Moça tan fermosa. Santillana
Andaba yo días atrás con trece esforzados murcianos, interesados por las letras de otrora, por apreciar las maravillas de la naturaleza y, sobre todo, por saber vivir bien, mientras contemplábamos los detalles de los montes que parecía como si nos rodearan : el Puntarrón, los Mamellones, las Columbares… Ese paisaje, salpicado por aquí y acullá de sucesivas terrazas que la mano del hombre ha trazado para laborear donde se puede, era una admiración para los ojos de este manchego, acostumbrados desde su infanci a al horizonte sin fin. Nos encontrábamos en las afueras de Murcia, poco después del aciago tormentón de la víspera de San Miguel.
Con ese regusto, difícil de contar con palabras, callamos todos para escuchar a uno de los esforzados, que se lanzó a recitar una serranilla del Marqués de Santillana, Íñigo López de Mendoza, ésa que nos aprendíamos a los doce años como el poemilla castellano perfecto y precioso:
La vaquera de la Finojosa
Moça tan fermosa non vi en la frontera, com´ una vaquera de la Finojosa.
Faciendo la vía del Calatraveño a Santa María,
vençido del sueño, por tierra fragosa perdí la carrera,
do vi la vaquera de la Finojosa.
En un verde prado de rosas e flores, guardando ganado con otros pastores, la vi tan graçiosa que apenas creyera que fuese vaquera de la Finojosa.
Non creo las rosas de la primavera sean tan fermosas nin de tal manera, fablando sin glosa, si antes supiera
de aquella vaquera de la Finojosa.
Non tanto mirara su mucha beldad, porque me dexara en mi libertad.
Mas dixe: «Donosa (por saber quién era),
¿dónde es la vaquera de la Finojosa?»
Bien como riendo, dixo: «Bien vengades; que ya bien entiendo lo que demandades: non es deseosa
de amar, nin lo espera, aquessa vaquera de la Finojosa».
Para situarnos, don Íñigo nació en Carrión de los Condes (Palencia) el año 1398 y dejó este mundo en Guadalajara el 1458, sin haber cumplido los 60. En 1445, Juan II de Castilla, el padre de Enrique IV e Isabel I, lo nombró marqués de Santillana (del Mar) y conde de Manzanares el Real. Era además, por herencia, señor de Hita y de Buitrago. Su padre, Diego Hurtado de Mendoza, era el almirante mayor de Castilla y su madre, Leonor Lasso de la Vega, superaba en fortunas a Diego. La hermana de Diego Hurtado, tía carnal de nuestro Íñigo, era Juana de Mendoza y Ayala, llamada la Ricahembra, que sería bisabuela del rey Fernando el Católico y de Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán que, como sabrás en lo sucesivo, eran primos segundos. Su esposa Catalina Suárez de Figueroa y Orozco, no quedaba a la zaga en riquezas. Era Catalina huérfana de padre y madre al casar en Salamanca el año 1412 con Íñigo (éste con 14 años). Hija del que fuera gran Maestre de la orden de Santiago, Lorenzo Suárez de Figueroa y de María de Orozco. Para que tus ojos se hagan chiribitas, habrás de saber amigo Sancho que, tantas eran las tierras del marqués que, se decía, "para ir de Guadalajara al mar Cantábrico, unos 400 Km, no tenía necesidad de dormir en casa que no fuese de su propiedad".
Hagamos honor a su abuela materna, solemos olvidar a las grandes mujeres, en cuyas casas pasó la niñez Íñigo. Fue la cultísima doña Mecía de Cisneros la que inculcó en el joven Íñigo el regusto por el saber, y le propició con buenos maestros, el cultivo del mecenazgo en jóvenes promesas sin medios, el tener buenos criterios, el ser equitativo… Lo que supuso que devorase desde niño los libros que llegaban a sus manos, fuesen de la España musulmana, judía o cristiana, o de la Francia o la Italia prerrenacentista. Declarado admirador de Dante Alighieri, poseía acaso, la mejor biblioteca privada de la época en Castilla. Su imaginación era asombrosa y su pluma conseguía, extraño don, reflejarla diestramente en el papel. Fue Íñigo el primero en componer en castellano sonetos "fechos al itálico modo"…
Para no liarte más con esta familia, sólo añadir que, de los diez hijos que tuvo el marqués con Catalina, su primogénito, Diego Hurtado de Mendoza y Suárez de Figueroa, (1413 a 1479), además de la herencia que le dejase Íñigo, los reyes Isabel y Fernando le otorgaron en 1475 el ducado del Infantado. El 6º hijo era Pedro González de Mendoza (1428 a 1495), el cardenal Mendoza, nada menos, de quien se decía era "el tercer rey de las Españas"… Las hijas que este famoso cardenal tuviera, eran en palabras de la reina Isabel, "los pecadillos del Cardenal"… y le llamaban "tío". No te compliques porque hermanos de padre y madre, "legítimos" o no, tuviesen distintos apellidos, la cosa no se normalizó hasta que llegase Jiménez de Cisneros, otro cardenal como sabes.
