Guía didáctica elemental de educación financiera
Ahorra o nunca
La familia Pérez, formada por don Pedro, el padre, doña María, la madre, y tres hijos, José de 15 años, Matilde de 9 y Teresa de 7, viven en un departamento alquilado, ubicado en un sector urbano popular de la ciudad. Aunque tienen ingresos moderados, a don Pedro y doña María les gusta tratarse bien, y pese a carecer de lujos excesivos, poseen un carro pequeño, un negocio de venta de alimento para mascotas, los hijos asisten a colegios particulares, y en el concepto de sus familiares y amigos son una familia que ha progresado. Sin embargo, a veces las cuentas no cuadran, razón por la cual piden prestado a la tienda del barrio, algunos proveedores e incluso amigos y vecinos, argumentando que les retrasaron unos pagos, tuvieron gastos imprevistos y otras excusas.
En ocasiones, al hacer una revisión de sus cuentas por pagar, doña María se siente acorralada, y tiene la impresión de que son insuficientes los ingresos que ambos generan (don Pedro como empleado del municipio y doña María administrando el negocio que poseen).
Durante el último año, tuvieron tres atrasos en el pago de la cuenta del auto, y otras tantas notificaciones telefónicas del banco. Al final, siempre pudieron sortear la situación y evitar el embargo del vehículo, pero, como advierte doña María, quizá en el futuro no tengan tanta suerte. Conscientes de que la situación actual no puede seguir, deciden buscar consejo de un experto, pero averiguando entre sus conocidos, se enteran que el asesoramiento de un contador certificado implica un costo que, de momento, no se pueden dar. Sin embargo, conversando con una de sus clientes habituales, doña María se entera que ésta trabaja en una entidad financiera orientada a las MYPES, y que brinda asesoramiento a los propietarios de pequeños negocios que desean acceder a créditos productivos.
Le expone su caso en forma resumida, la clienta escucha atentamente, le hace un par de preguntas, y finaliza ofreciendo una visita domiciliaria, para hablar no sólo con los padres, sino también con los hijos, pues, según le anticipa, muchas veces son los niños y no los padres quienes dan las pistas para mejorar la economía familiar.
Concertada la cita el fin de semana, doña María hace un pequeño esfuerzo por comprar galletas y ofrecer a la invitada un pequeño obsequio, ya que, según acordaron previamente, esa visita de orientación no tendría costo. La reunión comienza a las 4 pm, y, como Susana, la asesora comercial, había previsto, los niños son los más interesados en participar, y ella escucha la intervención de todos, formulándoles preguntas y respondiendo las que le hacen ellos. Al final, con la participación de todos, identifican los ingresos y gastos más importantes de la familia, pero preliminarmente, se interesa en el balance total de la familia, que mide en ahorro y deudas acumuladas:
Ítem | $ | Observaciones | |||
Ahorros totales de la familia | 153 | Incluye los ahorros de los hijos | |||
Deudas acumuladas | 15.480 | A 48 meses, incluye deuda del auto | |||
Diferencia | -15.327 |
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¿Qué llamó más la atención de Susana? Evaluando los ahorros totales de la familia, determinan que en las cuentas de ahorro, dos en total, tienen apenas $ 37, y el resto es el estimado de las dos hijas pequeñas, en tanto que José, quien también tenía el hábito del ahorro, hace dos años lo dejó por completo. Susana explica que el ser humano ahorra por tendencia natural, pero a lo largo de nuestras vidas suceden varios hechos que nos desalientan, siendo uno de los principales carecer de metas u objetivos claros.
Cuando pregunta a Matilde y Teresa qué piensan hacer con sus ahorros, ellas responden que quieren "comprar muñecas y otros juguetes", en tanto que, interrogado sobre el destino que les diera anteriormente, José comenta que la última vez ahorró para una bicicleta durante dos años, habiendo comprado una de segunda mano, porque no le alcanzó para más. Susana les explica que eso es lo habitual, pero al carecer de consejo y guía, el hábito se pierde.
Entonces vuelca la atención a don Pedro y doña María, y estos, consultados sobre el destino que le dieron a sus ahorros los pasados 6 meses, responden que fue sólo para pagar deudas, que incluso hace más de un año no pueden ahorrar para la compra de un bien específico, y que el último ahorro fuerte que tuvieron fue para pagar la entrada del carro. Interrogados sobre los montos proyectados para ahorrar los siguientes meses, responden bajando la mirada.
