La importancia que reviste el estudio de la Historia de Cuba en el proceso formativo de las nuevas generaciones es un aspecto ampliamente reconocido por la sociedad cubana y los profesionales de dicha materia.
Según investigaciones desarrolladas por algunos especialistas tanto nacionales como extranjeros, en los diferentes niveles de enseñanza constituye un problema el desinterés que muestran los estudiantes para efectuar el estudio de la historia; problemática que motivó a la autora de este trabajo a incursionar; específicamente, en la enseñanza y el aprendizaje de la Historia de Cuba en el nivel superior.
Como solución al problema del desinterés de los estudiantes universitarios para efectuar el estudio de la Historia de Cuba se elaboró una concepción didáctica que revela en esencia las relaciones esenciales que se establecen entre conocimiento – profesión – sociedad; a partir de favorecer el desarrollo de los intereses cognoscitivos, profesionales y sociales de los estudiantes para el estudio de la Historia de Cuba.
Tomar en cuenta las relaciones mencionadas anteriormente es asumir la idea de no aprender solo para acumular conocimientos en un acto acumulativo de saberes, que no reporta una utilidad verdadera a la sociedad; que sería diferente si el poseer conocimientos estuviera dentro de una intención social, como una vocación de aprender para revertir esos contenidos en el desarrollo social, para que entonces la escuela cumpla su verdadero papel de movilizadora social.
La necesidad del desarrollo de los intereses cognoscitivos, profesionales y sociales desde el proceso de enseñanza – aprendizaje de la Historia de Cuba en la educación superior; implicó la adscripción a determinados referentes que desde el punto de vista teórico sustentaran la concepción didáctica*1; en este sentido, fue necesario desde el punto de vista filosófico tener en cuenta la concepción materialista de la historia, en particular lo referido a la historia total, el papel de los sujetos de la historia dentro de un proceso dialéctico pasado – presente – futuro, que en su manifestación didáctica se inscribe en la concepción Historia – Alumno – Sociedad.
Desde la sociología crítica se establece la necesaria interrelación entre los actores del proceso de enseñanza – aprendizaje de la Historia, partiendo del estudiante en su interacción con el grupo, la escuela, la familia, la comunidad y la sociedad.
Se sustenta en lo psicológico básicamente en la concepción histórico – cultural de Vigotsky y sus seguidores, aprovechando de la concepción del aprendizaje significativo lo referido a la exploración de los conocimientos previos, a la selección y secuenciación de contenidos desde la significatividad lógica y psicológica.
Son asumidos los intereses en tres dimensiones, que si bien se centra en los intereses cognoscitivos, se establece una distinción dentro de estos de los profesionales y sociales, para facilitar la comprensión de la contradicción fundamental.
En lo didáctico se asume una concepción que se inscribe en la Escuela de Desarrollo Integral y Contextualizada que fundamenta R. M. Álvarez, estableciendo la dinámica de los componentes del proceso, que atiende lo protagónico de los estudiantes en la elaboración y concreción del diseño curricular universitario de la Historia, entre otros aspectos esenciales.
Los referentes teóricos asumidos se convirtieron en pivotes para concretar el diseño de la concepción didáctica de la dinámica del proceso de enseñanza – aprendizaje de la Historia de Cuba a fin de desarrollar los intereses cognoscitivos, profesionales y sociales de los estudiantes para el estudio de la asignatura. La misma se concreta en etapas y acciones; las que se describen a continuación.
Como parte de una primera etapa (llamada de exploración), se parte de un diagnóstico de carácter integral, a través del cual se estudiaron las características del modelo de profesional; que incluyó el conocimiento sobre su perfil y contenido de su proyecto educativo, el análisis crítico de los programas de estudios vigentes hasta ese momento, se exploró la preparación del profesor colaborador que instrumentaría la propuesta y se profundizó en los criterios y expectativas de los estudiantes seleccionados para desarrollar la experiencia, de los que debían emanar los intereses de aprendizaje para el estudio de la Historia de Cuba, pues necesariamente ellos participarían de manera activa y sistemática en las decisiones curriculares, conformándose de esta forma el programa de la asignatura.
El diagnóstico se erige de esa manera en un instrumento esencial que permite conocer el nivel de desarrollo actual y potencial del docente y de los estudiantes. Precisamente aquí se encuentra la base para estructurar el proceso de enseñanza – aprendizaje de la historia en la universidad, la que constituye una de las instituciones que tiene un papel fundamental en la formación de profesionales capaces de transformar la sociedad, aprovechando tanto el talento individual como colectivo.
Sin embargo, las metas que establece la universidad para sus egresados y que se encuentran plasmadas en el modelo de profesional, no siempre pueden materializarse al concluir estos sus estudios universitarios, al no lograrse en ocasiones que las aspiraciones individuales estén en correspondencia con los intereses profesionales y sociales.
Lo anterior significa que en el proceso de formación del profesional se evidencia una contradicción que se establece entre los intereses sociales contenidos en el modelo de sociedad en que está enclavada la universidad más los intereses profesionales, que los refleja el modelo del egresado, en contraposición a los intereses individuales, personales.
