- Resumen
- La transición demográfica
- La transición demográfica en el Perú
- Situación del Adulto Mayor en el Perú
- Efectos del envejecimiento en el perfil epidemiológico del país
- La depresión como la primera causa de enfermedad en el Perú
- Conclusiones
- Bibliografía
RESUMEN
El hecho de tener la posibilidad de vivir más años debería ser motivo de celebración y alegría porque gracias a la modernidad se extiende nuestra esperanza de vida cada vez más. Sin embargo, esta noticia encierra una paradoja porque el envejecimiento de la población a su vez pone en riesgo la calidad de vida, aumenta la carga social y es causa de mayor pobreza en el mundo. El problema no está en que la población está envejeciendo sino en que las personas que producen y generan recursos se está reduciendo.
En el Perú está en plena transición demográfica porque se ha determinado que existe 2% de tasa de crecimiento y 6-8% de mayores de 60 años. Para el año 2005 la tasa de crecimiento demográfico se ha reducido a 1.5%, la tasa bruta de natalidad se ha reducido a 23.3 por mil, la tasa bruta de mortalidad a 6.2 por mil y la esperanza de vida al nacer se encuentra en 71.2 años. Para el año 2005 se ha estimado que en el Perú hubo 2 millones 146 mil adultos mayores que representan al 7.7% de la población del país. Este grupo poblacional tiene una tasa de crecimiento anual de 3.1%. La dependencia de la población mayor se incrementaría con el tiempo de 12% el año 2005 a 34% el año 2050.
Aproximadamente uno de cada tres adultos mayores en el Perú tendría acceso a un beneficio por vejez. Esta cobertura para adultos mayores, no es suficiente porque este grupo también está expuesto a ciertos riesgos más difíciles de ser cubiertos en términos financieros y que corresponden a los requerimientos de servicios de salud. En el Perú el 82% de la PEA no está afiliada a ningún sistema de pensiones y el 64% no cuenta con seguro de salud. El acceso de los ancianos a los servicios de salud es muy bajo comparado con otros grupos de edad. El 79% de los ancianos reportaron que sufrían de algún malestar o enfermedad y que solo el 36% de los mayores de 65 años que se reportaron enfermos utilizaron servicios de salud.
Las características epidemiológicas han cambiado en la proporción que la población envejece porque a medida que las tasas de supervivencia de lactantes y niños mejoran durante los primeros años de vida, que son de alto riesgo y la edad promedio de una población aumenta, entonces se intensifica la exposición a factores de riesgo relacionados con las enfermedades crónicas y los accidentes. La mayor carga de enfermedad en el Perú se atribuye a las enfermedades no transmisibles (60.1%) con predominio de las enfermedades psiquiátricas y en segundo lugar a las enfermedades transmisibles, maternas y perinatales (27.6%), en tanto los accidentes y lesiones aportan el 12.2% de la carga de enfermedad. Los grupos de edad con mayor carga son el de 0 a 4 años y los de más de 60 años.
El país no está preparado para enfrentar el envejecimiento poblacional ni sus consecuencias por la mayor carga de enfermedad por enfermedades no transmisibles conduce a mayor utilización de los servicios de salud, mayor costo de la atención y mayor capacidad resolutiva de los establecimientos. La velocidad de crecimiento de la población adulta mayor y de las enfermedades no transmisibles supera cualquier capacidad financiera actual y será más grave sino se toman medidas desde ahora.
INTRODUCCIÓN
El hecho de tener la posibilidad de vivir más años debería ser motivo de celebración y alegría porque gracias a la modernidad se extiende nuestra esperanza de vida cada vez más. ¿Quién no quiere vivir más? ¿Quién no quiere vivir y compartir más con sus seres queridos? ¿Quién no quiere tener más tiempo para cumplir sus aspiraciones y alcanzar sus metas? Más aún cuando se tiene más experiencia y sabiduría.
Sin embargo, esta noticia encierra una paradoja porque el envejecimiento de la población a su vez pone en riesgo la calidad de vida, aumenta la carga social y es causa de mayor pobreza en el mundo.
El problema no está en que la población está envejeciendo sino en que las personas que producen y generan recursos se está reduciendo. La solución simple sería entonces que se incremente la natalidad para aumentar la población que produce, sin embargo se sabe que la explosión demográfica es insostenible por los limitados recursos de agua y alimentos que nuestro planeta tiene. Por lo tanto, la solución debería ir hacia el incremento de la edad productiva y esto solo se consigue con una mayor calidad de vida. De la misma forma se debería buscar el equilibrio entre la población de adultos mayores con la población económicamente activa. Pero lamentablemente esta solución no es tan simple.
En países con pobreza y en desarrollo, como el Perú, la población enfrenta muchos retos para atender sus necesidades básicas, tal es así que muchos viven con necesidades insatisfechas (baja instrucción, baja cobertura de agua y saneamiento, desnutrición, vivienda inadecuada, entre otros) y sin capacidad de ahorro. La calidad de vida es deficiente incluso en la población económicamente activa porque muy pocos tienen acceso a un seguro de salud, a un trabajo adecuado y a algún fondo previsional. La situación se agrava cuando esta población tiene enfermedades crónicas y degenerativas y cuando tienen que atender familiares ancianos con estas enfermedades y sin ninguna protección financiera. Esta situación ha sido catalogada como la trampa de la pobreza por los que conducen la reforma del sector salud en México.
Por este motivo, la vejez si es motivo de preocupación y de alerta para los que conducen el Estado. Es un motivo más que nos mueve a desarrollar acciones integrales conducentes a mejorar la capacidad productiva del país, mejorar las condiciones de empleo y de protección con cobertura elemental y de calidad de servicios para los riesgos sociales más comunes como son la salud, la pérdida de ingresos por vejez, invalidez, sobrevivencia o desempleo.
Se debe reconocer también que las soluciones más efectivas no son las medidas paliativas o complementarias como las que promueven acciones para ocupar el tiempo libre de los ancianos, dar preferencias en las colas o servicios, o las dirigidas al autocuidado de los adultos mayores y a la generación de espacios de descanso y esparcimiento. Sino aquellas que realmente mejoren la calidad de vida para tener más años productivos como aquellas que aseguren el acceso a servicios idóneos de salud, seguridad social, vivienda digna y alimentación adecuada. Estas soluciones si exigen un compromiso político y económico para garantizar en forma explícita y progresiva paquetes de beneficios de aseguramiento universal en salud y de fondos provisionales solidarios a partir de un fortalecimiento de la capacidad productiva del país, de mayor eficiencia del Estado y de una distribución más equitativa de la riqueza con solidaridad hacia los más pobres y adultos mayores.
Para entender la magnitud del problema en el mundo y en nuestro país a continuación se presentarán las tendencias del envejecimiento y la magnitud de la carga social que nos espera enfrentar en el futuro muy cercano.
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