Historia argentina

Enviado por gnpozzo

Al culminar la batalla de Caseros, Urquiza ingresó junto con sus tropas a la ciudad de Buenos Aires y designó como gobernador interino a Vicente López y Planes, quien convocó a elecciones de representantes para conformar la Legislatura.
Urquiza no era muy apoyado por los porteños: si bien era proclamado como un libertador por haber derrotado a Rosas, la nueva Legislatura estaba compuesta por viejos federales y unitarios.
En el resto de las provincias no se produjeron novedades importantes. En su mayoría los gobiernos provinciales apoyaron el nuevo estado de cosas y le otorgaron a Urquiza las relaciones exteriores, hasta tanto se constituyeran las autoridades nacionales de manera definitiva.
En Bs. As., la tensión creció en 1852: criticaban al gobernador por apoyar a Urquiza, y se activó una intensa propaganda a favor de la autonomía provincial.
Frente a este conflicto, Urquiza optó por invitar a los gobernadores a una reunión en San Nicolás. Con la excepción de Buenos Aires, los gobernadores aprobaron la convocatoria a un congreso constituyente y resolvieron designar a Urquiza como director provisorio con amplios poderes para conducir las relaciones exteriores, el mando de las fuerzas militares y reglamentar la navegación de los ríos interiores.
Los líderes porteños desconfiaban de Urquiza, y en la prensa hubo una activa discusión que sensibilizó a la opinión porteña en contra de la reunión del congreso.
Vélez Sarfield, expresó que el acuerdo representaba un "abuso y atropello" porque los gobernadores no tenían atribuciones para hacerlo.
Mitre denunció que el acuerdo formaba un poder irresponsable que superaba, incluso, a los poderes retenidos por el mismo Rosas.
En junio de 1852 se discutió en la Legislatura porteña si Buenos Aires suscribía o no el Acuerdo de San Nicolás y se rechazaron las condiciones pactadas, porque el poder otorgado a Urquiza era visto como un avasallamiento de la autonomía provincial.

Por ello el gobernador renunció, y Urquiza disolvió la Legislatura asumiendo el gobierno provisional de la provincia. Además suspendió los diarios opositores, clausuró la imprenta y expulsó a sus principales rivales como Mitre y Vélez Sarfield, entre otros.

Civiles y militares, antiguos federales y unitarios, mostraron una unión en contra de Urquiza.

Debates sobre el país

Se dividió la "Joven Argentina". Y algunos miembros de ésta optaron por apoyar a la Confederación dirigida por Urquiza; Sarmiento y Mitre, en cambio se alistaron a favor de Buenos Aires.
Algunos decían que Rosas había conseguido imponer el orden político anudando, en torno a su autoridad, el apoyo de la clase propietaria y el control de la clase popular. Ese orden, sin embargo, no era suficiente para sentar las bases institucionales del país.
La exitosa experiencia de los Estados Unidos alentó a Chile a crear un país a su imagen y semejanza, lo cual le dio resultados positivos.
Para Alberdi, la unidad política debía equilibrar la tradición unitaria y federal: una autoridad presidencial vigorosa que diese satisfacción, además, a las reivindicaciones de autonomía de las provincias.
Sarmiento creía que la sociedad argentina debía trasformarse por completo. Consideraba que al fomento de la inmigración europea, preferentemente anglosajona, debía sumarse una acción activa del Estado en la educación pública, a la que veía como la principal herramienta que permitiría aumentar las fuerzas de producción y abandonar el atraso intelectual y moral de la población:

"El poder, la riqueza y la fuerza de una nación dependen de la capacidad industrial, moral e intelectual de los individuos que la componen":

También decía que la igualdad en el momento de votar se convertía en el hecho básico de la organización social.
Las ideas liberales que enarbolaban los beneficios de la apertura del país al comercio exterior, la iniciativa privada y la eliminación de políticas proteccionistas conquistaron adhesiones importantes y representaron la forma más progresista de pensar la realidad en la época.

Buenos Aires, un Estado separado

La separación de Buenos Aires de la Confederación significaba que los grupos políticos porteños no estaban dispuestos a someterse a la autoridad nacional representada por Urquiza, el Congreso y la Constitución.
Esto provocaba dificultad de organizar un gobierno nacional estable y duradero, que uniera a todas las provincias argentinas, y demostraba que las causas de este problema no venían solo de las posturas que había tenido Rosas. La elite porteña no tardó en dictar una constitución en 1854, que la ponía en pie de igualdad como Estado soberano con la Confederación liderada por Urquiza.
Grupos políticos porteños:

Autonomistas, encabezados por Alsina, buscaban una afirmación de los intereses locales defendiendo la autonomía provincial.
Nacionalistas, encabezados por Mitre, intentaban integrar los intereses porteños a los destinos de la Nación bajo su liderazgo.

