La Sexualidad, la Oralidad, como instintos, y el Comer como función (página 2)
Enviado por Felix Larocca
Nosotros, los latinos, somos diferentes. Porque somos víctimas de la hegemonía dictatorial de la Iglesia Católica de Roma. La misma que dicta que en algún pasaje oscuro y recóndito de la Biblia se nos ordena a crecer y multiplicarnos sin, al mismo tiempo, decirnos: "¡Comed y engordad!" Haciendo lo último con tanto fervor como a lo primero nos consagramos.
Caracteres de nuestros campos del siglo pasado.
Conozcan al Padre Ramón, párroco de la aldea pequeña de Villa Rivas, durante los albores de nuestro Siglo XX. Papá que fuera de tantos hijos ilegítimos como, para todos, sería conocido como "tío" de los mismos.
Padre Ramón tío del nepotismo.
Él mismo fue quien nos enseñó que un cura era: "Un hombre que usa faldas (sotana) y a quien todos llaman "padre", pero no sus hijos, quienes los llaman "tío"".
O asimismo, cuando en medio de una de las bacanales en la finca que, frente al mar, el gobierno de Trujillo le adjudicara. El pío sacerdote, durante una Semana Santa, refiriéndose a los efebos que, celebraban su éxito en haber desglosado por la radio nacional las Siete Palabras del Redentor crucificado, nos dice: "No se hagan ilusiones, muchachos. Con estas faldas, yo me cojo más mujeres que ustedes con sus pantalones."
Lo que — tristemente — fuera la verdad.
Pero, retornemos a Hilda.
Hilda era jamona, cuidadora de santos, en la parroquia de Santiago de los Caballeros, donde yo naciera.
Tenía un sobrino que era precoz en sus inclinaciones carnales. Ya que, si Nando, su hermano, era proclive al autoerotismo, Rafael, habiendo hecho público sus dimensiones fálicas exageradas, muy pronto se encontró como invitado regular a compartir el tálamo amoroso con mujeres mayores que él.
Ejemplo del éxito del mercadeo astuto. "Mercancía que no se anuncia no se mueve…"
Rafael pregonaba sus dimensiones proverbiales, ya que era de lo único de que pudiera jactarse.
Mientras tanto
Una joven viuda, en particular, le mostró una afección extraordinaria, y, bajo pretexto de ayudarlo con sus tareas de colegio, Rafael pasaba gran parte de su vida en casa de esta buena señora y de su única hija de catorce años — a quien la viuda consideraba muy joven para tener interés en el sexo, amén de que Maritza era gordita y deseaba ser monja.
Las vacaciones a veces obstruyen las vocaciones.
La joven mujer, enlutada y madre, tuvo que tomar vacaciones para visitar los latifundios que heredara del buen marido, muerto de edad avanzada y de conveniencia, en la región fértil del Valle del Cibao.
A la sazón, Maritza pasó un fin de semana en compañía de Rafael quien la introdujo al Ars Amatoria sin haber tratado de familiarizarse con Ovidio.
La contracepción científica era inexistente y, por consiguiente, la pubertad avanzada de Maritza proporcionó los requeridos elementos para su primer embarazo.
¡Aplauso!
La Naturaleza obtuvo sus propósitos reproductivos
Algo, que quienes condenan, como tantos hacen, la sexualidad biológica pretende ignorar.
El embarazo de la niña se ocultó por un tiempo. Ya que las buenas monjitas de su colegio, dadas al atiborro de comida y al empacho rutinario, creían que la joven pre-novicia estaba alimentando su alma con los placeres epicúreos de la buena mesa, donde las privilegiadas nenas, con vocación declarada, consumían sus opíparas comidas
Cuando se descubriera, el escándalo se desactivó, porque de manera furtiva, la viuda y Maritza viajaron al extranjero a "visitar" unos parientes. Finalizando, cuando Rafael se les unió a ellas más adelante, y se decidió que los jóvenes terminarían sus estudios en Europa, casándose para hacerse compañía. Y luego, milagrosamente, procreando una niña "prematura": que pesó unas 12 libras al nacer muy pocas semanas después.
¡Cómo son las cosas cuando son del alma!
Maritza ganó cincuenta libras en ese primer embarazo, ganando unos treinta más en los tres que le siguieran.
