovencitas o jovencitos de su edad,
Por ejemplo ¡las princesitas en zancos!, tremendos tacones para ganar altura y poder portar diminutos vestidos o faldas que apenas les cubren y las hacen parecer sendas mujeres, a las que solo las delata su mirada y carita angelical que esa si no pueden ocultar, aunque con el maquillaje la disfracen
A los galanes los distingue la ropa de marca ceñida al cuerpo y zapatos casuales, o las chanclas y el pantalón de mezclilla desgarrado con la playera de calavera o de un músico de rock, o con frases en inglés, en fin la idea de la moda en esa etapa va muy de la mano con la forma en que el adolescente manifiesta su forma de ser y de pensar, misma que va cambiando conforme se va dando el proceso de madurez.
La idea en estas líneas es compartirles y a la vez destacar que la adolescencia es una etapa de transición de la consciencia, es decir como en esta etapa el joven que ayer fue niño y que aún mantenía un fuerte lazo de dependencia con los padres, empieza a forcejear para romperlo e iniciar su independencia, de aquí la idea de crear puentes psicológicos para ayudarlo a transitar en este camino de su desarrollo y lo pase lo más sano posible, por decirlo de alguna manera sin abolladuras o traumas postraumáticos que le compliquen la vida adulta o se pierdan en el intento, como pasa con muchos jóvenes.
Los padres en esta etapa somos determinantes y considero es la prueba de fuego en nuestro quehacer de ejercer la paternidad, de ahí que las herramientas sugeridas para afrontar con éxito y sobre todo ayudarles a salir adelante, son; la sapiencia (sabiduría) y la paciencia, pero ¿qué son? y ¿cómo se aplican? nos hemos de preguntar, y la respuesta es indaguemos en el manual del buen padre, quien lo tenga que nos lo preste, mientras tanto busquemos en Wikipedia el significado de ambas.
La sabiduría es un carácter que se desarrolla con la aplicación de la inteligencia en la experiencia propia, obteniendo conclusiones que nos dan un mayor entendimiento, que a su vez nos capacitan para reflexionar, sacando conclusiones que nos dan discernimiento de la verdad, lo bueno y lo malo. La sabiduría y la moral se interrelacionan dando como resultado un individuo que actúa con buen juicio. Algunas veces se toma sabiduría como una forma especialmente bien desarrollada de sentido común.
En la Sabiduría se destaca el juicio sano basado en conocimiento y entendimiento; la aptitud de valerse del conocimiento con éxito, y el entendimiento para resolver problemas, evitar o impedir peligros, alcanzar ciertas metas, o aconsejar a otros. Es lo opuesto a la tontedad, la estupidez y la locura, y a menudo se contrasta con éstas.
La sabiduría toma sus referencias de lo que se denomina memoria a largo plazo. En otras palabras, lo vivido ha de haberse experimentado con suficiente frecuencia o intensidad como para que no se borre de nuestro recuerdo, se inserte en los esquemas de lo que consideramos bueno o malo y se tome en cuenta como parte de los procesos de supervivencia del individuo. El papel que juega este concepto en la selección natural es de vital importancia; aunque también impone una carga cuando el medio cambia y la memoria a largo plazo sólo rescata recuerdos que ya no son actuales, por lo que la edad, el envejecimiento y el desgaste neural suponen un handicap en la readaptación del individuo en cuestión, dificultando la inserción de los nuevos datos en dicha memoria, dilatando los tiempos de respuesta y poniendo en grave peligro la supervivencia del individuo en el medio cambiante.
La paciencia es la actitud que lleva al ser humano a poder soportar contratiempos y dificultades para conseguir algún bien.
Según la tradición filosófica, podría ser definida como:
"la constancia valerosa que se opone al mal, y a pesar de lo que sufra el hombre no se deja dominar por él"
Dicha palabra proviene del latín patio, que significa sufrir. De hecho el participio patiens se introdujo al castellano como paciente (en los hospitales) o "el que sufre".
La paciencia es un rasgo de personalidad madura. Es la virtud de quienes saben sufrir y tolerar las contrariedades y adversidades con fortaleza y sin lamentarse. Esto hace que las personas que tienen paciencia sepan esperar con calma a que las cosas sucedan, ya que piensan que las cosas que no dependan estrictamente de uno, se les debe otorgar tiempo.