Buenos Aires experimentaba un crecimiento económico importante: aunque la guerra con las fuerzas de la Confederación absorbían buena parte de los ingresos que habían obtenido con el comercio exterior.
A las rentas de la aduana se le sumaron otros recursos provenientes de la venta de tierras públicas y de emprésitos externos, que favorecían la emisión de papel moneda para cubrir el déficit fiscal.
Una ola de prosperidad y confianza nutrió la vida porteña: la tierra se valorizó, se desarrollaron sectores medios rurales y urbanos vinculados a la explotación de ovinos, y se intensificó la actividad comercial
Bs. As. concentraba recursos económicos; contaba con una sólida estructura productiva, una ubicación geográfica privilegiada y era la sede de los capitales comerciales; su puerto era el punto obligado de intercambio del resto del país.

La Constitución y la Confederación

El Congreso sesionó en Santa Fe y aprobó la Constitución el 1º de mayo de 1853, sin la participación de Bs. As.
De inspiración liberal, sobre la base de los escritos de Alberdi y de la constitución de Estados Unidos, con ella el país adoptaba la forma de gobierno representativa, republicana y federal.
El Senado se formaría con dos representantes pro provincia, mientras que los diputados, que representan al pueblo de la Nación, serían elegidos proporcionalmente a la población.
Se instrumentaron los mecanismos electorales para la elección de las autoridades nacionales y Justo José de Urquiza fue electo como presidente de la Confederación (1854 – 1860).
El gobierno de la Confederación intentó integrar a Bs. As. por diversos medios, sobre todo por la importancia de los recursos con que contaba para financiar al Estado nacional.
Bs. As., rechazó la Constitución, ya que todos los ingresos que pertenecían a ellos, se dividiría equitativamente entre todas las provincias. Con ello, los grupos dirigentes porteños perdían el control del gobierno de la ciudad y de su fuente de ingresos, que pasaban al gobierno nacional.
Urquiza también intentó que la Confederación compitiera económicamente con el Estado de Buenos Aires: hacia 1857 dictó la Ley de Derechos Diferenciales, que estableció un recargo de impuestos a los productos que entraban a la Confederación por el puerto de Buenos Aires, con lo cual buscaba que los importadores introdujeran los bienes por Rosario, el principal puerto de la Confederación. A pesar de ello, no lo logró.

Hacia la unificación política

Para la Confederación, la integración de Buenos Aires era decisiva no solo por la riqueza material que almacenaba y que permitiría costear el Estado nacional, sino también porque una larga historia de conflictos y acuerdos nutrían las relaciones entre las provincias.
El gobierno nacional había intentado someter a la provincia rebelde sin éxito: ni el sitio de la ciudad, ni las negociaciones que siguieron, ni los intentos de invasión pudieron quebrar la voluntad separatista porteña. Tampoco dio resultado la presión comercial.
En 1859, se produjo un enfrentamiento armado en cepeda entre el ejército al mando de Urquiza y las fuerzas porteñas dirigidas por Mitre. Mitre fue derrotado por Urquiza. A partir de allí se iniciaron negociaciones y se firmó el Pacto de Unión, que estableció el modo en que Buenos Aires se incorporaría a la Confederación: la provincia revisaría la Constitución en una convención provincial y discutiría sus propuestas de reforma en una convención nacional; la Aduana porteña pasaría a la administración nacional, que a cambio se comprometía a destinar fondos al gobierno porteño; el ejército de la Confederación se retiraría de Buenos Aires y se suspendería por decreto la Ley de Derechos Diferenciales.
Esta forma gradual de incorporación no siguió el curso deseado. El clima político volvió a tensionarse ante la reunión de la convención nacional que aprobó las reformas propuestas por el gobierno porteño.
Urquiza y Mitre se enfrentaron en Pavón y Mitre se proclamó presidente de la nación.

La vida política

Bajo las presidencias de Mitre, Sarmiento y Avellaneda, el Estado nacional se consolidó y las transformaciones económicas y sociales experimentaron una intensa aceleración.

Ellas definirían el nuevo perfil del país en el marco de su progresiva adaptación al mercado mundial. Éste proceso modernizador de la política, la economía y la sociedad generó importantes resistencias entre quienes no compartían las formas de llevarlo a cabo, como también de los que quedaron excluidos de sus posibles beneficios.

Gastón Pozzo