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Fátima: los tres secretos

Enviado por Agustin Fabra


  1. Presentación
  2. Los tres secretos
  3. Las apariciones de la virgen de Fátima
  4. Conclusión

edu.red

"Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, pues van muchas almas al infierno por no haber quien se sacrifique y pida por ellas".

(4ª. Aparición – 19 de agosto de 1917)

PRESENTACION

Los tres misterios de Fátima es el nombre usado para referirse a los tres secretos que la Virgen María confió a tres pequeños pastores portugueses cerca de la ciudad de Fátima, por lo cual se la denomina popularmente como Nuestra Señora de Fátima.

Los tres pastores, Lucía dos Santos y sus primos Jacinta y Francisco, con 10 años de edad Lucía, 7 años Jacinta y 8 años Francisco, después de asistir a Misa el 13 de mayo de 1917 llevaron las ovejas a pastar a Cova de Iría, a dos kilómetros de Fátima, y tras merendar y rezar el Rosario empezaron a jugar.

De repente a los tres les pareció ver un relámpago y, temerosos de que se acercase una tormenta, reunieron el rebaño para regresar a casa pero, tras un nuevo relámpago, vieron sobre la copa de una pequeña encina una visión que la propia Lucía describiría como "una Señora vestida de blanco, más brillante que el sol y esparciendo luz más clara e intensa que un vaso de cristal lleno de agua cristalina atravesado por los rayos de sol más ardientes".

Las apariciones de la Virgen fueron ocho en total, de las cuales las seis primeras fueron en Fátima a los tres niños, mientras que las dos últimas ocurrieron en Pontevedra (Galicia, España) y en Tuy (Galicia, España), estando presente únicamente Lucía dos Santos, quien estaba recluida en un convento de las Hermanas de Santa Dorotea, Orden donde Lucía tomó los hábitos de religiosa.

Lucía pidió a la Virgen en la segunda aparición que los llevara a los tres al Cielo, a lo que la Virgen dijo: "Sí, a Jacinta y a Francisco los llevaré pronto. Pero tú te quedarás aquí algún tiempo más". Francisco falleció el 4 de abril de 1919 y Jacinta el 20 de febrero de 1920, los dos con diez años de edad y ambos víctima de una grave enfermedad. Lucía dos Santos, conocida después con el nombre de Sor Lucía de Jesús, murió el 13 de febrero del 2005.

LOS TRES SECRETOS

De las seis apariciones de la Virgen de Fátima ocurridas en Portugal, únicamente en la tercera, el 13 de julio de 1917, la Virgen reveló a los tres niños los secretos.

Primer Secreto

Lucía describió así su visión del infierno que la Virgen les había mostrado:

"Vimos como un mar de fuego y, sumergidos en ese fuego, los demonios y las almas como si fuesen brasas transparentes y negras o bronceadas pero con forma humana, fluctuaban en el incendio. Llevados por las llamas que de ellos mismos salían juntamente con horribles nubes de humo, flotaban en aquel fuego y caían por todos lados, igual que las pavesas en los grandes incendios, sin peso ni equilibrio, entre gritos y gemidos de dolor y desesperación que horrorizaban y hacían estremecer de pavor. Los demonios se distinguían por formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes como negros carbones en brasa".

Segundo Secreto

A continuación la Virgen dijo a los tres pastorcitos:

"La guerra va a acabar, pero si no dejan de ofender a Dios, en el pontificado de Pío XI comenzará otra peor. Cuando vieres una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes, por medio de la guerra, del hambre y de persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre".

La Virgen prosiguió con estas palabras:

"Para impedirla vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón, y la comunión reparadora de los primeros sábados. Si atendieran mis peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá que sufrir mucho y varias naciones serán aniquiladas. Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia, que se convertirá, y será concedido al mundo algún tiempo de paz. En Portugal se conservará siempre el dogma de la fe".