Entonces, Susana pasa a otro punto, a fin de tener más clara la película, pidiendo a todos que indiquen los ingresos y gastos regulares, así como todos aquellos gastos extraordinarios que tuvieron durante los pasados meses. Después de elaborar una lista minuciosa, agrupa los ingresos y gastos en las siguientes categorías:
Ingresos | $ | Observaciones | ||||
Ingresos esposo | 480 | Empleado público | ||||
Ingresos esposa | 600 | Comerciante | ||||
Total | 1.080 |
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Hace notar que muchas familias en la actualidad, incluso de 5 o más miembros, viven apenas con la tercera parte de esos ingresos, y aunque no generan un monto considerable de ahorro, tampoco viven con el temor de la deuda, por lo que, explica, la clave está en administrar mejor los gastos. Entonces, les presenta el resumen de la estructura de sus gastos mensuales:
Gastos | $ | Observaciones | |||
Alimentación | 120 |
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Arriendo vivienda y local | 300 | Incluye alícuota | |||
Pensiones 3 hijos | 150 |
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Otros, educación | 55 | Incluye uniformes, material escolar, etc. | |||
Tarjetas de crédito | 200 |
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Diversión, viajes, paseo | 50 | Incluye salidas al cine, parques de diversiones. | |||
Vestimenta | 50 | Incluye zapatos, ropa interior, etc. | |||
Cuota auto | 200 | Deuda pendiente, $ 9.000 | |||
Mantenimiento vehículo | 100 |
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35 |
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Libros familiares | 2 | No incluye libros de colegio, escuela | |||
Salud | 10 | Incluye medicamentos, remedios caseros. | |||
Higiene y belleza | 30 |
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Licor, cigarrillos | 20 |
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Total | 1.322 |
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Balance mensual (ingresos menos egresos) | -242 | Déficit |
Algo que llama la atención de Susana son los montos bajos destinados a alimentación, libros y salud, en tanto que los rubros relativos al vehículo, la ropa y sobre todo la educación, son bastante altos, por lo que sugiere desglosar todos los gastos para un mejor análisis. La impresión de Susana es que además de tener problemas financieros, los Pérez podrían tener a largo plazo serios problemas de salud, déficit nutricional y algún tipo de debilidad en huesos o músculos, por lo que sugiere evaluar detenidamente los rubros antes señalados, resultando el siguiente desglose:
Ítem | $ | |
Alimentación | 120 | |
Arroz | 10 | |
Pastas | 10 | |
Pan | 25 | |
Legumbres | 30 | |
Carnes | 25 | |
Huevos | 5 | |
Lácteos | 5 | |
Azúcar | 10 |
Les explica que el ahorro, a diferencia de lo que dicen los fríos conceptos académicos, implica muchas veces incrementar los gastos en algunos rubros. Me alegra comprobar, aclara, que ustedes no tienen hábitos peligrosos, al menos no la mayoría, de consumir, por ejemplo, tabaco o licor en grandes cantidades. Aunque los consumen, es un gasto que se puede controlar, pero no se centren sólo en el gasto, observen también la salud, señala.
