- Introducción
- Enfoque
- Argumento 1: "Los dos Juanes"
- Argumento 2: "El sentido básico del mito de don Juan"
- Sentimentalismo y enajenación
- "El yo en libertad"
- Conclusiones
- Bibliografía
Introducción
Los elementos que conforman, y a su vez definen al héroe romántico convencionalmente decimos que son, en primera instancia: la exaltación del amor, en tanto que pasión que da sentido a la vida, la relación amistosa y afable entre la naturaleza y el héroe que también es poeta, y un claro pesimismo, entendido como el resultado de una meditación sobre la existencia, uno que es negativo, pues este héroe se ha percatado de que no existen respuestas a los grandes enigmas de la vida y de la muerte. No obstante, lo que realmente hace la distinción de este héroe ante cualquier otro es que a pesar de lo negativo que se le presentan estas interrogantes, aspira a lo absoluto, hacia grandes ideales, a saber: la gloria, la justicia, el amor, pero por sobre todo, a la libertad; ésta última será la meta y finalidad más valiosa del héroe romántico, que irracionalista en su forma, ha de valerse de la rebeldía, como el garante de su empresa, con el fin de liberarse de las normas sociales, lo establecido, hasta incluso las riquezas. Esto último se entiende nada más que por la idea de superioridad del héroe romántico ante la sociedad; él es ante todo un yo", un individuo, un subjetivista.
Ahora bien, el paradigma romántico del héroe, o bien la encarnación misma del espíritu romántico, ha de encontrarse en el personaje Don Juan Tenorio[1]José Zorrilla recoge el mito de Don Juan, para extremarlo y materializarlo en su obra, a tal punto de estar al mismo nivel de su gran antecedente, El burlador de Sevilla y convidado de piedra. Cabe preguntarse aquí ¿Cuál es la característica que predomina en Don Juan? ¿Es este un idealista justiciero? O bien, ¿Plantea características propias que permiten que sea diferenciado con mayor ímpetu de sus pares épicos, barroco, renacentista, etc.? Respuestas a estas preguntas, es posible advertirlas luego de establecer los matices que se dejan ver en Don Juan; lo que éste no nos deja ver será también fundamental a la hora de intentar definir al héroe de Zorrilla"; sus abundancias y sus carencias humanas tienen mucho que decirnos.
Preliminarmente, diremos aquí que la argumentación y los temas que siguen, están basadas en los trabajos: La muerte de Don Juan. Don Juan y la novela contemporánea de Jorge Fernández Gonzalo, y Don Juan Contra Don Juan: apoteosis del romanticismo español, ambas publicaciones de revistas especializadas en literatura, además del texto Historia, literatura, sociedad y una coda: literatura nacional española de José-Carlos Mainer, todo enfocado en el texto Don Juan Tenorio, y como nociones secundarias, tomaremos El burlador de Sevilla y convidado de piedra.
