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La invasión de Oriente a Occidente: una gesta y un monumento para perpetuarla (página 2)

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El 29 de diciembre se lleva a cabo el combate de Calimete, que, a pesar de ser tan costoso para los cubanos, se convierte en una nueva derrota para los colonialistas.

Con el nacimiento del año entran triunfalmente a la provincia de La Habana, por las cercanías de Nueva Paz.

Impotente ante la campaña, Martines Campos, gobernador de la Isla, firma un bando el 3 de enero de 1896 en el que declara en estado de guerra a las provincias de Pinar del Río y La Habana.

Un día más tarde se libera al poblado Güira de Melena. Para estos momentos ya el terror y la inseguridad se habían adueñado de los españoles, pues no eran capaces de detener el empuje mambí ni prever los próximos pasos de los independentistas. Los españoles pagan ahora el hecho de haber subestimado el poderío y la organización de los insurgentes.

El 7 de enero los dos principales jefes militares cubanos deciden separarse en Hoyo Colorado: Maceo enrumba hacia el más occidental territorio nacional, mientras Gómez se dispone a llamar la atención y atraer sobre sí las tropas Ibéricas, con el fin de evitar que el Titán de Bronce encuentre al enemigo a su paso.

Ante la marcha patriota, Martínez Campos se ve obligado a renunciar a su cargo, y regresa a Madrid el 20 de enero. En esa misma fecha los independentistas toman Guane, a pesar de la fortaleza militar, la superioridad numérica y el contar con mayor cantidad de armas y parque. Valeriano Weyler es nombrado para sustituirle.

El 22 entran victoriosos en Mantua. En solo 92 días, apoyados en su alto valor y moral, la ejemplar conducción de los jefes militares y la ayuda del pueblo, los invasores cumplen su cometido de llevar la guerra de un extremo al otro de la Isla.

EL MONUMENTO AL SOLDADO INVASOR

Si de esta gesta ha corrido un río de tinta, sobre la creación del monumento para inmortalizarla no se escrito nada, o casi nada.

La idea de erigir un obelisco para en la memoria el hecho histórico, resalta iniciativa del espirituano León Brunet Ramírez, redactor del periódico El Triunfo y Vicesecretario de la Asociación de la Prensa Cuba (APC).

Como aporte sagrado a la historia nacional, en los Juegos Florales de 1929, celebrados en el Auditorio de La Habana, y bajo los auspicios de la principal institución periodística cubana del momento, Brunet hace público la decisión de construir en Mantua una estatua al soldado invasor, y declara: "(…) El monumento se realizará.

La gesta magnífica y gloriosa de la Invasión en nuestro monumento es una consagración digna del esfuerzo que hicieron nuestros hermanos por conquistar la libertad de esta querida tierra, que en Mantua se levantará para honrar a las generaciones en piedra, el bronce y el mármol que diga a la posteridad que allí tuvo culminación el esfuerzo más grande de nuestra Historia por hacernos libres e independientes. Honrar honra, como dijera el gran Martí…"

A tal efecto, la APC designa un Comité Gestor Nacional encabezado por el coronel Carlos Machado y Morales, congresista e invasor, quién participara en la histórica acción bajo las órdenes de Juan Bruno Zayas.

Entre los comisionados se encuentran el doctor Rafael María Angulo, como presidente de la más importante entidad periodística; en la vicepresidencia, el general Carlos Gonzáles Clavel; el comandante Alberto Barreras, vicepresidente del Senado; general y doctor Santiago García Cañizares; el arzobispo de La Habana, doctor Manuel Ruiz; y los doctores Antonio Iraizos y del Villar, ex embajador de Cuba en Portugal, y Antonio Quintana. En la secretaria es nombrado el propio Brunet Ramírez; mientras como tesorero, el doctor Diego Franchi.