Con estas palabras la Virgen de Fátima se refería, en primer lugar, a la finalización de la Primera Guerra Mundial (1914-1917) y al anuncio de otra mayor y peor, la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), la cual se inició al final del pontificado de Pío XI (1922-1939), y prosiguió durante el pontificado de Pío XII (1939-1958).

Tercer Secreto

Fue revelado por la Virgen en Fátima el mismo 13 de julio de 1917, si bien no fue hecho público por el Vaticano hasta el 13 de mayo del 2000, a pesar de que Sor Lucía lo escribió en el convento donde se hallaba en 1944, por órdenes del Obispo de Leira (Portugal), quien hizo llegar el texto al Vaticano en 1957, durante el pontificado de Pío XII.

Dos años después Juan XXIII consultó el texto del Tercer Secreto, pero no reveló su contenido. Después, Pablo VI hizo exactamente lo mismo en 1965. Pero Juan Pablo II abrió el sobre después del atentado que sufrió el 13 de mayo de 1981 en la Plaza de San Pedro y, tras su lectura, hizo un acto solemne de consagración del mundo al Corazón Inmaculado de María.

El propio Juan Pablo II encargó dar a conocer el Tercer Secreto de Fátima el 13 de mayo del 2000 al Cardenal Ángelo Sodano, quien lo hizo público el 26 de junio del 2000 por medio de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

El Papa Juan Pablo II comentó en 1981 que sus antecesores no revelaron el Secreto "por no alentar el poder del mundo comunista a hacer ciertos movimientos". El texto íntegro del Tercer Secreto de Fátima es el siguiente:

"Después de las dos partes que ya he expuesto, hemos visto al lado izquierdo de Nuestra Señora un poco más en lo alto a un Ángel con una espada de fuego en la mano izquierda; centelleando emitía llamas que parecía iban a incendiar el mundo; pero se apagaban al contacto con el esplendor que Nuestra Señora irradiaba con su mano derecha dirigida hacia él; el Ángel señalando la tierra con su mano derecha, dijo con fuerte voz:

¡Penitencia, Penitencia, Penitencia! Y vimos en una inmensa luz qué es Dios: 'algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él' a un Obispo vestido de Blanco 'hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre'. También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz había dos Ángeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios".

COMENTARIO AL TERCER SECRETO

Según la propia Sor Lucía, este tercer secreto consiste en una visión profética comparable a las de la historia sagrada. La visión se refiere sobre todo a la lucha del comunismo ateo en contra de la Iglesia y los cristianos, y describe el inmenso sufrimiento de las víctimas

de la fe en el siglo XX. Afirmó también que, sin duda alguna, el obispo vestido de blanco era el Papa Juan Pablo II, quien estaba sufriendo, y que fue la Virgen la que desvió la bala que le fue disparada en el atentado de la Plaza de San Pedro, con el fin de evitar su muerte.

A pesar de que hay grupos cuyas opiniones han dado lugar a múltiples interpretaciones y comentarios, la perspectiva desde la fe es muy distinta. El 13 de mayo de 1982 el Papa Juan Pablo II destacó la dimensión del amor materno en los mensajes de Fátima, un amor que no sólo abarca los caminos del hombre a Dios sobre la tierra, sino también los que van más allá. Lo que está en el centro es la voluntad de Dios, que quiere que todos los seres humanos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. El pecado aparta al hombre de Dios, fuente de la vida, y acaba por condenarle.

Y decía el Papa Juan Pablo II: "Por eso, el mensaje de Nuestra Señora de Fátima, tan maternal, se presenta al mismo tiempo tan fuerte y decidido; hasta parece severo". Este mensaje de la Virgen no es otra cosa que una llamada a la conversión urgente, porque en ello nos va la vida.

Benedicto XVI explicó en su viaje a Fátima en mayo del 2010, que en esta tercera parte del secreto de Fátima se indican realidades del futuro de la Iglesia, las cuales se desarrollan y se muestran paulatinamente. A través de un lenguaje simbólico y profético se reitera que la Iglesia tendrá que sufrir siempre, de diversos modos, hasta el fin del mundo. Por ello, añadió el Papa: "La respuesta de Fátima no tiene que ver sustancialmente con devociones particulares, sino con la respuesta fundamental; es decir, la conversión permanente, la penitencia, la oración, y las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad".