Enfoque
UNA OBRA COMO DON JUAN TENORIO, EXCLAMA CON PROFUNDA SINCERIDAD QUE EL HÉROE ROMÁNTICO ES EN ESENCIA, LIBERTAD PURA, DESASOSIEGO E INTRANQUILIDAD. SIN EMBARGO, ÉSTA NO ES UNA VERDAD ESTÁTICA NI MUCHO MENOS, PUES PARA COMPRENDER AQUELLO ES FUNDAMENTAL REVISAR EL CONTEXTO EN QUE ZORRILLA REALIZA SU OBRA; EN REALIDAD, SERÍA OPORTUNO DECIR QUE ESTO NO SE DIO EN UN CONTEXTO ÚNICO. POR EJEMPLO, GRAN PARTE DE LA OBRA SE DIO EN EL DESARROLLO DE LA ÉPOCA MODERADA DE 1844 A1854, UN MOMENTO QUE ADEMA DE OTRAS COSAS SIRVIÓ PARA LA RESTAURACIÓN DE LA MONARQUÍA[2]JUSTAMENTE, ESTE ELEMENTO PRESENTA UNA NUEVA VISIÓN DE DON JUAN, UNA QUE LO PRESENTA CRISTIANO, RESALTÁNDOSE LA CREENCIA DE ÉSTE EN EL INFIERNO; AL FIN Y AL CABO UN PÍO. ESTO TIENE MUCHO SENTIDO SI TENEMOS EN CUENTA QUE EL PRIMERO EN RECOGER EL MITO FUE UN TEÓLOGO COMO TIRSO DE MOLINA[3]ADEMÁS, A RATOS EL DON JUAN LIBERAL SE PIERDE ANTE EL DON JUAN PIADOSO Y ARREPENTIDO. ESTA MIRADA PARECIERA ESTAR CARGADA CON UNA MOTIVACIÓN DE "SACRALIZAR" AL SEDUCTOR ROMÁNTICO, Y EN CIERTO MODO DE NO REPRESENTARLO COMO UN LIBERAL, Y EN EFECTO PERDER SU STATUS DE MODELO DEL HÉROE ROMÁNTICO. NO OBSTANTE, DECIMOS A ESTO QUE HAY SUFICIENTES MOTIVOS QUE PERMITEN COMPRENDER QUE ESTA ESPECIE DE "DUALISMO", O BIEN OSCILACIÓN DE LA PERSONALIDAD DE DON JUAN EN LA OBRA DE ZORRILLA, DE ALGÚN MODO NO ES CAPAZ DE EXCLUIR LA CARACTERÍSTICA TRASCENDENTAL DEL HÉROE ROMÁNTICO, A SABER, SU LIBERTAD, Y POR LO TANTO, NO ALCANZA COMO MOTIVO PARA QUE DON JUAN TENORIO NO SEA EL ARQUETIPO DEL HOMBRE LIBRE DEL ROMANTICISMO Y PROPIO DEL MOVIMIENTO ANTI-ILUSTRACIÓN. EN EFECTO, LA LÍNEA ARGUMENTATIVA DE ESTA MONOGRAFÍA ESTÁ CENTRADA EN REDEFINIR A DON JUAN, COMO EL HÉROE ROMÁNTICO POR EXCELENCIA, DE MANERA QUE LA POSTURA GENERAL ES FUNDAMENTALMENTE CRITICA ANTE LA POSIBILIDAD DE QUE LA EXISTENCIA DE LOS DOS TENORIOS SOSTENIDA POR DAVID T. GIES, ELIMINA UNA IDEA DE HÉROE ROMÁNTICO REPRESENTADO EN PLENITUD EN DON JUAN TENORIO, EN PERSPECTIVA QUE EL ELEMENTO DE LIBERTAD JAMÁS SE VE DISMINUIDO POR EL INTERMITENTE ACERCAMIENTO A LA FE DEL PERSONAJE PRINCIPAL DE LA OBRA DE ZORRILLA, PUES VEREMOS QUE ESTE ELEMENTO "PIADOSO" CUMPLE UNA LABOR EJEMPLIFICADORA, O MÁS BIEN SIRVE DE MORALEJA . ESTAS IDEAS HAN DE SER TENIDAS EN CUENTA SIEMPRE BAJO LA IMPLICANCIA DEL CONCEPTO DE LIBERTAD DE LA ÉPOCA, EL CONTEXTO QUE INFLUENCIÓ A ZORRILLA Y CÓMO ESTE LAS MANTUVO A PESAR DE "INVENTAR" DOS JUANES, INDEPENDIENTEMENTE DE CUÁLES FUERAN LOS MOTIVOS.
