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La inmigración en clave periodística

Partes: 1, 2

    1. Principales orígenes de la población inmigrante en España a 1 de enero de 2005
    2. Ruidos y distorsiones en la representación informativa de los inmigrantes
    3. Procedencia de las noticias
    4. Una mirada singular a las mujeres inmigrantes
    5. Otras variables

    En tiempos de globalización mediática, de ciudadanías multiculturales, de comunidades virtuales, de diversidad sociocultural, de desarrollo tecnológico, se mantiene más viva que nunca la apuesta por el conocimiento del otro, por la comunicación intercultural en el sentido amplio del término. El que una entidad geográfica sea pluricultural, no determina que en ella prevalezca la interculturalidad. Suele ser la excepción.

    Es cierto que todo el mundo se ha convertido en escenario de la movilidad internacional. Como señala Puyol, la multiplicación de los medios de comunicación, al posibilitar un mayor acceso a la información, abre nuevas expectativas para los potenciales migrantes de las áreas geográficas más desfavorecidas. Sociedades en movimiento y culturas en conflicto son el resultado de las migraciones en ocasiones voluntarias y en la mayoría de los casos forzadas por motivos económicos, pero también políticos, étnicos, medioambientales o por catástrofes naturales.

    La llegada de la inmigración a España se ha producido de un modo creciente en los últimos años. Entre otras motivaciones encontramos las geográficas, la puerta de Europa; lingüísticas, en el caso de los latinoamericanos o intraeuropea en una doble dimensión como salida de países de bajo nivel socioeconómico o como lugar de negocio – no siempre nítido -. Aunque las razones por las que llegan a España son principalmente de índole económica, la búsqueda de un trabajo aglutina a los inmigrantes en las zonas geográficas que demandan mayor mano de obra como Madrid, Barcelona, la costa mediterránea y los dos archipiélagos: Baleares y Canarias. Hoy, los inmigrantes extranjeros superan el 8,4 por ciento; es decir  son tres millones 691 mil personas, según el Instituto Nacional de Estadística.

    Principales orígenes de la población inmigrante en España a 1 de enero de 2005

    Marruecos      505.400 Ecuador          491.800 Rumania          314.300 Colombia        268.900 Reino Unido    224.800 Argentina        151.900

    Alemania        131.900

    Bolivia              96.800 China               86.700 Bulgaria            91.300 Brasil                53.700 Venezuela         48.700

    Fuente: INE, El País 28.04.05

    La población española aumentó en un solo año, 2004, en 770 mil personas. Precisamente como apunta Tomás Bárbulo en el Especial publicado con motivo de las 10.000 ediciones  de El País, "uno de los más radicales cambios de España en los últimos 28 años ha consistido en que ha pasado de ser un país del que emigraban decenas de miles de personas, en busca de trabajo, a convertirse en el Estado de la Unión Europea en el que llegan más inmigrantes en busca de unas condiciones de vida digna."

    Ruidos y distorsiones en la representación informativa de los inmigrantes

    El estudio de la inmigración remite a tres campos en la investigación en comunicación. El primero comprende el fenómeno de la representación comunicativa -sea informativa, persuasiva o de ficción- en los medios; el segundo, el acceso profesional, es decir la presencia de personas inmigrantes en las plantillas laborales; y el tercero engloba lo que denominamos medios propios, es decir, cuando los medios tradicionales son insuficientes para atender las demandas informativas específicas y  las poblaciones inmigrantes generan sus propios medios de comunicación. Actualmente, con la red esta posibilidad entronca con el periodismo participativo y sobre todo los blogs, sin olvidar otras formas en soportes más tradicionales, como programas de radio o publicaciones periódicas.

    En este caso nos centraremos en la representación informativa y los cambios más recientes. En la mayoría de los países europeos, en los que se ha producido una afluencia numerosa de inmigrantes, se reconocen tres fases, la primera de  exclusión, en la que las minorías son invisibles, no se plantean crisis ni problemas pero tampoco se les reconoce un estatus social. Esta situación la encontramos en España en el período de los años 80 de expansión socio-económica-; la segunda es la denominada de amenaza: las minorías son percibidas como amenaza al orden social. La crisis económica y el miedo se apoderan de la sociedad y las minorías se convierten en enemigo visible, culpable de los problemas y las frustraciones. Esta sería la fase de este país a finales de los 90.  Surge una serie de tópicos: cómo España está amenazada por una invasión migratoria, la inmigración entra en competencia con la mano de obra nacional y ejerce una presión a la baja respecto a los salarios, los inmigrantes se benefician indebidamente de las leyes sociales favorables, España provoca un efecto de llamada en los países pobres o la inmigración amenaza con alterar la identidad.

    Ya entrando en el siglo XXI nos encontramos en la tercera fase denominada de conflicto/integración en varios niveles: la aparición en los medios de información centrados en los procesos de integración de las minorías, como ciudadanos que se concretan en contenidos en torno a la convivencia, a los asuntos socioculturales como la educación, la sanidad, las manifestaciones culturales propias, el asociacionismo, contribución a la economía nacional, entre otras. La información sobre la inmigración es permanente y abundante, con mayor incidencia en aquellos territorios que cuentan un mayor volumen de inmigrantes, pero con una generalizada presencia mediática que combina en todas las secciones y géneros disponibles: sucesos, decisiones gubernamentales y parlamentarias, artículos de opinión, informes y encuestas.

    Durante mucho tiempo se pensó que la imagen proyectada por los medios influía en la interpretación social de la presencia de los grupos. Las teorías de la responsabilidad social y democrático-participativa defendían que los medios debían evitar todo lo que resultara ofensivo a las minorías étnicas o religiosas, y al ser pluralistas  podían  reflejar la diversidad de la sociedad, concediendo acceso a los distintos puntos de vista y al derecho de réplica.

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