En el comienzo del siglo 21, la humanidad se ha convertido en una especie predominantemente urbana y este desarrollo histórico representa un cambio fundamental y sistemática en la relación entre el hombre y la naturaleza. Las actividades económicas urbanas representan el 55 por ciento del PNB en los países menos desarrollados, el 73 por ciento en los países de ingresos medios y 85 por ciento en los más desarrollados países.
Las ciudades modernas se caracterizan por la concentración de actividades económicas e intensa interacción humana (Metropolitanizacion). Esto se refleja en los altos niveles promedio de consumo per capita y en el suministro eficiente de una gran variedad de servicios a un costo relativamente bajo. Pero los impactos ambientales que llevan implícito estas ciudades son de gran preocupación. Aparte de un cuasi monopolio en el uso de bienes, especialmente de combustibles fósiles. La población que habita en zonas no rurales consume en la actualidad casi la mitad de la capacidad fotosintetica anual.
Desde la revolución industrial el proceso de urbanización se ha convertido cada vez más en un uso intensivo de los recursos, lo cual contribuye significativamente al cambio climático, la pérdida de carbono del suelo, la fertilidad natural de los campos agrícolas, y la pérdida de la biodiversidad en todo el mundo. El apetito voraz de nuestros estilos de vida de los combustibles fósiles alimentado por los recursos de los ecosistemas del mundo tiene consecuencias graves para toda la vida en la Tierra, incluida la vida humana.
Las ciudades han desarrollado hábitos de consumo de recursos y de eliminación de residuos que muestran poca preocupación por las consecuencias. Abordar este problema es la tarea principal de este trabajo.
Mientras más grande y más rica es la ciudad, más se tiende a recurrir a la generosidad de la naturaleza de todo el mundo en lugar de su propia zona de influencia local. Los impactos humanos sobre los ecosistemas del mundo y los paisajes están dominados por la huella ecológica de las ciudades que ahora se extienden por gran parte de la Tierra. Pueden ser cientos de veces más grande que las propias ciudades. En un mundo urbanizado, las ciudades necesitan cambiar rápidamente a energías renovables y ayudar activamente a restaurar los ecosistemas dañados. La WWF en sus informes de "Planeta Vivo" indica que en los últimos 30 años la tercera parte del mundo natural (ecosistema) ha sido destruido.
Ayudar a revertir el curso de colisión entre el hombre y la naturaleza es un nuevo reto para la humanidad, donde los políticos, planificadores y administradores, arquitectos, ingenieros civiles y los mismos habitantes de la ciudad, tienen mucho que aportar.
El reto hoy en día ya no es sólo crear ciudades sostenibles, sino que realmente las ciudades se regeneren, lo cual no solo es reducir sus emisiones de CO2, sino que mejoren positivamente sus recursos autóctonos y los que importan en la prestación de los servicios urbanos.
Una amplia gama de soluciones técnicas y de gestión para este fin ya están disponibles, pero hasta ahora la aplicación ha sido demasiado lenta y poca. Más importante aún, los cambios de transformación que se requieren para hacer ciudades a regenerativas son estrategias de largo alcance y de planificación a largo plazo en comparación con los compromisos a corto plazo, y las soluciones coyunturales que caracterizan a la mayoría de nuestros sistemas de toma de decisiones políticas en todos los ámbitos de gobierno.
En varios países han sido creadas las Asociaciones de Regeneración Urbana para hacerle frente a problemas como la des industrialización, la despoblación, la congestión, el envejecimiento de la infraestructura y el uso eficiente de la energía.
Pero el concepto de regeneración de las ciudades va más allá, al tratar de abordar la relación entre las ciudades y sus zonas de influencia que las abastecen con agua, alimentos, madera y otros recursos vitales. Hay que volver a enriquecer dichas zonas, y esto incluye medidas para aumentar su capacidad de absorber las emisiones de carbono.
Crear una relación de regeneración entre las ciudades, sus zonas de influencia local y el resto del mundo, significa el aprovechamiento de nuevas oportunidades en los mercados financieros, la tecnología, la política y la práctica empresarial. La regeneración urbana adquiere así el sentido de la eco-regeneración.
La creación de ciudades regenerativas significa principalmente una cosa: Inicio de estrategias integrales de políticas financieras y tecnológicas para mejorar el ambiente, la relación entre las ciudades y la restauración de los ecosistemas de los cuales obtienen los recursos para su sustento.
La revolución industrial provocó una explosión de crecimiento urbano (Petrópolis) que continúa hasta nuestros días. La tecnología de las máquinas de vapor permitió la concentración sin precedentes de las actividades industriales en los centros urbanos.
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