Argumento 1: "Los dos Juanes"
"EDGAR ALLISON PEERS DIVIDIÓ EL MOVIMIENTO ROMÁNTICO EN DOS DIRECCIONES FUNDAMENTALES: EL REDESCUBRIMIENTO ROMÁNTICO, QUE CONTENÍA LOS ELEMENTOS DE LA VIRTUD CABALLERESCA, EL CRISTIANISMO, LOS VALORES MEDIEVALES Y LA MONARQUÍA, Y LA REBELIÓN ROMÁNTICA, QUE INCLUÍA AQUELLOS ELEMENTOS DE ARDOR REVOLUCIONARIO Y EGOCENTRICIDAD TAN CARACTERÍSTICOS DE PARTE DEL MOVIMIENTO"[4]. A DON JUAN TENORIO SE LE SUELE UBICAR –Y ESTO ES DE OPINIÓN CASI POPULAR- EN EL TERRENO DE LA REBELIÓN ROMÁNTICA, PORQUE ES UN LIBERTINO, UN DESPREOCUPADO, EN DEFINITIVA UN IRREVERENTE. NO OBSTANTE, ESTA OPINIÓN ES UN TANTO INGENUA, PUES AL LEER LA OBRA DE ZORRILLA, NOS ENCONTRAMOS CON UN HÉROE QUE VERDADERAMENTE ES VÍCTIMA DE UNA OSCILACIÓN DE SU PERSONALIDAD, POR LO CUAL, NO CABE REDUCIRLO A UN ROMÁNTICO LIBERAL A SECAS, SINO QUE EN DETERMINADOS MOMENTOS UNO PUEDE CONSIDERARLE COMO UN ROMÁNTICO TRADICIONAL[5]ESTA INTERPRETACIÓN SOBRE DON JUAN, O BIEN ESTE INTERÉS POR ASIGNARLE VALORES CONSERVADORES, SUMISOS, TIENE COMO FIN PROPONER QUE ZORRILLA ESCRIBE DE DOS HÉROES DISTINTOS CON EL MISMO NOMBRE[6]PESE A ESTO LA TENDENCIA DEL LIBERALISMO CONTINUA INTACTA EN DON JUAN, ES DECIR ESTA SEGUNDA VISIÓN NO ELIMINA LA LIBERTAD O SU TENDENCIA LIBERAL, SINO QUE LA ABORDA DESDE OTRA PERSPECTIVA. UN EJEMPLO DE ESTO ES EN UN EXTRACTO DE LA SEGUNDA PARTE, QUE SERÍA CONTADA CON LOS EXTRACTOS QUE PRESENTAN AL DON JUAN CONSERVADOR: "D. JUAN: (DE RODILLAS.) ¡DOÑA INÉS! SOMBRA QUERIDA, ALMA DE MI CORAZÓN, ¡NO ME QUITES LA RAZÓN SI ME HAS DE DEJAR LA VIDA! SI ERES IMAGEN FINGIDA, SÓLO HIJA DE MI LOCURA, NO AUMENTES MI DESVENTURA BURLANDO MI LOCO AFÁN" (JOSÉ ZORRILLA, 1984). AQUÍ DE NINGUNA MANERA SE HACE TENUE O DISMINUYE LA ESENCIA DEL HÉROE ROMÁNTICO QUE ES LA LIBERTAD, LO QUE SUCEDE ES QUE ESTÁ REDESCUBRIÉNDOSE Y EXPLORANDO MATICES QUE EN LA PRIMERA PARTE DE LA OBRA SON MÁS EXPLÍCITOS; "EL DONJUANISMO KIERKEGAARDIANO NOS REVELA, PUES, UNA DOCTRINA A LA PAR GENEROSA Y NIHILISTA. LOS DOS CONCEPTOS, LA GENEROSIDAD Y EL NIHILISMO, QUE EL CANON TIENDE A CATEGORIZAR COMO MUTUOS ANTÍPODAS, ENCUENTRAN SU EXPRESIÓN SINTÉTICA Y PARADÓJICA AL INTERIOR DEL DIARIO DEL SEDUCTOR…ESTA ES LA EXQUISITA RIQUEZA QUE NOS OFRECE LA POÉTICA DONJUANINA."[7]. TENORIO JAMÁS NIEGA SU IDEAL DE LIBERTAD Y EN CONSECUENCIA SU REBELDÍA AL MOSTRARSE CON COMPASIÓN Y ARREPENTIMIENTO, SÓLO LOS GUARDA POR UN MOMENTO PARA MOSTRAR UNA DE SUS FACETAS, UNA QUE SOBREVALORA ANTE TODO LA PASIÓN Y EL SENTIMIENTO, LO QUE AFIRMA SU ESENCIA COMO ROMÁNTICO Y SIN MÁS. DICHO DE OTRO MODO DON JUAN PERTENECE A LAS DOS CLASES DE HÉROES ROMÁNTICOS; POR UN LADO ES REBELDE, POR OTRO SENSIBLE, PERO LA LIBERTAD EN ÉL ES ELEMENTO DE MAYOR TRANSVERSALIDAD; REÚNE EN SÍ MISMO, EL ROMANTICISMO TRADICIONAL Y EL LIBERAL. LO QUE ALGUNOS CRÍTICOS PROBABLEMENTE NO HAN VISTO, ES QUE EL HÉROE ROMÁNTICO ESTÁ LEJOS DE SER UN PERSONAJE PLANO, ANTES BIEN, DEVIENEN EN ÉL, MÚLTIPLES ESTADOS DE ÁNIMO.
