Los desafios de la globalización, ante un nuevo orden internacional
Enviado por Ronald MARTORELL ROCA
Quo vadis es una frase latina que significa "¿Adónde vas?", esta frase pertinente a tomar en cuenta en momentos en que la Globalización está minada por muchas observaciones negativas, tanto por liberales, como populistas.
La pasión, no es buena consejera, cuando analizamos la situación económica de nuestro país, pero esto parece que muchas veces es olvidado por los gobernantes de turno, ya que más pesa en el análisis la tendencia egoísta de su partido político, o su organización social y en ultima, o primera instancia, la rosca que lo rodea.
Hasta ahora no entendemos que para gobernar un país, hay que ser eclético, alquimista; pero sobre todo sensible con las personas, con su pueblo, que es el que lo eligió.
El tema de la globalización, sí, es un tema sensible que está ligado con el proceso histórico de desarrollo de la humanidad, del deseo siempre honesto, del hombre, de vivir en comunidad, de desarrollarse conjuntamente; tiene que ver con la economía, la política, la cultura, la sociedad y la tecnología.
Por ello cuando escuchamos a Trump, rasgarse las vestiduras porque la Globalización no le ha ayudado en nada, reímos en silencio, ya que esa libertad de mercado le ha permitido a los Estados Unidos de Norteamérica seguir ejerciendo ese liderazgo mundial y abrir nuevos mercados para sus productos; lo que no les ha gustado es el arribo de la China, como país que amenaza arrebatarle el liderazgo mundial en cuanto al comercio, como al desarrollo tecnológico.
Esta pelea comercial es guerra entre colosos, que aunque algunos creen que no repercutirá en nuestra economía, déjenme decirles que nuestros mercados están íntimamente relacionados con estos mercados, mediante la demanda de nuestras materias primas, y la importación barata de productos terminados desde la China; sí que nos influirá.
Cuando queremos cerrar los ojos y despotricar contra una Globalización no inclusiva, enriquecedora de los mercados internacionales y benefactora de desarrollo de los países poderosos industrializados, tenemos y debemos hacer un mea culpa de todo este tiempo perdido de precios altos para nuestra materia prima y gas perdidos en el olvido y amortajados con discursos populistas del gobierno de turno, ya que no logramos industrializar y por ende exportar productos con valor agregado, que es lo que necesitamos para generar empresas, industrias, desarrollo tecnológico, y por ende el surgimiento de una clase trabajadora con potencial de liderazgo, profesionista, técnica y con remuneración justa.
La Globalización, no es para los políticos trasnochados y somnolientos que viven de recuerdos y tesis fallidas de desarrollismos mal adaptados a los países subdesarrollados o en vías de desarrollos, necesitamos gente profesional con convicciones y conocimientos profundos de la economía, como de la gente, para sobrellevar y negociar nuevas formas del desarrollo de la Globalización; necesitamos de la Globalización, claro que sí, pero de aquella que estimule la producción industrial de la materia prima en los países subdesarrollados, necesitamos un pensamiento más amplio en cuanto al movimiento y desarrollo de los nuevos mercados de productos y servicios, así como del empleo, necesitamos posicionar nuevos paradigmas de la concepción estática de definición de Globalización, necesitamos que se construyan y edifique una nueva concepción del sistema de financiación e intercambio de capitales, como también del buen uso de los recursos estratégicos y en general naturales.
La Globalización, no cesará, ni se estancará, esta entró cuando llegó Colón a Sudamérica, pero tenemos que aprender que debemos empoderarnos de ella para estructurar una Globalización más adecuada, más equilibrada; donde entendamos que el desarrollo tecnológico está trayendo a los países desarrollados problemas de despidos de trabajadores, lo que eleva el porcentaje de paro en esos países y muchas veces aprovechan de aquello para endilgar a las importaciones todo su problema de falta de empleo.
La Globalización tomará el rumbo que nosotros seamos capaces de generarle, me pregunto: ¿Qué ganaríamos generando un modelo desarrollo basado en fuerzas internas?; cuando hablamos de fuerzas me refiero, a mercado (tanto externo como interno), al desarrollo tecnológico, al desarrollo de la infraestructura de apoyo a la producción (carreteras, universidades, investigación, logística, etc).
Algunos dirán, pero hasta ahora el modelo basado en la demanda interna de algunos gobiernos en América Latina, han dado sus frutos; sí, porque aún disfrutan de recursos generados por los excelentes precios de las materias primas, pero ahora estos precios en nuestras materias primas, como ser el gas, petróleo, commodities, se han reducido; y esto se está reflejando en la disminución de nuestras exportaciones y el ingreso en déficit de nuestra balanzas comerciales, repercutiendo en la reducción de nuestras Reservas Internacionales; y obviamente se verá reflejado en todos los presupuestos municipales, gobiernos regionales y el de toda institución pública.
No olvidemos que la mayor fuente de financiamiento para los presupuestos nacionales, proviene de los recursos por concepto de la renta extractiva. Por lo que vamos a seguir exportando y utilizando los canales de comercialización internacionales, ya que de allí obtenemos los recursos necesarios para impulsar nuestro crecimiento interno.
Los nuevos planteamientos de Globalización, deben surgir de los países en desarrollo, estos deben unirse para tener más fuerza en el concierto internacional para ser escuchados, no excluyendo por ningún motivo ningún organismo internacional, asimismo debemos reposicionar nuestro modelo de desarrollo ante una nueva realidad mundial de intercambio comercial, financiero y tecnológico, adecuando los mismos a los nuevos paradigmas de proteccionismo responsable y generación de crecimiento global con justicia tecnológica y social.
Debemos de preparar toda nuestra infraestructura institucional a los nuevos tiempos que soplan y que si no nos damos cuenta y permanecemos como siempre negándonos a transformarnos a esforzarnos a cambiar, a echarle la culpa al vecino, al empedrado por todas las cosas malas que nos ocurren; entonces siempre cosecharemos desigualdad y pobreza; ya que la tarea a enfrentar no es nueva, siempre ha estado allí, sí, allí frente a todos los gobernantes de turno; y permaneceremos estáticos observando como la nueva Globalización nos arrastrará hacia las nuevas formas de comercialización y desarrollo de los mercados, a gusto de una nueva realidad lecturada por aquellos que se atreven a subirse al tren del cambio y del esfuerzo creativo de generar instituciones fuertes y creíbles como base fundamental del cambio necesario para suscribirnos a un nuevo orden mundial de relaciones internacionales.
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Autor:
Lic. Ronald Martorell Roca.