Sugiere incrementos moderados en los siguientes meses en todos los ítems de alimentación, y añadir cereales a la dieta de la familia, especialmente avena, de forma que los niños crezcan sanos. El primer mes, reflexiona, podrían subir los gastos en 10%, es decir, llegar hasta $132, y así podrían mantenerlo por dos o tres meses, hasta que puedan incrementar algo más. Alimentarse bien no es una opción, concluye. Como siguiente punto, analiza el tema de la vivienda:
Arriendo | 300 | |
Vivienda | 200 | |
Local | 100 |
Considerando que de momento no tienen los ahorros suficientes para aplicar a un crédito hipotecario, sugiere ligar el ahorro en la vivienda con el siguiente ítem:
Pensiones 3 hijos | 150 | |
1 colegio | 60 | |
2 escuela | 90 |
Les hace notar que $150 mensuales en pensiones es un gasto excesivo, sobre todo considerando que el colegio y la escuela a los que estos asisten tampoco son de un prestigio alto. Les sugiere conversar con los hijos, explicando la situación, que al menos durante los siguientes 3 años deberán ingresar a una entidad educativa pública, lo cual, al menos, reduciría los gastos educativos sensiblemente, pues se ahorrarían $ 1.800 el primer año. Tomando en cuenta que sólo faltaban un mes y medio de clases, los hijos, con la explicación que les dan Susana y sus padres, aceptan el cambio a otras unidades educativas, a la vez que los padres se comprometen a buscar una vivienda cercana al establecimiento, de forma que puedan evitarse los costos de transporte. Después de hacer un par de llamadas, logran contactarse con un amigo de la familia, director de una institución educativa pública, quien les facilitaría la inscripción para el siguiente período escolar. Ese día, casualmente, tenían un ejemplar del periódico, y respondiendo algunos anuncios, se enteran que por el sector de la unidad educativa a la que ingresarían sus hijos, hay casas y departamentos por $ 120 de arriendo, casi la mitad. Aunque no concretan nada ese día, ya tienen una noción de cuánto podrían ahorrar en los siguientes meses, cambiándose de casa y de establecimiento educativo. Pasados 15 días, encuentran una casa independiente por $250, y que además tiene un local comercial en la parte frontal, donde podrían instalar la tienda de alimentos para mascotas. Con ambos movimientos, logran una diferencia positiva de $50 en el arriendo y $ 150 en las pensiones.
En cuanto a los demás gastos educativos, sugiere que se mantenga la proyección inicial, pues habría pocas variantes de un colegio a otro:
Otros, educación | 55 | |
Material educativo | 30 | |
Uniformes | 15 | |
Agasajos, excursiones, otros | 10 |
Respecto a las tarjetas de crédito, considera que podría mantenerse dichos pagos, pero controlando las futuras compras con tarjeta, y reduciéndolas a lo mínimo, manteniéndolas sólo para gastos imprevistos que se presenten (emergencias en salud y otros):
Tarjetas de crédito | 200 | |
Mastercard | 120 | |
Cuota fácil | 80 |
Sobre la diversión, viajes y paseo, tienen los siguientes gastos:
Diversión, viajes, paseo | 50 | |
Cine | 15 | |
Viajes | 20 | |
Paseos | 10 | |
Fiestas | 5 |
Susana sugiere reducirlos durante el siguiente año a la mitad, pues considera que $600 al año para una familia de las características que tienen los Pérez, es un despilfarro.
En cuanto a la vestimenta, le llama la atención que gasten más en los hijos que en los padres:
Vestimenta | 50 | |
Padres | 10 | |
Hijos | 40 |
Sugiere que no se reduzca el monto total anual de gastos, pero sí que se plantee algo mejor estructurado. Les hace notar que los padres no son menos importantes que los hijos, y que buscando opciones más razonables en el mercado, todos pueden vestir muy bien con $120 al año, es decir, correspondiéndole a cada uno $10 al mes. Lo mismo sucede con la cuota del auto, que aunque en la tabla de amortización tienen cuotas de $198, conviene más avanzar con esos $2 adicionales por mes, y que más adelante les resultará en un positivo antecedente, omitiendo las notificaciones que recibieron, y que tanto sufrimiento les ocasionó. Incluso, sugiere que cuando vengan tiempos mejores, y éstos siempre llegan, cancelen una o dos veces por año cuotas dobles.
Cuota auto | 200 |
Además, observa que al haber elegido la casa cerca del establecimiento educativo, y que cerca pasan diversas líneas de buses y busetas, tendrían un saldo positivo gradual en el mantenimiento en taller y combustible, que es:
Mantenimiento | 100 | |
Taller | 60 | |
Combustible | 40 |
Podría reducirse los costos al menos en un 40%, especialmente el combustible, pero el taller, aunque no reduzca los costos, al volverse más esporádico, tendería a bajar el gasto en promedio mensual, al menos en otro 40%. En cuanto a los servicios, observa que los gastos totales son razonables:
Servicios (agua, luz, teléfono) | 35 | ||
Luz | 15 | ||
Agua | 10 | ||
Teléfonos | 10 |
Pero, como una contribución a la protección del ambiente, podrían reducirse los consumos de agua y luz, sobre todo, estando menos tiempo en la ducha, lavando los platos en algún recipiente, sin dejar abierta innecesariamente la llave, apagando las luces en los ambientes que no la necesiten, desconectando durante el día los aparatos de control remoto o el microondas durante la noche, etc. El ahorro en el mejor de los casos sería de $5. No sería significativo, aclara, pero al sumarse meses se suman centavos, y eso a la larga influye.
