- Causas
- Comer: Acto I del Drama de la Existencia — La pérdida del Jardín del Edén
- La comida como drogas y las drogas como comida
- El chocoholismo y la adicción al azúcar, situación especial
- La experiencia del placer
- Comidas reforzadoras
- Así engordamos…
- Bibliografía
La obesidad es un trastorno que afecta a un segmento creciente de la población en los países civilizados del mundo, el nuestro incluido.
Como problema de salubridad pública se ha constituido en una epidemia desproporcionada y progresiva, por los datos suministrados por la Organización Mundial de la Salud.
Actualmente afecta a niños que, en los Estados Unidos e Inglaterra, han decidido optar por el bisturí de las cirugías de reducción del estómago, ya que las dietas, como método, han demostrado ser totalmente inefectivas, como ha sucedido con los spas y las visitas al gimnasio.
Las complicaciones de la obesidad envuelven casi todo órgano y sistema en el cuerpo, incluyendo el cerebro, al que puede afectar de manera peligrosa. (Véanse mis artículos al respecto.)
En esta ponencia mi propósito es explicar los mecanismos comunes que ciertas formas de la gordura y del comer-por-comer poseen con las adicciones a las drogas.
Causas
La obesidad, hasta ahora, no ha sido explicada satisfactoria o conclusivamente por ninguna de las teorías propuestas; lo que hace que tampoco pueda ser considerada como una condición cuyos mecanismos causantes son idénticos en todos quienes la presentan.
Para el propósito del tratamiento, hay tantas formas de obesidades, como existen gordos.
Hay obesidades genéticas. Otras como síntomas de enfermedades específicas. Las hay consecuencias de trastornos homeostáticos en el sistema psicosomático. Algunas son derivadas de alteraciones en las estrategias alimenticias de nuestra especie. También existen las que son producto de trastornos endocrinológicos y muchas más.
Siendo tantas y tan variadas, la solución nunca puede ser, la que todos ofrecen discriminada y fallidamente: la dieta restrictiva para reducir.
Por la misma razón, el paciente que solicita ayuda, debe de ser invariablemente el foco total del tratamiento, y no proporcionar solamente el enfoque acostumbrado, que se concentra en el síntoma de la gordura, con que aparece en la consulta.
La ventaja que ofrece la adopción del método de individualización clínica, que nosotros favorecemos, es que prescinde, sensatamente, del ejercicio fútil del uso de las estereotípicas dietas restrictivas, de los gimnasios y de los spas para tratarla — porque éstos no han logrado resultados conclusivos.
Para proporcionar al lector un entendimiento de nuestro propósito en esta tesis examinaremos primero el acto de comer.
Comer: Acto I del Drama de la Existencia — La pérdida del Jardín del Edén
Comer y alimentarnos, aunque parezcan actividades idénticas, no lo son: Comemos cuando nos servimos de las fuentes prístinas que la Naturaleza para medrar y para alimentarnos, nos brinda. No comemos cuando mascamos chicle, cuando consumimos comidas dañinas que nos engordan, cuando comemos Lite foods abarrotadas de sustancias incompatibles con nuestra salud y cuando comemos-por-comer…
Eva comió, no porque tuviera hambre. Eva comió por curiosidad y por aburrimiento, como comen tantos que comen-por-comer.
Adán comió, como tantos obesos hacen, porque otro comía… (Génesis I & II).
Adán y Eva recibiendo el fruto ofrecido por Lilith. Pórtico de la Catedral de Notre Dame, París.
Comer, para alimentarnos y sobrevivir, forma parte del repertorio de programas instintivos o módulos natos con los que fuéramos provistos para garantizar nuestra supervivencia.
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