- Jaques aparece nuevamente en el escenario, prosiguiendo su soliloquio inmortal
- El caso del tío Bill
- En resumen
- Bibliografía
- Apéndice
Uno de los seres mitológicos más desafortunados, fue quien a los dioses pidiera que le garantizaran el deseo de nunca morir, sin haber perdido que se le garantizara simultáneamente el de nunca envejecer… así que vivía y vivía y envejecía y envejecía. FEFL en La vejez sin achaques y como proceso normalLeer más: http://www.monografias.com/trabajos50/vejez-sin-achaques/vejez-sin-achaques#ixzz3CaI1sPFj
En esta sexta lección continuamos examinando las 7 etapas en la vida del hombre como Shakespeare concibe y las detalla en una de sus obras clásicas.
Aurora y Titono por Francesco Solimena
El genio literario anglosajón, en su melodrama pastoril Como queráis, asigna al melancólico personaje Jaques, la tarea de enumerar las 7 etapas en la vida del hombre. A la sexta el poeta la designó Edad avanzada.
En los tiempos en que Shakespeare viviera un hombre de 40 años de edad era considerado persona de edad vieja. Aunque poco se conoce con certeza acerca de los detalles de su fallecimiento, estimamos que, muriendo a la edad de 52 años (1564-1616), el dramaturgo viviría una vida relativamente extendida.
Jaques aparece nuevamente en el escenario, prosiguiendo su soliloquio inmortal
Etapa 6: Edad avanzada
Indica el taciturno Jaques: "La sexta edad trae consigo al viejo enflaquecido en pantuflas, con gafas en las narices y una faltriquera al costado, con sus calcetines juveniles, bien guardados, ahora demasiado anchos para sus huesudas piernas; y su gran voz varonil, que vuelve a sonar aguda como la de un niño, pitando y silbando al hablar".
Para los hombres, quienes leyeran estas lecciones — recuerden por mis reflexiones en la Quinta etapa, que en este esquema del desarrollo humano, las mujeres no cuentan — y quienes llegaran a esta edad, de acuerdo al oráculo de Jaques, les esperaba un surtido de realidades desagradables:
al viejo enflaquecido, en pantuflas, con gafas en las narices y una faltriquera al costado, con sus calcetines juveniles, bien guardados, ahora demasiados anchos para sus huesudas piernas.
En otras palabras, lo que estaba en almacenaje para el anciano en esta fase (que Shakespeare no viviera para poder concebir) es convertirse, como Titono, en una caricatura de su ser, como a veces somos testigos en la actualidad, del envejecimiento tragicómico de algunos hombres que otrora fuesen poderosos.
y su gran voz varonil, que vuelve a sonar aguda como la de un niño, pitando y silbando al hablar.
Es como si fuera que, con el avance inexorable de los años, el hombre, que una vez fuera fuerte, pierde su pujanza madura y se convierte en patética — sino irrisoria — parodia infantil.
Los calcetines sui géneris que usa el ex presidente George H. W. Bush
Indiscutiblemente, en las etapas finales del desarrollo humano — como las conciben los tres gigantes de la evolución de nuestro género — es donde nuestro trío de colosos intelectuales demuestra indicaciones de estar confusos en su manera de esbozar el curso de sus ideas.
Veamos
Por las razones expresadas y por las dudas por ellos despertadas es que pensamos que nos incumbe tratar de reconciliar — dentro del marco de nuestras perspectivas y conocimientos más avanzados de la vejez — lo que Freud, Erikson y Shakespeare habían desconocido en sus especulaciones, más que nada por no lograr su entendimiento.
Habiendo progresado enormemente en nuestros sistemas de higiene y salud personal, dotados con comodidades nunca antes presenciadas en nuestra historia y gozando de mayor idoneidad física e intelectual, la longevidad es una realidad palmaria de la que hoy disfrutan ambos sexos.
En uno de mis artículos acerca de la vejez expreso lo siguiente:
Una de las máximas que de antes se consideraban axiomas en este respecto era que para vivir vidas largas, había que escoger buenos padres — considerando exclusivamente el valor de la herencia. Lo que no es totalmente acertado.
No todo está en los genes… Los factores genéticos pueden alterarse, como ya sabemos.
Leer más: http://www.monografias.com/trabajos91/abecedario-p-es-vivir-cien-anos/abecedario-p-es-vivir-cien-anos#ixzz3CcHqyWu6
(1907- 2012) Centenario ejemplar…
La Wikipedia posee su propia y particular "galería" de centenarios – Ver más: http://www.galeriadalonxevidade.com/?cat=3#sthash.FcxT4SI4.dpuf
Shakespeare vivió durante los reinados de Elizabeth I y James I. Elizabeth (La Reina Virgen o Gloriana) gobernó por unos prolongados 44 años, lo que sería un dominio muy largo para cualquier hombre o mujer, viviendo en tiempos de Shakespeare. Quien seguramente no dejaría de notar la resistencia femenil a declinar.
