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La falacia naturalista en John Stuart Mill desde la perspectiva de G. Moore (página 2)

Enviado por ferelquien


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"Las cuestiones acerca de los fines son, en otras palabras, cuestiones acerca de qué cosas son deseables. La doctrina utilitarista establece que la felicidad es deseable -la única cosa deseable- como fin, todas las demás lo son sólo como medios para alcanzar un fin[…] La única prueba que puede darse de la visibilidad de una cosa es que la gente la vea realmente. La única prueba de que un sonido es audible es que la gente lo oiga, y así ocurre con las otras fuentes de nuestra experiencia. De igual manera, reconozco que la única evidencia que es posible ofrecer de que algo es deseable, es que la gente lo desee realmente. Si el fin que la doctrina utilitarista propone no fuera, en teoría y práctica, reconocido como fin, nada podría convencer a una persona de que lo es. No puede ofrecerse razón alguna de que la felicidad general sea deseable, excepto que cada persona desea, hasta el punto en que cree alcanzable, su propia felicidad. Sin embargo, siendo así, tenemos no sólo toda la prueba que admite, sino toda la prueba que puede requerir la hipótesis de que la felicidad es buena, de que la felicidad de una persona es buena para esta persona, y que la felicidad general, por consiguiente, es buena para el conjunto de todas las personas. La felicidad ha mostrado ser legítimamente, uno de los fines de la conducta y, consecuentemente, uno de los criterios de la moralidad".

Otro argumento que Moore se encarga de cuestionar es el del llamado "hedonismo psicológico", donde el placer se convierte en el objeto de todos los deseos. Y que se asume por Mill al admitir que la gente puede desear otra cosa aparte del placer, pero que todas esas cosas sólo serán deseadas en virtud de que generan placer o ausencia de dolor.

V. PRUEBAS DE MOORE CONTRA MILL

Una vez que hubo expuesto los argumentos de Mill, Moore los somete a un análisis para demostrar que se comete la falacia naturalista, y que no hay una clara distinción entre medios y fines.

Mill afirma que la felicidad es deseable, y la única cosa deseable como fin. Y que la evidencia de que es deseable, es que la gente la desea realmente. Siendo esto cierto, -para Mill- se prueba la hipótesis de que la felicidad es buena. Pero Moore objeta que se comete la falacia naturalista porque se pretende que "bueno…significa deseable, y sólo puede encontrarse lo que es deseable si se busca lo que en realidad se desea". Así, para Moore, el primer argumento de Mill, que "bueno" significa "deseado", se supera.

El segundo ataque a Mill, se da a partir de una suposición en su razonamiento, porque según Moore "Habiendo probado…que lo bueno significa lo deseado, Mill se percata de que, si ha de sostener posteriormente que sólo el placer es bueno, debe mostrar que sólo el placer es realmente deseado". En esta parte, donde se sostiene que únicamente el placer es el objeto de nuestros deseos, aparece el hedonismo psicológico, al que Moore refutará mediante la distinción entre "deseo" y "objeto de deseo".

Claramente distingue Moore el "deseo" del "objeto de deseo", pero suponiendo antes; que hay algún tipo de relación -para Mill- , entre "deseo" y "placer".

Moore entonces se ve obligado a analizar "el estado psicológico llamado deseo", estado que tiene la peculiaridad de que "se nos presenta la idea de un objeto o suceso todavía no existente". De modo que cuando deseo algo, lo que deseo no está aún presente. La pregunta que se hace el autor sobre la incorporación del placer en esta relación, es respondida así: "la idea de beber [derivada del "deseo un vaso de oporto"] origina un sentimiento de placer que ayuda a la producción de ese estado de actividad incipiente que llamamos "deseo". Por causa del placer que experimento ya, por el placer provocado por la sola idea, deseo el vino que no tengo todavía".

Moore le atribuye a Mill la doctrina: "la idea de un placer no real causa siempre deseo", a la que se opone su propuesta de que "el placer real, causado por la idea de algo, causa siempre deseo". Incorpora un nuevo elemento a partir de aquí, la distinción entre "pensamiento de un placer" y "pensamiento placentero".