En cuanto a los libros, observa que el costo es realmente ínfimo:
Libros familiares | 2 |
Sugiere llegar por lo menos a $10, y que las lecturas sean compartidas entre todos, como una forma de mantener la educación continua. Recomienda, además, una lectura variada, pero con especial atención a los temas reflexivos en cuestión de valores morales, estrategias comerciales y educación financiera en general.
Otro tanto sucede con la salud:
Salud | 10 |
Susana considera que este monto no es real, o al menos podría implicar otros gastos no previstos, por lo que sugiere duplicar este gasto durante el primer año, y de no utilizarlo, incrementar el ahorro principal, que hasta este momento, después de 6 meses de aplicar las nuevas estructuras de gastos, debería aparecer como valor positivo.
En relación a los gastos en higiene y belleza, pregunta a doña María cuántas veces al día o la semana se perfuman todos, y reconoce que eso sucede pocas veces. Si bien el jabón y el dentífrico son esenciales no sólo para la higiene, sino también para la salud, indica Susana, muchos gastos que tenemos en artículos de belleza son por mero antojo, y se puede prescindir de ellos. Les aclara que los desodorantes y perfumes son necesarios, pero en la medida en que no se los utiliza, se convierten en un gasto del que se puede prescindir.
Higiene y belleza | 30 |
Por tanto, con una reducción del 50% en este gasto, se avanzaría bastante en un año o dos.
Por último, en relación al licor y cigarrillos, si bien don Pedro no es un gran consumidor, se las ingenia para gastar alrededor de $240 al año. No estoy en contra de esos hábitos, aclara Susana, pero en la medida en que afectan a la familia y se constituyen en un ejemplo nocivo para los hijos, sugiero el uso más moderado posible, finaliza Susana.
Licor, cigarrillos | 20 |
Con todos los cambios anteriormente planteados, la nueva estructura de gastos resulta ser:
Ítem | $ | |||
Alimentación | 132 | |||
Arriendo | 250 | |||
Pensiones 3 hijos | 0 | |||
Otros, educación | 55 | |||
Tarjetas de crédito | 200 | |||
Diversión, viajes, paseo | 25 | |||
Vestimenta | 50 | |||
Cuota auto | 200 | |||
Mantenimiento | 60 | |||
Servicios (agua, luz, teléfono) | 30 | |||
Libros familiares | 10 | |||
Salud | 20 | |||
Higiene y belleza | 15 | |||
Licor, cigarrillos | 5 | |||
Total | 1.052 |
Restando estos gastos regulares mensuales del total ganado en promedio por ambos esposos al mes ($.1322) quedaría un remanente de $ 28, es decir, apenas el 2,59%, pero por primera vez en mucho tiempo ya tendrían un saldo positivo que guardar en lugar de un déficit que los alarme.
El ahorro es la base para mejorar la economía doméstica. No basta con tener grandes ingresos, si no se genera un margen de ahorro se estará despilfarrando dinero que no se tiene, pues lo habitual al mejorar el estatus económico de la familia es mejorar la imagen de los miembros, comprando vehículos lujosos o semilujosos, con viajes que sólo pueden financiarse a través de tarjetas de crédito, o incluso comprar una nueva casa, 3 ó 4 veces más grande y 10 ó 20 veces más costosa que el humilde primer hogar, sólo como un signo de mejor vida, es decir, un símbolo carente de contenido real.
Cuando se tiene la oportunidad de subir un peldaño o acceder a un puesto mejor remunerado, lo prudente es no dejarse ganar por la emoción, mantener los pies en la tierra y ver de qué manera se pueden manejar los nuevos ingresos.
