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La comunicación educativa en el contexto de la universalización de la educación superior


Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. La comunicación educativa en el contexto de la universalización de la educación superior

    Resumen

    La contribución de las instituciones universitarias hoy día para que los estudiantes aprendan a ser y a convivir, constituye una de sus misiones esenciales y en esa dirección, las relaciones comunicativas que se producen en el marco del proceso docente-educativo, asumen una connotación especial. El trabajo está dirigido a la elaboración de una estrategia didáctica, asada en la dinámica de la simetría funcional comunicativa, que contribuya a minimizar las insuficiencias de los vínculos profesor-alumnos en este contexto. Los resultados de su introducción en la práctica, son una expresión de su alta significación teórico-práctica.

    El presente trabajo privilegia la simetría funcional como requisito necesario para que se produzca un proceso comunicativo eficaz, y resultar de indiscutible importancia en el logro de un proceso docente-educativo de excelencia. En este trabajo se analiza el proceso de la comunicación educativa en las relaciones profesor-alumnos, y específicamente la dinámica de la simetría funcional en la comunicación profesor-alumno.

    La comunicación es un proceso en el que se crece dentro de ella, por tanto, para crecer es necesario establecerlo.

    La comunicación educativa en el contexto de la universalización de la educación superior

    La comunicación es un proceso complejo, por lo que ser un buen comunicador no resulta nada fácil, aunque es posible desarrollarla a partir de un entrenamiento y de la actitud que asuma el profesor en su perfeccionamiento. En esto influyen las características de la personalidad de los interlocutores, así como habilidades que se  deben tener para garantizar la calidad del acto comunicativo.

    La universidad es considerada la institución social responsabilizada con el desarrollo al más alto nivel de los recursos humanos de cualquier país; además, es la que prepara a los profesionales para enfrentarlos a los crecientes retos en las esferas científico-técnicas y culturales.

    Dadas las actuales exigencias sociales, las instituciones universitarias en nuestro país tienen la misión de potenciar alumnos críticos, analíticos, innovadores y con un alto nivel de desarrollo de los valores humanos. En el ámbito de la docencia universitaria la formación tradicional, basada en la prevalencia de un flujo de información unidireccional desde el profesor a los estudiantes, resulta actualmente insuficiente.

    Las concepciones educativas actuales conciben el trabajo docente-educativo como un proceso comunicativo dialógico, donde deben prevalecer las relaciones horizontales entre docentes y estudiantes, y donde el alumno asume un papel activo y protagónico ante su propio desarrollo. Acentuar el carácter dialógico del proceso docente-educativo y del aprendizaje significa privilegiar su dimensión subjetiva, que aparece como resultado de la expresión diferenciada de los sujetos participantes en este proceso. Esto implica considerar los vínculos entre los aspectos emocionales y cognitivos en el aprendizaje. En tal sentido coincidimos con la aseveración emitida por Esther Báxter sobre el profesor, en la que plantea: «Su función no puede reducirse a impartir conocimientos, a ejercer autoridad en el aula, necesariamente además, tiene que relacionarse y comunicarse con sus alumnos y brindarles afecto y seguridad». (1) (Esther Báxter, 1999)

    Las evidentes insuficiencias expresadas en las relaciones profesores-alumnos en el ámbito universitario resultan altamente preocupantes dadas las exigencias de nuestro tiempo, referidas a la necesidad de aprender a convivir y a la impostergabilidad de que las instituciones universitarias contribuyan a formar seres humanos con amplias posibilidades de colaborar, trabajar en equipo y ser solidarios con sus semejantes. Se manifiesta que el modelo de comunicador que el profesor ofrece a los alumnos no siempre es el más adecuado. Se acentúa el carácter informativo de la comunicación minimizándose el papel de sus funciones afectiva y reguladora, de importancia capital en la formación integral del estudiante. Es innegable la significativa importancia que tiene la comunicación en la calidad del proceso docente-educativo. El alcance de una comunicación pedagógica eficaz es una auténtica aspiración para elevar la calidad de la educación en el ámbito universitario.

    La problemática comunicativa es diversa, se distingue por el enfoque que le asignan diferentes autores. Somos partidarios de la concepción de B. F. Lomov sobre la comunicación, el que al caracterizar la misma plantea: «… la comunicación es un proceso en extremo activo en el cual los elementos que participan en ella siempre lo hacen en condición de sujetos de ese proceso. En el proceso de comunicación las personas se relacionan tanto por vía verbal como no verbal (…) cada una de las partes implicadas en el mismo reflexiona, valora y expresa de manera activa sus propias conclusiones, vivencias, valoraciones…» (2) (Lomov, 1989). Consideramos muy importante este enfoque, ya que la comunicación es un proceso complejo, de carácter material y espiritual, social e interpersonal que posibilita el intercambio de información, la interacción y la influencia mutua en el comportamiento humano a partir de la capacidad simbólica del hombre. Asimismo se define la comunicación educativa como un proceso de interacción entre profesores y estudiantes, de estos entre sí y de la escuela con la comunidad, que tiene como finalidad crear un clima psicológico favorable para optimizar el intercambio y recreación de significados y sentidos que contribuyan al desarrollo de la personalidad de los participantes. No es solamente la comunicación que se da en el aula entre los profesores y los alumnos, sino es mucho más amplia, son las relaciones que se dan en la sociedad y en la institución. La creación de este clima de intercambio estimula y favorece el mejor desarrollo del proceso docente.

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