Argumento 2: "El sentido básico del mito de don Juan"
"…Don Juan ha quedado como arquetipo del hombre libre, de ahí su trascendencia en el siglo XIX, en el cual se cuajan los valores del libertino como conducta común…y de ahí la pervivencia del mito en la literatura contemporánea"[8]
Fernández Gonzalo advierte una comparación entre el súper hombre de Nietzsche y Don Juan, señalando que las mejores definiciones de éste las podemos hallar en el oriundo de Röcken. Esto es posible en el sentido estricto de que el héroe se siente dueño de sí mismo y capaz de romper con la moral convencional; hace parecer lo bueno como malo y viceversa; en definitiva invierte los valores cristianos, para luego volverlos a su estado original. Esto le acerca al superhombre, dado que es capaz de romper su propio sistema de vida para volver a construirlo; no se conforma con lo estático ni lo inmóvil, pues considerará que la vida es un devenir. Pero ¿Cuál es la interpretación básica que deberíamos tener de la obra Don Juan Tenorio, de su ejemplo de libertad? ¿El mito ha de servir como una fuente ética? Y si es así ¿En qué sentido? Pues al ver a Don Juan, es posible ver que "su desdén por la muerte no es mayor que su amor a la vida, un amor egoísta, alejado de los valores de constricción y recogimiento del cristianismo"[9]. Siguiendo a Kierkegaard, Jorge Fernández Gonzalo dirá que el danés entiende que se debe aprender de Don Juan, en tanto que seductor que se autosatisface -y se hace cada vez más concupiscente-, a través de su mal ejemplo (el de Don Juan)[10], de modo que a partir de la narración de Zorrilla podemos comprender que el dejarse llevar por la emotividad y ser libre sin responsabilidad, trae consecuencias cruentas. La concepción de hombre libre que Don Juan Tenorio nos presenta, muestra a un individuo incapaz de interesarse por la otredad, uno que sobrevalora en demasía sus ideales -lo suyo-, por lo que pasa por encima de las "libertades de otros"; la libertad de Don Juan es siempre una libertad dolorosa y autorreferente[11]Por ello es lo más plausible que el intento de Zorrilla, a la manera del "enxiemplo" medieval, es enseñar lo se debe hacer, mostrando lo que no se debe hacer; esto explicaría la paradoja que encontramos en Tirso de Molina, que es un clérigo que escribe sobre un blasfemo, -sólo si este fuera oportunamente el que escribió la obra-. El arquetipo del hombre libre (Don Juan), jamás tuvo representación tan frívola y explícita como en este personaje; en adelante, cuando se hable del concepto de libertad, habrá que recurrir a Don Juan Tenorio y preguntarnos si en verdad somos o queremos ser libres.
