INTRODUCCIÓN.
La idea que ha tenido el ser humano de protegerse de los peligros que originan los fenómenos naturales y el hombre mismo para sobrevivir, es tan antigua como la misma humanidad1. Es decir, siempre ha buscado su seguridad, de tal manera que se ha organizado en grupos con la misión de mantener la seguridad de su comunidad, sus miembros y sus bienes. En cierta medida, la seguridad de la comunidad a lo largo de los tiempos ha sido una tarea de grupo.
Para dar mayor congruencia y formalidad a las acciones que se realizan para proteger a la comunidad de los efectos de los fenómenos naturales o provocados por el hombre que, con relativa frecuencia afectan a las comunidades en todo el mundo y específicamente en México, se han constituido agrupaciones cuyas tareas tienden al apoyo comunitario en situaciones de riesgo o desastre. Ese es el contexto actual de la protección civil, no obstante, este término con diversas connotaciones es antiguo y por consiguiente, todo trabajo que lo implique, debe, en primera instancia, revisar su evolución histórica.
Sobre el origen y evolución de la protección civil, se pueden citar innumerables antecedentes; sin embargo, para Mario Alfonso Garza Salinas, las obras antiguas que contienen el nacimiento de la protección civil en forma corporativa y que además dan origen a la ciencia de la policía, son el Arthasastra de Kautilya y el Al-Muqaddimah de Ibn-Jaldúm2, donde son ideados por primera vez, algunos mecanismos de prevención. Arthasastra significa "La subsistencia de la humanidad"3, fue escrito entre 321 y 300 antes de nuestra era, su objetivo principal: mantener el poder conservando la riqueza.
Al-Muqaddimah significa "Historia Universal"4. Esta obra fue escrita en los años 1374-78 y su objetivo era difundir los conocimientos y experiencias para el manejo del buen gobierno. En esta obra se puede apreciar que se pensaba en todos los detalles al fundar una ciudad, para su buen funcionamiento, tocando los aspectos de una "cultura de prevención".5
Otra referencia histórica del nacimiento de la protección civil, es Constantinopla, que llegó a ser la ciudad más opulenta y organizada que había existido alrededor del año 537. Esta ciudad contaba con todos los servicios: hospitales, alumbrado público, lugares de beneficencia, brigadas contra incendios, abastecimiento de agua fresca y alcantarillado entre otros6. Tenía un tipo de organización civil insertada dentro del mismo gobierno, que participaba ayudando a resolver los problemas del imperio y los propios de la población mediante una especie de autogestión7. Sin duda, un antecedente interesante de la participación ciudadana.
Muchas de las instituciones a nivel internacional dedicadas a la protección civil, toman como antecedente principal del nacimiento de ésta, los Convenios de Ginebra I y II de 1949, que protegen durante la guerra, a los heridos y a los enfermos de las fuerzas armadas en campaña, y a los náufragos de las fuerzas armadas en el mar, respectivamente. Las guerras fueron prácticamente las que obligaron a crear la necesidad de implementar medidas de protección para las poblaciones civiles, que después se utilizaron para casos de desastres naturales8.
En la Ciudad de México, la racha de sismos que se presentaron del 28 de marzo al 3 de abril de 1787, dio como resultado la aplicación de una serie de disposiciones en materia de seguridad y protección civil. Resulta interesante la publicación de un bando9 que imponía la pena de muerte para aquella persona que robara la cosa más mínima, esto, en atención al desamparo en que se veían las casas y tiendas. Se hizo comparecer a médicos y cirujanos para atender a quien pidiera auxilio. Se dispuso lo conducente, para que en la ciudad y sus cercanías, no faltasen los alimentos ni demás víveres a precios regulares. Se reubicó a los reos en la cárcel eclesiástica llamada "La perpetua", bajo custodia de la tropa correspondiente. Se hicieron reconocimientos a edificios y se dispuso quitar todos los tejados para mayor seguridad de la gente que transitaba por las calles. Casi todas las familias de la ciudad terminaron viviendo en las plazuelas, despoblados y en campos cercanos dentro de viviendas portátiles que ellos mismos habían fabricado.
Nuestro país ha sufrido una serie de eventos desastrosos, tales como: los sismos del 19 y 20 de septiembre de 1985, que pusieron en grave tensión a la población, al gobierno y a los centros de atención médica; "la explosión de San Juan Ixhuatepec el 19 de noviembre de
1984, los meteoros caídos en la zona sur del Distrito Federal de mayo a agosto de ese mismo año, que provocaron graves inundaciones y deslaves, […] Los accidentes aéreos de Michoacán y Cuajimalpa en marzo de 1986 y julio de 1987, respectivamente, así como el huracán
"Gilberto" que azotó las costas de Quintana Roo, Yucatán, Tamaulipas y el Estado de Nuevo León el 17 de septiembre de 1988.."10
En consecuencia, las experiencias vividas con motivo de los sismos de 1985, donde murieron más de diez mil personas, y la ciudad quedó prácticamente devastada; además de que grandes zonas se redujeron a ruinas y las secretarías de estado y departamentos de policía quedaron paralizados ante la magnitud del desastre;11 marcaron el verdadero antecedente de la protección civil en México, dando origen al Sistema Nacional de Protección Civil (SINAPROC).12
En diversas ocasiones, el desempeño del SINAPROC, ha sido duramente criticado, por ejemplo: con relación a su respuesta en la explosión del drenaje en la Ciudad de Guadalajara, Jalisco en 1992, donde murieron alrededor de doscientas personas y mil cuatrocientas resultaron heridas.13 La inundación de Tijuana, B.C. en enero de 1993, provocó que los deslizamientos de tierra devastaran comunidades con asentamientos irregulares que se habían desarrollado por la cercanía a las fábricas. Estas comunidades carecían del servicio de drenaje y la basura bloqueaba el paso del agua por los arroyos, lo cual dio como resultado, entre cuatro y cinco mil ciudadanos desplazados y atendidos en albergues en forma temporal.14 La erupción volcánica del Popocatepetl en 1994, donde la ceniza arrojada forzó al gobierno a evacuar 25,000 personas de 16 comunidades diferentes. El Huracán Paulina que devastó el Estado de Oaxaca en 1997, donde murieron alrededor de 300 personas, 2,500 estuvieron desaparecidas o fueron desplazadas y 10 personas murieron de hambre en los días siguientes al desastre, porque sus comunidades se encontraban incomunicadas.15
Aún y cuando posteriormente se conceptúan los términos relativos a los desastres y su connotación, dentro de este trabajo, se presentan dos casos que han dejado huella en los campos político y social de la nación, éstos son dos desastres cuyas características los ubican en la clasificación de antropogénicos; además de ser recientes, en ambos se observa el incumplimiento de las leyes y normas en materia de protección civil; e incluso, la falta de claridad para determinar las responsabilidades de los actores sociales involucrados, estamos refiriéndonos a los siguientes: el de la discoteca New"s Divine en el Distrito Federal (20 de junio de 2008) donde perdieron la vida 12 jóvenes, por asfixia y aplastamiento al ser obstruida la salida del establecimiento por elementos de la policía que se encontraban llevando a cabo una visita de verificación administrativa.16 De acuerdo con la Ley General de Protección Civil, este caso corresponde a un fenómeno socio-organizativo, y el incendio en la guardería ABC, S.C. subrogada por el Instituto Mexicano del Seguro Social en la ciudad de Hermosillo, Son., donde el 5 de junio de 2009 murieron 49 menores, y un número indeterminado de niños y adultos resultaron lesionados,17 al incendiarse una bodega contigua la cual era arrendada por la Secretaría de Hacienda del Estado de Sonora y propagarse el fuego hacia la guardería; de acuerdo con la Ley General de Protección Civil, este caso corresponde a un fenómeno químico-tecnológico.
Además de las condiciones en las cuales ocurrieron, su trascendencia estriba en el hecho que las recomendaciones de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal y de la Comisión Nacional de Derechos Humanos en los Casos New"s Divine y la Guardería ABC, S.C. respectivamente, no fueron del todo claras en la determinación de las responsabilidades en que incurrieron los actores sociales involucrados con la protección civil en su etapa preventiva.
Con base en el contexto anterior, la presente investigación se desarrolla considerando que, para que los usuarios o beneficiarios puedan exigir los servicios prestados bajo un esquema de seguridad, deberán ser informados y hasta capacitados por las instituciones encargadas de la protección civil de la localidad.
Para su comprensión y tomando en cuenta su sistematización, este trabajo se organizó con los siguientes rubros: un marco teórico conceptual, normativo y técnico; cuatro capítulos y sus conclusiones y recomendaciones. En el marco teórico, se describen además de los conceptos mínimos requeridos para comprender el contexto de la protección civil, a los actores sociales desde el punto de vista de este ámbito. En el capítulo I, son descritas las principales características del tipo ideal, que es empleado como una herramienta para el análisis del problema. En el capítulo II se describe el caso de la Discoteca New"s Divine; en el capítulo III se detalla el caso de la Guardería ABC, S.C.; en el capítulo IV se lleva a cabo el análisis del problema confrontando los dos casos de estudio con el tipo ideal descrito, para finalmente, emitir las conclusiones y recomendaciones en un último apartado.
JUSTIFICACIÓN.
A través de nuestra vida, de alguna u otra forma, hemos sido testigos de los diversos eventos desastrosos que han aparecido en diferentes partes del mundo. Nuestro país no es la excepción a la regla. Cuando contemplamos los terribles efectos traducidos en daños materiales y pérdida de vidas humanas, el sentido común nos indica que muchos de ellos pudieron haberse evitado y algunos otros no debieron haber alcanzado descomunales magnitudes. Es aquí donde la cultura de protección civil, en su contexto preventivo, cobra una gran importancia.
Las acciones dirigidas a la prevención ante situaciones de riesgo, la prestación de auxilio y la vuelta a la normalidad de la condición humana antes, durante y después de un evento desastroso, figuran ya en las leyes, reglamentos y normas de la materia. Sin embargo, los casos recientes de la discoteca New"s Divine, en el Distrito Federal y la Guardería ABC, S.C. en Hermosillo, Son., así como muchos otros, ponen en duda su aplicación. Además, estos casos, son claros ejemplos de la ausencia de conciencia preventiva en los diferentes actores sociales que intervienen en este tipo de problemas, donde lamentablemente se pagan costos muy elevados que equivalen a la vida humana.
La falta de aplicación de las acciones coercitivas de las leyes, contribuye a la formación de una cultura negativa en la sociedad, orientada a evadir el cumplimiento de la ley, a la pérdida de legitimidad y a la generación de ingobernabilidad; esto se ve reflejado en frases populares como "vivimos en el país donde no pasa nada".
Al no existir una cultura de prevención y de apego a la legalidad, por parte de los actores sociales, los establecimientos prestadores de servicios mercantiles y sociales, se convierten en lugares vulnerables y riesgosos para los que acuden a ellos.
Por otro lado, no hay acciones concretas ni bien dirigidas de la administración pública para mejorar las normas que contribuyan al fomento de una cultura de protección civil; en otras palabras, después de ocurrido un desastre, las acciones públicas tomadas tienen el trasfondo de capitalizar políticamente el suceso, ante la presión de los medios de comunicación; esto origina que se ordenen y publiquen en el corto tiempo, sin un análisis serio, posibles mejoras a la regulación, generalmente orientadas a la situación que se vivió. Este tipo de acciones tiene la prioridad de mitigar la presión que ejercen los medios de comunicación y la opinión pública; y, de manera secundaria, contribuir sustancialmente a la construcción de una prevención efectiva ante desastres similares.
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