Tarzán y Jane: intuiciones vs. abstracciones
La idea de Nietzsche del hombre racional y el hombre intuitivo nace de la duplicidad de lo apolíneo y de lo dionisíaco planteada en el mundo griego. Con sus dos divinidades Apolo, representante de la armonía, el orden y la razón (ratio), y Dionisio, representante del desorden, el éxtasis y la pasión (pathos), los griegos arman un mundo en el cual subsiste una gran antítesis.
Esos dos instintos tan diferentes entre sí marchan el uno al lado del otro casi siempre en abierta discordia entre sí y excitándose mutuamente a dar a luz frutos nuevos y cada vez más vigorosos para perpetuar en ellos la lucha de aquella antítesis.
A continuación nos proponemos pensar la dupla de Jane y Tarzán, personajes de la película del mismo nombre, como representantes del hombre racional e intuitivo, respectivamente.
Nietzsche se refiere al hombre intuitivo como un "héroe desbordante de alegría", lo que refleja completamente las actitudes te Tarzán cuando se encuentra con Jane y la hace conocer su mundo. Justamente cuando, en la película, ambos le muestran al otro parte de lo que es su vida, la canción que suena de fondo se llama "Dos mundos", dejando a la vista la diferencia que hay entre la crianza y las vivencias mismas de uno y otro.
Cuando Tarzán se transporta sobre las lianas, Jane al principio no quiere seguirlo y se ve aterrorizada ante tamaña aventura, y esto encaja perfecto con las diferencias que hace Nietzsche entre el hombre racional y el intuitivo.
Al inicio de la película, las diferencias entre los dos son muy claras pero hacia el final se van "contaminando" el uno al otro, influyéndose mutuamente. Esto hace que Jane, que no quería quedarse con Tarzán porque lo lógico y lo racional era volver a Londres, a la civilización, termina tomando una decisión que se encuentra lejos de lo racional y se queda en la jungla.
Siguiendo con la dicotomía de lo apolíneo y lo dionisíaco, es preciso agregar que también aparece representada en esta pareja como la oposición entre cultura y naturaleza, siendo éste un elemento clave en el argumento de la película. La figura de Jane, inmersa en la cultura y guiada por "ese enorme entramado y andamiaje de conceptos" en palabras de Nietzsche, no encuentra felicidad en las abstracciones, viviendo encadenada y resignada a aquello que la hace sufrir.
Rara vez expresa su descontento, como el hombre que describe Nietzsche que no altera su voz cuando una tormenta cae sobre él, limitándose a seguir su marcha lentamente. Las únicas escenas en la que está conectada con sus sentimientos son en las que está con Tarzán, quien la hace feliz, la descomprime y la aleja de ese mundo de conceptos al cual está atada, acercándola a las intuiciones, a la pasión, al sentir.
Por su parte, Tarzán simplemente vive la vida, sin precauciones, ni previsiones, ni miedos. Goza de la naturaleza, con la cual establece un estrecho vínculo, al punto de que Jane lo llama el "hombre mono". Tarzán se considera un animal más, por lo que no llega a desarrollar al máximo su intelecto, que es el medio de conservación del individuo.
Tampoco sabe mentir, no lo ha necesitado para sobrevivir. Pero sí tuvo que aprender a desplazarse y a luchar como el resto de los gorilas, como se muestra al inicio de la película, cuando de niño entiende que no es un mono y que debe esforzarse para parecer uno de ellos y para sobrevivir en la selva. Vive en la naturaleza, sin que la relación con ella sea por medio de metáforas o conceptos: la relación es con "la cosa en sí", con la naturaleza en su estado más puro.
Por esto es que, al encontrarse con Jane, ella descubre que Tarzán no sabía hablar; es decir, no poseía un lenguaje que le permitiera comunicarse con otros hombres, por más de que sí lo hiciera con los gorilas.
