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Historia y literatura: Vinculaciones posibles (página 2)


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Es el gaucho alzado, irreverente del sistema y de la ley, génesis de la "viveza criolla" fundada en el menor esfuerzo, en el beneficio propio a costa del perjuicio de los demás.

Tal consigna respetada por generaciones vino a encontrar respaldo institucional al recibir la obra de Hernández reconocimiento literario nacional bajo la condición de "Premio Martín Fierro" con lo cual completa su equivalente de signo de virtud.

Esta obra que es en sí una apología al disvalor, al transformarse en "premio" que equivale a recompensa, homenaje y galardón, muta defecto por virtud y eso sin duda alguna ejerció una transformación decisiva en el ideario colectivo en cuanto mecanismo de producción de sentido.

Entonces sociológicamente nuestro ser nacional parte del falsario de vincular trasgresión y probidad. Ambos conceptos al cruzarse en la obra de Hernández alcanzan una nueva significación. Es el momento en que, como dice Foucault, citando a Nietzsche se produce la "centella que brota del choque entre dos espadas" pero que no es del mismo hierro del que están hechas las espadas.

Es un choque que bien pudo no haber tenido lugar nunca, pero en caso de suceder, como que de hecho sucedió en la obra de Hernández, la historia produce un giro y con él, cambios de progresión geométrica.

Concordantemente, sostiene Rosa, la literatura gauchesca, es un parasistema intermediario entre lo político y lo histórico, entre lo nacional y lo argentino.

Desde la perspectiva de la semiótica peirceana el Martín Fierro es un signo porque tiene forma y en esa forma alberga el icono que es la rebeldía que como desobediencia, insubordinación y sedición, describen el perfil de nuestro destino criollo.

También tiene existencia que es lucha y obstáculo, lucha y obstáculo para la aplicación de la ley. La ley que es el instrumento natural de pacificación y convivencia, en la obra de Hernández se transforma en la causa de la adversidad, desgracia e infortunio de su personaje. Luego, cómo podemos con estos precedentes, exigir su acatamiento?

El valor fue creado por el imaginario colectivo condescendiente con lo prohibido, permisivo hasta el elogio.

No se nos escapa sin embargo, que la apelación a lo vedado como recurso literario, es más efectivo por lo atractivo, desde el punto de vista del ideario popular, naturalmente tentado a quebrantar las reglas.

En esta instancia resulta oportuno preguntarnos ¿Cuál y cómo habría sido nuestra historia de no existir este personaje?

En realidad el personaje como individuo de hecho existía, pero la obra literaria al individualizarlo con nombre y apellido, lo rescató del anonimato y de su actitud resistida por buena parte de la sociedad, colocándolo en situación de víctima, de presa en el coto de caza, de quienes querían la instauración de la República.

¿Sería el mismo nuestro presente, si el Martín Fierro hubiese sido el poema narrativo de la vida de un gaucho que en la frontera colmose de gloria en defensa de la patria, volviendo al hogar para orgullo de sus hijos? O si por el contrario y al mejor estilo de Miguel de Cervantes, tales prevaricaciones hubiesen sido la causa de su propio infortunio?

Entendemos que no, porque la literatura es el punto de encuentro o la encrucijada de discursos sociales y pulsiones y el entrecruzamiento del objeto y del sujeto… porque la historia de la literatura como institución está claramente ligada a la historia de las instituciones, a la historia de la cultura y a la historia a secas.

No obstante todo lo dicho, cierto es también que la literatura no es la única causa de nuestros males.

 

Autora:

María de las Mercedes Suárez

Argentina

2003

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