Los directores de todos los periódicos de la nación, los coroneles Francisco López Leyva, Juan Manuel Menocal y José Clemente Vivanco, secretario de Estado; así como Modesto Morales Díaz, ex presidente de la APC; Lizardo Muñoz Sañudo, ex Venerable Maestro de la Logia Fe Masónica; el doctor Emeterio Santovenia, de la Academia de Historia de Cuba; Saturnino Escoto Carrión, ex representante de la Cámara y director de La Voz de la Razón, entre otros son designados vocales.

Como presidente de Honor resultan elegidos los generales Gerardo Morales Machado, presidente de la República; Pedro Betancourt, ex presidente del Consejo Nacional de Veteranos; Mario García Menocal y Alfredo Zayas y Alonso, ex presidentes de la Isla; el doctor Clemente Vázquez Bello, presidente del Senado, y los gobernadores de las 6 provincias cubanas, Ramón Fernández Vega, Antonio Ruiz, doctores Juan Gronlier, Juan Antonio Vázquez Bello, José Antonio Villena, y José R. Barceló, de Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Santa Clara, Camaguey y Oriente, respectivamente.

Como miembro de Honor son nombrados el presidente de la Asociación de Reporteros de La Habana y los presidentes de las restantes asociaciones periodísticas nacionales, y el doctor Miguel Mariano Gómez Arias, alcalde capitalino.

El doctor Miguel Ángel Díaz, notario público, levanta acta de la junta preliminar el 20 de julio 1929, en la que se relaciona los nombres de los integrantes del Comité Gestor y otros importantes datos.

A iniciativa del Senador Alberto Barreras, el Congreso aprueba un proyecto de ley que concede la suma de 10 mil pesos para esa empresa.

Esta cifra se reúne por medio de colectas públicas y festivales. Múltiples instituciones, entre las que se destaca la Alianza Nacional Feminista, ofrecen beneficios y hasta de forma modesta lo hacen los niños de las escuelas públicas y privadas.

Innumerables actos se realizan a lo largo y ancho del país con el fin de recaudar dinero para llevar a cabo tal aspiración.

Entre estos sobresalen los efectuados en La Habana, Guanabacoa, Santiago de las Vegas, Güines y Mantua, en los que intervienen el historiador Emeterio Santovenia, doctor Gabriel García Galán, los generales Enrique Loinaz del Castillo, Rafael María Angulo, Domingo Méndez Capote, y otros participantes del Comité Pro-Monumento al Soldado Invasor, quienes ofrecen discurso sobre los independentistas y la importancia histórica de la trascendental epopeya.

Se lanza un concurso para elegir el boceto que perpetuaría la histórica acción, y entre 18 presentados resulta premiado el arquitecto José María Bens y Arrate, y el famoso escultor Juan José Sucre.

El jurado está encabezado por el destacado catedrático de la Universidad de La Habana, doctor Salvador Salazar y Roig. La majestuosa obra representa un caballo de bronce y su jinete. Mambí y cabalgadura, incontenibles en el combate, reflejan el heroísmo de nuestros patriotas y la fe inquebrantable en la victoria.

La estatua mide 1,96 metros de alto por 3,52 de largo, y descansa sobre un pedestal de bloque de piedra de Jaimanitas tallada, de 7,85 metros de altura por 1,62 de ancho.

En 1932 se coloca la primera piedra. Los materiales empleados en su construcción, excepto las piedras de relleno y la arena, son traídos desde La Habana por mar, hasta el poblado de Los Arroyos.

Se inaugura el 4 de agosto de 1935.

Por su simbolismo, es declarado Monumento Nacional por Decreto Ley No.207, el 3 de septiembre de ese mismo año; título ratificado el 11 de abril de 1991 por la Comisión de Monumentos Históricos.

La gesta y el obelisco poseen tanta importancia para los mantuanos, que el escudo de la localidad, creado 1946 por el maestro Esteban Valderrama y Piña, entre otros elementos, en sus dos tercios inferiores figura, en primer lugar, el Monumento al Soldado Invasor.

 

Por

Ariel Lemes Batista

El autor es periodista, historiador, cientista social y profesor universitario cubano.

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