Distintos nombres un mismo objetivo. La política expansionista del imperialismo norteamericano

La política expansionista del imperialismo norteamericano ha llevado a que supuestos grandes pensadores de ese país vayan creando una serie de políticas anexionistas, neocoloniales, expansionistas y estrategias de control; políticas, económicas, ideológicas –culturales y religiosas- y militares a través de las distintas épocas de desarrollo del capital estadounidense. Desde la doctrina Monroe hasta la actualidad, los intereses de dominación imperialista han tratado por todas formas posibles de someter a una América Latina pujante y con ideas libertarias que le ha sido muy complicado someterla; sin embargo las estrategias de dominación siguen vigentes y nada más han ido cambiando de nombre.

El interés anexionista y expansionista de dominación del imperialismo norteamericano se mantendrá vigente por la necesidad que tiene para hacer funcionar su enormes industrias, agroindustrias, bancos y transnacionales, es por eso la prioridad de apoderarse a toda costa de recursos naturales, energéticos, mano de obra no calificada para su explotación, materias primas, migrantes indocumentados para su sobreexplotación, exportación de capitales, tecnología y demás fuentes que les permiten consolidarse cada vez más como uno de los imperialismos más fuertes y afianzar la cadena de dominación en América Latina.

Han recurrido también a diversas políticas económicas como en la actualidad el Neoliberalismo, el ALCA y TLC, tratando de eliminar todo lo que se entienda por soberanía nacional, alimentaria, de seguridad, etc., en América su aplicación no ha sido homogénea, la resistencia y movilización social de los pueblos ha frenado su ejecución en algunos países, pero a la par se han establecido estrategias militares de dominación.

DOCTRINA MONROE

El 2 de diciembre de 1823, Monroe – quinto presidente de EE.UU.– envió al Congreso su famoso mensaje, que desde entonces será llamado la Doctrina Monroe: "Nunca hemos tomado parte en las guerras de las potencias europeas por cuestiones relacionadas con ellas mismas, ni tiene que ver con nuestra política el hacerlo. Sólo cuando nuestros derechos son avasallados o seriamente amenazados devolvemos las injurias o nos preparamos para nuestra defensa. Con los movimientos de este hemisferio nos hallamos necesariamente conectados de modo inmediato, y por causas que deberían ser obvias para todo observador preclaro e imparcial. El sistema político de las potencias aliadas es en este sentido esencialmente diferente del de las Américas. Esta diferencia deriva de aquella que existe en sus respectivos gobiernos; y en defensa del nuestro, que se ha logrado mediante la pérdida de tanta sangre y bienes, y madurado por la sabiduría de sus ciudadanos más iluminados, y bajo el cual hemos gozado de una felicidad sin igual, toda la nación está empeñada. Por ello debemos, por la sinceridad y las amistosas relaciones existentes entre los Estados Unidos y aquellos poderes, declarar que consideraremos cualquier intento de su parte para extender su sistema a cualquier porción de este hemisferio como peligroso para nuestra paz y seguridad" 1 y también la nefasta consigna " América para los Americanos". Entendiéndose, que Monroe, levantaba esta consigna con la finalidad de auspiciar la supuesta no intervención de los imperios europeos, en la reconquista o recolonización de sus colonias que venían liberándose en guerras de independencia. Encubriendo sus reales intenciones de convertir a los EE.UU. en el real beneficiario de las naciones liberadas y que los únicos intereses que tenían desde esa época, era que las colonias españolas, se liberaran, del yugo español, portugués, ingles y francés, para de igual manera ir construyendo lo que posteriormente sería su patio trasero, que le permitiría el intercambio, por no decir la compra obligada de mercancías, el asentamiento de su capital financiero y las fuentes de materia prima a muy bajos costos

ALIANZA PARA EL PROGRESO

Fue un programa para el supuesto desarrollo socioeconómico de América Latina, impulsada en 1961 en el gobierno de JF Kennedy, aprobada por la OEA, excepto Cuba, plan diseñado para una década, tuvo serios problemas de aplicación ya que las reformas agrarias, fiscales y la falsa distribución de la riqueza, que planteaba esta doctrina, no pudieron ser ejecutadas, por la falta de dirección política de los EEUU, cabe señalar que fue implementado para tratar de frenar la exportación de las ideas Revolucionarias emitidas desde la isla de Cuba, que se erguía como el paradigma de la lucha por la conquista de una patria democrática y antiimperialista. Logró sostener de alguna manera las economías de Latinoamérica.

Con los procesos de Liberación social y nacional que venían poniendo en duda la tal capacidad política y militar de EEUU para controlar su patio trasero, con una Centroamérica, dispuesta a erradicar de por vida las garras imperialistas, se fueron elaborando y aplicando las tesis doctrinarias de los documentos Santa Fe.