La realidad y Dios
Enviado por Víctor Manuel Alarcón Viudes
Cuestiones histórico filosóficas modernas cruzadas por la ciencia contemporánea
Los seres humanos tratamos de descubrir por medio del pensamiento qué es la realidad física, el mundo de la materia y de la energía. Esta es una pregunta inmemorial que nos hemos hecho a lo largo de milenios. Desde el siglo XVII, la pregunta ha tomado una dirección sistemática con la creación de la ciencia moderna; hasta el siglo XXI donde la ciencia ha alcanzado un saber profundo acerca de la realidad física con la mecánica cuántica, la física de altas energías y con las teorías cosmológicas contemporáneas.
También tratamos de entender la sociedad y la cultura que suponen nuestro entorno más inmediato; en el que nos desenvolvemos día a día y que constituye para nosotros una segunda naturaleza. Esto ha sido una labor de las ciencias sociales como la sociología o la antropología de las sociedades complejas, entre otras.
Por fin, la pregunta esencial para el hombre es la de si existe un ser o entidad trascendente a la que hemos llamado, Dios, el Fundamento, la Divina Base, el Eterno, el Altísimo, la Esencia Divina, la Divina Providencia, el Absoluto, el Padre, &c. Esta cuestión es consustancial desde prácticamente los albores de la Humanidad en el principio de la hominización.
El famoso físico, premio Nobel, Richard P. Feynman se plantea con respecto al conocimiento la misma duda que ya se planteara René Descartes con su cogito ergo sum o que hiciera el propio Inmanuel Kant en la Crítica de la razón pura al considerar los límites del conocimiento humano y su incidencia en lo que es posible saber y entender.
Feynman: «Y hay otra cosa que tiene que ver con la cuestión de cómo descubres si algo es verdad; y si todas las religiones diferentes tienen teorías diferentes sobre eso mismo, entonces empiezas a hacerte preguntas. Una vez que uno empieza a dudar, como se supone que lo hace, ustedes me preguntan si la ciencia es verdad. Uno dice no, no sabemos si es verdad, estamos tratando de descubrir y posiblemente todo sea falso.» Si la ciencia puede ser falsa siendo el mayor paradigma de la verdad que hemos alcanzado ¿qué garantías tenemos de que alguno de los otros modos de saber son verdaderos cuando están basados en mayor medida en procesos de tipo especulativo?
Tres son los modos fundamentales con los que la Humanidad ha encarado el problema de entender lo real tanto en cuanto posible o existente:
- El pensamiento mítico-religioso o mitomaniaco.
- El pensamiento filosófico-especulativo (que podría incluir a la propia Teología).
- El pensamiento científico-técnico o positivo.
En la ultramodernidad, es el pensamiento científico-técnico el dominante y las demás formas de pensamiento han sido relegadas a la marginalidad en gran medida.
Tratamos de entender todo tipo de realidades, incluidas las que nosotros mismo podemos fabricar, a través del organon de nuestro cerebro. Pero nuestro cerebro es el resultado de la evolución. El principio de la hominización tiene de entre cinco a seis millones de años; cuando de un tronco común se separan dos ramas; una de ellas llega hasta el Homo Sapiens Sapiens, el hombre doblemente sabio.
El cerebro es también el resultado de millones de años de intentos de entender la realidad y habérselas con el ambiente o entorno, primero natural y después social y cultural. Hay una «adaptación» evolutiva cuyo fin fundamental, como para cualquier otro animal, es sobrevivir. La cultura no es sino un sistema complejo de información que prolonga la evolución biológica; el «animal cultural» del que nos habla el filósofo Carlos París). La cultura es una especie de noosfera que potencia una mente social supraindividual. Pero también es cultura material conformada por artefactos y técnicas que permiten la supervivencia en un entorno dado.
La red social es una red de conexiones o plexo que sintonizan las mentes de cada uno de nosotros conformando un sistema social de tercer estado, alejado del equilibrio. No existe la mente aislada. Cada uno de nosotros ha sido socializado en un medio cultural que ha dejado su impronta. El proceso de socialización comienza con la internalización de los elementos de una sociedad y cultura concreta y particular.
El cerebro humano ha estado evolucionando con relación al medio natural y al social y cultural (grupos, &). Es una relación con dos aspectos:
- Naturaleza/medio
- Los otros/red grupal.
En estos «otros» existen los otros significativos de los grupos primarios como puede ser la familia que ejerce una influencia especialmente fuerte en la socialización del niño.
El cerebro, desde el punto de vista evolutivo, es el resultado de las infinitas adaptaciones y ha sido «seleccionado» como resultado de infinitas «eficacias» adaptativas a los diferentes medios por los que ha transcurrido la evolución de la especie.
El hecho de que la realidad tenga una determinada forma o estructura es algo en sí mismo extraordinario. La física nos enseña que la realidad tiene una estructura y que ésta se revela en las leyes de la naturaleza y del cosmos. Ello hace posible precisamente la investigación científica ya que si no existiesen regularidades y estructuras no habría sido posible la vida ni el mismo universo. Los cosmólogos argumentan que de haber cambiado alguna de las constantes cosmológicas el universo no se habría autoorganizado en estructuras capaces de generar posteriormente sistemas vivos altamente complejos. La vida es una propiedad interna de la energía cósmica. Ello nos hace pensar en la posibilidad de un «programa» incorporado en la estructura de la realidad. Este «programa» puede ser autopoiético; es decir, autocreado según sostienen algunos cosmólogos (Thorne)
La cuestión de la misma existencia de la realidad es un problema extraordinario y fue planteado por Leibniz en el siglo XVII y más tarde, en el siglo XX, por el filósofo alemán Heidegger con relación a la pregunta metafísica: ¿por qué existe algo y no más bien la nada? En efecto, ¿por qué habría de existir la realidad y no ninguna realidad?
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