El movimiento obrero en Argentina: entre el anarquismo y el peronismo
Enviado por Fernando José Luchetti
Historia social del trabajo
Introducción
En la historia del movimiento obrero, se perfilaron dos grandes líneas directrices: el anarquismo y el socialismo. De origen extranjero, ingresaron a Argentina con las políticas inmigratorias de fines del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX; trajeron consigo ideas de fraternidad humana, solidaridad de clase, dignidad y lucha. Si bien los anarquistas rechazaban la participación política y cualquier forma de organización estatal, pues el Estado era un instrumento de control de los burgueses para explotar a los trabajadores, proponían manifestarse mediante huelgas; los socialistas, en cambio, impulsaban a las clases a través de la participación política de los obreros y con este fin incentivar a que los trabajadores participaran en las elecciones. Los ideales de ambas corrientes se cimentaron en la clase obrera.
Con la era peronista, se borró en gran medida la conciencia de clase que existía en las filas obreras y se implantó una nueva identidad. En la década del "50, ya había una dualidad en la clase trabajadora argentina en el momento en que Perón se hace cargo del poder. Por un lado, los "trabajadores viejos", fogueados con la experiencia político-sindical y fuertes tradiciones anarquistas y socialistas, que no fueron captados por el peronismo y permanecieron en la oposición (al menos en un principio); por el otro lado, estaban los "trabajadores nuevos", migrantes internos recientes y sin experiencia de lucha, que fueron atraídos fácilmente por el discurso y la política de Perón.
A continuación, pretendo analizar las concepciones anarquistas y peronistas, con respecto al Estado, los sindicatos y el trabajo. Para esto, he estructurado el presente trabajo en tres partes: por un lado, trataré los postulados fundamentales del anarquismo, por otro, analizaré los principios del peronismo, teniendo en cuenta su contexto histórico, puesto que no pueden ser considerados independientemente de las condiciones históricas y sociales que le dieron origen ni al margen de la lucha de clases. Por último, intentaré explicar cómo se neutralizó la lucha obrera con la ideología peronista.
Desarrollo
-I-
Podemos comenzar diciendo que el anarquismo, como doctrina político-social revolucionaria, surge a partir de la resignificación de conceptos de otras disciplinas. Siguiendo a Suriano, esta corriente ideológica erige su aparato simbólico, tomando elementos de la religión católica, la política y la filosofía ilustrada, dotándolos de nuevos significados. En otras palabras, los pensadores anarquistas del siglo XIX no "fabricaron" ninguna ideología de manera artificial sino que sistematizaron los puntos más importantes de esta corriente, a partir de otras ideologías y doctrinas.
Es objetivo del anarquismo mejorar las condiciones de vida material y social de la clase obrera. Por esto, sienta sus bases en el combate al sistema que produce los privilegios de los capitalistas. En este sentido, decimos que el anarquismo es revolucionario, pues se presenta como una alternativa al capitalismo, por considerarlo "criminal"[1]. Postula que las tierras y las máquinas deben ser propiedad del pueblo. Para el pensamiento anarquista, la idea de trabajo implica la realización del ser humano: comprende la noción de pertenencia social, el trabajo es inherente al hombre, no se separa de las personas. De este modo, entiende por "trabajo" todo gasto de energía humana tendiente a satisfacer las necesidades personales y sociales. Ése es el que le proporcionaba al individuo el sentimiento de utilidad.
En la sociedad salarial, el trabajo alienado se vuelve contra la persona; la des-realiza en tanto que implica una enajenación del hombre respecto al trabajo en sí, al producto del mismo y al propio sujeto. El obrero debe vender su fuerza de trabajo a cambio de un jornal ("Todo está a mano de la patronal. Por eso lo pobre estamo esclavizao. Porque ello tienen todo y nosotro no tenemo nada, má que lo brazo pa trabajá."[2]). De esta manera, el trabajo se ha convertido en una mercancía que, junto a los medios de producción, es propiedad de la clase dominante.
Para el anarquismo, la dignidad humana es la base de toda relación, que debe ser fraterna. Por esto, la clase obrera se organizó en sindicatos para obtener mejores condiciones de vida y trabajo. Estas asociaciones reunían obreros y empleados que trabajaban dentro de un mismo ramo del sector de servicios. La organización, lejos de crear la autoridad es el único remedio contra ella y el medio para tomar parte activa y consciente en el trabajo colectivo y dejar de ser instrumento en manos de los jefes. Sus dirigentes eran elegidos en asambleas. Se trata de sindicatos por rama de oficio, independientes de los patrones y del Estado.
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