subtema 1:
Sentimentalismo y enajenación
El sentimentalismo romántico está profundamente ligado con la idea de "enajenación", que se produce luego de que la libertad sostenida en una rebeldía multidireccional que se opone a las autoridades, falla o es insuficiente para lograr su objetivo. El héroe romántico aprecia la individualidad, pero sabe que la sociedad siempre se sobrepone; consecuentemente, en él se producen toda suerte de sentimientos que se reducen a la melancolía o al llamado "mal del siglo", que en su mayoría desemboca en el deseo de suicidio. Justamente, ésta enajenación que se puede presentar tanto física, como temporal y mentalmente, es el escenario perfecto para la aparición de todos los sentimientos y emociones llenas de descontento, que en definitiva son una oposición a lo "omniabarcante" que la sociedad, el pensamiento y la política se había convertido. "De alguna manera, el romanticismo, fue la más general y definitiva de las querellas de los antiguos y modernos, porque no solamente se planteó la superioridad de los segundos sobre los primeros, sino que se interrogó sobre el mismo fundamento de su inspiración… y pronto se supo que el moderno no podía ser sino sentimental"[12].
Así el sentimiento por excelencia, en el romántico es el amor, pero entremezclado con la muerte y la desproporción ante la vida; es que, el final trágico va a ser el que gatille la emotividad y el pesar, como lo vemos en Don Juan Tenorio: "D. Juan: ¡Ah! Mal la muerte podría deshacer con torpe mano el semblante soberano que un ángel envidiaría. ¡Cuán bella y cuán parecida su efigie en el mármol es! ¡Quién pudiera, doña Inés, volver a darte la vida! ¿Es obra del cincel vuestro?"[13].
En el caso de Don Juan, la enajenación es el escape, no sólo luego de sus crímenes, pues es víctima de una auto-marginación de su familia. Para él las reuniones familiares son sólo "pláticas de familia, de las que nunca hice caso"[14]. Estas son las trabas sociales de la exacerbación de la individualidad, de esta suerte de sobrecarga a lo subjetivo. Así, el sentimentalismo en el héroe romántico, surge como una puesta en juego de la enajenación, que revela que un Juan Tenorio no soporta que la libertad de la que se jacta, sea minimizada por una autoridad, por las circunstancias, ni por sus propios actos. De ahí que lo que le deprima más al hombre romántico –y digo romántico en cualquier época de la historia– es que lo limiten, que no lo dejen libre, a fin de cuentas que no lo dejen ser persona, de suyo, humano.
subtema 2:
"El yo en libertad"
"Don Juan fue el gran héroe romántico porque el Romanticismo creó al individuo. La conciencia del Yo se acaba de forjar a finales del XIX: ya no sirven para la caracterización del sujeto ni la ascendencia, ni la posición socio-económica, ni siquiera el nombre"[15]. Tal parece ser esta idea, que si somos agudos a la hora de analizar el texto de Zorrilla, nos percataremos que el elemento de mayor transversalidad es la construcción del "yo" en libertad, con marcados contrastes e intermitencias psicológicas en el héroe romántico. Es una constante en esta literatura, que la introspección, el diálogo consigo mismo, hasta con figuras inanimadas que de pronto cobran vida, están al servicio de la creación de la personalidad del romántico; éste, al parecer, inconscientemente es moldeado por los acontecimientos que le ocurren; así todos los elementos y los personajes que le rodean, le impulsan y exacerban sus intereses para darle forma a su "ego". Al fin y al cabo los ideales románticos no son un fin en sí mismos, antes bien, son los que determinan la identidad de este.