Pero, para compensar por la pérdida de sus años de mocedad indolente a que la juventud santiaguera de ese entonces era habituada, Rafael tomó control de una de las fincas de su nueva suegra donde emprendió varios negocios:
Se dedicó a procrear hijos con las "virgencitas jóvenes" que padres en situaciones económicas precarias ofrecían al "Torete", como se le conociera.
A beber en abundancia, todo tipo de aguardiente barato que consumía dentro de los cocos de agua que por todas partes crecían.
A aumentar de peso de manera progresiva.
A apostar a los gallos.
Y a dar las fiestas patronales más famosas de la región.
Maritza y la viuda, su madre, ambas acataron el nuevo estilo de vida por Rafael inspirado y también contribuyeron de modo enorme y sustancial al crecimiento ponderal colectivo conocido para todos, como la obesidad.
Hilda, la tía, ganó mucho peso criando los hijos de su sobrino y esposa, mientras que en otro lugar, no muy lejano, vivía Restituta. Así llamada en honor a una beata mujer que sufriría el martirio a manos de los nazis.
Restituta era hija de la maestra que servía como pedagoga en una escuelita rural en la región de Jacagua. Lugar donde un terremoto años antes había arrasado la ciudad de Santiago.
La niña era hija única y precoz en sus inclinaciones y actividades. Se creyó capaz de ser maestra de los trabajadores de la finca modesta que sus padres cultivaban. Comía "cuando le daba hambre" que era asunto sujeto a ser ignorado por otras actividades más interesantes como serían montar su yegua favorita, o nadar desnuda en el riachuelo que cruzaba los pastos cerca de la casa.
Por ser tan activa, nada le preocuparía cuando sus períodos no llegaron hasta que cumpliera diecisiete años.
Este evento que, para Maritza, a los nueve años, fuera una ocasión de mucho fanfarreo en su casa, pasaría casi totalmente desapercibido para Restituta, ya que ella había adquirido amplios conocimientos en su existencia natural e idílica acerca de la sexualidad humana.
Beata Restituta
Nuestra amiga, terminó su escuela primaria, y avanzó a la capital donde se enroló en un colegio que la graduaría de enfermera y maestra. Allí conoció a su futuro marido, un médico con quien contrajo nupcias y con quien procreó cinco hijos.
Durante sus embarazos, la vez que ganara más peso fue con la última gestación cuando su peso aumentó por once libras, las que perdió en el posparto.
Nunca se mantuvo gorda, nunca fumó, no se daba empaches ni usaba el azúcar porque, decía de ésta que, "daña los dientes" — lo que es verdad.
Discusión y resumen
En otras ponencias hemos descrito los peligros inherentes que complican la obesidad juvenil, el desarrollo avanzado, de la pubertad, y las posibilidades frecuentes de los embarazos prematuros — ya que la juventud y el buen juicio, a menudo no son buenos camaradas de viaje.
Sabemos que, aunque no se haya considerado "oficialmente" como droga, que el metabolismo del azúcar refinado y el de otras sustancias que asimismo engordan, siguen derroteros idénticos que el que siguen otras drogas.
Que el estrés conlleva, en muchos casos a la gordura, por un sinnúmero de razones establecidas; entre las que son primordiales el deseo de satisfacer impulsos orales que comenzaran durante la gestación, ya que el organismo del recién nacido estuvo repleto de calorías en exceso lo que lo preparara para esperar que, luego de nacer, sería sujeto al mismo estilo de comer.
Este bebé tiene hambre cuando el comer para otros bebés fuera superfluo. Como lo sería con la joven Restituta.
De la gordura, como proceso de adaptación, podemos admitir que posee un fin y que logra un propósito, que es el de obtener el aumento de libras transitorias para reservarlas y desecharlas cuando éstas no sean de ningún uso benéfico.
Pero, cuando, como sucede con tantas personas, la comida se transforma en una necesidad instintiva de índole impostergable en su naturaleza, es muy difícil que el individuo se sienta libre de conflictos si trata de abandonar una fuente de solaz y equilibrio emocional.
Para poder lograrlo la pérdida del peso así acumulado, es necesario que la psicoterapia intensiva encaminada a resolver conflictos de naturaleza fijadas se utilice con la precisión indicada.
Algo que los promotores de dietas comerciales y spas nos proponen y ofrecen; pero, lo hacen sin nunca poderlo alcanzar.
Bibliografía
Suministrada por solicitud.
Autor:
Dr. Félix E. F. Larocca
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