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Propuesta de análisis sociolingüístico del guarani ñe?e en el Paraguay


Partes: 1, 2

    1. Breves antecedentes del idioma Guarani
    2. Importancia socioeconómica del idioma Guarani
    3. El Guaraní en la Educación Paraguaya actual
    4. Estatus del idioma Guaraní en la actualidad
    5. Bilingüismo paraguayo: un conejillo actual incomprendido
    6. Futuro de la lengua Guarani en el Paraguay y Educación
    7. Conclusiones

    1) Breves antecedentes de la lengua y la cultura Guarani.

    Los Guarani, como pueblos, no son originarios de Paraguay. Sí los paraguayos de ellos.

    El "Guarani Ñe’ẽ ", la lengua Guarani o "Avañe’ẽ " (avá: persona; ñe’ẽ: habla, o sea, el habla del gentil, del ser humano en sociedad, por antonomasia, la lengua social), es un idioma de datación precolombina. El Guarani tiene profunda raigambre en la Sudamérica prehistórica, siendo su formación y conformación un producto de los contactos sociales de diversas familias lingüísticas nativas, básicamente Tupi-Guarani.

    El prof. Dr. González Torres, un intelectual de reconocida y sólida formación científica, ha sido en el país, y mejor Susnik, uno de los propulsores de la idea de las migraciones [1], ya esbozadas por varios otros científicos [2]. Se cifran al respecto las teorías de migración para el poblamiento de las Américas, cuya tercera ola migratoria haya sido supuestamente la polinésica[3], debiéndose haber formado las primeras comunidades hacia unos 15.000 a 10.000 años atrás.

    Al respecto, cabe señalar una referencia por parte del historiador paraguayo Roberto Romero[4] del reconocido historiógrafo connacional Julio Chaves quien en su "Compendio de Historia Paraguaya" de 1.958, refiere que los "caingag" habrían aparecido hacia 7.000 años en el Paraguay (estos serían láguidos, así llamados por pertenecer al tipo del hombre fósil hallado en Lagoa Santa, en el Brasil). El mismo Dr. Chaves al referirse a los apuntes referentes a las áreas de influencia sociogeográfica de los Guarani, en las ideas del ilustre antropofilólogo francés Alfred Mètreaux, expone que "se encuentran tribus pertenecientes a esta gran familia lingüística (en referencia al idioma Guarani), ante todo en el Brasil, Paraguay, en la Argentina, en Bolivia, en el Perú y en las Guayanas Francesas…"[5] Y cita el mismo francés haber identificado hasta 71 naciones tupi-guarani o naciones ‘guaranizadas’, que hablan Guarani o sus dialectos.

    En estudios antropológicos más recientes, los Dres. Luciana Pallestrini (arqueóloga italiana y coordinadora del proyecto), José A. Gómez Perasso (arqueólogo paraguayo) y Ana Castillo (geóloga paraguaya), han llevado a cabo el proyecto Leroi-Gourham en los llanos de Juan M. Frutos, adyacencias del distrito de Caballero, departamento de Paraguari (Paraguay), ubicado a un poco más de 100 km. al sureste de la capital, dentro de lo que geológicamente se considera "Valle de Ypacarai", publicando algunos de los resultados obtenidos[6]: en las excavaciones de superficies se hallaron cerámica, utensilios, herramientas y urnas funerarias por medio de diversas técnicas, determinándose por medio de la prueba del llamado Carbono 14, que en la zona han habitado los mismos homo sapiens sapiens, las "islas" de Frutos desde hace por lo menos 3.600 años antes, hasta la invasión española (pertenecientes al neolítico superior)[7].

    A este respecto, señalemos, las afirmaciones de Susnik: "…los tipos de cultura que nosotros tenemos en el Paraguay prehistórico, son dos: el paleolítico y el neolítico… los neolíticos superiores llegaron a un grado de cohesión sociopolítica…ya no era de simple producción de abundancia sino de verdadera superproducción…(que) permite la organización social, la manufactura deja de ser simplemente utilitaria para basarse en una verdadera organización del trabajo de la manufactura como oficio, con clases sociales, con presencia del comercio, del intercambio, etc…"[8]

    En resumen, el legado cultural material guaranítico es escaso, debido al semi nomadismo de sus pueblos (cultura recolectora y depredadora del paleolítico superior, hacia 6.000 años antes y luego productora, semi organizada y proto comercial, hacia 3.600 a 2.000 años antes), siendo sus principales legados los culturales inmateriales: el profundo conocimiento medicinal de la herborística (pohã ñana: o medicina de yuyos curativos) y la lengua Guarani, tan extensamente difundida en gran parte de la Sudamérica precolombina, al norte desde el mar Caribe (se cree que proveniente de la voz Guarani Karaivé, una de las formas del Dios tupi-guaranítico) hasta el Rió de la Plata, al sur, y desde las ramificaciones de las cordilleras andinas al oeste, hasta el océano Atlántico, al este. Tanto así, que los antiguos invasores europeos, principalmente ibéricos, la denominaron en portugués a lingua geral (la lengua general)[9], debido a que era común hallar no sólo naciones tupi-guaraníticas sino pueblos guaranizados o que utilizaban al Guarani como lengua de intercontacto. El pueblo tupi (proto-tupina) quedaron entre la zona amazónica y atlántica; el pueblo Guarani (proto-mby’a, proto-cario), se trasladaron más al sur.

    2) Importancia socioeconómica del idioma Guarani.

    El Guarani es la marca antonomásica del Paraguay, desde todos los tiempos. El destino, si existiere, o la historia han querido que sea el idioma social (avañe’ẽ) que aúne y divida a los paraguayos. Para muchos, la voz Guarani, significaría ‘guerrero, luchador’ (de guariní).

    El 15 de agosto de 1.536 (a apenas doce años después de la llegada pedestre oficial de un europeo, el español Alejo García; y a ocho de la llegada navegada por el río Paraguay, del centro-europeo Sebastián Cabot o Gaboto según otros), el capitán Juan de Ayolas, lugarteniente del reino y también en su llegada por el mismo cauce de agua, había sido rechazado con un ataque dirigido por dos Mburuvichá (jefes o líderes de comunidad): Lambaré y Ñanduá. Exactamente un año después, Salazar fundaba la capital, Asunción, según los conquistadores, en ‘otro’ ambiente.

    El sentimiento de pertenencia del paraguayo como tal, demuestra que en su uso cotidiano, la alegría, la frustración, el orgullo, el revés o cualquier otro, se denotaba en su profundo techaga’u o añoranza, más aún si se encontraba lejos de su hogar y de su patria. Al respecto, nos permitimos transcribir un fragmento del descriptivo poema[10]:

    "Hi’ãnte chéve aveve

    aguejymi nerendápe,

    añe’ẽmi ndapysápe

    che’angapyhyha peve.

    (…) Añenórõ ake haĝua

    neñe’ẽ chemyangekói,

    hi’ãvaicha cherenói

    nendive aimemi haĝua.

    (…) Ama’ẽrõ nderehe

    remimbi cheresa yképe,

    ha amo kuarahy reiképe,

    che’ãhomi nderehe."

    "Rohechaga’u" (Te añoro), de Marcelino Pérez Martínez (1.881–1.912).

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