LAS APARICIONES DE LA VIRGEN DE FATIMA

(Fuente: Movimiento sacerdotal Mariano de España)

La siguiente es la transcripción literal de las conversaciones de la Virgen con Lucía, Jacinta y Francisco durante las apariciones de Fátima.

1ª APARICIÓN DE LA STMA. VIRGEN – 13 de mayo de 1917

Era el mediodía del domingo 13 de mayo de 1917, aproximadamente un año después de la primera aparición del Ángel. Lucía con 10 años de edad, Jacinta con 7 y Francisco a falta de un mes para cumplir los 9, tras asistir a Misa llevaron las ovejas a pastar a Cova de Iría, a 2 Km. de su aldea, y tras merendar y rezar el rosario comenzaron a jugar.

De pronto les pareció ver un relámpago y, temerosos de que se acercase una tormenta, reunieron el rebaño para volver a casa pero, tras un nuevo relámpago, vieron sobre la copa de una pequeña encina "Una Señora vestida de blanco, más brillante que el sol y esparciendo luz más clara e intensa que un vaso de cristal lleno de agua cristalina atravesado por los rayos del sol más ardientes", según palabras de Lucía.

Los niños quedaron inmóviles. Y la Virgen entabló una conversación primero con Lucía y después con todos como sigue:

– No tengáis miedo, yo nos os hago daño.

– ¿De dónde es Vd.?.

– Soy del Cielo.

– ¿Y qué es lo que Vd. viene a hacer al mundo?

– Vengo a pediros que vengáis aquí seis meses seguidos. Después os diré quién soy y lo que quiero.

– ¿Vd. sabe decirme si la guerra durará mucho tiempo todavía, o acabará pronto?.

– No te lo puedo decir hasta que no te diga también lo que quiero.

– ¿Sabe decirme si también yo iré al Cielo?".

– Sí, vas.

– ¿Y mi prima?

– También.

– ¿Y mi primo?

– También irá, pero tiene que rezar muchos rosarios.

La Virgen prosiguió:

– ¿Queréis ofreceros a Dios para aceptar todos los sufrimientos que Él quiera enviaros, en acto de reparación por los pecados con que es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores?

– ¡Sí, queremos!

– Tendréis pues, mucho que sufrir, pero la gracia de Dios será vuestra fortaleza.

Al pronunciar estas palabras, abrió las manos ofreciéndoles Su Corazón Maternal, del cual salía un reflejo sobrenatural que envolvía íntimamente a los niños.

Mientras la visión desaparecía, la Virgen pidió lo siguiente:

"Rezad el rosario todos los días para alcanzar la paz para el mundo y el fin de la guerra".

2ª APARICIÓN DE LA STMA. VIRGEN – 13 de junio de 1917

Acompañados esta vez por unas 50 personas, mientras rezaban los niños el rosario, volvió a aparecerse la Virgen María sobre la misma encina y les habló como sigue:

– ¿Qué quiere Vd. de mí?.

– Quiero que vengáis aquí el día 13; después os diré lo que quiero.

– Quería pedirle que nos llevase al Cielo.

– Sí, a Jacinta y a Francisco los llevaré pronto. Pero tú te quedarás aquí algún tiempo más. Jesús quiere servirse de ti para darme a conocer y amar. Él quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. A quien la abrazase, le prometo la salvación; y estas almas serán amadas por Dios, como flores colocadas por mí para adornar su trono.

– ¿Me quedo aquí solita?

– No, hija. ¿Y tú sufres mucho por eso? No te desanimes; Yo nunca te dejaré. Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá hasta Dios.