Pero, ignorar la mujer (como todos hacen) y soslayar sus dotes anatomofisiológicas excepcionales — cuando se consideran las etapas humanas de la vida — parece ser una omisión singular de orden extraordinario.
Consideremos las siguientes palabras:
Las divisiones antiguas de la vida de la mujer entre: Doncella, Madre, y Vetusta han cambiado, a medida que realizamos el hecho de que la fase de "vetusta" comprende una tercera parte de la existencia de la mujer moderna.
Cada etapa de la vida de la mujer está organizada por lo que las "culturas de las diosas" llamaran "los misterios de la sangre".
Leer más: /trabajos76/tres-capas-vida-mujer/tres-capas-vida-mujer#ixzz3CdSy8AvW
Pero, Erikson, Freud y Shakespeare fallaron en tomar en cuenta el sexo femenino como tal, a pesar de que el mismo, obviamente, se consideraba de la mayor importancia durante sus tiempos.
Repitiéndolo, en su caso: ¿Cómo podemos explicar la percepción miope de Shakespeare en lo que respecta a la sexta etapa de la vida del hombre?
La razón por las omisiones permanecerá sujeta a la especulación de todos.
El caso del tío Bill
Cumplía 82 años cuando murió Thelma, su esposa por más de cincuenta años. Eran muy acaudalados, sin hijos y acostumbrados de por vida a un estilo de existencia frugal y circunspecto.
Su fortuna fue fruto de sus esfuerzos diligentes y de las fortunas que ambos heredaran de sus respectivas familias.
Familia irlandesa católica reza el rosario
Thelma obtuvo, como hija única, los bienes que sus padres habían acumulado cuando crearan un consorcio bancario de mucho éxito en el mediodía geográfico del estado de Iowa.
Bill era uno de once vástagos nacidos a una familia católica de ascendencia irlandesa que dedicó su vida al servicio de Dios, al cultivo de la tierra y a seguir el mandato de "creced y multiplicaos". Dictado en Génesis 35:11.
Para sus hermanos (y hermanas) el destino fue una división de la vocación religiosa (un monseñor, un monje trapista, 3 monjas y varios sobrinos y sobrinas que adoptaron la vida monástica).
Para los demás — con la excepción de Bill y de Thelma — fue criar familias de considerables tamaño, para perpetuar el legado del linaje familiar.
Nadie supo la razón por la cual los amantes esposos nunca procrearon descendencia, mientras que muchos de los familiares cercanos estaban curiosos en saber a quienes el matrimonio haría beneficiarios de sus fortunas al morir.
El misterio pronto se resolvió durante el sepelio de Thelma. Bill se aproximó a Edward (Ed), el menor de sus hermanos y le informó que el hijo de éste, cuyo nombre recibiera en honor propio, cuando lo bautizara, lo heredaría todo al momento en que partiera de este mundo a reunirse con Thelma en el más allá.
El joven Bill recibió las nuevas inesperadas con regocijo sin disimulo, aprestándose a familiarizarse con presteza con las minucias de su futuro legado.
Pero, las cosas no marcharon sin sobresaltos imprevistos.
El tío Bill — ya muy solitario — tomó la decisión de mudarse a un hogar de retiro, dejando sus asuntos de negocios en manos de quien lo había asistido por años, desde su juventud.
Esta persona era individuo perspicaz y maduro quien pronto notara que el joven Bill tenía intenciones de — a la temprana edad de 32 años — dilapidar (acompañado de su joven esposa) los bienes que el tío acumulara, en proyectos empresariales irreflexivos e insensatos. Ejemplo de uno de los más desatinados de los proyectos fue la idea de construir un lago para deportes acuáticos en una de las fincas de mayor producción agrícola que el tío poseyera.
Cuando el tío Bill se enteró de la situación se desmoralizó más aún y se angustió de manera profunda.
Cuando el médico que hacía las rondas en el hogar de retiro donde residiera el anciano, se enteró de que un hombre de constitución asténica había perdido 15 libras por negarse a comer y a participar en ningún proyecto de los numerosos que la institución ofreciera, solicitó una consulta psiquiátrica urgente.
Tío Bill fue transferido, primero a un hospital psiquiátrico para tratamiento de su depresión, y más adelante aceptó vivir en la compañía de una de sus sobrinas que vivía con su esposo médico en la ciudad de Des Moines, capital del estado.
Bill el sobrino afortunado (a quien por conveniencia seguiremos llamando Bill "II") temiendo que el tío pudiese ser influido por sus nuevos bienhechores familiares, objetó los planes, solicitando la intervención de un abogado de oportunidad para tratar de declarar al tío incapaz de manejar sus asuntos y confinarlo a una institución psiquiátrica.
