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Programa cognitivo – conductual para reducir la agresividad en los delincuentes juveniles de 12 a 18 años

Enviado por Carla Santaella


    RESUMEN

    En el presente estudio se explora la conducta agresiva de los adolescentes entre 12 y 18 años que cumplen medidas de sanción penal en el Circuito Judicial Penal del Estado Mérida durante el segundo semestre del año 2004. El tipo de investigación es transversal, descriptivo, de campo y orientado en la modalidad de proyecto factible. Se elaboró un instrumento para medir la agresividad que obtuvo un alto nivel de Confiabilidad y Validez. Los resultados mostraron que la mayoría de los adolescentes tenían 17 años ó más de edad, los cuales resultaron moderadamente bajos en agresividad. Los jóvenes con antecedentes penales obtuvieron un nivel de agresividad significativamente mayor (M=55,23), al igual que quienes consumían tabaco (M=52,27), los consumidores de drogas ilícitas (M=52,73) y con antecedentes familiares penales (M=54,55).

    Se diseñó un programa cognitivo conductual para tratar la agresividad en estos adolescentes, basado en corrección de atribuciones, estrategias de asertividad, entre otras. Dicho programa será un aporte para el Sistema de Responsabilidad Penal del Adolescente del Estado Mérida, a fin de establecer pautas de tratamiento efectivos que logren disminuir las conductas desadaptativas.

    Palabras Claves: agresividad, cognitivo, conductual, adolescentes.

    INTRODUCCIÓN

    El presente estudio está enmarcado en la modalidad de proyecto factible, constituye una propuesta de un programa de intervención cognitivo –conductual para tratar la agresividad en adolescentes masculinos entre 12 y 18 años que estén cumpliendo medidas penales en el Sistema Penal de Responsabilidad del Adolescente, en la Circunscripción Judicial del Estado Mérida, a fin de que logren una adecuada reinserción social y disminuyan las reincidencias.

    La agresividad, y la violencia en los adolescentes es un problema generador de efectos adversos tanto al individuo como a la sociedad en general según lo reseñan diversos autores, Richerd (1993) citado por Kendall (2000) y Martínez (1997) especifican que en los delincuentes juveniles es mayor el nivel de agresividad en sus relaciones y reacciones que lo encontrado en otros grupos.

    Debido a la escalada de violencia observada en los medios de comunicación de masas y en la creciente inseguridad de las personas ante la eventualidad de un asalto por parte de antisociales, es importante considerar la conducta agresiva en el ser humano, desde diversas perspectivas. Se han propuesto diversos mecanismos etiológicos de la agresividad: biológicos, psicológicos, sociales, y culturales. En el presente estudio se considera la conducta agresiva en los adolescentes y los elementos sociodemográficos relacionados con dicha conducta.

    En cuanto al tratamiento de la conducta agresiva, Beck y Fernández (1998) citados por Kendall (2000), realizaron investigaciones del manejo de la ira utilizando estrategias múltiples cognitivo- conductuales, que incorporaron a los niños y a sus padres, logrando resultados exitosos. Diversos estudios apuntan que las estrategias cognitivo-conductuales suelen ser más efectivas para disminuir la agresividad tanto en niños como en adolescentes.

    En vista de que los tratamientos tradicionales aplicados en la Circunscripción Judicial de Mérida para el abordaje de la conducta agresiva en los delincuentes juveniles, no han resultado efectivos, en la presente investigación se diseñó un programa basado en estrategias cognitivo conductuales que pretende reducir esta conducta.

    Dicho programa es un aporte para ser ejecutado por el Sistema Penal de Responsabilidad del Adolescente del Estado Mérida, a fin de establecer pautas de tratamiento efectivas que logren disminuir las conductas agresivas en los adolescentes, y contribuyan al pleno desarrollo del adolescente y a su reinserción social.

    CAPÍTULO I

    EL PROBLEMA

    Planteamiento del Problema

    La agresividad es cualquier forma de comportamiento que se realiza con la intención de herir o dañar a otra persona, la cual trata de evitarlo, Kaplan (1999). La agresividad se ha convertido en un problema que cada día tiene más repercusión en nuestra sociedad debido al aumento en la frecuencia y las consecuencias adversas que genera, Martínez (1997).

    Mientras que los adultos generalmente dirigen la agresión de manera discriminada hacia familiares o conocidos, los adolescentes masculinos con frecuencia la dirigen hacia personas poco conocidas o incluso hacia desconocidos. La agresividad, y rabia en niños y adolescentes ha logrado un mayor reconocimiento como generadora de efectos negativos tanto al individuo como a la sociedad en general, como lo demuestran las elevadas tasas de agresión en niños y adolescentes, Richerd (l993) citado por Kendall, (2000). El rango de la conducta agresiva en niños y adolescentes puede incluir agresión física, explosiones de ira, peleas, intentos o atentados de herir a otros, uso de armas, crueldad hacia los animales, causar incendios, destrucción intencional de la propiedad y vandalismo.

