Indice1. Introducción 2. Breve reseña histórica de los probióticos 3. El Sistema Inmune 4. Efectos beneficiosos de las leches fermentadas 5. Conclusiones 6. Bibliografía
El intestino como un ecosistema Un ecosistema puede ser definido como un lugar geográfico donde coexisten los constituyentes vivos y los inertes. El tubo digestivo, responde bien a esta definición. El número de microorganismos presentes en la porción final del tracto gastrointestinal humano es de aproximadamente 1011 bacterias por gramo de contenido. Esta microflora es el resultado de interacciones entre bacterias, huésped y medio externo y tiene una importancia fundamental en el individuo sano así como en el enfermo. Su desarrollo se inicia en el momento del nacimiento y después continua un proceso lento y gradual que se completa en varios años. La microflora colónica de los niños alimentados con leche materna, contiene un alto porcentaje de bifidobacterias. Con el transcurso de los años después de interrumpir este tipo de alimentación, el número de bifidobacterias comienza a disminuir (1). Los componentes de la flora intestinal varían de una persona adulta a otra ya que dependen del medio en el que habita el ser humano, de su alimentación y del patrimonio genético del de cada individuo. El ácido gástrico y el flujo peristaltico normal del intestino delgado limita la población bacteriana del tracto gastrointestinal alto. El intestino delgado es una zona de transición entre el estomago y el colon, en el se produce una transición gradual de la flora Gram-positiva a una población Gram-negativa. Esta flora varia según el segmento intestinal, por si misma no produce alteraciones, constituyendo un verdadero cultivo autorregulable (2). Hay dos tipos de flora intestinal: la flora residente o autóctona y la pasajera o transitoria. La primera se adhiere a las células epiteliales de la mucosa, son microorganismos fijos que se multiplican con rapidez, que están bien adaptados y son estables e inocuos. La flora pasajera no se fija al epitelio ni se establece en el intestino y esta formada por los microorganismos no patógenos procedentes de la porción superior del tubo digestivo, los alimentos y el medio ambiente (3). Algunos de los efectos de la flora intestinal son (4): – La modificación cualitativa del intestino. – Su papel sobre la degradación de los nutrientes. – La síntesis de vitaminas – La producción de ácidos grasos volátiles y la reabsorción de metabolitos bacterianos. – Síntesis de aminas activas y poliaminas. – El papel sobre los productos de secreción endógena. – La producción de gases. – La acción sobre el metabolismo de los xenobioticos.
Existen ciertas características propias de la microflora colónica en donde predominan las bifidobacterias entre las que encontramos la producción de ácidos grasos de cadena corta y de ácido láctico como producto de la fermentación de los carbohidratos, que disminuyen el pH en el colon creando un medio donde las bacterias potencialmente patógenas no pueden crecer y desarrollarse. También producen las llamadas bacterocinas, que actuan como antibióticos e inhiben a las bacterias patógenas. La estimulación del Sistema inmune, especialmente el intestinal y la capacidad de sintetizar algunas vitaminas del complejo B. Las infecciones persistentes en el tracto intestinal causan perdidas apreciables de Inmunoglobulinas, linfocitos y otras células y moléculas efectoras así como, nutrientes que conllevan al organismo a una inmunodeficiencia secundaria, esto desarrolla un ciclo que causa el deterioro severo del individuo. Las inmunodeficiencias secundarias son asociadas frecuentemente a enfermedades diarreicas, estas alteraciones desestabilizan de forma temporal o permanente algunos componentes de la inmunidad e incrementan la susceptibilidad a las infecciones. La malnutrición aumenta los procesos infecciosos y especificamente las diarreas infecciosas que aumentan la frecuencia de infecciones en la mucosa y una disminución de la motilidad intestinal que constituye la perdida de una de las características funcionales más importantes para el control de la proliferación bacteriana. El sobrecrecimiento de bacterias en el tracto intestinal produce una disminución de la formación de la micela, el aumento de ácidos biliares produce un incremento en la permeabilidad de la mucosa, permitiendo la absorción de macromoléculas incluyendo los antígenos foráneos y toxinas. La actividad mitotica de las células crípticas disminuye retardando la producción, migración y maduración de los enterocitos y se produce un mecanismo de reparación defectuoso en la mucosa intestinal (5) (6). La superficie de la mucosa intestinal tiene mecanismos de defensa que discriminan adecuadamente entre la flora comensal, la simbiótica y los patógenos exógenos (6).