Mis años de senderista y otros recorridos familiares al sur de Puertollano, facilitaron el que recorriera tranquilamente aquellos vastos territorios al sur de la Mancha, usando las cañadas, los cordeles y las veredas del "honrado concejo de la Mesta", por las que aún circulan en sus movimientos migratorios grandes rebaños de 2, 3 o 4000 ovejas, guiados por cuatro o cinco pastores a lomos de caballo o mulo, con siete o doce fieles perros entre mastines y careas, cuyos amos tratan como si fueran de la familia. La comprensión y ejecución de las órdenes de éstos eran asombrosas para un analfabeto, como yo, en esas áreas: El pastor dice frases y hace gestos. Los perros mueven a cientos de ovejas según las indicaciones. ¡Pasmao! Ni los pastores ni los perros han hecho máster alguno.
Don Íñigo viajaba mucho, obligado por sus responsabilidades y sus posesiones. Los frecuentes largos recorridos a caballo, le hacían ser observador preclaro. Viajaba de día; de noche descansaba en lugares de escasas comodidades, salvo que llegase a palacios o castillos. Esas noches las aprovecharía para compartir con gañanes y pastores, unas horas de charlas interesantes… Recordaba yo en ocasiones a don Íñigo y a la moza fermosa de mi juventud, cuando viajaba por el valle de Alcudia. Me explicaré:
Llegué a leer los datos que se tenía sobre la Finojosa y Santa María. Quedé asombrado porque relacionasen la Finojosa con el pueblo actual de Hinojosa del Duque, en la provincia de Córdoba próximo a Cabeza del Buey, en la provincia de Badajoz. Santa María, sin embargo, dicen otros que podría ser una ermita del valle de los Pedroches, en Córdoba o, también, Santa María de Trassierra, a tres leguas de la ciudad de Córdoba según otras opiniones. Están a buena distancia, por caminos que no son los del "Calatraveño" y de difícil explicación para atravesarlos el marqués. La conclusión sería que se va de Castilla a Andalucía por lugares apartados. No tiene sentido poner como destino a Santa María de Trassierra, para eso se llega a Córdoba, donde hay más comodidades… Hay que buscar el escenario en tierras de Calatrava, donde hay volcanes y aguas termas.
El recorrido es, en palabras de don Íñigo, "Faciendo la vía del Calatraveño a Santa María". El inicio de la ruta es el castillo de los Calatravos, Calatrava la Nueva, cercana a Calzada de Calatrava y a Aldea del Rey, pues el castillo de Calatrava la Vieja, cercano a Carrión de Calatrava, al norte, había perdido entidad tras la batalla de las Navas de Tolosa, en 1212.
Para saber hacia dónde iba, es preciso fijarse en que ese destino sería famoso, bien conocido para los usuarios de esas rutas en el siglo XV con tan sólo indicar "Santa María". Pensemos en un recorrido en torno a 80 Km como el trayecto válido para un día a caballo, al menos en verano, o durmiendo en una venta intermedia si les vencía el sueño… y nos sale fácil si a otros conocimientos históricos generales, añadimos crónicas de los caballeros calatravos, publicadas en Toledo en 1572. Veamos:
Tras el desastre de Alarcos, 1195, a una legua de la actual Ciudad Real, los almohades tomaron el potente castillo calatravo de Carrión de Calatrava y sometían al pillaje poblaciones cristianas del valle del río Tajo. Toledo temblaba, pero poco a poco, fueron perdiendo "fuelle". La cruz calatrava que portaban sus caballeros en el pecho era negra, pero desde Alarcos se cambió a roja, en recuerdo a la sangre de tantos cruzados muertos . Con el paso de los años, los escasos calatravos que no murieron en Alarcos, resistían en primera línea y pronto llegaron a conquistar el castill o de Salvatierra, situado en una elevación a dos Km del actual castillo de Calatrava la Nueva (ya referido). En 1208, época del III gran Maestre de Calatrava, Martín Pérez de Siones, hacía el desgaste (pillaje) en territorio moro cual "mosca cojonera", en los reinos de Jaén y de Córdoba, quemando, robando pastos, matando y consiguiendo prisioneros para intercambiar… Al regresar de una incursión, fue avisado que los moros habían tomado el castillo de Almodóvar del Campo, y matado a más de sesenta cristianos (pueblo de Ciudad Real en el que, como saben muchos e ignora TVE, nació el recién proclamado doctor de la Iglesia San Juan de Ávila en 1500, el mismo en el que naciera el emperador Carlos V). El maestre y sus huestes, sin descansar, continuó hacia Almodóvar. Los moros son avisados de la próxima llegada de cristianos, Huyen del lugar. Atraviesan los Puertos Pulido y de Niefla, los pasos del Valle de Alcudia, pero son alcanzados en "un lugar que se llamaba Fuencalda, en Sierra Morena, que agora se dice la Fuencaliente. Y allí, él y los suyos mataron muchos moros que se quisieron defender, y cautivaron más de doscientos, los cuales, por mandado del Maestre, fueron pasados a cuchillo…" dicen las crónicas, y regresó al norte.
