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Las tecnologías para la protección de los edificios públicos (página 2)


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La curva denominada ABC o de "Paretto", la cual tiene tres espacios claramente delimitados. El espacio A que representa la relación entre la inversión en seguridad y su repercusión en nivel de protección, con poca inversión económica se logra rápidamente un nivel de seguridad mínima. El espacio B de la curva, representa una relación más equilibrada entre la inversión y el grado de eficacia de la misma en relación con la protección y seguridad que aporta, y el tramo C de la curva representa una elevada inversión para lograr una pequeña mejora de la seguridad.

La inversión en seguridad y protección debe tener una relación de equilibrio que permita, con una pequeña inversión, obtener una gran beneficio en la seguridad. Las inversiones en seguridad cuando éstas son inexistentes, como ocurre en una buena parte de edificio y locales públicos, tienen una alta rentabilidad. Una vez conseguido grado mínimo de seguridad, la inversión en protección para edificios públicos debe situarse en el tramo de la curva comprendido en el área B. Lo que de ninguna manera es rentable, en función del riesgos de estos edificios, es el de situarse en niveles e inversión que estén en el tramo del área C, dado que esta inversión tendrá muy poca rentabilidad económica.

Existen diversos métodos para analizar las medidas de protección en seguridad. Uno de los más utilizados es el Modelo Empírico aproximado de Análisis de Riesgo el cual define el riesgo conforme a esta fórmula:

RIESGO = PROBABILIDAD X EXPOSICION X CONSECUENCIAS

Siendo:

La Probabilidad de que se produzca un incidente en ciertas condiciones técnicas o de funcionamiento de la actividad.

La Exposición, como factor temporal que aumenta o disminuye la magnitud del riesgo.

La Consecuencia, Valoración de daños posibles debidos a un acto o incidente determinado.

Los valores de Probabilidad, Exposición y Consecuencias e miden en escalas cuantitativas (arbitrarias) pero siempre las mismas, de forma que al final obtendremos una escala de valores jerarquizables.

Este método de calculo del riesgo que T.W. Fine utilizó profusamente para el cálculo del riesgo de siniestro laboral, es perfectamente extrapolable para analizar cuantificablemente el nivel de inversión en seguridad y protección.

En el caso de los organismos publicos sin fines lucrativos, como es el caso de la administración, la rentabilidad económica no será una meta en sí misma, pera ésta deberá justificarse. Un método que se emplea con bastante asiduidad son los estudios de Coste/Eficacia y Coste/Beneficio, que proporcionan una ayuda y orientan a la toma de decisiones en relación con el interés de acometer una u otra inversión en seguridad y protección.

Un sistema integral de seguridad

Una vez realizado un análisis de riesgos, atendiendo a cualquiera de los métodos de análisis (T.W.Fine, Gretener, G. Purt, Riesgos Intrínseco, etc.) debemos estudiar un sistema integrado que cumpla con los fundamentos básicos de este sistema y que son:

. Una detección precoz

. Un retardo

. Una intervención

La interrelación de estos tres elementos de forma coordinada y efectiva, minimizará el riesgo y los costes que se planteen en el sistema de seguridad que se planifique para un servicio.

Siguiendo los criterios básicos de la concepción de un Sistema Integrado de Seguridad, la protección de edificios y locales de uso público se deberá plantear siguiendo el proceso:

1º) Realización de un cerramiento físico en torno al perímetro de la zona a proteger para impedir el paso de personas ajenas por equivocación y despiste.

2º) Sistema de detección para un precoz descubrimiento de posibles intrusos que intenten acceder a la zona de protección.

3º) Retardo, mediante un segundo cerramiento físico posterior al sistema de detección, que permita aumentar el tiempo disponible a las fuerzas de intervención.

4º) Unidad de evaluación de las posibles alarmas en la detección perimetral mediante un sistema de comprobación de la alerta.

El sistema de protección física

Las medidas de protección física de deben ser contempladas en todo plan de seguridad en riesgo como el que nos ocupa, deben dividirse en tres áreas:

. Protección exterior

. Protección del edificio

. Protección exterior.

La protección exterior tiene como objetivo dificultar la penetración y prolongar la fase de fractura el hacer más dificultoso el extraer los objetos del robo, impedir el estudios detallado y próximo de los sistemas de seguridad que protegen al edificio, y facilitar el temprano descubrimiento del intento de robo o alertar a los servicios de seguridad pública sobre la presencia de personas en zonas restringidas.

