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Doce relatos cursis

Enviado por Mario Blacutt M


Partes: 1, 2, 3

  1. Prólogo
  2. El Vestido
  3. El Gurrumino
  4. La última lealtad
  5. ¡Sí, él es!
  6. En un aeropuerto
  7. El Regalo
  8. El Anillo
  9. Las vitrinas
  10. Pobre pero honrada
  11. El Alba de la Noche
  12. La Danza de las Ostras

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MARIO BLACUTT MENDOZA

Derechos de autor registrados por Ley

Ella le dice a él:

……. es que en esa época eras tan joven; apenas tenías 17 años, mientras que yo ¡ya tenía 15!

(Shakespeare)

Prólogo

Había una vez (….¡que comienzo!) una señora que era multimillonaria en años, en salud, en sabiduría y en dinero; un día, leyendo los testimonios de muchas mujeres acerca de sus experiencias, grandes y pequeñas, se le ocurrió algo. Escogió las 12 que le parecieron las más cursis.

Luego les escribió, a través de sus correos electrónicos, para decirles que había decidido premiarlas con una suma muy sustanciosa; al mismo tiempo, las invitaba a su residencia con el objeto de sostener algunas tertulias sobre los relatos actualizados de cada una.

Recibidas que fueron las diez señoras, venidas de los cinco continentes, se reunieron en una linda sala y contaron sus historias otra vez; después de escuchar cada testimonio, la anfitriona no sólo dobló los premios, sino que decidió que los relatos debían ser publicados.

Había leído mi libro de poemas "La Orquídea Negra" el que le había gustado mucho por su contraste femenino-masculino; por eso es que me encargó la tarea de editar los testimonios.

El libro saldría publicado en varios idiomas, subvencionado por ella. Este pequeño volumen es el resumen de los doce relatos a los que he denominado "Doce Relatos Cursis"; no como una expresión peyorativa, sino como un reconocimiento al papel que el cursilerío ha tenido en la literatura y en la música.

Por ejemplo, una de las dimensiones artísticas en la que más resalta el cursilerío es en la Ópera Romántica; si ponemos atención al libreto, nos daremos cuenta que prima en la gran mayoría de ellas, el cursilerío más acabado e ingenuo. Sin embargo, no por eso dejamos de emocionarnos ante el desarrollo del relato, el que se desenvuelve por el camino que le abre la música.

Corín Tellado es ya la concreción misma de lo cursi. El número de mujeres, señoras y señoritas, que vibraron de emoción con las novelas de Corín Tellado deben estimarse en millones. Sin contar que todo enamorado (a) es un cursi en movimiento. El intento de presentar estos relatos, a los que califico de "cursis", es un testimonio de reconocimiento a todas esas expresiones.

En nombre de mi madre, porque era una lectora asidua de las novelas cursis, en las que encontraba grandes momentos de emoción vital.

En nombre de todas las mujeres del mundo que encuentran emoción en la lectura de las obras cursis.

En mi nombre, debido a las grandes satisfacciones, siempre reiteradas, que las óperas cursis y las canciones populares me brindan. Cuando digo "canciones populares" me refiero a las que torturé hasta la impiedad, cuando las cantaba en una rueda de amigos tolerantes

Hay en estas historias una variedad de experiencias, las que, en menor o mayor grado, serán compartidas por nuestras lectoras. He tratado de convertir en lenguaje literario muy simple el lenguaje coloquial con el que fueron relatadas.

Pero el contenido y la emoción originales permanecen intocados.

El Vestido

Todas las crónicas de las culturas occidentales coinciden en que nada es más importante para la vida de una mujer, que el vestido. El vestido la acompaña desde que tiene la facultad de distinguir entre el día y la noche, cuando por primera vez decide, que no será posible usar un mismo vestido en las dos rotaciones terrestres. Una mujer bien organizada clasifica su ropero de acuerdo con las estaciones del año, del día, de la semana, de la hora del día y de la actividad de la hora.

La primera cita con el pretendiente requiere respuesta urgente y mandatoria a la pregunta más importante de cuantas haya que inventariar: ¿Qué vestido voy a ponerme? "No tengo nada que ponerme"

Es la eterna respuesta a esa pregunta vital. Es la misma pregunta que hizo cuando tenía 7 años y debió asistir al primer cumpleaños de una amiguita, en los tiempos de la escuela. Es la misma que planteó cuando tuvo que estar presente en el primer baile de colegio, en la primera salida al cine. En el primer sábado después del último sábado, en el primer lunes después del último lunes, en el primer día, después del último día. En la primera mañana que siguió a la última noche…. Cada mujer sabe exactamente qué es lo que no tiene para ponerse en cada ocasión, no importa que el ropero esté a carga completa.

Partes: 1, 2, 3
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