En 1211 los moros recuperaron Salvatierra, que cayó de nuevo en manos cristianas en vísperas de la "gesta" de Las Navas de Tolosa… Con prisioneros moros de esta batalla trascendental, los calatravos construyeron el enorme castillo de Calatrava la Nueva en un monte mucho mayor que el de Salvatierra.
Esta documentación advierte que los cristianos se habían recuperado mucho y bien desde el desastre de Alarcos y, con sus más y sus menos, propició que el mismo rey derrotado Alfonso VIII, fuese vencedor el 1212 en Las Navas de Tolosa. La cosa se consiguió gracias a la unión de los reinos cristianos: Castilla, Aragón, Navarra, incluido el portugués. De leoneses, gallegos y asturianos, el rey leonés Alfonso IX, sólo permitió algunos voluntarios para la causa cristiana… Infeliz del leonés, de haber ganado el moro, el propósito del califa era reconquistar toda la península para el Islam.
Al manejar las letras, las artes, la diplomacia y las armas, fue nombrado Íñigo Capitán mayor en la frontera con el hostil reino moro de Granada, responsable militar. Ello suponía frecuentes viajes hacia el sur, que estaba más o menos inestable tras las conquistas de Fernando III el Santo de los importantes reinos moros, al sur de la actual provincia de Ciudad Real: Jaén, Córdoba y Sevilla, y someter a vasallaje el reino moro de Murcia, todo ello hasta 1248. Quedaba ese reino Granadino, amenazado y amenazante en 233 años, hasta 1481. Su mermado territorio, estaba limitado a parte de lo que ahora es la provincia de Cádiz, y las de Málaga, Granada y Almería. Se le combatiría hasta la conquista definitiva por el reino unificado cristiano de Isabel y Fernando, desde 1481 hasta enero de 1492, como sabes.
Sigamos con la investigación. En 1369 se fundó el Priorato de Santa María de la Fuencalda, siendo Maestre calatravo Pedro Muñiz de Godoy, "pasó por una muy devota ermita de esta Orden, que estaba en Sierra Morena, y se decía Santa María de los Baños o de la Fuencalda, que agora es iglesia y se dice de la Fuencaliente. Estaba allí un Freyle clérigo de esta Orden, que se decía Frey Benito Sánchez, el cual pidió al Maestre licencia para dar a poblar el término de aquella Ermita. El Maestre, por devoción que tuvo a la Ermita y afición al Freyle, diole esta licencia, y privilegio para que los pobladores que allí viniesen, y los que después de ellos viniesen allí, fuesen libres y francos de todo pecho y tributo para siempre. Item dio facultad al Prior o Freyle de aquella ermita, y a sus sucesores para dar solares y repartir términos a los pobladores y le concedió que los diezmos de cualquier fruto de aquellos términos…" dicen las crónicas calatravas. Iba a unirse el ejército calatravo al de Enrique de Trastámara el de las Mercedes, para luchar contra el hermano de padre de éste, Pedro I el Cruel, o el Justiciero, según para quién. Una guerra civil más a las que tanta afición hemos tenido.