La Virgen abrió de nuevo sus manos y les mostró Su Corazón todo cercado de espinas, a la vez que les comunicó aquél reflejo sobrenatural que inundaba sus corazones: Francisco y Jacinta parecían estar en la parte del reflejo que se elevaba hacia el Cielo, mientras que Lucía estaba en la parte que se esparcía sobre la tierra.

Comprendieron los niños que aquella luz sobrenatural que los envolvía era el propio Dios y que el Inmaculado Corazón de María, ultrajado por los pecados de la humanidad, estaba pidiendo reparación.

3ª APARICIÓN DE LA STMA. VIRGEN – 13 de julio de 1917

En esta ocasión se habían reunido unas 3.000 personas. Lucía rezaba en rosario cuando volvió a surgir el relámpago y tras él la Santísima Virgen, cuyo diálogo con Lucía fue así:

– ¿Qué quiere Vd. hoy de mí?.

– Quiero que vengáis aquí el día 13 del mes que viene; que continúes rezando el rosario todos los días, en honor de Nuestra Señora del Rosario, para obtener la paz del mundo y el fin de la guerra, porque sólo Ella lo puede conseguir.

Lucía le comenta que algunos enfermos quieren ser curados por Ella. Y la Virgen promete atender dichas peticiones. También le comenta que muchas personas no quieren creer en la veracidad de Su aparición:

– ¡Haga un milagro para que todos crean que Vd. se nos aparece!

– En octubre haré un milagro para que todos crean. Sacrificaos por los pecadores y decid muchas veces, en especial cuando hiciereis algún sacrificio:

"Oh Jesús, es por Vuestro amor, por la conversión de los pecadores y en reparación por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María".

Dichas estas palabras, abrió de nuevo las manos y el reflejo sobrenatural de las dos anteriores apariciones volvió a aparecer penetrando la tierra. Entonces, los niños contemplaron llenos de horror el Infierno, que Lucía describe así:

"… Vimos como un mar de fuego y sumergidos en ese fuego, los demonios y las almas, como si fuesen brasas transparentes y negras o bronceadas, con forma humana que fluctuaban en el incendio. Llevados por las llamas que de ellos mismos salían, juntamente con horribles nubes de humo, flotaban en aquel fuego y caían para todos los lados, igual que las pavesas en los grandes incendios, sin peso ni equilibrio, entre gritos y gemidos de dolor y desesperación que horrorizaban y hacían estremecer de pavor. Los demonios se distinguían por formas horribles y asquerosas de animales espantosos y desconocidos, pero transparentes como negros carbones en brasa".

Muy asustados, levantaron los ojos hacia Nuestra Señora, que les dijo: Habéis visto el Infierno, a donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlos, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si hicieran lo que os voy a decir, se salvarán muchas almas y tendrán paz.

La guerra va a acabar, pero si no dejan de ofender a Dios, en el pontificado de Pío XI, comenzará otra peor. Cuando viereis una noche iluminada por una luz desconocida, sabed que es la grande señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes por medio de la guerra, del hambre y de persecuciones a la Iglesia y al Santo Padre.

Para impedirla, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón, y la comunión reparadora de los primeros sábados. Si atendieran mis peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz; si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones a la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá mucho que sufrir, varias naciones serán aniquiladas.

Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará. El Santo Padre me consagrará Rusia que se convertirá y será concedido al mundo algún tiempo de paz. En Portugal se conservará siempre el dogma de la fe.

Y a continuación añadió: "Esto no se lo digáis a nadie. A Francisco, sí, podéis decírselo". Más tarde, volvió a decir: "Cuando recéis el rosario, decid después de cada misterio:

¡Oh Jesús mío, perdonadnos, libradnos del fuego del Infierno, llevad todas las almas al Cielo, principalmente las más necesitadas!".

– ¿Quiere Vd. algo más de mí? – preguntó Lucía.

– No, hoy no quiero nada más – respondió la Virgen.