La palabra clave para el ahorro es el gasto, por lo que veremos con algo más de detenimiento este vocablo. Así, tenemos que para Manuel Ossorio, gasto es:
Este concepto es parco, no aporta sustancialmente a la explicación, pero permite ver que se trata del desembolso o cancelación con dinero efectivo, debitando de la cuenta de ahorros mediante tarjeta, o adquiriendo mediante crédito bancario cualquier bien mueble o inmueble, el pago por los servicios recibidos (una peluquería, un restaurante), o lo que demande la protección de bienes y valores (seguros, etc.). En un esquema ilustrativo, es toda deducción del dinero que puede tener una persona en efectivo o en su cuenta de ahorros, principalmente.
Como ejemplo, tenemos a Pedro Pérez, que al tener $100 en efectivo más $100 en su cuenta de ahorros, acude a un centro comercial para hacer algunas compras, teniendo:
| Valor | Saldo | ||
Monto inicial |
| 200 | ||
Camisas | 34 | 166 | ||
Pantalones | 25 | 141 | ||
Herramientas | 32 | 109 | ||
Regalos para la familia | 71 | 38 |
Independientemente de su forma de pago, Pedro Pérez gasta en total $ 162. Nótese que en el cuadro anterior, después de cada compra (columna izquierda), Pérez tiene un valor residual (columna derecha). Entonces, vemos que puede parar después de cada pago, pero elige seguir con las compras. Al final, le queda un valor residual de $38. Según la revisión conceptual, este valor se convertiría en el ahorro, ya que es el valor que queda después de efectuar todos los gastos que una persona o familia efectúa en un período determinado. Elegimos el período de 30 días por ser el más didáctico en las explicaciones, pero cada familia puede evaluar sus gastos a lo largo de una quincena, un semestre o incluso un año. Sin embargo, el período recomendable para tales evaluaciones es el mes, es decir, un lapso de 30 ó 31 días.
Empero, un enfoque diferente nos enseña que el ahorro debería estar al inicio, y no al final, de cada período de análisis. Así, al tener una familia que percibe en total $1.080, lo recomendable sería que esta familia comience separando un porcentaje mínimo mensual.
Lo ideal sería el 10%, pero dependiendo de las circunstancias de cada familia, este porcentaje puede variar entre 2,5 y el 25 e incluso el 30%, y ojo, no depende del monto de ingreso familiar, sino de las deudas que vengan arrastrando. En todo caso, lo recomendable sería, para aquellas familias con una deuda alta, iniciar con 2,5%, pero con la perspectiva de incrementar gradualmente ese porcentaje. Además, debe distinguirse el ahorro propiamente dicho de la reserva para casos de emergencia. Algo inquietante es que muchas familias tienen el concepto de "ahorrar para los tiempos malos", lo que equivale a ahorrar para emergencias, o mejor dicho, separar dinero para la catástrofe inevitable, aunque previsible. Lo conveniente, en realidad, es fomentar el ahorro con un propósito claro y además caro, es decir, no ahorrar para comprarse una aspirina o un par de medias, sino para aspiraciones más elevadas, como la compra de una casa, de un vehículo o para la inversión en un negocio propio. La familia Pérez tiene un negocio propio, pero sus circunstancias impiden que dicho negocio se expanda, incluso que asegure su continuidad.
Habíamos comentado que el ser humano es ahorrativo por naturaleza, pero en algún momento de nuestras vidas perdemos el norte o el interés por hacerlo. Pero, siempre es mejor contar con el respaldo de un ahorro que no tener ninguno. Entonces, a medida que nuestra situación va mejorando, podemos separar montos mayores, pero no de lo que sobre o quede, sino indefectiblemente con el monto de partida.
Si la visión de la familia Pérez cambiara, de los $1.080 que logran ambos esposos, deberían separar mensualmente $108. Para que este ahorro tenga sentido, necesitan darle un objetivo, un propósito. Así, podrían ponerse la meta de comprar una casa en 5 años. En caso de no fallarles nada, esos $108 por 60 meses (5 años) se transformarían en $ 6.480. Desde luego, es sólo la visión inicial. En el trayecto, entusiasmados con la idea, y con la madurez suficiente para perseverar, podrían incrementar esos montos con ingresos adicionales o recortando los gastos innecesarios.
2. ¿Cómo distinguir los gastos necesarios de los innecesarios?