2. Breve reseña histórica de los probióticos
El papel beneficioso de las leches fermentadas para la salud se conocía desde hace varios siglos, pero no fue hasta 1908 cuando el científico ruso Ilya Metchnikoff enfatizó los beneficios que proporcionaba el consumo de yogur a los pobladores de los Balcánes, en los que asoció su gran longevidad y buena salud física al elevado consumo de yogur, por sus investigaciones recibió el premio novel de Medicina en ese año. En 1965 Lilly y Stillwell utilizaron por primera vez el término de Probiótico, para nombrar a los productos de la fermentación gástrica (7). Esta palabra se deriva de dos vocablos, del latín -pro- que significa por o en favor de, y del griego –bios– que quiere decir vida. Esta definición fue modificada y se redefinió el termino de Probióticos como microorganismos y compuestos que participan en el balance y desarrollo microbiano intestinal . En la actualidad la definición de Probióticos ha sido dada por R. Fuller en 1989 como "Aquellos microorganismos vivos, principalmente bacterias y levaduras, que son agregados como suplemento en la dieta y que afectan en forma beneficiosa al desarrollo de la flora microbiana en el intestino"(8). Los probioticos son microorganismos que estimulan las funciones protectoras del tracto digestivo, también son conocidos como bioterapeuticos, bioprotectores o bioprofilácticos, se utilizan para prevenir las infecciones entericas y gastrointestinales (9). Para que un microorganismo pueda cumplir con esta función de protección tiene que poseer características tales como: Ser habitante normal del intestino, tener un tiempo corto de reproducción, ser capaz de producir compuestos antimicrobianos y ser estable durante el proceso de producción, comercialización y distribución para que pueda estar vivo en el intestino (10). La protección de estos microorganismos se lleva a cabo mediante dos mecanismos: El antagonismo que impide la multiplicación de los patógenos y la producción de toxinas que impiden su acción patogénica. Este antagonismo esta dado por la competencia por los nutrientes o los sitios de adhesión. Mediante la inmunomodulación protegen al huesped de las infecciones induciendo a un aumento de la producción Inmunoglobulinas, aumento de la activación de las células mononucleares y de los linfocitos (9). Las bacterias ácido lácticas pueden colonizar transitoriamente el intestino y sobrevivir durante el tránsito intestinal además, por su adhesión al epitelio, modifican la respuesta inmune local del hospedero (11). Ha sido probado in vitro o in vivo el efecto de los probióticos en estados patológicos como diarreas, vaginitis, infecciones del tracto urinario, desordenes inmunológicos, intolerancia a la lactosa, hipercolesterolemia y alergia alimentaria (12) (13).
Es el sistema de defensa del organismo, encargado de poner en marcha una serie de mecanismos para hacer frente a la invasión masiva de sustancias extrañas (antígenos) al mismo. El tipo de respuesta inmune depende de la naturaleza del antígeno (virus, bacterias, parásitos, hongos, pólenes, determinadas proteínas alimentarias), así como de su vía de entrada al organismo (piel, sangre, mucosa del tracto respiratorio, epitelio del tracto gastrointestinal). La primera línea de defensa previene de la mayor parte de enfermedades infecciosas y está constituída por barreras físico-químicas como son la piel y la capa mucosa (ej. a nivel nasal e intestinal) (14). La inmunidad segretora de la mucosa es el mecanismo más conocido en la defensa contra enteropatógenos. La IgA secretora en el lumen intestinal reacciona con los Antígenos específicos previniendo su ataque a la superficie de la mucosa. Este efecto protector depende de la capacidad de unión al Antígeno y se ha llamado inmunoexclusión (15) La respuesta del sistema inmune implica una compleja interrelación entre sus componentes. Se dan principalmente tres fases en esta respuesta: identificación de la partícula extraña, destrucción de la misma y regulación de la respuesta inmune mediante diversos mecanismos de retroalimentación o "feedback" (16). El Sistema Inmune intestinal permanece "no reactivo" a la microflora residente lo cual es interpretado como una manifestación de tolerancia inmunológica. Este proceso es de vital importancia en la integridad del intestino, un fallo en este mecanismo puede conllevar a procesos inflamatorios patológicos . Los mecanismos mediante los cuales los microorganismos autóctonos contribuyen a la modulación de la reactividad en la defensa intestinal contra los patógenos para preservar la integridad del intestino, se ha llamado efecto barrera.