Santa María de la Fuencalda era muy conocida desde Toledo a Córdoba. Iban allí a bañarse quienes tenían enfermedades y dolores por reuma y artrosis… Por las curaciones se les atribuía poderes milagrosos y de ahí el que los calatravos montasen el priorato. Las aguas caldas con gases y sustancias, naturalmente, no puede ser obra más que de la madre de Jesús… Quienes pasaban por allí, aprovechaban y paraban para bañarse en cualquier época, a causa de sus aguas "caldas". Aún en el siglo XXI continúan estas aguas con buena clientela. Por Santa María, sin duda, se refiere don Íñigo a Fuecaliente, en Sierra Madrona, que forma parte de Sierra Morena, al sur de la provincia de Ciudad Real, lindando con la de Córdoba. Desde Fuencaliente a Puertollano, los senderistas hemos disfrutado por sus valles y colinas de magníficos días, árboles milenarios, como "El Abuelo", roble mayestático, y "La Encina Bonita de las Mil Ovejas", tan grande que puede dar sombra a un ganado de 1000 ovejas al mediodía, bosques atípicos en la Mancha, venados, jabalíes, aves, fuentes exquisitas, las Ventillas, ventas como "La de la Inés" o "del Alcalde", en la que aún se resiste Felipe Ferreiro, anciano ya, a ser expulsado por un señorito de hoy que le priva del agua. Seguimos con Minas del Horcajo, de plata, de plomo… hoy abandonadas, La Bienvenida (la Sisapo romana, con mosaicos, columnas, anfiteatro)… precioso. Ganados vacunos para carne, ovejas trashumantes… y nos imaginamos por allí a Rinconete y Cortadillo y a don Miguel, que tanto sabía de estos parajes. Súbitamente, en algún momento de la caminata, ves pasar en un pispas un gran gusano metálico a cerca de 300 Km/h. Es el AVE, tren de alta velocidad que pasa sin parar, qué suerte que no pare. Tanto en Fuencaliente como en Santillana del Mar hay pinturas rupestres: Peñaescrita y Altamira, con dibujos en rojo sobre roca de animales, personas y estrellas en aquélla y sólo animales en ésta… Curioso, ¿no, don Íñigo?
Sigamos. Ayúdate de un buen mapa. Al tener el origen, Castillo de Calatrava la Nueva, y el final, Fuencaliente, busquemos el intermedio: Desde el castillo llegaríamos hoy a Villanueva de San Carlos, sigues y, antes de alcanzar Puertollano, cruzaríamos el río Ojailén y… ¡albricias! Nos encontramos un terreno algo montañoso donde se cría la hierba, las amapolas rojas en mayo, encinas, cantueso, jara, romero, tomillo, malvas, hinojo… y el hinojo, antes finojo… finojosa… planta aromática que aún se usa en el guisado de las berenjenas. Es el pueblo de Hinojosas de Calatrava, con su antigua mina de pirita La Simona. De seguir por Cabezarrubias del Puerto, al poco, por Brazatortas, te metes en el Valle de Alcudia, una especie de extenso mar verde en primavera y amarillo en verano, salpicado de encinas descomunales, bordeado de montañas al norte y al sur… "el verde prado de rosas e flores": era primavera… Al poco tropezarás con la cañada, en parte es ahora la carretera N-420… y llegas a Fuencaliente, a Santa María.
Ya no damos más explicaciones en nuestra investigación. Otra que no llegue a estas conclusiones, puede incurrir en gran incertidumbre, no es la vía del Calatraveño, ni hay razón para que el Capitán mayor de la frontera con el moro pase por esos pueblos muy al oeste de Córdoba, lo que excluye la posibilidad. A más a más, la "navaja de Ockham", franciscano inglés del siglo XIV que simplificó las interminables discusiones tomistas . Llaman a esta "navaja" también "principio de economía" o "principio de parsimonia" se resume: si tienes dos teorías posibles para tener iguales consecuencias, la teoría más simple tiene más probabilidad de ser la correcta.
Si encuentras ocasión, comunica estas cosas a los lugareños de Hinojosas de Calatrava para que busquen a la finojoseña que cautivó a don Íñigo… su "Garota de Ipanema", y canten en sus fiestas con orgullo esas coplillas serranas.
Y acaso te preguntes… Pero ¿hubo o no hubo coito entre ambos? Y me imagino a don Íñigo, todo un caballero, actuando según escribiera más tarde don Miguel, el "padre" de nuestro hidalgo manchego, en el estrambote del soneto al túmulo de Felipe II:
Y luego, incontinente,
caló el chapeo, requirió la espada,
miró al soslayo, fuese y no hubo nada.
Sólo he entendido "Y luego", je, je.
En el siglo XV de don Íñigo, no había tantas hipotecas ni prima de riesgo, las personas vivían tranquilas en los pueblos y la guerra era la forma habitual de resolver las diferencias. Los turcos tomaron Constantinopla y temblaron los cimientos de Europa. La pólvora, la brújula y la imprenta modificaron nuestras vidas, llegaron a un Nuevo Mundo y, en especial, hicieron el RENACIMIENTO. Acaso precisemos renacer, crear un hombre nuevo y liberarnos de tantas nuevas ataduras mentales del "bienestar" material. Trae más felicidad el canto de un pájaro que el motor de un coche.
Dedicado a mi madre, y a los trece esforzados amigos murcianos.
Autor:
Francisco Aguirre M M
Un manchego en Murcia. A 10 octubre 2012.