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La prensa y la conservación en las Galápagos (página 2)

Enviado por Marco A. Encalada


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En la muestra, la cobertura normal anual de los "temas verdes" (áreas naturales protegidas) fue significativamente predominante sobre los "temas marrones" y otras categorías temáticas ambientales (contaminación y otros deterioros urbanos y rurales). Así, del 40% de piezas periodísticas que se dedicaron a áreas naturales, por lo menos el 50% fue dedicado a las Galápagos, a pesar de que en las otras categorías hay mucha mayor diversidad problemática.  Si bien se consideró que en ello pudo haber influido el paro de los pescadores de las islas, por el mes de noviembre, y que incluyó la toma e incendio de una sección de las instalaciones del Parque Nacional Galápagos, en la realidad no fue posible confirmar esta situación.

Cuando se analizó la cobertura de estos periódicos al tema Galápagos, en los tres primeros meses del año 2001, las cosas cambiaron, porque era evidente que hubo el influjo total del  problema del encallamiento del buque Jessica, y el posterior derramamiento de su petróleo en las aguas de las Galápagos. En esos meses se han detectado alrededor de 500 piezas periodísticas (más del doble de  lo que hubo durante todo el año pasado) en los dos periódicos indicados, más en el diario El Mercurio de Cuenca, que fue incorporado al estudio.

Si se hubiera hecho un registro del tiempo y número de abordajes que el resto de periódicos, canales de televisión y emisoras de radio dedicaron a la temática, se habría encontrado que por lo menos el 80% de los ecuatorianos se han informado de la situación; y para mucha gente ésta habrá sido posiblemente la única vía a través de la cual se han enterado de lo que representa la conservación de las Galápagos, porque los medios son la única  fuente de información en el continente sobre los asuntos de las Galápagos.

Para aclarar esto último, según otro estudio realizado en Quito, Guayaquil y Cuenca, a una muestra de más de 400 personas, entre líderes políticos, empresarios, funcionarios del gobierno y jefes de hogar de clase media y alta, algunos días antes de los sucesos de los pescadores y  del Jessica, se encontró que el 60%  de las personas encuestadas reconocieron que la información que normalmente tienen sobre las Galápagos es la que han obtenido mayormente a través de lo que la prensa dice.  Para muy pocas personas las empresas turísticas (9.5%) son una fuente de información, o las instituciones educativas (8%), o parientes y amigos (4%) o instituciones científicas (3.5%). De haberse hecho esta encuesta en los días de los incidentes, la cifra de dependencia en los medios para los temas de Galápagos habría subido como mínimo al indicado 80%,que es el promedio de exposición de la población a estos en las tres ciudades.

Esta vocación por la conservación de las Galápagos, pese a las diversas limitaciones de enfoque informativo que en general se puedan atribuir a la prensa cotidiana para tratar asuntos científico-sociales, parece haber sido positiva en esta vez, porque ha permitido conocer más a fondo algunos hechos ya desvelados en el pasado, pero poco disponibles para la opinión pública.

Vulnerabilidad e incomunicación

Dos de estos hechos puestos a la luz pública son la alta vulnerabilidad ecológica de todo el ecosistema, y la incomunicación social y política entre las islas y el continente. Frente a estos hechos,  la acción de la prensa en respuesta al accidente del Jessica no pudo haber sido más aliada para los intereses de la conservación, por el enorme impacto que la presión de la prensa causó para que se desvelaran hechos que, por el tipo de actores implicados en sus causalidades, en otras circunstancias no se hubieran aclarado.

En cuando al primer hecho,  con su diversidad de instrumentos y pluralidad de enfoques informativos y periodístico-educativos, la prensa ha podido hacer reconocer que la vulnerabilidad de las especies de flora y fauna y los ecosistemas naturales de las Islas, por razones antropogénicas, es considerablemente grande,  incluso mayor que lo que los propios científicos, que han pasado por más de 60 años en esas islas, han estimado, debido a que la corrupción es la madre instigadora de presiones sobre los bienes naturales y la incomunicación una manera de encubrirla.

En cuanto al segundo hecho, la astucia de los medios  ha permitido entender que hay muchos interesados en que tanto en las islas como en el territorio no circule información que facilite entender cómo se administran los intereses creados,  cómo se altera o violan normas, hasta terminar en algo similar a lo que terminó el Jessica, y cómo se conspira para hacer ingobernable las islas.

Los periódicos y revistas y las docenas de periodistas que han abordado la temática han podido desnudar, como pocas veces, las mil y una facetas de los cientos de factores que fragilizan ambientalmente a las islas, porque esta vez pudieron llegar, gracias a aliados locales serios, tales como ONG, funcionarios públicos y otros grupos de voluntarios,  a muchos informantes calificados y honorables quienes facilitaron el acceso a información que debe ser de dominio público. Asimismo, en pocas ocasiones, como en ésta, la problemática ambiental de las Galápagos ha podido ser abordada por la prensa de manera bastante integral, y con una visión heterogénea, dando paso así a que la opinión pública tenga un gran abanico de oportunidades para la interpretación de la realidad.