Como dice el texto de Nietzsche, "lo mismo que el lenguaje, sobre el cual se construye, la verdad es metáfora antropomórfica, vuelta canónica y vinculante no sólo a causa de la costumbre sino de un compromiso social tácito por mantener un orden y una jerarquía social ( )". Aquí el lenguaje de los hombres no tiene lugar y éste no es una herramienta a partir de la cual se configura la organización y la jerarquía de los animales.
En el mundo de los monos la jerarquización es dada por la "ley del más fuerte" y Tarzán sólo logra ser reconocido por su comunidad en el momento en que demuestra su aptitud para proteger a la manada.
Así, mientras Tarzán se mantiene al margen -respecto de los humanos- del "compromiso que la sociedad establece para existir ( ) compromiso de mentir de acuerdo con una convención firme" puesto que no se comunica con otros semejantes a él, Jane, en tanto racional, supedita sus acciones a las abstracciones, transponiendo las primitivas intuiciones a un esquema.
Es interesante plantear el hecho de que Tarzán no conoce el amor de pareja hasta el momento en que se cruza con Jane. Cuando esto sucede, Tarzán sólo es un mono más, naturaleza en estado puro y no sabe cómo expresar sus sentimientos a la joven.
Como dice Nietzsche en El nacimiento de la tragedia, "ahora la esencia de la naturaleza va a expresarse: resulta necesario un nuevo mundo de símbolos". Podemos notar que estos símbolos, no más que convenciones del lenguaje, productos del conocimiento, como apunta Nietzsche, son los que van a representar una parte importantísima de esta relación pues le permiten a un hombre que ha sido educado por los simios encontrar una forma de relacionarse con aquello que ama.
Es entonces que se ve que la interacción entre el hombre intuitivo y el racional es una relación complementaria, en la que ambos se ven beneficiados recibiendo del otro algo que hace que sus vidas sean más completas. De esta manera notamos que Tarzán no llega a su máximo esplendor de hombre intuitivo, el enamoramiento, hasta toparse con Jane.
Al aproximarse a lo dionisíaco, a lo espontáneo y al alejarse de los esquemas y abstracciones, Jane se vuelve libre. En palabras de Nietzsche, "ahora el esclavo es hombre libre, ahora quedan rotas todas las rígidas, hostiles delimitaciones que la necesidad, la arbitrariedad o la «moda insolente» han establecido entre los hombres". Esto se percibe en la escena en donde Jane, a punto de abordar el barco que la llevaría de regreso a Europa, decide de modo espontáneo, sin reflexión ni cautela y dejándose llevar por sus intuiciones primitivas, saltar al mar y nadar hacia Tarzán. Esto la conduce a la decisión de quedarse a vivir con él en la selva, despojándose de la rígida regularidad de la que hacen gala los conceptos y reconciliándose con la naturaleza.
Respecto de cómo los dos personajes viven su sexualidad, debemos decir, en primera instancia, que este tema no se ha tratado profundamente por tratarse de una película para niños. Pero, de todos modos esbozaremos una hipótesis partiendo de un elemento visible y a la vez poco sugerente: la vestimenta.
Por su parte, Tarzán sólo cuenta con un taparrabo que apenas lo cubre, lo cual nos hace pensar que, de algún modo, vive plenamente su sexualidad (vale aclarar que este ejemplo sería mucho más evidente si Tarzán no llevara atuendo alguno, pero esto no resulta conveniente en una película infantil).
De todos modos, cuando Tarzán busca conquistar a Jane elije vestirse como hombre, tapando su cuerpo.
Al describir al hombre intuitivo, Nietzsche apunta que "ni la casa, ni el paso, ni la indumentaria, ni la tinaja de barro descubren que ha sido la necesidad la que los ha concebido: parece como si en todos ellos hubiera de expresarse una felicidad sublime (…)".
Esto se da de este modo pues el hombre intuitivo no ve las necesidades como parte de la realidad, para él sólo se trata de "apariencia y belleza". Así, el hombre que sigue sus intuiciones consigue "además de conjurar los males, un flujo constante de claridad, animación y liberación".
