Descargar

El cambio de sensibilidad del público en la fiesta brava: causas de su decadencia (página 2)


Partes: 1, 2

 

2.1 Desarrollo

2.2 Decadencia y la sensibilidad de la afición

Es necesario el constatar la mediocridad y decadencia de ésta última época de la tauromaquia. Hoy los toros, enfriados en lo emotivo y arrinconados un tanto en el ámbito social, se abren paso al futuro en sus valores plásticamente artísticos y folclóricos. De tal forma que se le ha retirado la emoción y el peligro a la fiesta, dejándola meramente como un espectáculo esteticista. En una gran cantidad de teorías sobre la decadencia de la fiesta se abre paso un principal factor, el cambio en la sensibilidad del público. La transformación del toreo ha sido casi total, porque también lo ha sido la transformación del público, en donde más que la emoción busca la diversión en el ballet con el toro y en la mojiganga. La fiesta cambia por que ésta es para el público y por lo tanto se adapta.

2.3 El cambio de la sensibilidad del público

Cuando se refiere a la decadencia de los toros, esta no radica tanto en la perdida en los números de aficionados, festejos y toros lidiados, sino en la falta de afición en el público ya existente, y es la causa directa de la decadencia a la que nos referimos. "Donde quedaron aquellos aplausos frenéticos y hurras entusiastas de la multitud" (p. 102) dice un viejo aficionado, escrito en un tema tratado por Luis Quiroz sobre la decadencia de la afición. En la actualidad el público se limita a ponerse de pie y aplaudir. Éste ha cambiado marcadamente desde los principios de siglo pasado hasta nuestro tiempo, y se aprecia sólo al leer sobre cómo actuaban las turbas desaforadas en los festejos de principio de siglo. Verbigracia, el 13 de enero de 1902 en Puebla se pone a prueba el apasionamiento del público Mexicano por la fiesta, en una lidia en donde toros de la ganadería de Guamané causan la casi muerte del torero conocido mejor por su seudónimo Reverte Mexicano. Al terminar la corrida el público indignado culpa a la mansedumbre de los toros por la tragedia, se amotina y prende fuego a la plaza que termino totalmente destruida. En nuestro tiempo no existe público en ninguna fiesta que por el furor de una mala corrida llegue al extremo de quemar la plaza, a lo más que son capaces de extremar la descontenta afición es arrojar sus cojines al centro del ruedo antes de que la lidia acabe y abuchear como si fuera comunes este tipo de festejos.

Otro ejemplo de cómo ha decaído la participación del público durante los festejos yace en la falta de aficionados diestros en la habilidad de lidiar, es decir que existen pocos aficionados férreos con la experiencia de haber burlado un toro en la arena. En la actualidad pocas veces se da la ocasión de encontrar gente ajena al festejo tratando de ejecutar alguna suerte o habilidad, se divisa como ha cambiado esta situación analizando el primer reglamento para festejos taurinos en México donde el primer articulo estipula:

"En el caso de que algún aficionado quisiese ejecutar alguna habilidad pedirá permiso a la Autoridad que presida la plaza y el festejo, y sólo estará dentro del circo el tiempo necesario para ejecutarla; esto es cuando el toro pasado haya sido retirado de la arena y todo el personal de la cuadrilla haya sido retirado también" (Cossío, 1960, p. 356)

Aquí nos damos cuenta de que el nivel de participación del público durante los festejos era tal que fue necesario tener que reglamentar y ponerlo como primer y más importante enmienda el evitar la participación desorganizada, que interrumpa el transcurso de la faena. No solamente se denota la falta de participación del público, sino también la falta de aficionados diestros en el arte de la faena. Cuanta emoción era la del publico de principios de siglo para atreverse a enfrentar un toro, en ese tiempo equipados con cuernos naturales y con punta, sin ningún entrenamiento o practica parecida a la de los toreros profesionales.

