En líneas generales, podemos distinguir morfológicamente dos tipos de manifestaciones arquitectónicas en los monasterios cristianos: la geométrica y la orgánica. A la primera, pertenecen los monasterios occidentales, y a la segunda, los orientales. Históricamente estos dos sentidos (11) se desarrollan de la siguiente manera: como disposición geométrica se considera a la Romana, la cual toma en cuenta la necesidad y la funcionalidad, pero por sobretodo depende de un dominio general de la forma-signigicado que la acompaña a cualquier implantación. Contrariamente, la Griega -con sus propios canones para cada caso- se la considera más visual y con más disposición orgánica, lo que, como particularidad propia la hace mucho más natural y autónoma. La forma geométrica ignora de algún modo las propiedades del lugar (site) establecido, y por extensión, contrastan con el paisaje (landscape), mientras que la orgánica es parte armónica del territorio (site). La forma geométrica con la imponente característica de sus líneas rectas se materializa en antagonismo con la naturaleza, la cual, no reconoce líneas rígidas. La forma geométrica se impone a la naturaleza, al contrario de la orgánica que se adapta a las variantes topográficas, reconociendo y utilizando las particularidades del terreno. Además, la forma orgánica reconoce la mutua relación (interrelation) exsistente entre el hombre y el medio ambiente, del cual él mismo, ecológicamente forma parte. Con este espíritu de conservación que predomina siempre, el diseñador orgánico sabe que la naturaleza dispone de una belleza propia, sobre la cual, una intervención cuidadosa puede lograr valores plásticos, de modo que el edificio en armonía con la naturaleza exalte su valor. Más bien, en ciertos casos, podríamos sostener lo siguiente: aquello que es desventaja para las inflexibilidades de las formas geométricas, es ventaja para la flexibilidad de la formas orgánicas, la cual, es capaz de superar con flexibilidad plástica cualquier implantación.
La arquitectura monástica durante el período bizantino y posbizantino en el espacio griego, pone de relieve una estrecha y contextual relación con la diversidad del medio físico en donde se implanta. En este sentido, podemos considerarla «orgánica». La integración arquitectónica «orgánica» de estos monasterios en la naturaleza, es expresión de continuidad, del respeto y la humildad fundamentada en la fe cristiana de manera tal que, el monje se considera responsable en la intervención de la naturleza:
«… sacerdote y celebrante, soberano y administrador de la naturaleza no olvide que tiene compromiso que se representan y que lo eleva ante el Creador..» .(12)
La integración orgánica de la arquitectónica en los monasterios refleja simbólicamente la integración o la consumación con la cual la persona espiritual «se sumerge» en Dios para formar una total unidad con El (13) y, de este modo, se encuentre en armonía junto a El . En otras palabras, podemos decir, que la integración orgánica que presentan los monasterios griegos en un lugar concreto de implantación, no es simplemente externa, sino que proviene del interior del edificio, razón por la cual se construyó, es decir, para que «cobije» la forma de vida monástica cenobial. Esta natural integración refleja la vida de cada monje, el cual «estructura y construye» su completamiento interior para integrarse a la naturaleza de su propia existencia, a la de su congregación cenobial y a la de su Creador. Así, entonces, la vida monástica cenobial demuestra de modo natural la esencia de la forma arquitectónica del monasterio.
A la forma monástica orgánica en el espacio griego la llamamos «natural», puesto que, se trata de una arquitectura de la naturaleza inspirada en el paisaje natural circundante en el que se adapta siguiendo la forma del terreno y elevándose arquitectónicamente con forma de monasterio en armonía con él. La calidad de la integración depende del uso de los materiales de construcción con los cuales se construyeron los monasterios. La naturaleza de cada uno de ellos (piedra, ladrillo, madera) se conserva tal como es para enfatizar en los edificios la expresión «orgánica» de su arquitectónica.
En este punto vale la pena resaltar que la manera de traducir la vida monástica-cenobial en arquitectura monsterial, se expresa a modo de ejemplo en edificios-monasterios concretos. Similar expresión arquitectónica se encuentra en los puntos de vistas y en el acercamiento filosófico del contemporáneo arquitecto americano, F.Ll. Wright (1869-1959). Sus principios sobre la filosofía de la arquitectura en relación con la arquitectura orgánica (15), la intergración (16) del edificio en el medio ambiente natural y la explotación de la naturaleza de los materiales (16), se interpretaron arquitectónicamente de manera genuina y auténtica y mucho antes en los monasterios anónimos que estudiamos. El propósito de esta comparación, entre la arquitectura monástica ortodoxa en el espacio griego y la filosofía sobre la arquitectura de F. Ll. Wright no se basa sólo en la casualidad existente entre ellas, sino, principalmente en la importancia de la realización arquitectónica de la filosofía o teoría del mundialmente reconocido arquitecto americano, en la arquitectura monástica ortodoxa griega en la época bizantina y posbizantina Esta arquitectura concretiza aquello que «descubriera» o «desarrollara» Wright, después de muchos siglos como una nueva manera de pensamiento de la proyectación arquitectónica. Consideramos que el mismo Wright no conoció estos ejemplos monasteriales que nos ocupan, pero su reconocida teoría junto con sus obras vienen a demostrar la calidad arquitectónica de estos monasterios.