4ª APARICIÓN DE LA STMA. VIRGEN – 19 de agosto de 1917

Los niños se preparaban para asistir al lugar y fecha señalados por la Virgen para su siguiente aparición en Cova da Iría, el 13 de agosto. Pero el Administrador del Ayuntamiento de Vila Nova de Ourém se presentó en casa de Lucía y se llevó a los niños con él. Los mantuvo retenidos en su propia casa 3 días. Durante ese tiempo, no sólo les interrogó y les exigió que negasen la veracidad de las Apariciones sino que les exigió que le revelasen el Secreto. Si no lo revelaban, les amenazaba, serían arrojados a una caldera de aceite hirviendo. Pero, viendo que no conseguía nada de cuanto pretendía, terminó por devolverle los niños a sus padres. La gran multitud que esperaba en Cova de Iría la llegada de los niños a punto estuvo de provocar un motín contra el Administrador, de no ser por los fenómenos misteriosos que aquél día se vieron en el cielo y que contribuyeron a calmar los ánimos y a mantener la esperanza para el mes siguiente.

Unos días después, el 19 del mismo mes, pastoreaban con su rebaño en un lugar llamado

Os Valinhos, cuando vieron de nuevo a la Virgen María sobre la copa de una encina:

– ¿Qué es lo que Vd. quiere de mí? – le preguntó Lucía.

– Quiero que sigáis yendo a Cova de Iría y que continuéis rezando el rosario todos los días.

Y compungida y triste añadió:

Rezad, rezad mucho, y haced sacrificios por los pecadores, pues van muchas almas al Infierno por no haber quien se sacrifique y pida por ellas.

5ª APARICIÓN DE LA STMA. VIRGEN – 13 de septiembre de 1917

En esta ocasión se llegaron a reunir unas 25.000 personas. Rezaron los pastorcitos el rosario, tras lo cual se repitió el relámpago y tras él la aparición de la Virgen que comenzó a dialogar con Lucía:

– ¿Qué quiere Vd. de mí?

– Quiero que vengáis aquí el día 13 de octubre y que continuéis rezando el rosario todos los días para alcanzar el fin de la guerra. El último día vendrá también San José con el Niño Jesús para dar la paz al mundo y Nuestro Señor para bendecir al pueblo.

Lucía le transmite los pedidos de curación de algunos enfermos, que Ella recibe satisfactoriamente. Y prosigue la conversación:

– ¡Haga un milagro para que toda la gente crea que Vd. se nos aparece!

– Sí, en octubre haré un milagro para que todos crean.

Y la Virgen añadió: "Dios está contento con vuestros sacrificios, pero no quiere que durmáis con la cuerda; llevadla sólo durante el día".

6ª APARICIÓN DE LA STMA. VIRGEN – 13 de octubre de 1917

Bajo la expectativa del milagro anunciado y por la divulgación en la prensa de las Apariciones, llegaron a reunirse más de 50.000 personas, a pesar de que la lluvia caía torrencialmente.

Al mediodía, comienza el diálogo entre la Virgen y Lucía:

– ¿Qué es lo que Vd. quiere de mí?

– Quiero decirte que hagan aquí una capilla.

– ¿Y cómo se llama Vd.?

– Soy la Señora del Rosario. Continuad rezando el rosario todos los días, para que Dios perdone vuestros pecados y para que la gente vaya al Cielo. Si se enmendasen, la guerra acabaría hoy mismo; esperad los soldados, porque volverán pronto.

– Tengo muchas cosas que pedirle. ¿Quiere atenderlas, o no?

– Algunas sí, otras no.

Y entristeciendo, la Virgen dijo:

– No ofendan más a Dios Nuestro Señor que ya está muy ofendido.

– ¿No quiere nada más de mí?

– No quiero nada más.

"Y abriendo las manos – dice Lucía – las hizo reflejar en los fulgores solares y, mientras se elevaba, su propia luz continuaba proyectándose en el disco luminoso". Lucía señaló hacia el sol y gritó al pueblo: "¡Miren al sol!".