Don Juan Tenorio, a ratos se autodefine; dice quien es, por lo que hace: "D. Juan: …yo a palacios subí, yo los claustros escale, y en todas partes dejé memoria amarga de mi"[16]. Haciendo alarde ante su enemigo Luis Mejías, presenta sus ideales, cree definir que es un bandido, un forajido; otro héroe romántico se hubiera comparado con un pirata. Siempre es detectable este sentimiento de autodefinirse, este pensamiento de que el ideal, o mejor dicho lo que el romántico realiza y hace movido por sus ideales es lo que lo diferencia de los otros, lo que lo hace único.
Sin embargo, el yo en libertad de Tenorio, jamás es lo suficientemente libre como quisiera, pues parece que al igual que el burlador de Molina, pues aunque la sociedad ni la otredad es capaz de diezmarlo, lo divino y lo fantástico, se encargan de ello; su final será trágico y doloroso siempre. Se arrepentirá y se nos mostrará como el más ferviente creyente; actúa así, pues esta sien do limitado, y esa ideal d "yo" que está en su conciencia como su blanco, cada vez se aleja más de ser alcanzado; el héroe romántico sabe que va a sufrir, y esto es lo que lo hace ser lo que es, el dolor y el lamento, el darse cuenta que el yo en libertad es mucho mas realizable en el mundo de las ideas –siempre romántico-, pero pocas veces en la realidad. El "yo" libre siempre está en construcción, buscando identificación con la naturaleza, la soledad y el amor que persigue. Es un yo en libertad, pues se le presentan posibilidades y escoge cual se adecúa a sus pretensiones y ensoñaciones.
Conclusiones
Don Juan, como se dijo anteriorememente, acumula rasgos aparentemente contradictorios que parecen indicar que las causas de su enajenación y melancolía sean resultado de la oposición que su modo de ser refleja. Por otra parte, el deseo insatisfecho de la obtención de la libertad y en definitiva de los ideales inherentes a un romántico, parecen ser el detonante de sus actos. Podemos establecer que es la victima de sí mismo; no sólo es el resto el que cae en su trampa, no sólo son sus amores los que se dejan engañar y atrapar por su figura de seducción; Don Juan es a la vez, el victimario y la victima, es pues, su propio Némesis y el sufriente que es castigado por sus actos. Es que la seducción es un arma de doble filo, que se encarga de desdichar a la otredad, pero que también hace infeliz al que es dueño de ella. Es la seducción el principal tema de Don Juan –no de la obra, del personaje-; esta parece ser un ente con personalidad, que es mucho más libre que el propio hombre -romántico- que le confunde, porque le obliga a tener que optar por no sólo una manera de enfrentarse a la vida, a la muerte, le obliga a no ser unidireccional, a estar atado a ser un bipolar que no controla sus instintos más básicos.
Ahora, ¿De que libertad se jacta Don Juan? De la que la seducción le permite experimentar. No es que el romántico no sea sólo parcialmente libre, sino que lo es, en la medida que es un seductor, un atrayente, que cuando se siente atraído a sí mismo, no logra darse cuenta que es demasiado tarde, pues la justicia divina ya ha tomado cartas en el asunto.
Don Juan también es un burlador en Sevilla, y si cabe mencionar que se habla de distintas representaciones, o distintos héroes, estos siempre caerán por sus actos llenos siempre de pasión e irreflexión. Quizás Zorrilla, vio esto en su entorno de manera mucho más extrema que la representada en su obra, o la que representa de Molina, que para dejarnos una imagen un poco más atenuada, fue necesario hablar de un hombre que ante todo aspira a la libertad absoluta. Sin embargo, Zorrilla, sabe que es sólo eso, un ideal, que imprimió en el personaje principal de su obra, todos aquellos sentimientos que comprender tal verdad le ocasionó. De ahí que lo romántico es lo sentimental, lo melancólico, es lo que Don Juan es en todo el sentido de la palabra, pues el amor que puede sentir en la parte final de la obra y la desdicha por no tener en sus brazos y viva a su amado, es solo, porque su ego decae, es porque no se sentirá amado, tal vez nuca jamás.