Como vemos en la definición la sabiduría nos da la posibilidad de entender el porqué de los cambios que física y psicológicamente viven los jóvenes y poder entenderles y sobre todo orientarles y apoyarles a que ellos también lo entiendan por un lado, por otro y tal vez sea el más importante como son los cambios psicológicos, pues tienen que ver con la expresión de su personalidad y aquí lo difícil es que ellos entiendan que es una etapa transitoria, que no pueden dejar toda su vida en la adolescencia, pues como decimos coloquialmente se quieren comer el mundo solos y en un solo bocado, ¿cómo abordar con ellos este tema? ¿cómo hacerles ver que tienen mucho tiempo por delante?, y es aquí donde destaco la paciencia, como decía Kaliman, serenidad y paciencia, mucha paciencia querido amigo, si los padres debemos ser los Kalimanes de nuestros hijos, (quien no conozca, Kalimán fue un programa de radio y posterior historieta de origen mexicano, que narraba las aventuras del superhéroe Kalimán y su joven compañero Solin, descendiente de los faraones. Estuvo vigente entre 1963 y 1991. Su revista se vendió semanalmente durante 26 años sin interrupciones a lo largo de 1351 números consecutivos, difundiéndose más allá de las fronteras de su país de origen, por toda Centroamérica, algunos países sudamericanos y el Caribe), difícil si créanlo no es fácil, los jóvenes son energía que se puede mal o bien encauzar, mal encauzada riesgo de perderse en la fiesta como dicen, bien encauzada son potencialmente como decíamos los mejores deportistas, artistas, profesionistas, músicos, en fin cualquier actividad que los rete y proyecte a ser los mejores.
Lo primero que debemos tener en cuenta para entender mejor a los jóvenes en esta etapa, es estar consciente del contexto social en el que le toca vivir, y diferenciarlo del qué, a los padres nos tocó vivir, seguramente habrán diferencias importantes, y esas son las que nos den la pauta a seguir.
Es tiempo de resaltar que si queremos ayudar a los jóvenes a transitar de la mejor manera la etapa de la adolescencia, debemos de enseñarles a construir puentes para que les permitan no caer en esta etapa en los abismos de la inconsciencia, que aprendan a identificar sus capacidades y que acepten a verse como lo que son en ese momento seres en transición, en evolución en un periodo de cambios importantes en su ser, pero lo más importante es que nosotros su padres también lo hagamos, de tal forma que nos sensibilicemos de lo que para ellos representa su edad, canalizar esa energía "bruta" en actividades productivas, con objetivos y metas de corto y largo plazo que los rete a sacar lo mejor de ellos.
Como dice la sabiduría, actuar con inteligencia, partiendo de la experiencia propia, nadie nos va decir cómo hacer las cosas con nuestros hijos, normalmente son nuestras propias experiencias de vida, la forma en que fuimos educados, si vivimos con carencias o abundancia, son las cosas que estarán presentes al momento de educar u orientar a los jóvenes en esta etapa, resultado de cómo hemos venido educándolos desde que son niños, y de repente nos extrañamos del porque manifiestan algunas conductas que no consideramos adecuadas, momento de reflexionar y buscar el entendimiento, ya no la causa, sino la reflexión del porque y asumirla como una verdad que está sucediendo, debemos asumirla moralmente como buena o mala, mediante un juicio imparcial y lo que nuestro sentido común nos dicte en ese momento considerando todos los elementos del entorno en el que sucede, pues debemos eliminar todo aquello que este provocando el desajuste conductual del joven, pueden ser diferentes los elementos, come es tal vez el grupo de amistades, el uso de redes sociales, indiferencia o desinterés por sus cosas (error muy común), cuando un joven lo que más necesita es que lo escuchen.
Como ven no es nada fácil, la tarea es compleja ya que si le agregamos el hecho de que muchas parejas no se han podido poner de acuerdo, ni siquiera entre ellos, menos van a coincidir en cómo educar a sus hijos.
