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Los derechos de los pacientes desde una bioética de los derechos humanos (página 2)


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§. Toda ética de los valores se ve obligada a presentar una tabla de los mismos. Aquí presentamos seis valores trascendentales para la bioética. Estos son la vida, la identidad, la integridad, la libertad, la salud, y el bienestar. La elección de seis valores y no más o menos u otros tiene un doble significado conceptual y pragmático. Desde el punto de vista conceptual se han elegido aquellos valores que conjugan a la vez un derecho humano básico, uno o más principios éticos y uno o más valores socioculturales, tomando como punto de partida, ya que se trata de hablar de "valores bioéticos" o "valores de la bioética" al valor Vida como punto de partida. Y dado que los valores piden apoyarse unos en otros, encontramos una sucesión lógica de la Vida en la Identidad y la Integridad como "valores ontológicos" o valoraciones sobre el ser si se quiere y por tanto más cercanos al "bios". Y por otro lado la Libertad, la Salud (entendida aquí como deber de atención de la salud) y el Bienestar ejemplifican bien creemos aquellos valores que podemos llamar "deontológicos" o valoraciones sobre el deber. Esta elección se hizo revisando los documentos sobre derechos humanos desde la Declaración Universal en adelante para observar cuáles eran los derechos humanos que se repetían como estructura central y viendo que varios de los derechos enunciados podían ser subsumidos bajo alguno de estos seis. Esta tabla se piensa en términos formales dado que se piensa que es posible aplicarla a distintas materialidades. Pero la jerarquía objetiva que pueda tener su ordenamiento no sirve más que como orientación al momento de tomar decisiones éticas que requieren valoraciones de los afectados. Es por esto que los seis valores son pensados como elementos que según los casos particulares toman mayor o menor relevancia. En ese sentido la salud –en tanto derecho a la atención- puede a veces tener menor relevancia que el bienestar o la calidad de vida –por ejemplo en el enfermo terminal que decide no tener más tratamiento y recibir sólo cuidados-. Para otros pacientes en cambio el valor de la vida resultará tan alto que toda atención que pueda procurar aunque sea un mínimo o dudoso beneficio deberá ser instrumentada. No obstante ello, se diferencia entonces la salud (como atención o concepción institucionalizada del actuar ante los estados de salud/ enfermedad) de los demás valores que son necesarios para una concepción más amplia o integral de Salud en tanto relacionada con los valores de la Vida, la Identidad, la Integridad (física, mental o social), la Libertad y el Bienestar. Y por otro lado si en todos los valores subyace un derecho humano básico como fundamento normativo, el hilo común de todos ellos ha de ser la justicia entendida como la práctica ciudadana o comunitaria acerca de lo que le es debido a cada miembro de la sociedad. Y esa justicia sólo será fundamental en la medida en que en sus razones pueda dar cuenta en modo armónico de ese conjunto de valores humanos trascendentales. Por eso es que junto a los derechos humanos concebimos a los principios éticos como valoraciones que por definición se ubican en una posición de obligaciones universales "prima facie" y por tanto sujetos a discusión en cuanto a su pretensión de obligación en un caso particular aunque nunca lo sean en su sentido universal. Y finalmente sostenemos a las reglas socioculturales como aquellas valoraciones subjetivas que no tienen pretensión de universalidad en su postulación y que a la vez son discutibles tanto en lo particular como en su generalidad misma. Sin embargo los derechos humanos básicos son precisamente las exigencias que recortan de manera efectiva a valores sociales y culturales por su negatividad y a los principios universales por su abstracción inefectiva.

§. Una bioética de los derechos humanos no debe dejar de exigir el reconocimiento institucional de aquellas acciones moralmente indicadas que al no realizarse ponen en discusión derechos humanos básicos. Pero tampoco debe ignorar la tensión a la que la propia historia cultural que los funda somete a su vez a los mismos derechos humanos impidiendo que se conviertan en principios abstractos. En el ámbito de la salud los derechos humanos fundamentales se ven problematizados cotidianamente. El derecho a la vida supone a veces el reclamo del derecho a morir en situaciones moralmente justificadas de suspensión de tratamientos de sostén vital; el derecho a la libertad implica en ocasiones el reclamo del derecho a no decidir acerca de prácticas médicas o el de ejercitar ese derecho mediante decisiones anticipadas y designación de subrogantes; el derecho a la integridad puede manifestarse como derecho a decidir acerca de intervenciones con daño físico pero prevención de la integridad vital, moral, psíquica o social; y el derecho a la identidad se convierte en algunos casos en derecho al cambio de identidad como en los recién nacidos de sexo ambiguo y en la transexualidad. Todo esto indica que el trabajar desde una bioética de los derechos humanos implica una gran responsabilidad y seriedad para no convertir ligeramente todo problema ético en salud en una cuestión de derechos humanos pero también para no claudicar en exigir el reconocimiento de aquellas obligaciones institucionales que en conciencia tenemos la convicción de que constituyen el marco referencial de una moral de mínimos para nuestro vivir en sociedad. Para alcanzar ese umbral, una bioética como la que hemos presentado debe promover la educación en valores para evitar la supuesta neutralidad de la ciencia, de la tecnología, de la economía y de la política. Y debe promover la educación porque la intuición emotiva de los valores es una capacidad que puede desarrollarse. Acaso el drama social que vivimos tiene que ver con una crisis moral en tanto crisis de valores. Pero si esto es así, y creo que sí, la fuente de nuestro drama brota no de la falta de discursos que son sobrados, sino de la ceguera moral a la que lleva la insensibilidad de la razón corrupta.

 

 

Autor:

Juan Carlos Tealdi

Enviado por:

Ing. Lic. Yunior Andrés Castillo S.

"NO A LA CULTURA DEL SECRETO, SI A LA LIBERTAD DE INFORMACION"?

Santiago de los Caballeros,

República Dominicana,

2015.

"DIOS, JUAN PABLO DUARTE Y JUAN BOSCH – POR SIEMPRE"?

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