    Se han postulado diversos mecanismos etiológicos de la agresividad, biológicos, psicológicos, sociales, y culturales entre otros. Los mecanismos biológicos sostienen que la agresividad tiene su origen en un daño orgánico. Entre las causas biológicas podemos encontrar diversas entidades clínicas en las cuales pueden estar presentes la violencia y la agresión, como en los problemas del desarrollo, en las alteraciones metabólicas, en los trastornos neurológicos, en la intoxicación etílica o por sustancias, etc. Los consumidores de grandes dosis de alcohol pueden pr esentar descompensación psicológica episódica, Kaplan (1996). Tras haber ingerido alcohol o sustancias psicoactivas aumenta en gran manera la probabilidad de cometer agresión, homicidios y asaltos. Por lo que la conducta agresiva aumenta a mayor descompensación psicológica.

    La agresividad según el modelo de la frustración, Dollard (1939) citado por Castillo (1997) tiene como antecedente necesario una frustración. La frustración implica situaciones bloqueadoras, amenazantes y de deprivación, que surgen como respuesta tanto a estímulos internos como externos. Ciertas personas pueden ser más propensas a sentimientos y acciones agresivas que otras de una forma innata, pero la agresión constante es más frecuente en personas que han crecido bajo condiciones negativas, de constante frustración, por lo que han debido desarrollar una agresión defensiva; la agresión pasa a ser un derivado de la hostilidad y el resentimiento. Cuando la persona no llega a un acuerdo de sus necesidades frustradas y no encuentra perspectivas de salida, difícilmente podrá frenar una dinámica agresiva.

    Por su parte, el modelo del aprendizaje social sostiene que la gran mayoría de la conducta humana es aprendida, y las personas se desarrollan según las oportunidades y experiencias proporcionadas por su ambiente, Martínez (1997). Bandura (1973) citado por Castillo (1997) plantea que la agresividad es producto de dos procesos constituyentes de todo aprendizaje vicario: la adquisición de conductas nuevas se realiza a partir de la observación de modelos significativos, a través de un proceso de modelado y el mantenimiento de las conductas agresivas se basa en procesos de condicionamiento operante. Desde esta perspectiva, es fundamental el ambiente donde se desarrolla y desenvuelve el adolescente, ya que si crece en un medio cargado de agresividad, por observación e imitación aprende de los adultos y de sus pares a ser agresivo.

    Martínez (1997) advierte el tener precaución al castigar a niños agresivos, señala que la aplicación de castigos severos por conductas agresivas en niños genera, en éstos, grados muy altos de agresividad. De acuerdo con esto los programas de tratamiento basados en el modelo del déficit conductual son elaborados con el fin de establecer las habilidades importantes que no han sido aprendidas. Debe ser expuesto a un ambiente que le proporcione los ejemplos, las instrucciones y las contingencias de reforzamiento correctivas y necesarias para que aprenda las conductas adecuadas.

    Por su parte, para la teoría conductual la agresividad es determinada fundamentalmente por factores ambientales presentes y la relación de estos con la conducta, Clemente y Núñez (2000). En este sentido las variables determinantes de la agresión se pueden clasificar en función del tipo de condicionamiento efectuado, respondiente u operante. La importancia de los factores ambientales y la posibilidad de controlarlos abre la opción de manejar la conducta agresiva, desde este punto de vista la agresión puede reducirse al mínimo disminuyendo los estímulos desencadenantes y con la construcción de un ambiente social en el que la agresión no tenga ningún valor de supervivencia por lo que no pueda funcionar como reforzador.

    Mientras que desde la perspectiva cognitiva se postula que las atribuciones se relacionan con las tendencias de una persona a realizar acciones o conductas agresivas. De manera, que las atribuciones de injusticia y desconsideración generan emociones de ira y conducta manifiesta agresiva. Se observa que las respuestas que dan los individuos a estas interrogantes influyen en el comportamiento a través de las siguiente secuencia: cognición (atribución, ideas al respecto) – afecto y acción (comportamiento o conducta), Kendall (2000). Cuando se adjudica una causa externa, no controlable y estable, aumenta la probabilidad de comportamiento agresivo.