Un elemento más que falta agregar todavía, es la propia madurez o inmadurez que los padres hayan alcanzado proporcionalmente en la edad en que se encuentran sus hijos en la adolescencia, es decir padres en edades de 35 a 45 años dependiendo de la edad en que se hayan casado, o que sean hijos de padres divorciados, o si son huérfanos. Que decir de esto, como juega en la educación de un adolescente, pues es claro que si un padre o una madre no ha madurado lo suficiente y aun quiere seguir haciendo cosas de las que hacía de joven como andar en la fiesta y a la moda, o en algunos casos con infidelidades que causan estragos en los matrimonios, y desequilibra la familia repercutiendo principalmente en los hijos, situaciones que abonan haciendo aún más difícil la transición.
Ante esta situación no se trata de plantear un panorama desolador acerca de la adolescencia, simplemente quiero poner a su consideración esta reflexión y buscar que no echen en saco roto el considerar esta etapa de la adolescencia como una de las más importantes en el desarrollo del ser humano, pues si logramos definir junto con ellos los puentes psicológicos, que les ayuden a transitar de forma segura y sobre todo que puedan poner en perspectiva de su vida un mejor futuro más alentador, más sano psicológica y emocionalmente, de tal forma que en la edad adulta y cuando decidan formar una familia ellos sean los que forjen ahora la nueva generación de jóvenes sanos y motivados a dar lo mejor de sí en todos los ámbitos de su vida.
Sabemos que hoy las condiciones propias de la evolución de las especies los ponen en una perspectiva mucho muy diferente a la que tuvimos los padres, la era de la comunicación la información nos llega rápida y en cantidades desorbitantes, la tecnología nos afecta en nuestro desarrollo psicomotriz, pues pasan muchas horas en juegos o navegando en internet, las redes sociales les permite interactuar con un mayor número de personas a las cuales ni siquiera conoce o tiene referencia de quien es o cuales sean sus intenciones, en fin hoy lo que hagamos por los jóvenes será trascendente en su vida adulta y en la medida en que los blindemos con principios y valores morales y espirituales tendrán mayor posibilidad de ser mejores hombres o mujeres con un futuro alentador y que ellos también los puedan postergar en las nuevas generaciones a fin de preservar la especie humana lo más humana posible, antes de convertirse en humanoides o en androides que puedan incluso habitar en otros planetas.
Lo que hagamos hoy por ellos no estará de más y esto debe ser desde el principio desde que es un bebe, para que cundo llegue a la edad de la adolescencia tenga más oportunidad de transitarla lo más sano posible.
Dura tarea tienen adelante las nuevas generaciones de padres, las dudas surgirán, ¿cuál será la mejor forma de educarlos? ¿bajo qué principios éticos, morales o espirituales? ¿Qué patrones de conducta debemos reforzar, cuáles extinguir? Y así se irán generando las incertidumbres y planteando los retos que habrán de generar las estrategias para las nuevas generaciones. No la tienen fácil, sin embargo es el devenir de la vida y la prolongación de la especie humana.
El colofón a este tema es que conduzcamos a nuestros jóvenes a desarrollar al máximo sus capacidades, físicas y psicológicas que los pongan en la perspectiva del crecimiento y la madurez, precisamente construyéndole los puentes que los ayuden a transitar conscientemente la etapa de la adolescencia a sabiendas de lo difícil que es.
La opción es que con sabiduría y paciencia se logre en la medida de lo posible, aunque represente también para los padres el que lo hagan con mucho amor pero también con el compromiso de ser firmes y sobre todo requiere de los padres vivir un proceso de maduración, porque no olvidemos que también fueron jóvenes y quizá no tuvieron el mismo apoyo de sus padres o vivieron situaciones adversas en su juventud, que los hayan marcado y que obviamente tienen que hacer un doble esfuerzo para esta tarea, pues aparte de ver por ellos también tienen que ver por sus hijos.
Les deseo que esta aventura aparte de ser retadora, les sea sublime, les alimente el sentimiento paternal/maternal, y que juntos construyan los puentes por los que han de transitar sus hijos en búsqueda del crecimiento, desarrollo, madurez y la siguiente etapa de su vida.
Por una familia, por un corazón, por un plan de vida, por una vida plena, por un desarrollo integral, por un ser social, por un ser emocional pleno, por una identidad personal, por un ser libre, por un ser único, por un joven adolescente en su etapa de transición de la consciencia.
Autor:
Alejandro Sandoval Pérez