El cielo oscuro y lleno de nubarrones comenzó a abrirse y apareció el sol. Éste parecía oscuro y plateado, de tal manera que no dañaba la vista. Proyectaba los colores del arco iris que se iban reflejando en las nubes, las personas, los árboles y el aire. Y, entre tanto, giraba sobre sí mismo, y por tres veces bajó hasta la altura del horizonte como si cayese sobre la tierra.

La danza del sol duró unos 15 minutos y mientras tanto, unos lloraban, otros gritaban de admiración o terror, muchos se arrodillaban y pedían perdón a Dios y a la Virgen. Al finalizar el milagro la gente pudo comprobar que sus ropas estaban completamente secas.

Los niños, durante ese tiempo, permanecían en éxtasis con otras visiones. Lucía lo narra así:

"Desaparecida la Virgen en la inmensa lejanía del firmamento, vimos al lado del sol, a San José con el Niño Jesús y a Nuestra Señora vestida de blanco, con un manto azul. San José con el Niño parecían bendecir al mundo con unos gestos que hacían con la mano en forma de cruz. Poco después, desvanecida esta aparición, vimos a Nuestro Señor y a la Virgen que me parecía ser Nuestra Señora de los Dolores. También Nuestro Señor parecía bendecir el mundo. Desaparecieron de nuevo y me pareció ver todavía a Nuestra Señora con las características de la Virgen del Carmen".

El 17 de octubre, O Día, principal diario de Lisboa, publicó lo siguiente:

"A la una de la tarde, la lluvia se detuvo. El cielo, de color gris, iluminó todo el paisaje con una luz extraña. El sol tenía un velo sobre él y era fácil apreciarlo. El color grisáceo se tornó en plateado que hizo que las nubes se separaran y dieran la vista de este color plateado rodeado por el color de las nubes. Se dejo escuchar un grito de toda la multitud y se arrodillaron sobre el suelo lodoso. La luz se hizo azul, como cuando una luz penetra por la catedral y se derrama sobre toda esta gente quien estaba arrodillada con las manos elevadas. El azul fue desvaneciéndose hasta tornarse en amarillo. Este amarillo cayó en contra de los pañuelos blancos ceñidos en las faldas obscuras de las mujeres. Los rayos se reflejaron en los arboles, en las piedras y en la sierra. La gente lloró y rezó con sus cabezas descubiertas ante la presencia del milagro que habían estado esperando".

APARICIÓN EN PONTEVEDRA – Galicia, España

En la 2ª aparición, el 13 de junio de 1917, la Virgen prometió a Francisco y a Jacinta que serían llevados al Cielo prontamente. Y así sucedió, pues unos meses después enfermaron gravemente y, tras largos padecimientos ofrecidos a Dios como reparación por las ofensas que recibe diariamente y por la conversión de los pecadores, fallecieron con la asistencia feliz del Cielo. Francisco fallecería el 4 de abril de 1919 y Jacinta el 20 de febrero de 1920.

Lucía, en cambio, tendría que proseguir su labor como apóstol del Inmaculado Corazón de María en la tierra. En octubre de 1925 entró como postulante en la Casa de las Hermanas de Santa Dorotea, en Pontevedra.

El día 10 de diciembre de 1925 se le aparece la Santísima Virgen y a su lado, suspenso en una nube luminosa, un Niño. La Virgen, poniendo una mano en el hombro de Lucía, le mostró un corazón que tenía en la otra mano rodeado de espinas. Al mismo tiempo dijo el Niño:

"Ten pena del Corazón de tu Santísima Madre, que está cubierto de espinas que los hombres ingratos constantemente le clavan, sin haber quien haga un acto de reparación para quitárselas".

Y la Virgen prosiguió:

"Mira, hija mía, mi Corazón rodeado de espinas que los hombres ingratos, en cada momento, me clavan con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarme y di que a todos aquéllos que durante 5 meses – en el primer sábado – se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen el Rosario y me hagan 15 minutos de compañía meditando sobre los 15 misterios del rosario, con el fin de desagraviarme, yo prometo asistirlos en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para su salvación".