Al ingresar a la universidad los estudiantes revelan inclinaciones y casi siempre establecen metas más cercanas a sus intereses personales que a los sociales, lo que significa que esta institución debe favorecer un proceso formativo que se mueva en la dialéctica de lo social y lo individual.
Precisamente esta contradicción actúa como un agente dinamizador del proceso formativo en la universidad y de manera particular en el proceso de enseñanza –aprendizaje de la Historia de Cuba.
Al conocer de la existencia de esta contradicción, se hace necesario transitar a una segunda etapa: la elaboración de la concepción, pues en ella se contienen todos los componentes del proceso de enseñanza- aprendizaje, en función de favorecer el desarrollo de los intereses cognoscitivos, profesionales y sociales de los estudiantes para el estudio de la asignatura, desde la dialéctica de lo social y lo individual.
La concepción transita desde unos objetivos con un carácter formativo hasta una evaluación más cualitativa en función del proceso formativo de modo general, siguiendo lo que aprende de Historia de Cuba y cómo aprecia su valor para su futura profesión y para cumplir su papel en la sociedad; cada uno de los componentes del proceso se encuentran concebidos de manera tal que favorezcan el desarrollo de los intereses de los estudiantes para el estudio de la Historia de Cuba, mediando para ello el contexto social.
Los objetivos prevén las intensiones sociales y culturales que se aprenden desde la historia, pero a su vez marcan los intereses manifiestos por los estudiantes, en función de las necesidades de ese profesional, que se complementa armónicamente con una selección y secuenciación de contenidos que aprovechan la riqueza de la historia social, desde la historia total marxista, los conocimientos previos que tienen formados, que se engarzan armónicamente con el nuevo nivel de esencialidad con que se abordan en la universidad y las necesidades que emanan de los propios aprendices.
La dinámica de este proceso lo garantizan la selección de métodos y procedimientos de la enseñanza de la Historia con carácter productivo, reflexivo y con implicación esencial de los métodos de la investigación histórica, que devienen en métodos de la enseñanza de la Historia, sustentado en la fuentes provenientes de la historia social que enriquecen la potencialidad educativa e instructiva del proceso de enseñanza de lo histórico –social.
Ese contacto con fuentes variadas, que decide el estudiante al trabajar temas que antes no reconocía como históricos, que lo implican afectivamente y que comparte con otros coetáneos, con la familia, la comunidad y la sociedad deviene en dinamizador del proceso formativo del profesional.
Como resultado de las relaciones que se establecen entre los componentes didácticos en función de los intereses, aparece una cualidad resultante: el desarrollo de los intereses cognoscitivos, profesionales y sociales; con ello se contribuye a concretar las aspiraciones que establece el modelo del profesional, y como transcurre en un proceso formativo se actualiza sistemáticamente el diagnóstico integral.
Para implementar la concepción didáctica fue necesario transitar a una tercera etapa (la de programación) en este caso se evidenció la necesidad de elaborar una metodología de manera que ella se convirtiera en una guía para entrenar al docente en las interioridades de la concepción didáctica. De esta forma se elabora una metodología para favorecer el desarrollo de los intereses cognoscitivos, profesionales y sociales de los estudiantes para el estudio de la Historia de Cuba, que se sustenta en la concepción didáctica antes diseñada.
La referida metodología cuenta con atributos que la distinguen, entre ellos su carácter: sistémico, flexible, diferenciador, integrador y desarrollador. Cuenta además, con tres eslabones en los que el profesor encontrará las orientaciones necesarias para la implementación de la propuesta; un primer eslabón tiene que ver con la preparación del docente para concretar en la práctica la concepción didáctica elaborada; el segundo eslabón se refiere a la instrumentación del nuevo programa de Historia de Cuba y finalmente el tercer eslabón se orienta sobre la evaluación.
Derivada de la referida metodología surge un nuevo programa de Historia de Cuba con sus sugerencias metodológicas, los que se sustentan teórica y metodológicamente en la concepción didáctica elaborada.
La concepción didáctica diseñada para favorecer los intereses cognoscitivos, profesionales y sociales de los estudiantes universitarios para el estudio de la Historia de Cuba; es importante en la formación de los futuros profesionales universitarios, pues no solo tiene connotación en la calidad con que se aprende esta materia, sino que impacta en la identificación que se logra con la profesión para la que se prepara y en el compromiso con la sociedad en la que debe intervenir como ente activo y transformador.
A través de la consulta a expertos, la validación de la concepción didáctica en la carrera de Licenciatura en Economía y su posterior introducción en el resto de las carreras universitarias; queda demostrada la afectividad del aporte teórico, además de su metodología de implementación, el programa de Historia de Cuba y sus sugerencias metodológicas;
La introducción de los resultados revela que cuando se estructura el proceso de enseñanza – aprendizaje de la Historia atendiendo a los conocimientos previos de los estudiantes, los intereses que ellos manifiestan por los temas a estudiar, que conduce a seleccionar contenidos con gran significatividad lógica, psicológica y que se relacionan con su profesión y su contexto social, incluida la participación de los estudiantes en la estructuración del programa y su evaluación; se desarrollan los intereses cognoscitivos, profesionales y sociales.
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Dra. C. Liuska Bao Pavón
Dr. C. José Ignacio Reyes González