Además, podríamos agregar que el uso del hormigón en su obra no le permitió «expresar» con autenticidad y certeza su rica e interesante teoría, la que finalmente costituyó una sintaxis racional de la arquitectura en medio ambiente natural. Racional, en el sentido de la regularización geométrica en el tratamiento del espacio arquitéctonico de sus edificios. La arquitectura orgánica como la define F. Ll. Wright, sobrepasa el nivel natural de la construcción de modo que exprese la importancia de una creación espiritual (17). Como el conjunto monástico se incorpora orgánicamente al medio ambiente donde se implanta, da la sensación de que un Espíritu (el Santo Espíritu) orienta y ayuda al hombre tanto en la elección del lugar de implantación como en la idea arquitectónica del monasterio, la cual, finalmente conforman obras arquitéctonicas dignas de admiración, como ejemplo se incluyen algunos grupos monásticos.
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Podríamos decir que esta arquitectura que se representa en los mencionados monasterios, sobrepasa el nivel natural (de la construcción, de los materiales y de las formas) expresando una energía espiritual o sobrenatural que interpreta la vida monacal, la naturaleza del hombre-monje y las condiciones de su vida. Para que comprendamos mejor el sentido de la energía sobrenatural en el hombre es vital que veamos que dice San Gregorio Palamás en relación con este tema-:
«… Entre los regalos de Dios algunos son naturales: se ofrecen a todos sin distinción, ante la Ley, bajo la Ley, y además desde la Ley. Otros regalos son sobrenaturales, espirituales y completamente inabordables. Considero los últimos regalos superiores a los primeros, como cuantos fueron merecedores de la sabiduria del Espíritu Santo son superiores a todo el grupo de filósofos griegos. Sostengo aún como uno de los regalos naturales de Dios es la filosofía, así como también los descubrimientos de la lógica humana, y las ciencía…» (18)
Imágenes:
1 Monasterio de Hosoviotissa – Amorgos. 2 Monasterio de Rousanov – Meteora. 3 Neamoni – Meteora. 4 Ag. Nikol. Anapausa – Meteora. 5 Monasterio de Simonos Petra, Monte Athos.
Notas:
(1) Moutsopoulos N., Gortynía, pág. 232 (2) Milonás P., Arquitectura, pág.194. (3) Scully V., Earth, pág.9. (4) Scully V., o.cit., pág. 45. (5) Velenis G., Framework, pág. 34. (6) Papachrysanthou D. Monaquismo Athonita pág. 66. (7) Zafiropulou S, Tres danzas, pág. 213-214. « La armonía de lo construido con el medio ambiente…. el ambiente natural y el ambiente construido en el respetuoso encuentro de ellos, en la bondadosa comunicación…» también Le Caisne M.-Bouillot J., Sitio y entorno, pág. 298-303. (5) Matsoukas N., Filosofía Bizantina, pág. 277-292 (6) también Tatakis B., Filosofía Bizantina, pág. 146-147. (7) Norberg Schultz Ch., Genius Loci, pág. 24, 25. (10) Existen así, monasterios con las características de los de Gortynía en el Peloponeso, por ejemplo el monasterio Hozobiótissa en Amorgos o el monasterio Zoodohou Piguis Kipinas en Hipiro, el monasterio Megalo Spilio en Kalábrita, o el monasterio de Panaghia Elonis en Leonidio. También, encontramos complejos con el carácter de los monasterios del Monte Athos en Mistrás y además, el monasterio de Ioanni Prodomou en Seres, el monasterio Agio Bisariona en Tríkala, los monasterios Osíou Luká y Osíou Meletiou en la Grecia continental (Sterea Hellas), etc. (11) Hilberseimer L., Cities, pág. 133 (12) Papagiannis Z.- F. Eliseo ……Espacio Físico, pág. 20, también véase, Loos A., Ornamento, pág.232: «… la obra humana no debe competir con la obra de Dios… » y Zizioula I., La edificación, pág. 44-46. (13) Allchin A. M. El hombre como imágen, pág. 36-48. (14) Wright F. Ll., Organic Architecture, pág. 47 y Kaufmann E.-Raeburn B., F.Ll, pág. 233 y 304-5. (15) Wright F. Ll., Natural House, pág. 121-123, y Kaufmann E.-Raeburn B., o.cit., pág. 272, 292-296 y Mc Carter R., Fallingwater. (16) Wright F. Ll., o.cit., pág. 52-53 y Kaufmann E.-Raeburn B.,o.cit. pág. 222-229 y 321-2. (17) Kaufmann E.-Raeburn B., o.cit., pág. 277-281 «… La arquitectura es vida, o al menos, es la vida misma que toma forma y que por extensión es una referencia más verdadera de la vida… La arquitectura es un Gran Espíritu y por eso no puede cualquier edificio construido por hombre en la tierra… Arquitectura es aquel espíritu vivo y creador que de generación en generación, de época en época obra, insiste y crea análogamente con la naturaleza del hombre y de sus circunstancias… la arquitectura es la interpretación necesaria de la vida humana…» (18) Meyendorff J., S. Gregorio Palamás, pág. 134
Autor:
Dr. Claudio Conenna
Italo-Argentino, nacido en Tandil-Buenos Aires-Argentina, (1959). Arquitecto graduado en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de la Plata, Argentina/1984. Ph.D. en el Politécnico de la Univesidad Aristóteles de Tesalonica -Grecia/1999. Actividades Profesionales: Arquitecto proyectista en diferentes estudios e independiente en Argentina y en Grecia. Actividades Académicas: Docente de Diseño Arquitectónico e Historia de la Arquitectura en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de la Plata – Argentina (1985-93). Docente de Diseño Arquitectónico y Teoría de la Arquitectura en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Aristóteles de Salónica – Grecia (2001- hasta la actualidad). Idiomas: Español, Italiano, Inglés y Griego
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