De los medios más empleados para la protección exterior tenemos la valla perimetral. A los medios de protección exterior como el de la valla perimetral, en tela metálica, valla tipo "panzer" de lamas puntiagudas, valla con concertinas, etc., se le pueden asociar una serie de elementos de detección de la intrusión pero que estos se deben reservar exclusivamente para los edificios de alto riesgo, no siendo rentable la inversión de estos sistemas en locales como los que son objeto de este estudio.

. Protección de los edificios.

La mejor forma de proteger un edificio contra robos y acciones antisociales es el dotarlos de una buena protección física en las aberturas de la edificación.

. Las puertas.

Son elementos de entrada y acceso a un edificio que tienen una exposición al riesgo de intrusión grande; es la zona donde resulta más discreto el intento de robo, es más silencioso reventar la puerta que la ventana del edificio y presenta una vía de evacuación de objetos robados muchos más cómoda que por otra abertura del edificio. La experiencia demuestra que los ladrones, independientemente por donde hayan entrado, prefieren llevarse el botín a través de las puertas. Por ello deben ser protegidas de forma que tampoco se puedan abrir por la parte de dentro.

Entre los diferentes métodos de ataque empleados para violentar una puerta hay tres que conviene recordar:

Empleo de la fuerza en cerraduras, cerrojos y goznes.

– Empleo de la fuerza contra la puerta o su marco.

– Abertura de la cerradura

. La ventanas.

Un elevado número de intrusiones se dan por las ventanas de los edificios, la mayor parte de las veces el intruso rompe el cristal a la altura de la manilla, abriendo a continuación al cerradura para franquear el paso. Por el contrario, rara es la penetración que se realiza a través de ventanas que no se pueden abrir o que estén cerradas con llave. La ruptura del vidrio conllevaría una perdida de tiempo y un riesgo para el intruso.

Para la protección de las ventanas existen dispositivos diversos, de los cuales se pueden señalar los más convenientes:

– Persianas con bloqueo que impiden la subida de la misma, un simple cerrojo de pasador.

– Rejas

– Vidrio sintético

– Vidrio laminado

– protección electrónica por contactos magnéticos

– etc.

La protección de las ventanas y aberturas de los edificios deben también contemplar elementos que prevengan la acción de actos vandálicos.En este sentido, la reja es el elemento más satisfactorio para la protección fisica de estas aberturas.

Sistemas de protección electrónica

El Ejército Americano define el sistema electrónico de seguridad como "aquel sistema que esta formado por un conjunto de elementos electromecánicos y/o electrónicos, relacionados entre sí pro una instalación adecuada y que, a través de la información que proporcionan, contribuyen al incremento del nivel de seguridad de un determinado entorno".

Los sistemas electrónicos constituyen la seguridad activa y está integrada dentro de la fase de detección y en la de reacción. La seguridad física suponen la fase del retardo en la intrusión, y la respuesta organizativa y humana es la de la reacción.

Todo sistema de seguridad, en su primer escalón, está constituido por los detectores o sensores electrónicos. Su función es la de captar los cambios o anomalías del medio vigilado y transmitirlos a la central de proceso del sistema electrónico.

Los detectores se clasifican en dos grupos:

– Los manuales o iniciadores, que precisan de la intervención humana para su activación, tales son lo pulsadores.

– Automáticos, que no requieren de la intervención humana.

. Clasificación de los detectores.

Según lo especificado por la norma UNE 108-210

"Clasificación de detectores", el detector o sensor se define como un dispositivo capaz de captar fenómenos o variaciones provocadas por la presencia y/o acción de los intrusos, que modifican sus correspondientes parámetros operativos dentro de ciertos márgenes establecidos, generando una señal como consecuencia de dicha modificación.

Los criterios de clasificación de los detectores son:

– Causa desencadenante

– Área de aplicación

– Principio operativo

Causa desencadenante, que es la que provoca la activación de cada detector, se clasifican en:

Presión (sobre el detector)

Movimiento (del intruso)

– Desplazamiento (del detector)

– Rotura (del detector o del objeto protegido)

– Vibración (del detector o del objeto protegido)

Transporte (del detector o del objeto protegido)

– Manipulación (del detector o del objeto protegido)

Temperatura (del detector y/o del objeto protegido)

Área de aplicación:

– Detectores puntuales

– Detectores lineales

– Detectores planares

– Detectores volumétricos

Principio operativo:

– Acústico (ultrasónico, microfónico)

– Electrónico (cinta conductora, piezoeléctrico, etc.)