En cambio, el personaje de Jane, controlado por ese edificio de conceptos, se encuentra vestida completamente sin dejar parte de su cuerpo al descubierto, incluso encontrándose en la selva misma. A medida que se adentre en ella, va perdiendo parte de su indumentaria; varias escenas describen lo anterior: la pérdida de uno de sus guantes y el robo por parte de un mono de su bota.
A partir de esta transición, notamos cómo va cambiando la relación entre Jane y su sexualidad, hasta que al final lleva muy poca ropa, en concordancia con la transición que la lleva a mimetizarse con la naturaleza.
Otro punto que nos interesaría tratar es cómo los dos personajes viven las malas experiencias y los errores: el autocontrol y la serenidad dominan las reacciones de Jane, contrario a lo que le ocurre a Tarzán que sufre con mucha más fuerza, pasión y culpa.
Hacia el final se percibe el modo en que ambos actúan ante el dolor de la separación: Jane, aunque muy apenada por su destino en la ciudad, se resigna ante la realidad y por más que sabe que ama a Tarzán, renuncia a él. En cambio, Tarzán demuestra mucho más su amor, realmente está dispuesto a hacer cualquier cosa por no perder a Jane. A lo largo de la película podemos apreciar el aprendizaje de Tarzán, quien cree que la mejor forma para conquistar a Jane es convirtiéndose en hombre y dejar de ser un gorila.
Él aprende a bailar, a hablar, a leer, adquiriendo todo tipo de conocimiento acerca de la civilización inglesa, dicho de otro modo, se incluye en la cultura. De hecho, el personaje principal está a punto de irse con Jane a Europa cuando se da cuenta de la traición del mercenario, cuyo plan era capturar a los gorilas y así ganar dinero con ellos.
Aquí es donde más claro se visualiza su irracionalidad: puesto que no posee ni experiencia ni prudencia, es engañado con gran facilidad por la trampa del mercenario y los principales damnificados terminan siendo los gorilas, su familia. Es la irracionalidad en el amor y en sus sentimientos hacia Jane la que lo convierte en víctima, en otras palabras, semejante tragedia y crimen en la manada se explica en gran parte a partir de la suprema irracionalidad que rige en Tarzán.
Para concluir, podemos pensar que, por separado, los personajes encarnan las facetas intuitiva y racional respectivamente, pero al relacionarse y comenzar una historia juntos, logran que intuiciones y abstracciones vayan ahora de la mano. De esta manera, notamos cómo los personajes generan un cambio, una alteración en el modo de ser del otro, dejando lugar a un proceso de mutua influencia..
La experiencia de aprendizaje que atraviesan los personajes, dada pricipalmente por el hecho de que se enamoran, culmina con un estadío en el cual ambos han tomado del otro lo que les falta en sí mismos – Jane aprende a seguir sus instintos en busca de la felicidad y Tarzán aprende a relacionarse con sus semejantes al tiempo que gana experiencia en el mundo de los hombres.
Sin embargo, por más que ambos personajes evolucionan, en el final del film es claro el predominio de lo dionisíaco, debido a la fuerte influencia que tiene el entorno sobre los personajes.
Podríamos pensar que este predominio se basa en el hecho de que como se trata de una película infantil, donde el final feliz es casi una obligación, el ambiente de la selva, con toda su exuberancia y frescura, expresa mucho mejor la felicidad.
Si ambos hubieran partido rumbo a Londres, donde hubiera reinado la racionalidad, el universo de conceptos y la cultura, la alegría y la felicidad habrían sido relegadas.
Autor:
Pedro Bargiela,
Victoria Fernández Lalanne
Belén Palacios
Profesora: Patricia Lorenzen
Grupo: Urano
Curso: 5to 11ra
Trabajo Práctico de Filosofía
Año: 2011