Alimentos y Sistema Inmune El consumo de alimentos se relaciona con el sistema inmune en distintos aspectos. Toda ingesta de alimentos origina una respuesta inmune que generalmente desarrolla tolerancia a lo que en teoría podría ser una sustancia extraña al organismo. En efecto, las alergias alimentarias o reacciones de hipersensibilidad incluyen todas aquellas reacciones que implican la puesta en marcha de mecanismos inmunológicos; en este sentido, se distinguen de las intolerancias alimentarias donde no actúa el sistema inmune (17). Asímismo, hay que tener en cuenta la importancia de mantener un buen estado nutricional para conseguir un funcionamiento adecuado del sistema inmune, ya que los alimentos aportan los nutrientes esenciales para la síntesis de los elementos (sustancias y células inmunocompetentes) que constituyen dicho sistema (18). Sin embargo, no hay que olvidar que junto con los alimentos, ingerimos una gran cantidad de bacterias, la mayoría de las cuales mueren cuando atraviesan la pared gástrica, debido a su bajo pH. Precisamente, el interés reciente se centra en aquellas bacterias que son capaces de sobrevivir una vez han atravesado el tracto gastrointestinal. Teóricamente, estos microorganismos podrían interaccionar con las bacterias de la microflora y/o células de la mucosa intestinal, induciendo o modulando distintas actividades biológicas que pudieran ser beneficiosas (19) se trata pues de microorganismos capaces de sobrevivir a través del tracto digestivo, tienen un efecto beneficioso en la función intestinal y promueven la salud (20) (21). De hecho, las LAB constituyen una gran proporción de los cultivos probióticos que se utilizan en los países desarrollados (22).
Probióticos y Sistema Inmune A principios de la década pasada se señaló la influencia de los Probióticos sobre la respuesta inmune. Es esencial que las LAB vivas sobrevivan después de atravesar el tracto gastrointestinal, para poder expresar así sus propiedades inmunomoduladoras (23). En este sentido, se ha observado que ciertas cepas de LAB actúan sobre las reacciones de hipersensibilidad retardada, producción de anticuerpos, activación funcional de macrófagos (24); se ha podido demostrar además que algunas son capaces de prevenir infecciones entéricas, así como de ejercer una acción antitumoral al inhibir agentes químicos carcinogénicos (25). Las propiedades inmunomoduladoras de las bacterias ácido lácticas en humanos han sido descritas por varios grupos de investigadores, recientemente se probó en un grupo de voluntarios sanos una leche fermentada suplementada con Lactobacillus acidophilus La1 o Bifidobacterium bifidum Bb12 y se midió la actividad fagocitica de leucocitos en sangre, esta se encontró aumentada en ambos grupos y coincidió con la colonización fecal por bacterias ácido lácticas que permanecieron en el intestino 6 semanas después de la ingestión del producto (26). Los estudios más recientes aseguran que el mecanismo de fagocitosis se activa e incrementa en los tratamientos con bebidas lácteas enriquecidas con Lactobacillus y que esto va acompañado de la producción de varias citoquinas como el Interferon g , Interleuquina 12 y la Interleuquina 10 (27) (28). Con frecuencia se han citado en la bibliografía ciertas propiedades inmunomoduladoras de las LAB, aunque sigue sin comprenderse con exactitud cuales son los mecanismos implicados (29). Sin embargo, se ha descrito en modelos animales un efecto protector que ejercen las LAB frente a patógenos intracelulares, y que podría estar asociado con una activación del sistema reticuloendotelial (30). Los estudios más recientes tratan de conocer los mecanismos implicados y obtener un modelo en el que se pueda observar la relación causa-efecto entre la ingestión de los distintos tipos de leches fermentadas y la modulación del sistema inmune (30).
