Resumen
Como evidencia de un proceso continuo de globalización, la educación a distancia se ha extendido por todo el mundo, alcanzando a países con mayor o menor grado de desarrollo económico y tecnológico. Las estrategias de implementación, la utilización de la tecnología, la infraestructura económica y la voluntad política de los gobiernos, entre otros aspectos, se manifiestan de maneras muy diversas en el mapa internacional. Cuba no ha sido la excepción. A partir de la década de los 60 ciertas condiciones obligaron a la isla a asumir esta modalidad de enseñanza–aprendizaje. Es por ello que este artículo intenta esbozar sucintamente los orígenes y desarrollo de la educación a distancia en la mayor de la Antillas a 50 años del triunfo revolucionario y se concentra finalmente en el trabajo que desempeña el Ministerio de la Industria Básica para insertarse con éxito dentro de esta modalidad.
Como parte del cumplimiento de los objetivos trazados en el Programa del Moncada, con el triunfo de la Revolución el gobierno emprende todo un proceso de transformaciones radicales que viene a reestructurar desde sus cimientos el Sistema Nacional de Educación en función de erradicar siglos de analfabetismo y de esa forma extender los servicios de enseñanza y aprendizaje a todos los sectores de la población cubana, sin distinción de raza, sexo, origen o posición social.
Lograr el desarrollo social, político, económico, cultural y deportivo que el país necesitaba alcanzar después de 1959, demandaba la formación, capacitación y superación de personal altamente calificado y competitivo a nivel internacional. Amparada en los principios del carácter masivo de la educación, estudio y trabajo, participación de toda la sociedad, coeducación y gratuidad, la escuela cubana abrió sus puertas a todas las edades y vertiginosamente incrementó sus índices de matriculados. La población adulta laboralmente activa también se vio beneficiada con estas transformaciones.
Aun así, esto no era suficientemente para satisfacer las necesidades de aprendizaje de una población cada vez más ávida de instruirse y conocer nuevos horizontes profesionales e intelectuales.
De esta forma la dirección de la Revolución le encomienda al Ministerio de Educación Superior y a la Universidad de La Habana "la tarea de reglamentar una modalidad de enseñanza que conjugara adecuadamente las disponibilidades en instalaciones, docentes y recursos materiales con las ansias de estudio de nuestra población" (Yee Seuret, M. y Miranda Justiniani, A. 2006:192).
Según se recoge en la bibliografía consultada[1]en la década del 60 se crean los primeros cursos dirigidos que otorgarían titulación al personal que se encontraba en las aulas ejerciendo la docencia y ofrecerían superación a técnicos medios de la Facultad de Agronomía. Estos cursos tenían "un carácter abierto en el ingreso, ya que no tenía restricciones para el acceso y flexible porque el estudiante puede decidir su propio ritmo de aprendizaje" (Yee Seuret, M. y Miranda Justiniani, A. 2006:187).
Posteriormente, en 1979, se crea la Facultad de Estudios Dirigidos (devenida hoy Facultad de Educación a Distancia) dentro de la Universidad de La Habana, que junto a la Universidad Central de Las Villas, la Universidad de Camagüey y la Universidad de Oriente, inician esta modalidad de estudios "con la misión de: brindar la posibilidad de cursar estudios superiores y de recalificación a todos los interesados, que no puedan acceder a la educación superior por las vías tradicionales, contribuyendo así a la formación de recursos humanos que demanda el desarrollo social" (Yee Seuret, M. y Miranda Justiniani, A. 2006:192). Entre todas alcanzaron en su primer curso escolar la cifra de 34 666 estudiantes. "Las carreras que se ofrecieron en ese momento fueron Contabilidad, Derecho, e Historia. Posteriormente el número de carreras se amplió a cinco, se incluían ahora las carreras de Información Científico Técnica y Bibliotecología y la de Economía" (Noa Silverio, N. 1999:86). Poco a poco las matrículas fueron ascendiendo al igual que las posibilidades de acceder a mayor cantidad de carreras.
La creación y aplicación de la modalidad de educación a distancia en el Sistema Nacional de Educación tuvo en cuenta los siguientes factores (Miranda Justiniani, A. y Yee Seuret, M. 1992:2):
Permitir el acceso a la Educación Superior, de todo el que lo deseara sin otras limitantes que el tener aprobado el nivel académico precedente.
Lograr la optimización en la utilización de las capacidades físicas, y el máximo aprovechamiento de los profesores disponibles.
Ofrecer varias opciones de carreras en que pudieran matricular los residentes de todo el país, sin interferir con sus actividades laborales y en las que la intensidad del estudio se correspondiera con sus posibilidades intelectuales y de tiempo.
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