A partir de aquí, la sociología se concebirá a sí misma como una disciplina que no sólo estudia fenómenos sociales objetivos (estructuras, instituciones, acontecimientos) sino también subjetivos (intenciones, creencias y concepciones que explican los comportamientos de los seres humanos portadores de significados).
Acción humana Sólo una parte del comportamiento humano es acción humana según Max Weber: aquel comportamiento al que se atribuye un significado. Quedan fuera de la acción humana las conductas puramente reactivas, no intencionales, y los procesos biológicos a los que los sujetos no atribuyen significado.
Acción social, siempre según Weber La acción social es aquella parte de la acción humana que está referida al comportamiento de los otros: el agente organiza su comportamiento de acuerdo con la expectativa de que los otros se comporten de cierta manera. Casi todo el comportamiento humano es acción social.
Acciones que tienen sentido para los sujetos “Hay que suponer la subjetividad de la acción social [vale decir, su racionalidad mínima] pues, si no, los actos y acciones sociales de los hombres se hacen ininteligibles. Que la acción arranca de una base subjetiva y que es de naturaleza teleológica, intencional –es decir, que posee un sentido en la conciencia de sus protagonistas– es una hipótesis tan útil como necesaria para la investigación de la realidad social.” Salvador Giner, Sociología, Península, Barcelona 1988, p. 46.
Cuatro tipos de acción social según Weber: Acción racional-instrumental (zweckrational, acción orientada por fines; se juzga según criterios de eficacia). Lo determinante son los INTERESES. Acción orientada por valores (wertrational, despreocupada por los fines). VALORES Acción tradicional (acciones de hábito, costumbre y rutina social). COSTUMBRES Acción emocional (guiada por emociones y pasiones como la envidia, el amor, la ambición…). PASIONES
La síntesis de los sociólogos clásicos, según Giner: 1. Toda acción posee, para su autor, un significado subjetivo e intencional. 2. No puede ser explicada racionalmente por quienes observan y analizan su desarrollo si tal significado no es tenido en cuenta. 3. La explicación es posible, además, porque los seres humanos suelen actuar racionalmente (es decir, de acuerdo con su interpretación de la situación en la que se encuentran). Una acción es, además, social si su intencionalidad tiene en cuenta la existencia de otro u otros seres humanos. Salvador Giner, “Intenciones humanas, estructuras sociales: para una lógica situacional”, en Manuel Cruz (coord.), Acción humana, Ariel, Barcelona 1997, p. 38.
Cuatro ámbitos motivacionales de la conducta humana A. Creencias (aseveraciones cognoscitivas sobre algún aspecto del mundo) B. Necesidades y pasiones (disposiciones que urgen ciertas satisfacciones de bienestar físico, anímico o moral) C. Intereses (metas y objetivos de conducta, más concretos que las necesidades y pasiones, de las cuales son en gran parte expresión) D. Intenciones (proyectos de logro de B y C, según las restricciones que impone A). Salvador Giner, “Intenciones humanas, estructuras sociales: para una lógica situacional”, en Manuel Cruz (coord.), Acción humana, Ariel, Barcelona 1997, p. 43-44.
En la explicación sociológica de la acción… Necesidades, pasiones e intereses deben invocarse muy parsimoniosamente en el análisis sociológico de la conducta humana, por lo difíciles que son de objetivar. En cambio, creencias e intenciones pueden objetivarse más fácilmente. Cf. Giner, op. cit., p. 46-53. Las creencias tienden a ser estructurales, y las intenciones individuales.
Los elementos objetivables de la acción, en suma: Creencias Intenciones Recursos, oportunidades y restricciones (las circunstancias; cf. el “yo soy yo y mi circunstancia” de Ortega). En cambio, necesidades, pasiones, intereses y valores no son fácilmente objetivables. Más que funcionar como variables explicativas en sociología, han de ser objeto de explicación.