4. Efectos beneficiosos de las leches fermentadas
La leche fermentada es un producto lácteo preparado con leche en polvo o concentrada que ha sufrido pasteurización, esterilización ó ebullición, a la que se le inocula LAB que pertenecen a una ó varias especies, características para cada producto. Las LAB se caracterizan porque durante la fermentación transforman algunos azúcares, principalmente la lactosa, en ácidos orgánicos (láctico y acético). Son utilizadas en la elaboración de yogures y determinados productos de fermentación de la leche (31). Los estudios llevados a cabo en animales y en humanos se han centrado en los efectos de las leches fermentadas sobre tres funciones prioritarias del sistema inmune: reconocimiento del antígeno, destrucción del mismo y regulación del material destruído. Así, se ha podido observar que los macrófagos, inmunoglobulinas específicas y algunas citoquinas se modifican tras la ingesta de leche fermentada (32). Se ha indicado también que la ingesta regular de leches fermentadas puede resultar beneficiosa para prevenir enfermedades infecciosas comunes por ingestión de patógenos. En este sentido, se ha observado que la diarrea infantil mejora de forma significativa tras la ingestión de leches fermentadas, lo que se ha atribuído a su efecto inmunomodulador (33) (34) posiblemente ejercido a nivel de la mucosa intestinal. Saucier y colaboradores (35) observaron periodos de supervivencia más prolongados en ratones que ingerían leche fermentada con 8 tipos de LAB durante 13 días antes de inducir un proceso de infección tras inoculación con Klebsiella pneumoniae; se cree que en este resultado intervienen los niveles elevados de IgG producidos por las LAB.
Fagocitosis La fagocitosis es un mecanismo de los llamados no específicos de la Respuesta inmune. Este mecanismo es activado por ciertas moléculas que actuan como señales, varios autores han demostrado la activación de esta función cuando se administran leches fermentadas con Lactobacilos. Se observó un aumento en la capacidad fagocítica, en 28 voluntarios humanos después de consumir 7 x 10 10 cfu/día de B. bifidum o de L. acidophilus contenidos en 360 ml de leche fermentada. Dicho efecto ha sido observado inmediatamente después de concluidas 3 semanas de ingerir el producto fermentado. Sin embargo, curiosamente la actividad fagocítica se incrementa aún más cuando se mide 6 semanas después de interrumpir la ingesta de la leche fermentada (26)
Inmunidad Humoral En un grupo de ancianos después de consumir B. bifidum y L. acidophilus. Se observó un aumento de las células B en sangre periférica junto con una reducción en la inflamación colónica (36) Yasui y Ohwaki (37) han puesto de manifiesto que la estimulación de la proliferación de linfocitos B en las placas de Peyer se puede inducir por Bifidobacterium breve. El consumo de yogur (38) o de leches fermentadas con L. acidophilus, L. casei (Perdigón, 1993), Bifidobacterium longum y mezclas de distintas LAB (34) conllevó un aumento significativo de distintos parámetros inmunológicos, como células productoras de inmunoglobulina A secretora, niveles de IgG y respuesta de anticuerpos específicos. Al aplicar una terapia de vacunación oral junto con la administración de Lactobacillus casei, en niños entre 2 y 5 meses de edad se ha comprobado el efecto inmunoestimulador de la vacuna contra rotavirus, produciéndose un aumento de células secretoras de IgM especifícas frente al citado agente infeccioso (39). En un estudio semejante de vacunación contra S. typhimurium y consumo previo de leches fermentadas con L acidophilus y bifidobacterias se ha comprobado un aumento de la IgA total y específica (40). Se ha demostrado en voluntarios humanos que la ingestión de leches fermentadas con L. acidophilus (5×109 cfu), consecutiva a una vacunación oral con una cepa atenuada de Salmonella typhi aumenta significativamente los niveles séricos de inmunoglubulina A contra el lipopolisacárido patógeno.
Inmunidad Celular Schiffrin y colaboradores (26) no observaron modificaciones en las subpoblaciones linfocitarias de adultos tras la ingestión de B. bifidum o de L. acidophilus. Otros investigadores reportaron aumentos en la población de células T en general (24).
