- Introducción
- La organización territorial virreinal
- La creación del virreinato del Río de la Plata
- La pertenencia de la Patagonia al virreinato del Río de la Plata:
- Hipótesis de trabajo para el nuevo centenario
- Algunos antecedentes
- El combate del Cerro de la Caballada
- Casimiro Biguá "Cacique nombrado por el gobierno argentino"
- Dn. Luís Piedra Buena
- Trevelin; "La gesta de los galeses argentinos"
- La defensa de la "Laguna del Desierto"
- La solitaria defensa de las islas Malvinas
- La Antártica patagónica y argentina
- Propuesta de trabajo
- Agradecimientos
Los festejos del primer centenario de la Independencia nos encontró en un momento de prosperidad para las clases altas argentinas. La oligarquía ilustrada había definido que seríamos una república europea y ratificó la política de exterminio de " la barbarie" que venía desarrollando durante la última mitad del siglo XIX.
Poco quedaba por hacer en ese sentido después de las campañas militares de Mitre (Guerra de la Triple Alianza), de Alsina (Zanja de Alsina) y de Roca (Campañas del Desierto y del Chaco), auténticas campañas genocidas para indios y gauchos. Sólo quedarían por " domar" los proletarios urbanos y los nuevos trabajadores rurales. Así nos encontró 1910; blandiendo banderitas argentinas y españolas para saludar a una Infanta Isabel que más que nada representaba la decrepitud de un sistema que había sumido a España en la pobreza y en la ignorancia, mientras que el corazón de la economía nacional estaba en manos de empresas extranjeras que fueron diseñando caprichosamente nuestro desarrollo territorial según su propia conveniencia.
Todos ellos estuvieron presentes en los festejos, en los agasajos, en las grandes galas, mientras que el gran ausente fue el pobrerío, los trabajadores rurales, las empleadas domésticas, los obreros de los frigoríficos, de las curtiembres, las prostitutas, los estibadores portuarios; en suma, esa inmensa mayoría de seres anónimos que sostenían sobre sus hombros las veleidades y el despilfarro de unos pocos. Pretendo con este trabajo proponer, desde la Patagonia, una conversación a cerca del significado y trascendencia de este segundo centenario, o más bien, del nuevo siglo que comenzamos como Nación libre y soberana.
Conversación que pretende centrarse en el cuidado y manejo responsable de los capitales naturales y culturales que Dios nos ha prodigado en estas tierras, sobre el desarrollo sustentable de nuestros pueblos en sentido social, económico y político. Lejos de pretender ser un trabajo terminado, es una imperfecta recopilación de eventos y datos hilvanados con la intencionalidad de poner a la Patagonia en el centro del debate que los argentinos nos debemos, con la esperanza de que, con la colaboración de muchos, pueda ir creciendo y corrigiendo errores.
Me gustaría que en este nuevo centenario los invitados sean las gentes comunes, los que trabajan día a día silenciosamente, los que conservan la esperanza y la alegría, los que sienten, los que sufren y los que aman, "los hombres de buena voluntad" .
Me gustaría que este centenario sirva para fundar una nueva civilización en nuestra Latinoamérica, de dimensión humana y por lo tanto trascendente, moldeada sobre valores de humildad, de fraternidad, de libertad, de justicia, de equidad, de respecto y de paz, obstinadamente arraigada a nuestra tierra, como el " árbol bandera" de la Patagonia.
La organización territorial virreinal
Por real cédula del 1 de marzo de 1,543 fue creado el Virreinato del Perú, el que geográficamente abarcaba desde el Istmo de Panamá hasta el extremo sur de Sudamérica bordeando principalmente el Océano Pacífico y también parte del Océano Atlántico, respetando los límites establecidos en el Tratado de Tordesillas.
El Virreinato estaba dividido en Audiencias, gobernadas por un Presidente; comprendía originalmente las siguientes (se cita el año de creación)
Panamá (1538)
· Lima (1543)
Santa Fe de Bogotá (1548)
La Plata de los Charcas (1559)
· Quito (1563)
· Chile (1563-1573; 1606)
· Buenos Aires (1661-1672; 1776)
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