Lógica situacional “La lógica situacional consiste en la explicación causal de la acción humana mediante el análisis del proceso que se produce entre sus condiciones de vida y las intenciones racionales que la inspiran.” Salvador Giner, “Intenciones humanas, estructuras sociales: para una lógica situacional”, en Manuel Cruz (coord.), Acción humana, Ariel, Barcelona 1997, p. 27 Explicación de la acción humana intencional según los recursos y las oportunidades disponibles. La noción viene de Karl Popper. Una definición sencilla, de I.C. Jarvie: lógica situacional es explicación del comportamiento humano como intentos de alcanzar metas con medios limitados. I.C. Jarvie, Concepts and Society, Routledge, Londres 1972, p. 5.
Dualidad de la acción humana Toda acción humana está situada. Intención y estructura son inseparables. “Nuestras interacciones no ocurren, contra lo que consideran algunos estudiosos, sólo al micronivel, como si estuviéramos desgajados de las estructuras. No sólo en nuestro trabajo, sino también en las rutinas de la vida cotidiana unos tenemos menos poder que otros; (…) unos representan poderes públicos frente a ciudadanos privados que no los poseen; y así sucesivamente.” Salvador Giner, “Intenciones humanas, estructuras sociales: para una lógica situacional”, en Manuel Cruz (coord.), Acción humana, Ariel, Barcelona 1997, p. 36. El nivel micro y el macro se funden; no deberíamos separarlos.
Estructura de la acción según Jon Elster Una manera sencilla de explicar la acción es verla como el producto de dos operaciones sucesivas de filtración. Primer filtro: todas las restricciones físicas, psíquicas, económicas o legales que enfrenta el agente. Las acciones coherentes con esas restricciones forman su conjunto de oportunidad (un subconjunto de todas las acciones abstractamente posibles).
El doble filtro Segundo filtro: mecanismo que determina qué acción, dentro del conjunto de oportunidad, será realizada realmente. Los dos principales mecanismos: elección racional y normas sociales. Desde esta perspectiva, la acción humana se explica en función de oportunidades, preferencias y normas. Cf. Jon Elster, Tuercas y tornillos, Gedisa, Barcelona 1990, p. 23-24. Hay nueva edición muy aumentada: La explicación del comportamiento social –Más tuercas y tornillos para las ciencias sociales, Gedisa, Barcelona 2010. En realidad, con esto no nos hallamos lejos de la “lógica de la situación” antes analizada.
Las oportunidades son más básicas que las preferencias “Las oportunidades son más básicas que los deseos en un aspecto: son más fáciles de observar, no sólo por el científico social sino por otros individuos de la sociedad. En la estrategia militar un aforismo básico es que se deben hacer los propios planes sobre la base de la capacidad (verificable) del oponente, no de sus intenciones (inverificables). A menudo esto significará planificar según la suposición del peor caso: el oponente nos perjudicará si puede hacerlo. Si cada lado planifica sobre la base de la capacidad del otro lado y sabe que éste está haciendo otro tanto, las reales preferencias de cada lado pueden no importar demasiado.” Elster, op. cit., p. 25.
Una segunda razón: suele ser más fácil cambiar las circunstancias y las oportunidades de la gente que su manera de pensar. Además, por otra parte, el mejor modo de cambiar la forma de pensar puede ser cambiar las circunstancias (aquí intervienen los mecanismos de reducción de disonancia cognitiva).
¿La penuria, madre de la revuelta? Preferencias y oportunidades varían a veces con independencia; pero también pueden estar ligados de varias maneras. Por ejemplo: ¿la penuria sería la madre de la revuelta? Por una parte, cuando la gente está en malas condiciones es alta la motivación para rebelarse (preferencias). Pero en condiciones de penuria los recursos para la revuelta son escasos (oportunidades).
La penuria, por tanto, afecta simultáneamente tanto a las preferencias como a las oportunidades; y no resulta fácil predecir de qué forma. “La participación en la acción colectiva requiere capacidad para tomar parte del tiempo dedicado directamente a actividades productivas, pero eso es exactamente lo que no puede permitirse el obrero o el campesino empobrecido. El campesino o el obrero medio que han logrado ahorrar algo pueden permitirse participar en una rebelión o una huelga, pero su motivación es menos aguda.”