Citoquinas En estudios "in vitro" se ha podido observar que al incubar células mononucleares de sangre periférica con L. casei, L. acidophilus o Bifidobacterium sp se favorece la producción de IL1-a , TNF-a y IFN-g . Tanto las bacterias intestinales como las lácticas inducen la secreción de citoquinas, por lo que podría existir una relación entre algunos alimentos, la flora intestinal y la regulación del sistema inmune (32). El L. acidophilus Ke-10 posee también un efecto inmunomodulador en experimentos tanto "in vivo" como "in vitro". Así, se ha comprobado su capacidad para restablecer la actividad proliferativa de linfocitos y para producir IL2 en ratas con inmunodeficiencia inducida por radiación (41). También se ha observado que el L. acidophilus, tanto en cepas activas como en producto termizado induce la producción de IFN-g por macrófagos (42). Otros investigadores han descubierto que, después de probar distintas bacterias lácticas, solo el Lactobacillus helveticus en un medio cuya fuente proteica es la b -caseína, es capaz de modular la proliferación de linfocitos, aunque no ejerce acción alguna sobre la actividad citotóxica de las células "natural killer". Cuando el sobrenadante del cultivo es activado por el mitógeno concavalina A se produce un incremento en la producción de IFN g y una disminución de los niveles de IL2, resultados que se correlacionan con un descenso en la proliferación de linfocitos. Los autores concluyen que la actividad del sobrenadante del cultivo podría estar relacionada con la interacción con monocitos-macrófagos y células T "helper", especialmente del tipo Th1 (43). Con el fin de estudiar los mecanismos de acción debidos a la fermentación de la leche con las bacterias lácticas, se han llevado a cabo diversos estudios para investigar qué componentes procedentes de las LAB podrían intervenir en el desarrollo de la actividad inmunomoduladora. En este sentido, se ha atribuido la producción de citoquinas al efecto que podría ejercer un componente de la pared celular de las bacterias lácticas (32), Por su parte, Rangavajhyala, (44) ha determinado que la producción de citoquinas proinflamatorias (IL1-a y TNF-a ) a partir de macrófagos por una determinada cepa de L. acidophilus (LA1) depende de un componente de naturaleza no lipopolisacárida procedente del LA1, ya que el LPS de E. coli a distintas concentraciones no consigue estimular la secreción de dichas citoquinas. Un estudio para conocer en que medida el yogur favorecía la recuperación de un grupo de anorexicas, se midió la sintesis de Interferon g (INF-g ), las Interleuquinas 2, 4, y 6 y el factor de necrosis tumoral a (TNFa ). Los resultados demostraron un aumento significativo de todas estas citoquinas en el período en que los pacientes tomaron el yogurt (45). En un reciente e innovador estudio de investigación llevado a cabo "in vitro"(46) se comparan los efectos inmunológicos de LAB y distintas enterobacterias sobre enterocitos humanos. Mientras que las enterobacterias son capaces de activar las células epiteliales del intestino por sí mismas, las LAB lo hacen mediante la inducción de la expresión de ciertos marcadores superficiales en las células epiteliales intestinales haciéndolas más sensibles a la exposición simultánea de IFN-g . Por otra parte, el mecanismo disparado por las enterobacterias da lugar a una respuesta inflamatoria local (con producción de IL-8, MCP-1, TNF-a y GM-CSF) que no ocurre con las LAB, característica interesante en relación con su papel protector de la mucosa intestinal.
Alergias Es una patología en la que se empieza a estudiar los efectos de las LAB, sin embargo, hasta el momento, los resultados son controvertidos y no se conocen los mecanismos de acción. Se ha observado la remisión de síntomas alérgicos de tipo nasal en una población de 42 jóvenes y 56 adultos, tras la ingestión de 200 gramos al día de yogur durante 1 año (47), en comparación con un grupo control. Sin embargo, no se sabe cuales podrían ser los mecanismos implicados, puesto que los autores no han encontrado diferencias significativas en los parámetros inmunológicos estudiados. En otro estudio, con diseño de tipo cross-over, en el que individuos asmáticos son sometidos a una ingesta de 225g de yogur 2 veces al día con o sin L. acidophilus durante 1 mes, se ha encontrado en el grupo que consume el yogur con L. acidophilus que los niveles de IFN-g están más elevados y la eosinofilia es menor (48). No obstante, no aparecen diferencias significativas en la clínica de los pacientes, ni en su calidad de vida. Del mismo modo, cuando se ha estudiado en pacientes atópicos los efectos del yogur, conteniendo Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus, no se ha observado ninguna mejoría significativa en los parámetros inmunológicos estudiados (función fagocítica y respuestas inmunes humoral y celular) (49).