Al caso del "pensamiento de un placer", le confiere la cualidad de que el placer es el objeto de deseo. Pero en el caso de "pensamiento placentero", el objeto de pensamiento es el objeto de deseo. Para entenderlo mejor pongamos un ejemplo, admitiendo que comer sea un placer, cuando "pensamos 'comer' " , 'comer' es justamente el objeto de nuestro deseo. Mientras que si "nos pensamos comiendo", 'comiendo' es el objeto de nuestro deseo.

Se dirige entonces Moore a probar que si bien el placer puede ser causa del deseo, no siempre el objeto del deseo es el placer. Afirma que no siempre nos percatamos que al desear algo, deseamos obtener placer, y no hay por tanto, un cálculo previo de placer o dolor. Pero además, en el caso de desear placer, no deseamos únicamente placer, porque en caso de que ello ocurriera, no habría una referencia al objeto que deseamos.

Ahora bien, si decimos que el placer es la causa del deseo, desaparece la idea de Mill de que "sólo el placer es bueno", porque ya no desearía el placer.

Una vez que Moore ha probado la falacia naturalista en los razonamiento de Mill, busca probar que con la afirmación de que sólo se desea el placer, se confunden los fines con los medios.

"Mill admite que el placer no es la única cosa que deseamos realmente. El deseo de virtud no es tan universal, pero es un hecho tan auténtico como el deseo de la felicidad. Además, el dinero se desea, en muchos casos, en y por sí mismo".

Al admitir lo anterior, Mill contradice su argumento de que el placer es deseable, porque es lo único deseado.

Moore imagina el posible argumento de Mill para evitar la contradicción, con el argumento de que si se desea el dinero es sólo en virtud del placer que provoca, a pesar de que se admita -por parte de Mill-, que se desea por sí mismo. Así que tendremos diciendo a Mill -en la imaginación de Moore-, "lo que sólo es un medio para conseguir un fin, es lo mismo que una parte de ese fin. [Con lo que Mill] no ha podido distinguir "fin" en el sentido de lo que es deseable, de "fin" en el sentido de lo que es deseado".

VI. REFLEXIÓN FINAL SOBRE EL MÉTODO DE MOORE

No se puede negar la audacia de Moore para establecer los criterios que deberían regir a una doctrina ética, no cometer la falacia naturalista; ni confundir los fines con los medios. Criterios que son una consecuencia de que considere que "bueno" es un término indefinible en virtud de que es un término simple.

La vía que podría escogerse para refutar a Moore, es evidentemente, demostrar que "bueno" es definible, y que es un término complejo. Esto obviamente dentro de las reglas implícitas en la exposición del propio Moore.

Sobre el método de refutación contra Mill, queda la impresión de que lo ha devastado. Al haber probado que Mill comete la falacia naturalista, y que confunde medios con fines, errores presentes es los argumentos de su hedonismo.

Sin embargo no hay una aclaración inicial de si Moore pretende atacar la "Teoría de Vida" de Mill, su "Teoría de la Moralidad" o ambas. Llamo la atención sobre esto porque la lectura de el texto de Mill, puede suscitar de entrada esa confusión.

Una pregunta que prevalece tras la revisión del análisis que Moore hace del estado psicológico llamado "deseo", es si ¿se liga necesariamente una acción a un deseo?, como su ejemplo del "vaso de oporto" parece indicar.

Un logro de Moore, para la ética es no sólo el esclarecimiento de su objeto, la clasificación de las doctrinas éticas, y el establecimiento de criterios para ese tipo de investigación, sino que con la refutación de Mill, proporciona un ejemplo de estrategia para argumentar.

BIBLIOGRAFÍA

ABBAGNANO, Nicola 1996 Diccionario de Filosofía, Fondo de Cultura Económica, México.

CORNMAN y PAPPAS 1990 Introducción a los Problemas y Argumentos

Filosóficos, Universidad Nacional Autónoma de México, México.

FERRATER, Mora José 1979 Diccionario de Filosofía, 4 Vols. Alianza Editorial, Madrid.

MOORE, G. E. 1997 Principia Ethica, Universidad Nacional Autónoma de México, México.

STUART, Mill J. 1974 El Utilitarismo, Aguilar, Argentina.

 

 

Por Fernando Romero Carrera

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