Pequeño manual del trabajo titiritesco en el chímpete chámpata
La fundación
El CHÍMPETE CHÁMPATA fue fundado el 15 de mayo del año 1969 por Laura Antillano y Luz Marina Gutiérrez; desde el año 1972 se ubicó en la actual sede de Grano de Oro, por mucho tiempo llamada "La Casita"; a Blas Perozo Naveda, se debe el nombre de la agrupación, extraído de una obra de títeres de Javier Villafañe; Teresita Ojeda, Fanny Acosta, Aristóteles Soto, Jesús Cendrós, Cósimo Mandrilo, Carlos Aguirre Fulcado, fueron miembros de esa primera generación; también se integraron, en diferentes épocas: Lía Bermúdez, Yasmina Jiménez, Marina Conde (qepd), Enrique León, Carlos Pérez, Richard Uzcátegui, Jorge Vivas, José Alburguez, Raiza Rincón, Arelys Perdomo, entre otros; ha recibido los aportes técnicos y estéticos de hombres y mujeres como Luis Luksic, Javier Villafañe, Fabián de León, Francisco Bellorín, Luis Cuevas y Homero Montes.
En la actualidad, se denomina TEATRO DE TITERES PARQUE INFANTIL CHIMPETE CHAMPATA; cuenta con un espacio propio: con 2 salas, taller de construcción de títeres, parques y jardines, áreas de juego y administrativas. Su elenco lo conforman: Lisbeth Camba, Elizabeth Luque, Gabriel Solís, Larry Peña; en la parte administrativa Cecilia Silvera y Yurima Matoa; Vidal Julio en mantenimiento; Daniel García, titiritero colaborador; Alexis Andarcia, Director.
De los Títeres
Los títeres son actores; quizás el único actor cuyo personaje nace con él; tiene la paradoja de representar para siempre algo que no es; por eso, se puede definir al títere como una metáfora; de allí su relación con la poesía y su fecundidad de imágenes.
Establecemos una diferencia entre "muñecos" y "títeres"; un muñeco puede no ser realizado con fines de representación escénica; los títeres sí; de esta manera, un títere se realiza en la puesta en escena, en la actuación para un público.
El teatro de títeres es y será siempre la metáfora del hombre; sus misterios, creencias, mitos, alegrías y tristezas; frustraciones y logros; derrotas y victorias, amor y desamor; en palabras de Eugene Ionesco "…el espectáculo del mundo mismo, no usual, improbable, pero más verdadero que la verdad; que se me presentaba, en una forma infinitamente simplificada y caricaturizada; como para subrayar su grotesca y brutal verdad".
Aún cuando existen técnicas, estilos y finalidades distintas, nos identificamos con una propuesta ¿social?; si por "social" entendemos coadyuvar a consolidar la ciudadanía como formula para la convivencia y edificación de la humanidad.
Pero, ello no implica un teatro de títeres realista; por el contrario, nuestro concepto gira en torno a un planteamiento mágico; teatralmente, nos interesa lo que podría ser o suceder, no lo que es o sucede; en ese sentido tomamos distancia de los modelos que la realidad impone; de la aparente superficialidad y monotonía cotidiana; pero, sin ausentarnos de ella; el método es combinar situaciones y objetos reales con situaciones y objetos imaginarios, grotescos, contradictorios y absurdos; cabría reflexionar, si la realidad no es acaso tan sorprendente como la ficción.
- Una obra de títeres debe buscar el equilibrio entre la recreación, la estética y la función pedagógica.
Debe ser recreativa; cumplir con el principio lúdico del ser humano: el juego es un ensayo para la vida; ello es así, incluso para otras especies; en nuestro caso, a través del juego nos hacemos humanos.
En principio, se va al teatro, al cine, a la danza, a recrearse; en busca de una situación que nos distancie un tanto de la cotidianidad y nos proyecte en otras realidades posibles; sin ausencias, sin evasiones, pero con la distancia necesaria para que se genere el milagro de la imaginación; más aún, el de la crítica, como producción inherente a la realidad ficcional y relativamente autónoma del arte, como parte de la totalidad social.
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