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Nuevos paradigmas en la evaluación de proyectos energéticos


Partes: 1, 2

    1. Introducción
    2. Composición del costo de la energía eléctrica
    3. Las fuentes renovables
    4. Conclusiones
    5. Referencias

    Resumen

    El objetivo principal de este artículo es el análisis de los factores que determinan la viabilidad económica de los proyectos energéticos de baja potencia que prescinden de combustibles onerosos.

    Se presenta una expresión para el cálculo del costo de la energía y, sobre la base de su análisis, se determinan las condiciones apropiadas para lograr la viabilidad económica de este tipo de proyectos.

    El análisis realizado conduce a conclusiones que demuestran que los paradigmas que constituyen los fundamentos de muchas de las ideas actualmente predominantes sobre las fuentes energéticas renovables son erróneos.

    Abstract

    The aim of this paper is to analyse the factors which determine the economic viability of energy projects of low power that do not use onerous fuels.

    An expression to calculate the energy cost is put forward, and on the basis of its analysis the appropriate conditions to achieve the economic viability of these kinds of project are determined.

    The analysis carried out leads to conclusions which demonstrate that the paradigms that constitute the current fundamentals of several predominant ideas about renewable energy sources of low power are mistaken.

    Introducción

    El mayor desafío que la humanidad debe enfrentar en este tercer milenio es su propia transformación para asegurar el futuro de las generaciones venideras. Al respecto hay diversas posturas, situadas entre dos extremos: una de las corrientes de pensamiento augura el colapso del planeta en un plazo relativamente reducido, mientras que la opuesta niega la existencia del problema. En realidad, el estado actual del conocimiento no permite aún realizar estimaciones certeras en cuanto a plazos, aunque ya no quedan dudas de que el riesgo de afectar irreparablemente el futuro de la humanidad es real.

    El problema de la sustentabilidad es complejo y comprende muchas dimensiones, no obstante, algunas de ellas están ya claramente identificadas, particularmente aquellas que se relacionan con los modos de producción y consumo predominantes en la actualidad. En ese marco, la provisión de energía para satisfacer las crecientes necesidades humanas es uno de los problemas claramente identificados y que debe ser resuelto. A continuación se presentan gráficamente un conjunto de datos que corroboran esta afirmación.

    La figura 1 muestra una proyección de la demanda mundial de energía hacia finales de este siglo según tres escenarios posibles[1][2][3].

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    En la figura 2 se expone la distribución de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) según la actividad[4][5]. Como puede observarse, en la actualidad, la mayor fuente de producción de GEI es la generación de electricidad.

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    La figura 3 indica la responsabilidad de distintos grupos de países por las emisiones de GEI, en función de su nivel de desarrollo[4][5]. Entre los países desarrollados se han considerado los pertenecientes a los siguientes grupos: América del Norte, Europa, Japón y Australia. Entre las naciones en desarrollo se incluyeron China, India, Corea del Sur, Turquía, países de África, América Central y del Sur, otros países en desarrollo de Asia y el Medio Oriente. EUS comprende a los países de la ex Unión Soviética.

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    La figura 4 muestra como se distribuyó el consumo mundial de energía por regiones en el año 2001[6].

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    A la luz de estos datos, es indiscutiblemente evidente la significativa mayor responsabilidad por las emisiones de GEI de los países económicamente más desarrollados; además, es bien conocido que el sistema energético mundial se asienta hoy principalmente en fuentes no renovables, en consecuencia, también a dichos países les cabe la mayor responsabilidad por la explotación de esos recursos.

    Según las proyecciones, en los próximos 20 años se deberá añadir una capacidad de generación de electricidad mayor que toda la instalada en el siglo precedente; esto implica que, de continuarse con el modelo energético mundial actual, se consumirán alrededor de 15 millones de toneladas de petróleo por día y será necesaria una producción anual de gas de 4 billones de metros cúbicos, equivalente a toda la reserva actual de EEUU[7].

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