Las propiedades básicas de la Materia y las partículas elementales, constituyen, todavía hoy, un universo casi desconocido.
Hemos dado nombres y catalogado sus distintos componentes, sin poder precisar su origen y su génesis.
El enorme edificio de la Física y Química modernas se asienta sobre bases ignotas.
Nadie sabe con certeza que es un Electrón, un Protón, un Fotón, Masa, Gravedad, Energía, campo Eléctrico o Magnético, etc., etc.
Describirlos no es lo mismo que comprenderlos.
Pongamos un ejemplo que lo demuestra, clásico en el tema: El Efecto Fotoeléctrico, trabajo de Einstein, nada menos.
Allí se encuentran las definiciones que permiten comprender como se relacionan frecuencia de radiación electromagnética y emisión de electrones.
Pero nada se dice del mecanismo por el cual estas se producen. Einstein sale del paso adjudicando a una onda propiedades de partícula e inventando el Fotón.
La confusión todavía continúa.
La clave está en desentrañar el origen de las características básicas de las partículas elementales.
Para lo cual, la elección del modelo adecuado, a partir del que se desarrolle la investigación, es un punto clave.
En trabajos anteriores (ver) se postularon las teorías que sustentan esta exploración, basadas en el concepto del Electrón Anular y el Protón Multianular.
En ambos casos, (los únicos que corresponden a reales partículas elementales), es posible describir secuencias de procesos que nos permiten visualizar todo el conjunto de las características básicas.
El giro vorticial, a la velocidad de la Luz, de sus anillos compuestos de Cuantos de Protoenergía, provenientes de una Nube Cuántica Primordial, acompañados con sus respectivos campos Magnéticos y Eléctricos, trae como consecuencia la aparición de efectos Giroscópicos en el conjunto.
Y como derivación, la Masa Inercial y la Gravedad Celular.
Los diminutos giróscopos: Electrón Anular y Protón Multianular, que reproducen a micro escala las propiedades de los conocidos dispositivos macros, tienen sobre estos la ventaja de no presentar factores de pérdidas.
Tienen a su favor su movimiento eterno, la falta de rozamientos, de peso, etc. La ausencia de pérdidas energéticas.
La dificultad para explicar estas propiedades, al no reconocerse un sistema de referencia espacial, ha llevado a controversias, que se han zanjado dejando de lado toda investigación profunda y seria.
Hace un siglo atrás, cuando el concepto de Éter todavía estaba vigente, hubiese sido posible encontrar respuestas a los enigmas planteados por los giróscopos.
Ahora nos limitamos a explotar sus propiedades, sin indagar sobre los mecanismos ocultos de las mismas.
Un giróscopo se comporta como si estuviese referido a un campo de sostén o soporte espacial que no es de naturaleza gravitatoria, eléctrica o magnética.
Una vez puesto en movimiento y alcanzado su estado de inercia, no es viable, dentro de ciertos límites, influir sobre él. De allí sus sorprendentes cualidades.
Podemos entonces decir que en principio no es permisible la existencia de Masa Inercial (derivada del Efecto Giróscopo) sin fondo de referencia, sin Éter o Nube Cuántica Primordial.
En el plano macroscópico tenemos pruebas de que efectivamente es así.
En los últimos 50 años se han realizado múltiples ensayos y experimentos destinados a lograr construir dispositivos que anulen, total o parcialmente la gravedad, basados en sistemas que rotan campos magnéticos, eléctricos o electrones girando en círculo.
Cuando se tomaron medidas de la gravedad circundante, se encontraron valores disminuidos, hasta un máximo de 25%.
Lo que en principio demostraba la relación entre sistemas eléctricos o magnéticos rotantes y la gravedad, y al mismo tiempo nos indicaba que, en el plano macroscópico, los factores de pérdida y limitaciones prácticas constructivas, impedían sobre pasar esa cifra.
Era inevitable reconocer una profunda vinculación entre Giróscopo- Masa Inercial- Gravedad y extraer consecuencias teóricas.
No se hizo. Se guardaron los hallazgos bajo la alfombra.
Hoy reflotamos la controversia, dado que nos resulta indispensable replantear la relación mencionada, en función de seguir desarrollando el Nuevo Modelo Atómico.
Como se ha visto, este es la consecuencia de la teorización del Electrón Anular, primero y el Protón Multianular, después.
La secuencia de resultados, que no guardan contradicción entre sí y resuelven de manera simple, elegante y sin formalismos teóricos, los problemas planteados, no deja muchas dudas sobre el éxito futuro, (quizás muy futuro), de la nueva formulación.
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