Requisitos Promesa de los Primeros Sábados

– Los primeros sábados de 5 meses.

– Confesión Sacramental, si no se está en Estado de Gracia.

– Recibir la Sagrada Comunión.

– Rezo del Rosario.

– 15 minutos de meditación sobre los Misterios del Rosario.

– Intención de desagraviar el Inmaculado Corazón de María.

(Si se olvida poner esta intención decirlo en cuanto sea posible en Confesión).

El 15 de febrero de 1926, se le aparece el Niño Jesús y le pregunta si había propagado la devoción a su Santísima Madre. Ella contestó que aunque la Madre Superiora estaba decidida a propagarla, el confesor le había dicho que ella sola no podría. Y el Niño respondió: "Es verdad que tu Superiora sola nada puede, pero con mi gracia puede todo".

Le preguntó Lucía si valía la confesión dentro de los ocho días anteriores al sábado, a lo cual respondió Jesús: "Sí, puede ser de muchos más días, con tal que, cuando me reciban, estén en gracia y tengan la intención de desagraviar el Inmaculado Corazón de María".

También le preguntó Lucía qué ocurría si alguien se olvidaba de poner la intención. Jesús respondió: "Pueden ponerla en la confesión siguiente, aprovechando la primera ocasión que tengan para confesarse".

La aprobación oficial de esta devoción la realizó el Sr. Obispo de Leiría el 13 de septiembre de 1939.

APARICIÓN EN TUY – Galicia, España

Poco tiempo después de la Aparición de Pontevedra, Lucía fue trasladada a Tuy, donde hizo el noviciado y más tarde la profesión religiosa en la Congregación de las Hermanas Doroteas, el 3 de octubre de 1928.

En junio de 1929, recibió la segunda comunicación prometida por la Virgen en la aparición de julio de 1917. Nos cuenta Lucía:

"Yo había pedido y obtenido permiso de mis superioras y del confesor, para hacer la Hora Santa de las once a las doce de la noche de los jueves. Estando una noche sola, me arrodillé en la balaustrada, en el centro de la capilla, para rezar postrada las oraciones del Ángel. Sintiéndome cansada, me levanté y continué rezándolas con los brazos en cruz. La única luz era la de la lámpara. De repente, se iluminó toda la capilla con una luz sobrenatural y sobre el altar apareció una cruz de luz que llegaba hasta el techo. En otra luz más clara, se veía sobre la parte superior de la cruz, el rostro de un hombre con el cuerpo hasta la cintura. Sobre el pecho, una paloma también de luz; clavado en la cruz el cuerpo de otro hombre. Un poco más abajo de la cintura, suspenso en el aire, se veía un cáliz y una hostia grande, sobre la cual caían algunas gotas de sangre que corrían de la cara del crucificado y de una herida que tenía en el pecho. Resbalando por la hostia estas gotas caían dentro del cáliz. Debajo del brazo derecho de la cruz estaba la Virgen; era Nuestra Señora de Fátima con su Corazón en la mano izquierda, sin espada ni rosas, sino con una corona de espinas y llamas. Debajo del brazo izquierdo unas letras grandes, como si fuesen de agua cristalina que corriese por encima del altar, formaban estas palabras: "Gracia y Misericordia". Comprendí que me era mostrado el Misterio de la Santísima Trinidad y recibí luces sobre este misterio que no me es permitido revelar".

Después le dijo la Virgen:

"Ha llegado el momento en que Dios pide que el Santo Padre haga, en unión con todos los Obispos del mundo, la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón; promete salvarla por este medio. Son tantas las almas que la Justicia Divina condena por los pecados cometidos contra mí, que vengo a pedir reparación: sacrifícate por esta intención y reza".

CONCLUSION

El mensaje de Fátima es una luz celestial y una ocasión para la gracia y la salvación; un mensaje y un evento sin paralelo en la historia de la Iglesia; el evento más importante y trascendente de nuestra época, que sigue revelándose hasta el día de hoy.

 

 

Autor:

Agustin Fabra