– Electromagnético (microondas, acoplamiento de conductores)

– Electromecánicos (banda, alfombra, etc.)

– Mecánicos (hilos tensados)

– Magnéticos (contactos de red)

– Opticos (infrarrojos, laser)

– Diferenciales (capacitivos, hidráulicos, etc.)

Centralización de sistemas electrónicos y alarmas

Cuando en un plan de seguridad concurre la circunstancia de que la protección debe realizarse sobre varios edificios públicos, se hace necesario, yo diría imprescindible, que los sistemas electrónicos que protegen cada uno de los edificios, estén atendidos por una central receptora de alarmas y de incidentes de seguridad.

En la actualidad, la normativa de seguridad privada regula el funcionamiento de las CRA (centrales receptoras de alarmas) que dan servicio a los sistemas de seguridad electrónica de los usuarios privado que voluntariamente quieran ser receptoras de este servicio de seguridad.

En el caso de que un organismo público, como un Ayuntamiento, Diputación u otra institución, tengan que proteger varios edificios y quiera centralizar todas y cada una de las incidencias de seguridad de los edificios y locales públicos, tiene dos opciones: 1º gestionar una central receptora de alarmas privada para sus sistemas electrónicos instalados en sus locales, 2º contratar un servicio ofrecido por una empresa que se dedique a la centralización de alarmas de sistemas de seguridad.

La primera opción es económicamente no recomendable por tratarse de una gran inversión en instalaciones de recepción (receptora, consola, local, medidas de protección, personal para la atención 24 h/día, etc. La segunda opción es la más recomendable por tratarse de un servicio perfectamente regulado y cuyo costo de mantenimiento es proporcional al riesgo a proteger.

Lo que es indiscutible, desde el punto de vista de la seguridad, es que sistemas electrónicos de seguridad instalados en edificios público, no estén atendidos por central receptora de alarmas, y que no se asegure la respuesta mediante la reacción de los sistemas de protección humanos y de vigilancia.

En la actualidad, los mantenimientos de los dispositivos de seguridad electrónicos, que deben realizar empresas de mantenimiento de estos equipos, ofertan la centralización gratuita en centrales receptoras de alarmas, como mejora de los contratos de mantenimiento, siendo esta una fórmula más que viable para dar este imprescindible servicio de protección.

Los actuales sistemas de centralización de sistemas electrónicos de seguridad y alarmas permiten llevar a cabo los siguientes servicios:

– Centralización de alarmas captadas y transmitidas por los sistemas de seguridad de los edificios y locales.

Control del armado y desarmado de los sistemas de seguridad electrónicos, con indicación de la hora de conexión y desconexión del citado sistema.

– Control del estado del sistema a una hora preprogramada, comprobando que el sistema ha sido conectado por los usuarios, así como su conexión de forma remota.

– Control de contravigilancia, o alarma restringida cuando algún usuario entra en un local o edificio a una hora no habitual, previniendo con ello las acciones de sabotaje o robos internos.

– Valoración de alarmas, mediante la comprobación de la veracidad de la alarma por activación de zonas de detección y rearmado parcial de las mismas.

La vigilancia por circuito cerrado de televisión

Hoy en día, las nuevas tecnologías aportan un mosaico de posibilidades para la implementación de sistemas de seguridad integrados que mejoran enormemente los niveles de seguridad de los edificios y locales que se pretenden proteger de acciones antisociales.

Una de estas posibilidades es el de la televigilancia mediante circuitos cerrados de televisión. Todo edificio que tenga un punto fijo de presencia humana de vigilancia o control del edificio (conserjería, cabina de vigilancia, recepción, etc.) debe llevar asociado un sistema de circuito cerrado de televisión que posibilite la vigilancia remota de determinados puntos del edificio, recintos del local, áreas de acceso restringido, etc., obteniendo una mayor eficiencia (rentabilidad económica) del puesto de vigilancia.

Estos sistemas de seguridad de circuito de televisión también pueden ser centralizados asociados a la central receptora de alarmas por diversos sistemas de transmisión, cumpliendo varias funciones fundamentales:

– comprobación de la alarma (falsos positivos y falsos negativos).