“Como la innovación real y la participación real dependen tanto de los deseos como de las oportunidades y dado que estos varían en direcciones opuestas en circunstancias de penuria, no podemos señalar a priori qué nivel de penuria tiene más posibilidades de favorecer el efecto en cuestión.” Jon Elster, Tuercas y tornillos, Gedisa, Barcelona 1990, p. 27.
Privación absoluta y privación relativa Según el punto de vista más consolidado en la sociología moderna, la conflictividad estalla no tanto por las carencias básicas o las necesidades insatisfechas de los más desfavorecidos (privación absoluta) como por la frustración de las expectativas crecientes que abrigan los grupos en ascenso social (privación relativa).
Las oportunidades pueden afectar a las preferencias Situación de las uvas verdes: la gente deja de desear lo que no puede obtener, como en la fábula de la zorra y las uvas. Aquí opera el mecanismo de la reducción de disonancia cognitiva.
Y a veces las preferencias afectan a las oportunidades A veces, estará en el interés del agente reducir el conjunto de opciones de que dispone. Por ejemplo: Debilidad de la voluntad: Ulises y las sirenas. Interacción estratégica: quemar las naves.
Complejidad extrema del objeto de estudio Cuando preguntaban a Albert Einstein por qué había sido posible descubrir los átomos, pero no la forma de controlarlos, el gran físico respondía: “Muy sencillo, amigo mío: porque la política es más difícil que la física.” Peter Galison, “La ecuación del sextante E=mc2”, en Graham Farmelo (ed.), Fórmulas elegantes. Grandes ecuaciones de la ciencia moderna, Tusquets, Barcelona 2004, p. 79. El estudio de los sistemas sociales es más difícil que el de los sistemas naturales.
Ya lo decía Montesquieu: “La mayor parte de los efectos llegan por vías tan singulares, y dependen de razones tan imperceptibles o lejanas, que no podemos preverlos.” Traité des devoirs, 1725
Subrayemos la importancia de los efectos no deseados “Hay que haber vivido mucho tiempo en medio de los partidos y dentro del torbellino mismo en que ellos se mueven, para comprender hasta qué punto los hombres se empujan mutuamente más allá de sus propios designios y cómo el destino de este mundo marcha por efecto –pero, muchas veces, a redropelo– de los deseos de todos los que los forjan, como la cometa que se eleva por la acción contraria del viento y de la cuerda.” Alexis de Tocqueville, Recuerdos de la Revolución de 1848, Trotta, Madrid 1994, p. 47.
Efectos de agregación y consecuencias inesperadas “Retengamos esta idea: la sociología busca las consecuencias involuntarias e inesperadas que tienen las acciones humanas en la sociedad.” Antonio Izquierdo Escribano, Fundamentos de sociología, Playor, Madrid 1985, p. 19 ¿Qué ocurre? “Los fenómenos sociales son efectos de agregación, y estos efectos pueden no ser buscados por los actores”. Raymond Boudon, La logique du social, Hachette, París 1979, p. 14. Ejemplos sencillos: el ahorrador que retira su dinero de un banco; el festejador que grita “fuego” en una discoteca abarrotada…
Resultados no intencionales Dicho de otra manera: muchos fenómenos sociales pueden ser, a través de la agregación, resultados no intencionales de acciones intencionales. Esto lo han visto muchos sociólogos, incluyendo los clásicos como Max Weber (quien lo llamó la paradoja de las consecuencias) o Karl Marx (“los seres humanos hacen la historia, pero no saben que la hacen”). Raymond Boudon habló de los efectos perversos de la acción social.
Las determinaciones del pasado “Los seres humanos hacen su propia historia, pero no la hacen a su libre arbitrio, bajo circunstancias elegidas por ellos mismos, sino bajo aquellas circunstancias con que se encuentran directamente, que existen y les han sido legadas por el pasado. La tradición de todas las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos.” Karl Marx, El 18 Brumario de Luis Bonaparte, Espasa Calpe (col. Austral), Madrid 1985, p. 241.
