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La educación a través de la instrucción. Experiencias


Partes: 1, 2

    1. Resumen
    2. Desarrollo
    3. Los componentes del plan de estudio
    4. Objeto
    5. Formación de actitudes en algunas actividades docentes
    6. Conclusiones
    7. Recomendaciones
    8. Bibliografía

    Resumen:

    La Universidad de cara al siglo XXI reclama las exigencias de una sólida formación integral como fundamento de la comprensión global de la época en que se vive. El proceso formativo debe orientarse hacia una amplia y profunda visión determinada por el impetuoso desarrollo de la ciencia y la tecnología en estrecha interconexión con las diferentes esferas del saber, así como por su repercusión en toda la vida de la sociedad.

    En el presente trabajo se muestran reflexiones y experiencias relacionadas con este enfoque formativo, tiene el interés de crear en los profesores motivaciones para educar a través de la propia instrucción. Se patentiza que todas las formas de enseñanza son propicias para lograrlo, con un proceso consciente, creativo, flexible, en el cual se conjuguen armónicamente tanto lo profesional como lo ético, estético, ideológico e intelectual, capaces de incidir positivamente en los modos de actuación del futuro profesional.

    Se presenta como ejemplificación, la carrera de Geología que se estudia en la Universidad de Pinar del Río, Cuba.

    INTRODUCCIÓN.

    En el proceso educativo intervienen la escuela, la familia y las organizaciones sociales, esa influencia se lleva a cabo con un mayor o menor grado de fundamento teórico y de sistematicidad. La escuela desempeña el papel rector de la educación de las nuevas generaciones y es el centro de su ejecución. La concepción social de una escuela productiva y formadora alcanza su plena realización en el proceso docente-educativo, bajo la conducción del profesor se desarrollan los métodos y formas de enseñanza y aprendizaje que motiven e interesen al estudiante a una participación activa, planificada y creadora en la práctica social, en la vida.

    La misma es la institución social por excelencia en la que entran en acción los protagonistas principales de la práctica educativa: docentes y alumnos, quienes contribuyen y se apropian del conocimiento científico, sentimientos patrióticos, políticos, de amor a la naturaleza y la comunidad, el medio ambiente, de lo ético, estético, solidario. Cada profesor y alumno forman parte de este contexto, desde lo que cada uno es y trae consigo, se encuentran en un espacio y tiempo común (el aula) y allí se genera una trama propicia para facilitar o entorpecer su misión.

    La ausencia de un enfoque dialéctico ha implicado que, en ocasiones, el resultado inmediato del proceso docente-educativo: la instrucción y la educación se vean como fenómenos dados de un modo aislado. Hablar de una apropiación de conocimientos, de actitudes en los alumnos implica hablar del saber hacer del docente, quien establece una particular relación posible del alumno con esos conocimientos. Una relación facilitadora del aprendizaje conlleva a encontrar el modo afectivo entre profesor-alumno (sujetos de la práctica educativa), quienes mediatizados por el saber y saber hacer dan sentido y significado a esta relación, movilizan afectos que también se trasmiten y sienten, los cuales pueden o no ser positivos para el aprendizaje, o para la enseñanza. Esto supone un análisis crítico permanente y la reflexión de la trama y vínculos generados en todo centro escolar y en cada aula en particular.

    En el presente trabajo se muestran reflexiones y experiencias en relación con este enfoque formativo, tiene el interés de crear en los profesores motivaciones para educar a través de la propia instrucción y se ilustran las experiencias obtenidas durante varios años consecutivos con ejemplos relacionados con la Carrera de Geología, Universidad de Pinar del Río.

    DESARROLLO

    Guyot y Neme (1997) indican con mucha razón: "el edificio social reposa sobre la educación", la sociedad actual requiere otro tipo de formación para las nuevas generaciones. Necesita personas (profesionales) no sólo con un alto conocimiento científico considerado socialmente valioso, sino además apropiados de un conjunto de actitudes para un adecuado desempeño social. Los científicos concuerdan en que el desarrollo tecnológico mundial, y la destrucción del medio ambiente son retos para las ciencias, las cuales continuarán al servicio de la sociedad, por ello es imprescindible un profesional integral con sólida formación básica. Esto es un desafío para el profesorado unido a la necesidad creciente de códigos educativos capaces de fortalecer la integralidad del futuro profesional. Como se desprende el papel del docente es vital, porque éste posee saberes y creencias adquiridas durante su formación que le permite orientar las acciones en el desempeño de la actividad con mayor o menor éxito; también a esto se le suman otros elementos, como son:

    1-La formación previa de los alumnos, lograda en la propia escuela, la sociedad y entorno familiar.

    2-Ambiente institucional adecuado para favorecer la labor de los sujetos (alumnos y docentes) que intervienen en el proceso docente-educativo.

    3-Los componentes del Plan de Estudio.

    4-Grado de motivación y concienciación de los docentes acerca de su rol en la formación integral de las nuevas generaciones.

    Deval (en Savatier, 1997) señala: "una reflexión sobre los fines de la educación es una reflexión sobre el destino del hombre". Motivados en esta afirmación es que se pretende tratar en el trabajo los elementos 3 y 4 referidos anteriormente.

    LOS COMPONENTES DEL PLAN DE ESTUDIO.

    Los principios en que se sustenta la formación de los estudiantes están dados en los planes de estudio de cada nivel educativo, particularmente en el nivel universitario en los curriculum de cada carrera; estos contemplan un sinnúmero de disciplinas y asignaturas con sus contenidos científicos. Las asignaturas son impartidas por un conjunto de profesores que por lo general son especialistas en temáticas específicas, ello facilita el logro de hábitos y habilidades profesionales que demanda la sociedad.

    Es una realidad, Rabadán y Martínez (1999) lo señalan, a lo largo de los últimos años son muchos los estudios realizados en torno a las actitudes en la enseñanza de las ciencias. Son trabajos dedicados a intentar clarificar cuáles actitudes deben potenciarse en las clases de ciencias, cómo deben enseñarse y aprenderse, cuándo deben enseñarse y cómo deben evaluarse. La presencia de los contenidos actitudinales, de forma explícita, en los diferentes currículos es un hecho, pero también está constatado que estos contenidos no se trabajan de forma adecuada en las aulas y el proceso docente-educativo sigue centrado en la transmisión verbal de los contenidos de tipo conceptual como conocimientos elaborados.

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