– Aportar pruebas en caso de la comisión de un delito.

– Prevenir la comisión de acto antisocial sobre el edificio (la sola presencia de las cámaras evitan robos)

– Televigilancia remota de diversos riesgos.

– Rondas periódicas de vigilancia.

Las redes corporativas de los instituciones públicas (redes de fibra óptica, intranet, etc.) permite la transmisión de señales vídeo hacia una central de recepción de alarmas. Las nuevas líneas RDSI, de banda media, también permiten la transmisión en tiempo real de las señales de vídeo para que éstas sean atendidas por profesionales de la seguridad y se obtengan respuesta, e incluso la utilización de la red Internet, a través de la línea telefónicas convencionales, son una posibilidad para obtener y responder al concepto de televigilancia de edificios públicos.

Medidas organizativas de seguridad

Entendemos por medidas organizativas de seguridad en los edificios públicos aquellas que representan aspectos materiales concretos para la prevención de los riesgos que puedan ser consecuencia de una deficiente planificación o valoración. Estas medidas pueden ser el control de llaves a través de un plan de cierre, un plan de iluminación perimetral, procedimientos organizativos para el personas responsable de la custodia de los edificios etc.

. Plan de Cierre.-

Cuando de lo que se trata es de proteger un conjunto de edificios y locales repartidos por un territorio, se hace imprescindible contar con un PLAN DE CIERRE de los edificios comprendidos en el plan de seguridad integral.

Este plan de cierre consta de un amaestramiento de llaves de acceso, y en su caso de llaves de alarmas, donde se organice una jerarquía de cierre, existiendo lleves "gran maestras", llaves "maestras" y cerraduras y cierres amaestrados.

Con este sistema se pretende un rápido acceso por parte de los servicios de seguridad (tanto públicos como privados) a cada uno de los edificios cuando exista una alarma o incidente de estos locales. Debemos de desechar el "manojo de llaves" tipo serenos, con los que algunos servicios de seguridad todavía realizan sus cometidos.

El plan de cierre debe tener dos ámbitos bien diferenciados:

– Plan de cierre y acceso a todos los edificios (permitiendo un rápido acceso a los lugares comunes del edificio) mediante lleve maestra, cerradura amaestrada de seguridad y, lo que es más importante, que las llaves sean "incopiables", es decir, que la llave tenga asociado un elemento que la haga muy difícil su réplica (bola insertada en la llave, pitones en los laterales, etc.) con ello conseguiremos saber en todo momento a quien se ha asignado cada una de las llaves de acceso a los edificios efectuaremos el correspondiente control sobre las mismas.

– Plan de cierre de cada uno de los edificios en particular, de forma que con un amaestramiento podremos acceder a todas las dependencias del edificio de forma rápida, incluso los cuartos técnicos del local.

. Plan de iluminación.-

Una medida económica y eficaz para proteger los edificios y locales institucionales es dotarles de una adecuada iluminación.

Tiene un gran poder disuasorio el mantener un buen nivel de iluminación en las partes exteriores de los edificios, así como en las vallas perimetrales. También es recomendable

iluminar adecuadamente aquellos lugares que estén más expuesto a la penetración.

El encendido y el apagado se puede efectuar, en la mayoría de los casos, mediante contactores automáticos, relojes astronómicos o detectores de penumbra, aunque se le puede llegar a asociar detectores para conseguir una iluminación sorpresiva en caso de una intrusión en un lugar no autorizado.

Los colegios públicos, que habitualmente se utilizan como espacio público de esparcimiento y actividades complementarias, son las instalaciones que deben ser mejor iluminadas en previsión de los repetitivos actos vandálicos.

. Los procedimientos organizativos de seguridad.-

La principal enemiga de toda actividad en materia de seguridad es la IMPROVISACION. Todo puede y debe ser objeto de un estudio y de una planificación previa, dado que es la única manera de que no se repitan los errores, que en materia de seguridad pudieran llegar a ser fatales.

Todo departamento de seguridad que pretenda dar protección a distintos edificios y locales debe contar con un MANUAL DE PROCEDIMIENTOS donde se especifique hasta el mínimo detalle de cada una de las posibles actuaciones a llevar a cabo en cada una de las situaciones de riesgo que pudieran llega a desencadenarse.

 

 

 

Autor:

Leonardo Lafuente Valentín

Director de la Escuela de Protección Ciudadana

Castilla – La Mancha

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