2.4 Cambios de clases en la afición

Él público no sólo cambia en sensibilidad y perspectiva, sino también en tipo y clase. La plaza ya no es frecuentada por un público en donde el albañil y menestral acuden con constancia, y donde los aficionados que conocen o creen conocer imponen su criterio. Ahora a las plazas acuden familias burguesas o de clase media, una elite preciosista, turistas y curiosos sin ninguna raíz en la exigencia del arte taurino tradicional. Cambia la actitud del público, la nueva sensibilidad, porque es condicionada por las transformaciones tanto sociales como económicas. Es debido a esto, que lo social y lo económico no son considerados como factores principales en la decadencia de la fiesta, ya que éstos afectan directamente al público y éste a la fiesta.

2.5 El desarrollismo económico en los toros

La nueva sensibilidad de las recientes generaciones nace del desarrollismo económico, en donde el público prefiere las pequeñas emociones, el aturdimiento y la frivolidad de una película, en lugar de la grandeza de lo real y la belleza de lo noble en la fiesta brava. El público actual prefiere una arena sin sangre, como acostumbra practicarse en Portugal, cuando el espectador perteneciente a antes de los cuarentas gritaba de emoción al ver las entrañas del caballo caer al ruedo a causa de una cornada del toro. En la actualidad los aficionados gritan de espanto en el más mínimo roce al torero por parte del toro. Escribe Cossío: " el público de mi juventud era excesivamente cruel, el de mi madurez no era cruel, pero sí duro, muy duro. A partir de 1939 hasta nuestros días, va progresivamente creciendo tanto en bondad como en ignorancia"(p. 37). La sensibilidad de la sociedad moderna no soporta espectáculos en donde haya sangre involucrada, pero no se inmuta y permanece impasible ante el fenómeno del terrorismo y la muerte impune de seres humanos cada día.

La economía que trata de proporcionar comodidad y subir el nivel de vida no deja lugar para lo peligroso y lo arriesgado, así como lo valiente y gallardo. "El afán y espejismo del dinero han perjudicado a la fiesta y trastocado la vida hasta creer que siempre coincide lo bueno con lo caro" (p. 52). La economía no sólo afecta en la forma de pensar del público, sino también su bolsillo. Aunque cada vez se ve menos gente en las plazas paradójicamente el precio del boleto va en aumento, "la fiesta se ha transformado de una fiesta popular a un espectáculo de lujo" (p. 52), ya son pocas las personas que pueden pagar el precio para un espectáculo que ya no les emociona, pues comparado con la ficción y acción que les ofrecen los medios de entretenimientos masivos, es más viable y aveces más emocionante para una persona que apenas esta conociendo el mundo del toreo. Estas razones evitan que se produzcan más aficionados, teniendo como consecuencia la lenta decadencia de la afición. Desde que se busca un toro más comercial y menos bravo, un toro con los cuernos cortados o rasurado, y un

caballo armado como fortaleza con un peto protector, la fiesta ha perdido esa emoción quitándole el peligro que la causaba y le daba continuación.

2.6 La falta de emoción en la fiesta

La falta de emoción en la fiesta ha tenido grandes repercusiones en el público, tanto que se llega a cambiar la impronta de la fiesta viril y peligrosa, Cossío la describe "una fiesta fundamentalmente viril y gallarda, basada en un sabio peligro y una emoción incontenible" (p. 176) Todo se liga, de manera que el espectáculo de los toros cuya afición depende del entretenimiento, y éste de la emoción y del peligro, sin éstas características la fiesta pierde su sustento y continuidad. Aunque en este aspecto el público no ha tenido la culpa, esta pertenece a los que manejan y reglamentan la fiesta.