Otra formulación célebre es la de Adam Ferguson: “La historia es el resultado de la acción humana y no de la intención humana.” En inglés: “…the result of human action but not of human design”. Adam Ferguson, Essay on the History of Civil Society, Edinburgh University Press 1966, p. 122. Y un breve poema de Mathias Schreiber titulado DEMOCRACIA: “Yo quiero/ tú quieres/ él quiere/ lo que nosotros queremos/ sucede/ pero lo que sucede/ no lo quiere ninguno de nosotros” Véase el cap. 10 de Tuercas y tornillos de Jon Elster (Gedisa, Barcelona 1990).
La causalidad ¿no es una categoría de la acción social? “Aquellos desarrollos que a posteriori parecen causales, consecuentes o incluso inevitables, en el tiempo en el que transcurrió la acción social surgieron de un modo casual, sinuoso o autopotenciador, y siempre se podrían haber dado de otro modo. De ahí que sea necesario desprenderse por completo de la idea de que la causalidad es una categoría de la acción social.” Harald Welzer: Guerras climáticas. Por qué mataremos (y nos matarán) en el siglo XXI, Katz, Buenos Aires/ Madrid 2011, p. 143.
Acción social: ¿no causal, sino recursiva? “En los procesos sociales, B no se desprende de A. Cuando las personas actúan de manera conjunta o enfrentada, lo que resulta más determinante es la capacidad de interpretar, anticipar y adelantarse a las intenciones del otro. Por eso un hipotético B siempre está contenido en A, y uno de los actores es parte de la percepción del otro actor.”
“Por eso la acción social no se desarrolla como una cadena de acciones a-b-c-d-e, etc., ni tampoco como una secuencia de acción y reacción, sino como un desarrollo de relaciones. Sin embargo, no es en absoluto necesario que a estas relaciones subyazgan imágenes racionales o realistas del otro; más aún, es probable que muy rara vez ése sea el caso.”
“Pero de un modo absolutamente independiente de ello, esas percepciones, interpretaciones y acciones recíprocas van modificando las relaciones entre los actores, y en el próximo movimiento el juego continúa., Es decir que la acción social no es causal, sino recursiva, y precisamente por eso suele terminar en algo que se desvía de los planes originales.” Harald Welzer: Guerras climáticas. Por qué mataremos (y nos matarán) en el siglo XXI, Katz, Buenos Aires/ Madrid 2011, p. 144.
Una exageración… Pero llama la atención sobre algo importante Welzer exagera, desde luego. Hay causas y efectos –también en el ámbito de la acción social. Pero nos llama la atención sobre algo importante: las sociedades humanas son sistemas (y la “mirada sistémica” se fija sobre todo en las retroalimentaciones, autopotenciaciones, etc) y la acción social es intencional. La complejidad que resulta de ello será a menudo casi inextricable.
Algunas de las mejores cosas de la vida entran en esta categoría de resultados no intencionales “También los Cantos [de Ezra Pound] me habían dejado frío. El error principal era un viejo error: la búsqueda de la belleza. Alguien como él, después de haber vivido tantos años en Italia, tenía que haberse dado cuenta de que la belleza no puede ser programada, siendo siempre el efecto secundario de otras búsquedas, muchas veces muy normales.” Joseph Brodsky [cf. la noción de serendipidad] “Los hombres sobreviven y se reproducen mediante acciones intencionales. Alcanzamos la felicidad y nos sentimos realizados yendo en pos de nuestros objetivos y alcanzándolos. En términos evolutivos, podríamos decir que la felicidad funciona como una recompensa interna por nuestros logros. (…) Nuestra propia felicidad es un subproducto del intento de alcanzar algo más, y no algo que se obtenga poniéndonos como meta la felicidad solamente.” Peter Singer, Ética práctica, Ariel, Barcelona 1991, p. 269.
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