- Emociones de la letra encarnada
- Un libro que son muchos
- Música suave a nuestros sentidos?
- Un amor para recordar?
- La Maga de Cortázar
- A su imagen y semejanza
- Más allá de una simple novela…
- Bibliografía
Emociones de la letra encarnada
"Yo creo que desde muy pequeño mi desdicha y mi dicha al mismo tiempo fue el haber nacido para no aceptar las cosas tal como son dadas. Mi relación con las palabras, con la escritura, no se diferencia de mi relación con el mundo en general."[1]
Cortázar demostró con esta perspectiva ser uno de los escritores argentinos actuales de mayor repercusión literaria internacional a causa de su mirada fresca sobre las cosas para negar todo lo que el hábito relame hasta darle lisa conformidad, mirada alborada para percibir con porosidad lo prolijo conciliado con lo magno, lo inminente y lo novedosamente manifestado, para seguir pasmándose con la inagotable variedad que el mundo brinda a diario.
Tras el éxito de sus obras más reconocidas, que se produjeron con la iniciativa de escribir sus primeras poesías, cuentos y novelas desarrolladas con un ingenio único y sobresaliente, sus obras marcaron un hecho trascendental en la literatura hispanoamericana por ser una escritura vívida, posesiva, potente y conmovedora desarrollada para sus lectores.
La prosa constituye la matriz de la escritura literaria de Julio Cortázar ya que en sus novelas parecen compuestas por ensamblaje de breves fragmentos. Él escribe con la receptividad que presta a acoger el pretexto y la destreza ya casi innata, naturalizada, pronta para modelarlo. De la improvisación nace la mayor parte de su prosa breve, la prosa abierta, chispeante, ocurrente, fabuladora, la más variable, lúdica, personal, autorretrato y la más autobiográfica, aquellas en donde Cortázar prodiga su jovial y juguetona gracia, su agudeza y arte de ingenio, donde la literatura pone en evidencia todas sus posibilidades combinatorias, sus metamorfosis, su carácter de deleitosa y divertida componenda. Alternando con los cuentos, esta prosa miscelánea suele reunirse en volúmenes singulares como "Historias de cronopios y de famas"[2], "La vuelta al día en ochenta mundos"[3], "Un tal Lucas"[4], entre otros.
En el seno de la obra de Cortázar, esta prosa breve opera como gesto fundador, como matriz que regula a la vez la relación del escritor con el mundo y con la lengua literaria.
Los primeros cuentos fueron fantásticos, sin trasfondos metafísicos, situados en el mundo social de la clase media, con cierta tendencia a la crítica de la sociedad. En estas narraciones sobresalen los diálogos, de notable actualidad y efecto comunicativo, y un enfoque novedoso de la realidad, todo sucede como en la vida, y la propensión de lo absurdo y contradictorio no perturba el lirismo y el encanto de lo descrito. La destreza de lo casi insólito en el manejo de la lengua (vocabulario, sintaxis y recursos estilísticos) asoma una nítida maestría como "La noche boca arriba"[5], "Cartas a mamá"[6], "Las babas del diablo"[7], entre otras.
" Dejó pasar los ministerios (el rosa, el blanco) y la serie de comercios con brillantes vitrinas de la calle Central. Ahora entraba en la parte más agradable del trayecto, el verdadero paseo: una calle larga, bordeada de árboles, con poco tráfico y amplias villas que dejaban venir los jardines hasta las aceras, apenas demarcadas por setos bajos "[8]
Los posteriores son más elaborados y pretenciosos en su simbología, se inscriben dentro de un marco más profundo e intelectual, encierran una meditación o alegoría recta y ostensible a la vida humana, y al mismo tiempo una crítica más dilecta y ostensible a la vida social contemporánea como pasa en "Final del juego"[9], "El perseguidor"[10], "La autopista del sur"[11], "Casa tomada"[12], "Instrucciones para John Howell"[13] y otros.
"…Como me quedaba el reloj pulsera, vi que eran las once de la noche. Rodeé con mi brazo la cintura de Irene (yo creo que ella estaba llorando) y salimos así a la calle. Antes de alejarnos tuve lástima, cerré bien la puerta de entrada y tiré la llave a la alcantarilla. No fuese que a algún pobre diablo se le ocurriera robar y se metiera en la casa, a esa hora y con la casa tomada."[14]
La técnica aparece más intelectualizada, adquieren una mayor importancia en los juegos de palabras y el manejo burlesco del lenguaje al querer escribir de manera novedosa. Generalmente nacen de una visión desplazada, fuera de foco, o visión "intersticial".
"Esa manera de estar entre, no por encima ni por detrás sino entre" según Cortázar.[15]
Su escritura es casi impecable en su composición estructural, descriptiva de situaciones reales de la vida en donde instala su narración en mundos próximos y con seres semejantes al lector, acompañados de la sátira y humor negro, sin participación emocional del autor y algunos de estos cuentos además poseen el desdoblamiento psicológico lo que consideraron como adelantado por la época en los cuales se editaron.
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