2.7 Causas para la falta de emoción en los festejos

Los que imponen el reglamento en la fiesta deciden proteger al caballo con un peto que haga casi imposible el herir al animal, de forma que una parte más de la emoción de la faena es arrancada. Todo comienza cuando empiezan a escasear los caballos, por lo tanto a encarecerse, y tienen que encontrar la manera de que el toro ya no los mate durante la faena. Así se impone el peto, unos arreos protectores que evitan que la cornamenta del toro penetre el cuerpo del caballo, teniendo como consecuencias un gran desafuero entre el público que le gustaba la emoción de la muerte y la sangre sobre la arena. Seguido del rasurado de toros, procedimiento que consiste en cortar las puntas de los cuernos de los animales, ya que la agudeza de estos había causado la muerte de un gran numero de toreros. Así se le quita riesgo a la faena, por ende, si el torero es alcanzado por las astas es más probable que reciba un golpe a una perforación. Sin esto donde queda aquel torero que se juega la vida luchando contra una bestia con las únicas ventajas de la inteligencia y la técnica y que al mismo tiempo, sin perder la línea, con sus movimientos se expresaba en una forma del arte.

No sólo el torero ha perdido ese sentimiento de valentía y coraje sino también el otro protagonista de la fiesta, el toro. El toro de antes que salía al ruedo completamente armado con sus cuernos completos, con una bravura y casta que se divisaba desde el asiento colocado en la orilla de la plaza, una fiera a la que se iba domar y matar. Ahora, con la nueva sensibilidad, se busca a un toro más virtuoso y noble, que al valiente y arrogante. Los dos protagonistas de la fiesta han sido objeto de una sensibilización al peligro de manera que hasta los toreros, al igual que los espectadores, prefieren un toro manejable y monótono, que uno espontaneo y bravo. Esto es si es que el público puede diferenciar uno del otro.

2.8 Causas políticas dentro de la afición

Los factores económicos, sociales y la falta de emoción no son los únicos que afectan a los aficionados de la fiesta brava, sino también los políticos. La política es la culpable de la perdida de generaciones enteras de aficionados. A través de la turbulenta historia de México, la fiesta de toros como costumbre y tradición española, y también por su carácter de fiesta popular que lleva muchas veces al desacato moral, ha sido prohibida por los gobernantes del país. En una ocasión, el virrey Marquina de México tomó una posición antitaurina prohibiendo las celebraciones de la lidia bajo el pretexto que la fiesta es causa de desorden público y las personas que atienden son inducidas a faltar a la moral. La prohibición duró lo que el virrey en el poder, y el pueblo recibe de regreso su fiesta nacional con alegría. Otro mandato de prohibición taurina viene de Benito Juárez en 1867 al recuperar el poder después del emperador Maximiliano, bajo el pretexto que la fiesta brava es una tradición española y debía ser expugnada. Esto causa que se interrumpa la tradición de que la generación de aficionados se renueve a través de que ésta eduque a la siguiente en los cánones, técnicas y apreciación de la fiesta, debido a la falta de festejos. Dejando a una generación aunque no menor en numero y en afición, pero sí en conocimiento sobre la lidia. En la actualidad esto es complementado en la década de 1990 por la falta de festejos causados por un mal manejo de parte de los empresarios de la plaza México, y aunque se festejo con la misma frecuencia en el resto del país, la México es el medidor más importante en la calidad de festejos en nuestro país y epicentro de la afición y hegemonía taurina, se puede decir "ella es la que da y quita".

Otro lado de la política es el patriotismo que causo un fuerte sentimiento de rechazo hacía la fiesta taurina. " El recuerdo de la dominación española por la fiesta brava tenía que ser mirada con recelo por los patriotas más susceptibles" (Navarrete, 1996, p. 45), es lógico que después de una independencia se trate de erradicar lo más posible el recuerdo de la dominación extranjera, y que mejor forma que erradicar los hábitos y tradiciones de los conquistadores. Aunque nunca se deshicieron de la religión, de la lengua y de los toros. Resulta ilógico el pretexto hasta cuando el padre de la patria, Miguel Hidalgo, era "un aficionado de hueso colorado"(p. 143)

Este mismo resentimiento a todo lo español causa que los toreros de ésta nacionalidad no vengan a México dando como consecuencia que una fiesta tradicionalmente española se deforme conforme a los gustos de los mexicanos, causando que los festejos de casi todo el siglo XIX fueran poco regulados y muy diversos de los españoles originales.