Bibliografía
LIBROS:
Zorrila, J. (1984). Don Juan Tenorio. Santiago de Chile: Ercilla.
Mainer, José C. (2000). Historia, literatura, sociedad y una coda: literatura nacional española. Madrid: Editorial biblioteca nueva, S.L.
Tirso de Molina. (2007) El burlador de Sevilla, edición de Alfredo Rodríguez López-Vázquez, Madrid, Cátedra.
Revistas:
David T. Gies. (1980). Don Juan contra Don Juan: apoteosis del romanticismo español. Madrid: AIH. Actas VII. Centro virtual cervantes.
Jorge Fernández Gonzalo. (2010). La muerte de Don Juan. Don Juan y la novela contemporánea. Madrid: Revista Molino de letras. Año 0, número 10.
Luis Muñoz González. (1974-1975, págs. 93-122). Don Juan Tenorio, la personificación del mito. Estudios filológicos, 10.
– Macías Cardoso, Ricardo. (2006). El don Juan de Kierkegaard. México: Revista
digital universitaria.
Páginas Web:
Autor:
Luis Burgos Muñoz
PROFESOR: ESTEBAN VERGARA
PEDAGOGIA EN LENGUAJE, COMUNICACIÓN Y FILOSOFÍA
[1] Para profundizar en esta idea, ver Luis Muñoz González. (1974-1975, págs. 93-122). «Don Juan Tenorio, la personificación del mito» Estudios filológicos, 10.
[2] Esta idea la desarrolla en extenso David T. Gies en AIH. Actas VII (1980). Don Juan contra Don Juan: apoteosis del romanticismo español. Centro virtual cervantes.
[3] Ver La muerte de Don Juan. Don Juan y la novela contemporánea. (2010). Año 0, número 10, noviembre. Jorge Fernández Gonzalo.
[4] David T. Gies. (1980). Don Juan contra Don Juan: apoteosis del romanticismo español. Madrid: AIH. Actas VII. Centro virtual cervantes.
[5] Distinto es el caso de Espronceda, por ejemplo, que representa el romanticismo liberal de manera concreta, y se diferencia de Don Juan por una clara atenuación de los matices de su personalidad.
[6] Justamente, Gies ve que Zorrilla creó a estos dos Juanes, pues podía satisfacer a todos. Para los que veían la sociedad de una perspectiva cínica, creó al Don Juan liberal, y para los cristianos basados en la fe y a favor de una monarquía, creo el segundo.
[7] Macías Cardoso, Ricardo. (2006). El don Juan de Kierkegaard. México: Revista digital universitaria.
[8] Jorge Fernández Gonzalo. (2010). La muerte de Don Juan. Don Juan y la novela contemporánea. Madrid: Revista Molino de letras. Año 0, número 10.
[9] Ibíd.
[10] Ver La muerte de Don Juan Don Juan y la novela contemporánea. (2010). Año 0, número 10, noviembre. Jorge Fernández Gonzalo
[11] Tanto Tirso de Molina como José Zorrilla extreman la libertad individual y la aplican e imprimen en Don Juan. Al parecer la concepción de libertad de la época estaba “limitada” a tener que sobreponerse ante todo lo que se presentara como lo establecido definitivamente, pero específicamente, al “otro”.
[12] Mainer, José C. (2000). Historia, literatura, sociedad y una coda: literatura nacional española. Madrid: Editorial biblioteca nueva, S.L.
[13] Zorrila, J. (1984). Don Juan Tenorio. Santiago de Chile: Ercilla.
[14] Ibíd.
[15] Jorge Fernández Gonzalo. (2010). La muerte de Don Juan. Don Juan y la novela contemporánea. Madrid: Revista Molino de letras. Año 0, número 10.
[16] Zorrila, J. (1984). Don Juan Tenorio. Santiago de Chile: Ercilla.