    Por otra parte la delincuencia juvenil, caracterizada por comportamientos contrarios a las normas de convivencia y a los fines de la formación integral del adolescente, como el robo el hurto, las lesiones personales, los daños a la propiedad ajena y el tráfico de drogas entre otros, merece especial atención de las instituciones sociales y de los investigadores. Los delincuentes juveniles en el sistema legal venezolano son los adolescentes entre 12 y menos de 18 años que han violado la ley.

    Se han propuesto varios factores que inciden en la aparición de la delincuencia juvenil, entre los cuales encontramos: el ambiente familiar, la desestructuración familiar, los conflictos en el hogar, el estatus socioeconómico bajo, las oportunidades de educación y de trabajo, el bienestar y los estilos de vida hedonistas, el consumo de alcohol y droga, las presiones del grupo de iguales, las influencias del vecindario y la comunidad, además del rápido cambio cultural y los valores en conflicto y el rendimiento académico, Rice (2000).

    Calderón (2004), por su parte encontró mayor nivel de agresividad en adolescentes infractores de la ley internados en el Instituto Nacional del Menor (INAM) de Mérida que en otros grupos de adolescentes. También señala que el tratamiento y programa dirigido a estos jóvenes es casi homogéneo, no tomando en consideración las características de estos, y muchos de ellos no había tenido ningún tipo de asistencia después de ingresar al INAM. Frías (2000) citado por Calderón (2004) estudió la evolución de los programas de terapia para estos adolescentes, encontrando que la diversidad de objetivos propuestos por la institución no se ajustan con factores como tiempo y procedimientos, así mismo el personal carece de adecuado entrenamiento y preparación.

    Puesto que los tratamientos tradicionales para el aborda je de la agresividad en los delincuentes juveniles, no han contribuido realmente a disminuir la agresividad y conducta desadaptativa en los mismos, en este estudio se diseñó un programa basado en estrategias cognitivo conductuales, ya que diversos estudios, Kendall (2000) apuntan que estas estrategias suelen ser más efectivas para disminuir en ellos la agresividad a fin de que logren una adecuada reinserción social y disminuyan la reincidencia.

    A tal fin, nos planteamos las siguientes interrogantes en este estudio:

    ¿Cuáles serán las cualidades sociodemográficas de los delincuentes juveniles en la crcunscripción judicial del estado Mérida?

    ¿Cuáles serán las características de la conducta agresiva en los delincuentes juveniles en la circunscripción judicial del estado Mérida?

    ¿Será factible la elaboración y aplicación de un programa cognitivo-conductual para el abordaje de la agresividad en los delincuentes juveniles en la circunscripción judicial del estado Mérida?

    Objetivos

    Objetivo general

    Elaborar una Propuesta de un Programa Cognitivo-conductual para Reducir la Agresividad en los Delincuentes Juveniles de 12 a 18 años en la Circunscripción Judicial del Estado Mérida.

    Objetivos específicos

    Indagar los aspectos sociodemográficas de los delincuentes juveniles en la Circunscripción Judicial del Estado Mérida.

    Investigar las características de la conducta agresiva en los delincuentes juveniles en la Circunscripción Judicial del Estado Mérida.

    Determinar la factibilidad de aplicar el Programa Cognitivo-conductual en los adolescentes incursos en delitos en la Circunscripción Judicial del Estado Mérida.

    Diseñar un Programa Cognitivo-conductual para Reducir la Agresividad en los Delincuentes Juveniles de 12 a 18 años de la Circunscripción Judicial del Estado Mérida.

    Justificación e Importancia

    La investigación responde a una necesidad de brindar pautas y estrategias para abordar eficazmente el problema de la conducta agresiva de los adolescentes con sanciones en el sistema penal.

    Este programa permitirá intervenir eficazmente la conducta agresiva en los adolescentes que han cometido delito, ya que hay estudios que muestran que la intervención cognitivo-conductual logra exc elentes resultados, Kendall (2000).

    Es necesario realizar investigaciones en esta área ya que la realidad de nuestro país lo reclama, y se necesitan soluciones y propuestas para atender a este grupo de adolescentes en conflicto con la ley, a fin de contribuir a su crecimiento personal y reinserción social.

    Alcances

    El presente trabajo permitirá implementar un programa que disminuya la conducta agresiva en los delincuentes juveniles, que están bajo el Sistema Penal de Responsabilidad del Adolescente del Estado Mérida. Además, podría implementarse como un procedimiento regular para tratar a estos adolescentes, una vez ejecutado y evaluado el programa.

    Esta propuesta puede servir de modelo para que en otros estados también se lleve a efecto dicho programa.

    Limitaciones

    En cuanto a la realización de la investigación, no existieron mayores limitaciones, ya que se contó con recursos técnicos y humanos suficientes. El aspecto financiero exigió un costo moderado.

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