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El Rosismo: Prácticas políticas del Régimen Rosista 1829-1852

Enviado por Miguel A. Anfuso


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    La década del veinte luego de la revolución de Mayo de 1810; es el periodo donde continúan las luchas facciosas, estas se desenvuelven en extremos que por un lado propician el modelo centralizado y por otro el confederal, que tanto Buenos Aires y el interior se disputan. La lógica de esta disputa es la guerra civil y la intensidad de ella genera consecuencias poco auspiciosas para los negocios de exportación; esto permitió que una parte de la elite porteña comprometida en este comercio y con la consigna de la unidad y orden se hiciera del poder. Intereses económicos con miras a la expansión ganadera encuentran que la violencia que impone la época, los aleja de este objetivo. Objetivo que de ninguna manera era nuevo, ya con anterioridad a 1810 este fenómeno se gestaba en el incremento del comercio de exportación de cueros y sebo e inversiones crecientes en el rubro, en todo caso no se explican el fin del comercio alto peruano[1]que por otra parte permite el desarrollo de una burguesía nacional, y la aparición de individuos comprometidos con este modelo económico y político de expansión ganadera y exportación de sus productos, y con ello están presentes los proyectos de estado.

    Para comenzar es importante tener en cuenta los aspectos económicos que se movilizaron luego de la revolución de 1810. El incipiente comercio de productos de origen ganadero permitía saldos favorables que no pasaron desapercibidos para las casas comerciales de Europa, fundamentalmente por la capacidad de compra que esta renta concedía. Tal vez la explicación para el desarrollo comercial e inversiones de los productos del campo sean una consecuencia de la revolución; ya que esta acondiciono el libre comercio a la región de la pampa húmeda, provincia de Buenos Aires; pero no era esta la única en tener ganado, otras regiones como el litoral mesopotámico, las provincias de Corrientes, Santa Fe y Entre Ríos; junto a la Banda Oriental también estaban en la competencia ganadera; pero a partir de 1813 quedan sumidas en lo Halperín Donghi denomina "Liquidación frenética"[2] Esto causado por la expropiación de los ejércitos que luchan en guerras secesionistas o revolucionarias contra españoles o Portugueses; agravado claro como el señala, por el abrupto corte comercial con Buenos Aires que esta situación bélica imponía. Además; después de 1811 en particular el comercio pecuario de la Banda Oriental se orienta hacia los ganaderos brasileños enquistados en el norte colindante con Rió Grande Do Sud. Como consecuencia de todo ello el dominio del negocio fue casi absoluto de Buenos Aires[3]

    Entonces para terminar de explicar las nuevas inversiones ganaderas y su expansión vemos como Buenos Aires y su puerto durante este periodo hegemonizó el negocio del ganado y los productos exportables que para ese momento eran el cuero y el sebo, sin embargo la carne logra imponerse como un producto más en dirección a la exportación; la mejoría de los precios internacionales y por otro lado la industrialización ganadera que entre otras cosas sufre innovaciones como el vapor para la graserías, aguadas artificiales, etc, mejoran los precios internos. Otro aspecto favorable para los bajos costos es la baja calidad de carne; el ganado todavía no requiere de mejoras genéticas, ya que el cuero grueso y carne fibrosa es lo que demanda el mercado. Resumiendo; estos aspectos vistos como la mejoría de los precios internos de producción como consecuencia de las innovaciones y la suba por mayor demanda de los precios internacionales poco incidieron. Las ganancias venían de la carne salada, carne exportable. Comerciantes ingleses incorporados al negocio ganadero acompañan el desarrollo, estos no son los comerciantes hispánicos de las casas matrices de Cadiz, aquellos que no pudieron superar el colapso de la revolución, ya que con ella se perdió el nostálgico comercio e intercambio con la plata del Alto Perú. Los Ingleses no desperdician la oportunidad y se posicionan en forma destacada por sus relaciones con Europa y con ello se acrecientan las inversiones orientadas al saladero de carne, que es observable para 1816 "los signos de prosperidad ganadera" [4]

    Durante el primeros decenios de siglo XIX, el saladero se incorporaba a la producción industrializada de la ganadería y así fue, debido particularmente a los bajos costos de instalación, pero este tipo de producción industrial demanda mucha mano de obra; Ahora esta bonanza tiene sus limites; en 1820 con una mayor producción que esta industrializada, los costos bajan pero los precios de venta con el paso del tiempo también, las ganancias se reducen y se agrava con la competencia inglesa que se hace más intensa; el interior también jaqueado por la competencia de la industria inglesa deja de comprar productos artesanales de Buenos Aires; esta industria sostenía a un grupo importante entre empleados y patrones; estos últimos componen junto a los comerciantes y ganaderos. la elite establecida de Buenos Aires, sin embargo había otros que arribaban, la novedad de estos últimos es que habían compuesto las filas de los ejércitos revolucionarios e independentistas en 1810, que formaron luego las fuerzas urbanas, milicianos, estos fueron beneficiados con la posesión de tierras, avanzaron hacia las zonas rurales, y se asociaron a inversionistas comerciantes, de esta manera el negocio ganadero también capta a una nueva clase de individuos. Otros son los extranjeros, como ya advirtiéramos, en particular los ingleses interesados en el producto del ganado en franca competencia con la elite local.-

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