Cine latinoamericano en el mercado español
Enviado por Nella Escala
- Programas e iniciativas de la producción latinoamericana
- Necesidad de integración y expansión a otros mercados
- Repercusión en festivales
- Buscar alternativas de fomento al cine latinoamericano
Es difícil referirse a la industria cinematográfica latinoamericana, cuando de los 21 países de habla española y portuguesa existen a lo mucho cuatro donde funciona realmente una industria de este tipo, gracias a políticas y leyes de fomento de la cinematografía nacional. Tal es el caso de Argentina, Brasil, Cuba y México, que a lo largo de los años han desarrollado y consolidado una industria con repercusión en el exterior. Pero aun así, su cuota en el mercado interno todavía sigue siendo escasa, lo que dificulta las posibilidades de financiar una producción, incluso las de coste medio.
El hecho de que haya un bajo interés por las producciones nacionales y latinoamericanas parte de los años 60, cuando se comenzó a sentir un malestar por la imponente competencia de las producciones estadounidenses, que llegaron a absorber un porcentaje muy elevado del mercado.
Existen dos serios problemas que afectan a la cinematografía de América Latina, obstáculos que deberían ser identificados para aminorarlos hasta donde sea posible. El primero es la poca disposición de los gobiernos para incidir en las políticas de Estado y activar el fomento de la producción nacional, para su posterior distribución y exhibición en el interior y en el extranjero. En segundo lugar está la hegemonía de las producciones estadounidenses en las salas de exhibición y en los medios televisivos, que en complicidad con las cadenas y grupos mediáticos impiden que se creen unas políticas culturales para alentar y desarrollar la cinematografía nacional.
Sumado a estos dos problemas debemos tener en cuenta que los gustos de un gran número de espectadores -acostumbrados a ver un cine de masas al estilo Hollywood– resta aún más la importancia que se suele dar al cine nacional. Hoy en día, la dependencia del mundo fílmico estadounidense en las salas de exhibición resulta alarmante. Más todavía cuando, según datos actualizados, la cuota de filmes estadounidenses llega a un 90 por ciento del total de cintas que se proyectan en la mayoría de las salas de América Latina.
Por supuesto que hay algunas excepciones. Tenemos por ejemplo el caso de Argentina, donde gracias a una estructura de financiamiento, fomento y apoyo a sus producciones (74 filmes en 2004) se puede mantener una cuota media de un 15 por ciento de su cine nacional. Caso similar ocurre en Brasil, aunque con otro modelo de desarrollo, que se traduce en incentivos fiscales para personas y empresas con el fin de fomentar la inversión de la industria fílmica.
Esta situación, aunque mala, no es tan desalentadora, puesto que personas, entidades y organismos, han buscado soluciones alternativas a favor de los creadores y productores latinoamericanos, que no viendo las posibilidades de realizar de principio a fin una producción cinematográfica, ni a nivel nacional, ni a nivel latinoamericano -por no tener una industria que lo permita- se ven forzados a buscar otros medios y mercados externos donde se pueda facilitar el financiamiento y potenciar dicha cinematografía.
Algunas de estas alternativas son:
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