Gastos necesarios son todos aquellos que no se pueden evitar, o que al evitarlos generaríamos una complicación que nadie quiere. Así, por ejemplo, pagar el arriendo o la cuota del auto, son gastos necesarios para los Pérez. Comprar una moto nueva no lo es. Entonces, para identificar un gasto necesario debemos separar las necesidades de los deseos. Para ello, basta preguntarse cada vez que vaya a hacer una compra o reciba una oferta irresistible: "¿realmente necesito esto?" Es la pregunta más sabia que uno puede hacerse, y si la respuesta es "no", mejor deje a un lado la oferta sin hacer más preguntas al vendedor. En el grupo de necesidades humanas básicas tenemos: alimentación, vestimenta, vivienda, salud, educación, comunicación y entretenimiento. Sin embargo, muchas de las necesidades esenciales pueden convertirse en banales caprichos cuando, por ejemplo, compramos 2 docenas de camisas teniendo 3 docenas en el ropero.
Muchas veces somos incapaces de resistir ante lo bonito de un artículo o la supuesta oferta que nos exponen los experimentados y ávidos vendedores en los diferentes locales comerciales a los que nos asomamos, pero si la pregunta "¿realmente necesito esto?" la formulamos después de haber pagado el artículo en cuestión, no estaremos demostrando mucha inteligencia. Analizando las compras que hizo el Sr. Pérez en el centro comercial, vemos que al menos los regalos para la familia, salvo que fueran vísperas de navidad, representarían un gasto innecesario. Incluso convendría verificar qué herramientas compró. Es probable que habiendo olvidado que tiene un juego completo de llaves de mecánica, ahora tenga además media docena de llaves repetidas, sólo porque le pareció que eran unas herramientas útiles, en vez de llamar a casa y preguntar si tenían tales y cuales llaves.
Por ello, es importante salir de compras con una lista pre establecida, y en lo posible limitarse a dicha lista. Desde luego, pueden aparecer mercancías imprevistas, pero eso será la excepción y no la regla, y ante cualquier duda, es mejor postergar la compra a llevarse un fiasco al volver a casa.
De modo particular, servirá renovar los utensilios domésticos periódicamente (1 a 5 años), pero sólo se reemplazarán aquellos que estén evidentemente deteriorados, no aquellos que quedaron inutilizados por falta de un tornillo o algo así. Entonces, la revisión periódica de muebles, electrodomésticos, utensilios domésticos, ayudará a identificar aquellos que pueden componerse y los que necesitan ser reemplazados. Ahorrar también pasa por ello, pero sin dejar de gastar en lo necesario, sin que la avaricia se convierta en un patrón de vida.
3. El presupuesto: anticipación con conocimiento
Pasados seis meses desde la consulta inicial con Susana, la economía de la familia Pérez se ve positivamente cambiada. Los hábitos de compra de los padres, así como las continuas solicitudes por el mayor de los hijos, e incluso los antojos de todos, resultan más moderados en comparación a lo que fueran antes. Aunque resultó duro al principio, los padres aprendieron a decir "no" a muchos de los pedidos de los hijos, pero también se hicieron frecuentes las reuniones para evaluar las necesidades de todos, haciendo a un lado, y en ocasiones postergando definitivamente, cualquier antojo que tuvieran. En más de una ocasión, la pregunta "¿realmente necesito esto?" ayudó a evitar compras innecesarias.
Como segunda fase de su proceso de recuperación económica, y resultante de las listas que elaboraron con Susana, los Pérez aprendieron a elaborar un presupuesto familiar. Sin una guía sostenida más allá de los tip"s indicados por Susana, pero con mucho entusiasmo en la perspectiva de lograr su recuperación económica, doña María volvió a las compras con un nuevo enfoque, habiendo descubierto que muchas de las marcas adquiridas anteriormente en artículos de uso cotidiano como el papel higiénico, jabón, champú, dentífrico, alimentos en general, tenían competidores de igual o mejor calidad y a precios más razonables. Prescindieron de varios gastos a los que estaban acostumbrados, como las bebidas gaseosas, cerveza, ciertas marcas de ropa, y descubrieron que en algunos mercados populares podían encontrar ropa de calidad aceptable a precios más bajos, comprando en cantidad. Redujeron el consumo de las tarjetas de crédito, pero sin cerrarlas, conscientes de que los problemas no se originaban en las tarjetas, sino en el uso irresponsable que a veces les daban.
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