Apertura de potencial

            En el estudio de Martín antes aludido, por ejemplo,  se señala que  la prensa frente a los hechos del Jessica, abrió todo su mejor potencial para el tratamiento del tema, aunque posiblemente aún le falte mucho que completar o  enmendar para responder a una de las expectativas más importantes de la audiencia nacional e internacional, que es la referente al impacto o daño real que ya se ha causado al ecosistema y las consecuencias que se esperan.

En los periódicos, las primeras planas se abrieron ostensiblemente a la problemática, lo mismo que sus páginas editoriales; la colocación de los temas dentro de páginas pares o impares tendió a beneficiar la mayor exposición visual, y las caricaturas fueron explícitas. También se dieron suplementos y separatas de muy propia iniciativa de los medios.

La televisión y la radio fueron asimismo muy ricas en cobertura, diversidad de enfoques y géneros y, como siempre, estuvieron muy competitivos para lograr notas exclusivas y novedosas.

Mosaico de visiones

De este modo, todos los medios configuraron una especie de gran mosaico de visiones heterogéneas que, en opinión de algunos especialistas en comunicación, es lo que en realidad la heterogeneidad perceptiva cultural  espera de una situación que se va haciendo muy compleja, a  medida que se revelan las raíces tan diversas, desde donde se explican los hechos que subyacen a este incidente ecológico en uno de los lugares ambientales más sensitivos del mundo. También ha ayudado a demostrar que la astucia y el cinismo de quienes tienen intereses creados para burlar las normas ambientales no tiene límites; y que si la situación sigue así, la vulnerabilidad ambiental seguirá creciendo a medida que crezcan esos intereses.

La acción de la prensa ha permitido saber que la incomunicación interna social en las islas es considerable, pese a loables ejercicios de decisiones participatorias con miembros de la comunidad que se realizan; y que la incomunicación entre las islas y el continente es un peligro para la unidad nacional y la mejor vía para la impunidad de los delitos ambientales.

La fragilidad de la prensa

La prensa, aun con todos sus altibajos sutiles, de diverso orden, ha cumplido bien frente a un problema tan sensitivo para el orgullo ecuatoriano, y para el interés mundial, como son las Galápagos. Ha respondido satisfactoriamente a esta implícita, y no reconocida, alianza con la conservación natural, abriendo interesantes caminos, para que la opinión pública construya su veredicto.

Sin embargo, dentro de toda esta acción, se ha podido reconocer una fragilidad  esencial en el enfoque global que ha aplicado el problema Jessica. Y es la asociada a la falta de un abordaje a fondo de las alternativas de solución.

Como la prensa falló, en alguna medida, en profundizar en la interpretación de los impactos actuales del accidente y los esperados para el futuro, también falló en explorar las soluciones disponibles y factibles, que hagan suponer que en el futuro no se repita la dosis, ni en las islas ni en ninguna otra área natural. En eso la prensa, como tal vez ha sido su característica aquí y en otras partes de América Latina, ha hecho un aporte relativamente pobre. No ha analizado los enfoques y modelos de desarrollo que deberían facilitar un apropiado manejo de los ecosistemas de las Galápagos; ni puso al debate la importancia de los modernos sistemas de gestión ambiental que están aplastando a los obsoletos de manejo de recursos, que también son una causa del caos en que se desenvuelven algunas actividades en las islas.

De esta manera, no han quedado hasta ahora aclaradas las consecuencias que en el campo científico,  económico, ecológico, político  y de prestigio internacional se pueden esperar.

Otra falla substancial de los medios es no haber desentrañado el rol que ellos, como intermediadores de la opinión, juegan en la incomunicación con las Galápagos, al no haber buscado maneras para afrontar las limitaciones que han impedido que funcionen servicios de comunicación masiva con las islas, mediante modernos sistemas de doble vía que fecunde las relaciones de los actores de ambos lados. Que ahí se sintonicen emisoras y canales de TV de otros países no alarma, pero que no hayan nacionales, es muy extraño.

Aparte de ello, la lección más importante que para el periodismo deja esta intervención en el caso del Jessica, no es sino reconocer que a muchos medios posiblemente les  falte aplicar un enfoque de calidad total, en el mejor de los términos, para pulir detalles frente a la acción sobre la conservación, porque en el abordaje de ésta ha sido su mejor aliada, lo que significa ser aliada a una buena causa que la sociedad ecuatoriana y la humanidad aman.

 

 

 

 

Autor:

Marco A. Encalada

Comunicador profesional. Gerente de la Corporación OIKOS, Quito

Revista Chasqui

Centro Internacional de Estudios Superiores de Comunicación para

América Latina (CIESPAL) Email: chasqui[arroba]ciespal.net      info[arroba]ciespal.net Weblog: www.revistachasqui.blogspot.com Web: www.chasqui.comunica.org Web institucional: www.ciespal.net Quito – ECUADOR

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