2.9 Otras causas que afectan a la afición

Otro movimiento que no existía hasta hace muy poco tiempo es el ecologista que al parecer cada vez gana más aceptación, creando un sentimiento de repudio hacia la tradición taurina. La sensibilidad, actualmente es más delicada hacia cualquier acto de crueldad contra los animales, que es dolida por el sufrimiento del toro. Debido a que la lidia consiste entre la lucha del hombre (el torero) contra el animal (el toro), culminando en la muerte o herida de alguno de los dos, muchas personas son aterrorizadas o repugnadas por éste espectáculo. Sin embargo la mayoría de estas personas que se alejan de los toros por ésta sensibilidad hacia la crueldad animal no ven más haya de este hecho, dejando atrás el arte, peligro, técnica y todas esas nobles características inigualadas por cualquier otro espectáculo o deporte, y sin darse cuenta de este lado bueno o placentero se retiran sin más preámbulo.

2.10 Un público neófito

El público taurino de la actualidad no sólo es más bondadoso, sino también más ignorante en cuestión de apreciación de los toros. "La fiesta es el arte de la superación del peligro, conforme a unos cánones"(Cossio, 1960, p. 32), porque la fiesta no solamente es emoción y espectáculo sino lleva consigo una técnica y procedimiento para cada suerte. El torear se lleva acabo bajo un gran número de normas y códigos que han sido puestos a través de los años. El público actual no esta consciente de todos estos cánones, no esta consciente de que es lo que en realidad tiene valor dentro de la faena, se conforman con unos veinte pases naturales y unos quince en redondo (dos diferentes maneras de manejar el capote manejando el toro) en donde si se mata bien se tiene asegurada la oreja, un símbolo o premio que se le otorga al torero a causa de una buena actuación o faena.

Estas orejas que se regalan tan seguido en las corridas son vistas como un marcador de fútbol o como resultados de la bolsa, esto gracias a ésta nueva percepción de un publico acostumbrado a los deportes. "Veo que aplauden mucho y que se conceden orejas y rabos con demasiada frecuencia. Eso es más peligroso que las cornadas, es el peligro de la decadencia, de la dictadura del villamelonismo y la falta de conocimientos" (Murrieta, 2000, p.56) Cuando alguien pregunta como estuvo la corrida a un aficionado que asistió a ésta, probablemente conteste – bien, se termino la tarde

con tres orejas – esto le basta al otro para darse cuenta que fue buena la corrida o novillada. Estas repuestas son típicas de un público poco conocedor por que toma estos

reconocimientos como un marcador o resultado, en lugar de contestar con una explicación de la actuación de los toreros y toros, éste le contesta con un marcador que etiqueta sin mayor profundidad la calidad de la fiesta. No solamente las reglas, también la jerga taurina que en la actualidad ya nadie habla con palabras propias de los toros, los floridos adjetivos y los originales sinónimos se han perdido en la cultura popular y han sido remplazadas por palabras hasta de origen más simple. Como remplazar la montera llamándola sombrero.

2.11 Causas de la ignorancia

A que se debe semejante falta de cultura taurina en el público, aquí se pueden encontrar muchos factores. El primero es la poca difusión que se le da a la fiesta en los medios de comunicación, debido a la poca rentabilidad que les ofrece la fiesta a las cadenas de televisión. Si no es por televisión, las revistas especializadas en el tema son escasas, caras y difíciles de encontrar, causando un vacío donde debería estar un guía para los aficionados, los críticos.