Las proféticas palabras de Jaques adquirieron su verdadero significado cuando el Tío Bill y Bill II comparecieron frente el juez:
La sexta edad trae consigo al viejo enflaquecido en pantuflas, con gafas en las narices y una faltriquera al costado, con sus calcetines juveniles, bien guardados, ahora demasiado anchos para sus huesudas piernas; y su gran voz varonil, que vuelve a sonar aguda como la de un niño, pitando y silbando al hablar.
El avariento Scrooge
Cuando el Tío Bill apareció frente al magistrado quien escucharía los pormenores del caso. Su apariencia era la de un hombre famélico, de locomoción dificultosa, dotado de locución sibilante e imprecisa y con propensión al llanto.
El abogado de Bill II, famoso por su tendencia a destruir la reputación de los adversarios de sus clientes, hizo enfoque inmediato en las apariencias patéticas y, quizás irrisorias, del anciano para concluir llamándolo "loco irresponsable para manejar sus asuntos financieros".
La abogada defensora del tío demolió los argumentos adversos presentados por el leguleyo venal y el Tío ganó su caso.
¿Donde pararía la fortuna del anciano cuando éste, años después respondiera a la llamada de Thelma para reunirse con ella ambulando los predios celestiales? Nadie lo sabe.
Bill II se mudó con su familia a una locación muy remota, donde permanece en el anonimato absoluto sin bienes heredados para su disfrute.
En resumen
Los tiempos simbolizan las parábolas que nos definen.
En los casos de Shakespeare, de Freud y de Erikson, pensadores que se empeñaron en definir las etapas evolutivas del ser humano o — más apropiadamente — del hombre, el patrón que los guiara fue el del estereotipo metafórico de sus eras respectivas.
No me caben dudas algunas de que de haber podido haberlo hecho de otra manera, que nuestro trío de intelectos egregios hubiese llegado a parámetros más certeros.
Evolución involutiva
Sea como sea, existe lugar de afirmar aquí que el hecho de haber tenido la oportunidad de analizar sus contribuciones ha enriquecido mis perspectivas al respecto. Por lo que abrigo esperanzas positivas de que haya resultado igualmente provechoso para quienes nos concedieran el privilegio de leer las palabras contenidas en estas especulaciones tan teóricas como inciertas.
Fin de la lección.
Manténgase en sintonía para la Séptima Etapa de esta serie.
Bibliografía
Larocca, FEF: La vejez sin achaques y como proceso normal en monografías.com, academia.edu y researchgate.net
Larocca, FEF: La ley natural: Padres contra sus propios hijos en monografías.com, academia.edu y researchgate.net
Larocca, FEF: Abecedario P es: Para vivir cien años se necesitan… en monografías.com, academia.edu y researchgate.net
Larocca, FEF: Las tres etapas en la vida de la mujer en monografías.com, academia.edu y researchgate.net
Además, extensivos enlaces (links), bibliografía adicional y referencias de contribuciones a este tema y otros temas mencionados por este mismo autor, pueden obtenerse en los siguientes portales:
AcademiaEdu
ResearchGate y
Monografías.com
Apéndice
Siete Etapas en la vida por Shakespeare
Etapa 1: Infancia
"Primero el infante, gimoteando y vomitando en brazos de la nodriza".
Etapa 2: Colegial
"Después el chiquillo quejumbroso, con su cartera, y radiante cara matinal, arrastrándose como caracol, de mala gana, a la escuela".
Etapa 3: Amante
"Y luego el amante, suspirando como un horno, con una balada doliente, hecha para la ceja de su amada".
Etapa 4: Soldado
"Luego un soldado, lleno de extraños juramentos y barbado como el leopardo, celoso de su honor, precipitado y veloz en la disputa, buscando la burbuja de la fama, incluso en la boca del cañón".
Etapa 5: Juez
"Luego el juez, que con el vientre redondo relleno de buenos capones, los ojos severos y la barba recortada, lleno de sabios aforismos e instancias actuales, actúa así su parte".
Etapa 6: Edad avanzada
"La sexta edad trae consigo al viejo enflaquecido en pantuflas, con gafas en las narices y una faltriquera al costado, con sus calcetines juveniles, bien guardados, ahora demasiado anchos para sus huesudas piernas; y su gran voz varonil, que vuelve a sonar aguda como la de un niño, pitando y silbando al hablar".
Etapa 7: Demencia y proximidad de la muerte
"La escena final de todas, con que termina esta singular y variada historia, es la segunda infancia y el simple olvido, sin dientes, sin ojos, sin gusto, sin nada".
Autor:
Dr. Félix E. F. Larocca