Diarreas Se ha considerado que el concepto de probióticos para el tratamientyo de la diarrea aguda y crónica es muy importante, demostrandose que algunos son muy efectivos, aportando ventajas costo beneficio en los tratamientos. Se ha observado que cuando se ingiere leche fermentada con L. casei y L. acidophilus durante 8 días antes de la inoculación con Shigella sonei se produce un incremento en la supervivencia del animal de experimentación, así como un aumento de anticuerpos séricos contra la bacteria, lo que sugiere la protección del intestino frente al proceso infeccioso (50). El efecto de las Bifidobacterias en su paso por el intestino y los mecanismos por los que estimulan el sistema inmune han sido estudiados, pudiéndose comprobar que el consumo regular de leche fermentada puede prevenir la infección gracias a la acción de la IgA secretora que impide la absorción de antígenos por el epitelio de las mucosas, así como su entrada al interior del organismo y de este modo se evita el anclaje de microbios patógenos al epitelio intestinal (51). Los rotavirus son extremadamente contagiosos y atacan a los niños de corta edad, infectando las células del colon y provocando fortísimas diarreas, que cada año son las responsable de la muerte de unos 90 000 niños en el mundo. El índice de mortalidad por diarrea en niños malnutridos es mayor del 1 % y se ha observado que los alimentos probióticos pueden prevenir la colonización por algunas bacterias y virus que causan diarrea. En un estudio realizado en 39 niños entre 7-39 meses con gastroenteritis aguda por rotavirus se ha observado que la ingesta de L. casei aumenta los niveles de las células secretoras de inmunoglobulinas IgA, IgG e IgM, disminuyendo además la duración de la diarrea en comparación con un grupo control (1,1 días en el grupo con L. casei vs 2,5 días en el grupo con placebo) (51).
Cáncer Aunque todavía no se ha podido comprobar el mecanismo exacto de la acción antitumoral de los probióticos existe la hipótesis de un incremento de la apoptosis o muerte celular programada de las células del intestino frente a un carcinógeno. Hirayama y Rafter (52) describieron las vías hipotéticas por las que las bacterias probióticas inducen su efecto en reacciones que tienen un papel determinante en las fases iniciales de la carcinogénesis de colon y el efecto de las enzimas fecales sobre el metabolismo de las sustancias carcinogénicas en el interior del intestino, la capacidad de las bacterias probióticas de evitar la absorción de mutágenos y carcinógenos en el intestino, y los efectos de los probióticos en la cinética de las células epiteliales del colon (53). Se demostró que en 48 pacientes con cáncer de vejiga, que después de ingerir L. casei durante un año, y tras haber sido sometidos a la resección del tumor, el intervalo de tiempo que transcurrió hasta la reaparición del mismo fue más prolongado que en el grupo control que ingirió un placebo, 350 días frente a 195 días del grupo estudio (54). También se han llevado a cabo estudios en ratones para observar la prevención y tratamiento del cáncer (55) observaron una importante disminución en el desarrollo de tumores secundarios cuando los animales fueron previamente alimentados con L. casei (33) observaron que el consumo de L. casei inhibia el crecimiento de un fibrosarcoma implantado subcutáneamente; estos autores enfatizaron la importancia de la concentración y frecuencia de la ingestión del L. casei en el desarrollo de estos efectos. Se estudió el efecto del yogur frente a distintos compuestos carcinogénicos experimentales a nivel del cólon. Para determinar si la actividad antimutagénica requiere la presencia de un crecimiento bacteriano, se compararon los resultados frente a los obtenidos con leches no fermentadas tratadas o no con ácido láctico. Los extractos de leche presentaron la misma baja actividad antimutagénica, aproximadamente 2,5 veces inferior, que la encontrada en el extracto de yogur, con lo que se demuestró la importancia de la presencia de las LAB. (25). El grupo de la Dra. Gabriela Perdigón desarrolló un estudio en ratones alimentados con yogur, a los que se le indujo un tumor intestinal, los aminales siguieron siendo alimentados con yogurt , dando como resultado una inhibición del carcinoma intestinal, com incremento de las células productoras de IgA y Linfocitos T (24). Al estudiar el efecto de leches fermentadas con distintas cepas de LAB (Bifidobacterium infantis, Bifidobacterium bifidum, Bifidobacterium animalis, Lactobacillus acidophilus y Lactobacillus paracasei) sobre el crecimiento de una línea celular de cáncer de mama, se ha observado una inhibición del mismo, siendo las cepas más efectivas Bifidobacterium infantis y Lactobacillus acidophilus. Es de destacar el hecho de que no se pueda relacionar el efecto antiproliferativo a la presencia de bacterias en la leche fermentada, ni a la leche entera o a alguna de sus principales fracciones (lactalbúmina o beta-lactoglobulina), ya que son incapaces de afectar el crecimiento celular. Por ello, se sugiere la presencia de un compuesto soluble producido "ex novo" por las LAB durante la fermentación de la leche, que posea actividad antiproliferativa y sea útil en la prevención y terapia de tumores graves, como el cáncer de mama (56). Resultados recientes han descrito las bases científicas por la cual el yogur ejerce su efecto antitumoral, planteando que podría ser : por la disminución de la respuesta inflamatoria a través del incremento de células IgA+, evitando la formación de radicales oxidantes, los cuales son mutagénicos y favorecerían el desarrollo tumoral y/o por disminución en el indice mitótico y aumento en la apoptosis celular, mediante la liberación de citoquinas.
Dado que las leches fermentadas presentan un efecto modulador sobre la mucosa intestinal, podrían ejercer un mecanismo preventivo contra enfermedades infecciosas y un mantenimiento en la homeostasis del sistema inmune, sin la inducción de efectos perjudiciales, como alergias o reacciones autoinmunes. Se necesita profundizar mucho más en los estudios de investigación, tanto en experimentación básica como en la aplicación práctica, para comprender distintas cuestiones todavía sin resolver. Por ejemplo, la naturaleza de la interacción de las leches fermentadas a nivel de la mucosa intestinal y los mecanismos implicados. Será también importante establecer la relación entre la respuesta inmune y los efectos beneficiosos observados en la salud. El siguiente paso consistirá en la identificación de aquellas LAB (especie, cepas) más beneficiosas para los distintos propósitos; así como determinar la concentración y frecuencia de consumo de las diversas modalidades de leches fermentadas, para conseguir los efectos óptimos, así como la elaboración de nuevos productos con efectos positivos específicos para un determinado propósito. Será de interés también ahondar en la implicación de los productos fermentados y las distintas bacterias lácticas para evitar ciertos síntomas desagradables, permanentes y subliminales, producidos por alergias alimentarias subclínicas. Se deberá abordar el uso de preparaciones con probióticos en el tratamiento de las patologías asociadas a la infección por Helicobacter pylori.
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Resumen Los probióticos son microorganismos que estimulan las funciones protectoras del tracto digestivo. Para ello es necesario que estas bacterias lleguen y permanezcan vivas en el tracto gastrointestinal. Existe una amplia literatura sobre los efectos beneficiosos de las bacterias ácido-lácticas (LAB) y los productos obtenidos a partir de su fermentación sobre la salud. Estos efectos son debidos no sólo a las propiedades nutricionales de estas bacterias sino también a su acción sobre el sistema inmune. En los últimos años numerosos estudios de investigación se han centrado en el papel inmunomodulador de las leches fermentadas y de las LAB. La modulación de la respuesta inmune por las LAB ha sido observada en modelos experimentales y en humanos. Así, se han llevado a cabo estudios tanto "in vivo" como "in vitro" con leches fermentadas o con distintos tipos de LAB, donde se han demostrado modificaciones en diversos parámetros inmunológicos, como la concentración de macrófagos, anticuerpos, interferon (IFN) y otras citoquinas, o en la activación de la fagocitosis. Los efectos beneficiosos de los probióticos han sido descritos en algunas patologías, especialmente en las diarreas, ciertos tumores, la sintomatología de alergias. Las grandes perspectivas de las bacterias probióticas contribuyen al diseño de tratamientos con microorganismos y adquieren gran importancia por las aplicaciones en el manejo médico, preventivo y terapeútico.
Autores Lic. Ada Lydia de las Cagigas Reig. Dr. Troadio González Pérez y Dra. Ascensión Marcos (Instituto de Nutrición del CSIC, Madrid)
Autor:
Dr. Troadio Lino González Pérez