No hay mejor manera de formar un juicio propio que escuchando a los estudiados en el tema, que expresan una opinión inteligente y justificada, de la cual se puede aprender mucho sobre el tema. Y aunque si existen programas de radio y televisión que traten de toros, estos son difíciles de entender ya que están dirigidos a un público del cual se piensa que tiene un alto nivel de educación y de cultura, por lo tanto para el principiante en el tema le es sumamente difícil aprender los básicos de éste. La mayoría de la gente hoy en día entre más fácil de entender y entre más entretenido el espectáculo mejor, no se interesan en la profundidad que conlleva o lo que representa, solo se quiere entretenimiento. "Hay que enseñar lo que es él autentico toreo, ya que lo frívolo y fácil lo entiende todo el mundo"(Mora, 1995, p. 17)

2.12 Un público cegado

Todas estas causas que evidentemente afectan de manera perjudicial a la afición taurina convergen en una causa final que puede llevar a la fiesta a transformarse en solo un espectáculo, ésta es la necedad y ceguera que aflige a la afición taurina. Al no querer ver que el camino que actualmente sigue el toreo en México conduce a un destino que será el fin de la fiesta como la conocemos. A los taurófilos les gusta pensar que los toros van a continuar para siempre, que se va a renovar por si sólo, y que la fiesta ha sido siempre como lo es ahora. La nueva sensibilidad del publico ha hecho que la gente se olvide que los toros es una tradición, y como tal debe haber un esfuerzo de pasarla a las nuevas generaciones. La afición puede crecer si la ya existente se preocupa por crecer, por atraer personas jóvenes que solamente conocen el cine y el fútbol, y no sólo esperar a que su preciado espectáculo de arte y de emoción continúe hasta que se seque la esencia que le ha dado continuidad a la fiesta, la afición.

3.1 Conclusión

Al final de un análisis sobre la nueva sensibilidad de la afición de los toros, no cabe duda que la fiesta brava no es un espectáculo que se acomoda la sociedad de la modernidad, pero no es la única costumbre fuera de lugar que ha sobrevivido al paso del tiempo. Las nuevas generaciones de aficionados, aunque con fidelidad al acudir los domingos a la fiesta, éstos no retienen ninguna raíz en la exigencia del buen toreo, dejando que este decaiga sin protesta.

Si los practicantes de ésta noble tradición la siguen transmitiendo a nuevas generaciones que la continúen y perpetúen, si no servirá como holocausto a los nuevos dioses de la sociedad moderna: la razón, la modernidad, y el capitalismo. El destino más pesimista y que no es poco probable es el de terminar como un espectáculo folclórico como muchas antiguas tradiciones, que sólo sirven para el entretenimiento de los turistas. Al empezar el siglo XXI me aventuro a predecir que la fiesta taurina seguirá brillando como espectáculo preferido para muchos mexicanos por mucho más tiempo, debido a que "nos viene en la sangre". (Murrieta, 2000, p. 7)

4.1 Bibliografía

  1. Mora, A. (1995). El Enigma de la Fiesta. México, DF; Editorial Plaza y Valdés.
  2. Alameda, J. (1983). Seguro Azar del Toreo. México, DF: Editorial Salamanca.
  3. Heminway, E. (1968). Por Quien Doblen las Campanas. España, Barcelona: Editorial Biblioteca Universal Planeta.
  4. Citrón, C. (1977). Por Qué Vuelven los Toreros. México, DF; Editorial Diana.
  5. Navarrete, A. (1996). La Tauromaquia en México. Monterrey, NL: Editorial Litógrafos Unidos.
  6. Cossio, J. (1960). Los Toros. España, Salamanca: Editorial España-Calpe.
  7. Murrieta, H. (2000). Tauromaquia Mexicana. México, DF: Editorial Grupo Financiero BanCrecer.
  8. Quiroz. (1980).Compendio sobre toros. España, Barcelona: Editorial España – Calpe.

 

Manuel Sescosse Yañez

Estudiante de Administración Financiera del Tecnológico de Monterrey

Aficionado a la Fiesta Brava y dueño de una ganadería de toros bravos

País: México

Ciudad: Monterrey

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente