La problemática ambiental, el crecimiento económico y el avance tecnológico
Enviado por Lic. Juan Carlos Hernández Martín
Origen, debate actual y consecuencias para la humanidad
Ningún tema ha atraído tanto interés y comprometimiento mundial como ha sido y es, el relacionado con los problemas del medio ambiente, por la realidad insoslayable de que el medio ambiente les pertenece a todos, les afecta a todos y, por tanto, les concierne a todos. El medio ambiente, si se intenta conceptualizar, no es más que el conjunto de elementos abióticos (energía solar, suelo, agua y aire) y bióticos (organismos vivos, incluyendo al Hombre) interrelacionados entre sí, que integran la delgada capa de la Tierra llamada Biosfera, sustento y hogar de los seres vivos.
Un cambio oportuno de mentalidad ha propiciado, a escala internacional, pero aún no global, la adopción de regulaciones, disposiciones, decretos y leyes, así como la aplicación de la ciencia, la técnica y la tecnología, a favor de un incremento de la calidad de la vida, la cual está ligada al uso y disfrute del medio ambiente, siendo este un proceso largo, paulatino, sistemático y no exento de dificultades e incomprensiones.
La problemática ambiental surge cuando salen a relucir las insatisfacciones de enfoques temáticos reductores de las realizaciones científico-técnicas y sociales, las cuales, al resolver un problema generaban otros, no previstos por la estrechez del marco conceptual y de referencia espacial y temático, incluso, en ocasiones, fue peor el remedio que la enfermedad. (Ayes, 2003)
Y se dice esto pues, "…Si bien la ciencia y la tecnología nos proporcionan numerosos y positivos beneficios, también traen consigo impactos negativos, de los cuales algunos son imprevisibles, pero todos ellos reflejan los valores, perspectivas y visiones de quienes están en condiciones de tomar decisiones concernientes al conocimiento científico y tecnológico…". (Cutcliffe, 1990)
En las últimas décadas se ha producido un incremento del interés por la tecnología y han proliferado las reflexiones históricas, sociológicas y filosóficas sobre ella, tomando en cuenta sus fuertes interacciones con la ciencia y la sociedad
Por una parte, la sociedad actual tiene una tendencia a estimular la participación de todos los integrantes del sistema productivo hacia el tránsito a tecnologías impuestas para el crecimiento económico individual y de las naciones, en conjunto con el desarrollo del potencial humano; adquiriendo gran importancia el conocimiento de tecnologías de avanzada, o sea, del "Conjunto de teorías y de técnicas que permitan el aprovechamiento práctico del conocimiento científico". Ello sin tener en cuenta que la problemática ambiental (polución y degradación del medio, crisis de recursos naturales, energéticos y de alimentos), surgió, en las últimas décadas del siglo XX, como una crisis de civilización, la cual cuestiona la racionalidad económica y tecnológica dominante.
Por otra parte, tiene la tecnología estrecha relación con la ciencia hasta en su marco conceptual, teniendo en cuenta que la ciencia es el "Conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales"; pues el trabajo científico es predominante, intelectual, creativo, pero no se puede realizar dentro del marco del pensamiento puro, requiere de ciertas capacidades, técnicas, medios de investigación, herramientas, o sea, requiere de la tecnología, la cual sirve para llevar a la práctica estos conocimientos obtenidos de manera científico-teórica, validar los resultados y generalizarlos más tarde a través de la innovación. Ello provoca impactos socio-económicos y ambientales, sin embargo, no siempre estos serán positivos o beneficiosos a la sociedad, sino que pueden ser y, de hecho, lo son, negativos o perjudiciales para la misma, a corto, mediano o largo plazo; el tema que nos ocupa esta ocasión es un ejemplo de estos impactos negativos precisamente por la búsqueda de altas utilidades económicas y extremo desarrollo tecnológico sin medir consecuencias.
Existe una percepción ético-política del trabajo científico, que incluye la clara concepción de que el mismo se realiza, sobre todo, para satisfacer las necesidades de la sociedad. Esa percepción es compartida por los actores involucrados en los procesos científico-tecnológicos y de innovación, y tiene sus raíces en las transformaciones sociales que el mundo ha vivido y la ideología que lo ha conducido.
El resultado del trabajo científico para que sea reconocido y aceptado debe satisfacer las normas y criterios convencionales de la comunidad científica. Así pues, este trabajo está estrechamente relacionado con la sociedad, o sea, a pesar de que científicos logren descubrimientos, el sujeto del conocimiento en realidad es la sociedad en sí.
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