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El Caminante (Cuarta parte) (página 2)

Enviado por Omar Peña


Partes: 1, 2

Sin darse cuenta se encontró de pronto al lado de él. Parecía que existía una comunicación entre ambos sin emitir palabra alguna, sino que en el interior de su mente, el niño recibía una multitud de conocimientos que no comprendía pero que llegado el momento adecuado, "cuando debas saber, sabrás el significado que tienen todos estos principios y podrás emplearlos para ayudar a la humanidad a encontrar su verdadero destino".

Siendo hombre debería cumplir su misión, dada por el Gran Maestro, que era recordar y comprender sus valiosas enseñanzas. Una vez que recorriera este sendero en su conciencia, debería propagar la sabiduría extraída desde su interior.

Ahora, ya todo un hombre, comprendía muchas cosas que su mente ya sabía, sin saberlo conscientemente.

Recordaba que la vista, el oído, el olfato, el tacto y el gusto, según el Gran Maestro, tenían una función de control de orientación de la concentración de la atención y actúan de similar forma a como un vidrio curvado que recibe la luz del círculo de fuego concentra el rayo ardiente en un punto. La combinación de ambos sentidos, de percepción y concentración, permite poner en fase tanto la mente externa con la mente interna. Así, estaríamos en posesión de un poderoso instrumento. El Gran Maestro continuaba con su comunicación silenciosa. Recordaba que ese instrumento para el cambio requiere de energía obtenida del mundo maravilloso de los sueños e imaginación.

Una de sus enseñanzas estaba relacionada con el hecho de que todo en lo que participamos es una actividad, tanto lo bueno como lo malo, lo positivo o negativo. Así, por ejemplo, el enfermo efectúa la actividad enfermedad, se comporta como enfermo, percibe lo que es un enfermo, piensa como enfermo y actúa como enfermo. En toda actividad se dan estos elementos: conocer, pensar, actuar. Efectuando las debidas correcciones, reprogramando o programando nuestras actividades podemos alterar su funcionamiento. Esto es más o menos lo que intenta hacer el médico del alma.

El Gran Maestro repetía: "Toda actividad podrás desarrollar, si dedicas todo tu tiempo en conocerla, toda tu mente en recordarla y toda tu fuerza en hacerla, convirtiéndote así en maestro de la misma". Entonces, "aprenderás a aprender todo lo que debas aprender".

Entre otros, recuerdo aquellos versos de cien palabras:

Observa, gusta, escucha, huele y siente a la Naturaleza,

presta atención y concentra toda tu fuerza

de imaginación en lo que deseas lograr.

Recuerda que tus actos tienen una razón de ser

y son el reflejo de tu voluntad.

Un maestro, es fruto del desarrollo de su propia

conciencia. Anteriormente, era solo un ente superior

en alguna ciencia del conocimiento, del pensamiento

o actor del mundo cotidiano. Tú naciste para

triunfar o perder. Tú eliges el camino en este

juego de la vida. Posees todo, si eso quieres.

No posees nada si lo quieres así. Por tanto, vive tu vida.

El Gran Maestro solía decir que dominar la mente es sencillo, y, existen miles de formas para alcanzar sus virtudes, pero que el hombre puede no darse cuenta de cuál puede ser su puerta de entrada, pues su mirada vive dispersa en otros mundos. El hombre no toma conciencia de este hecho, hasta el momento en que presta atención a sus actividades. Él normalmente no está en el lugar en donde realiza sus actividades. Está ausente. Necesita estar plenamente presente. Su último consejo, que recuerdo, fue el de que para llegar a ser maestro, necesitaba que mi mente comprendiera treinta y tres actos de conciencia:

Ante toda tensión,

ante toda presión,

ante todo problema,

ante todo dilema,

Experimentaré mi conciencia de RELAJACIÓN.

Ante toda enfermedad,

ante toda soledad,

ante toda flaqueza,

ante toda torpeza,

Pondré mi conciencia de SALUD.

Ante todo signo de ira,

ante toda molestia,

ante todo enojo,

ante toda seriedad,

Comprobaré mi conciencia de BUEN HUMOR.

Ante todo temor,

ante toda confusión,

ante toda falta de fe,

ante toda inseguridad,

Emprenderé mi conciencia de OPTIMISMO.

Ante toda intranquilidad,

ante toda contrariedad,

ante toda preocupación,

ante toda desorientación,

Guardaré mi conciencia de SERENIDAD.

Ante toda timidez,

ante toda perturbación,

ante todo retraimiento,

ante todo decaimiento,

Adoptaré mi conciencia de VALOR.

Ante toda desatención,

ante todo desvarío,

ante todo desgano,

ante toda errónea percepción,

Fijaré mi conciencia de ATENCIÓN.

Ante todo signo de olvido,

ante toda inseguridad,

ante toda incomprensión,

ante toda falsa percepción,

Retendré mi conciencia de MEMORIA.

Ante toda falta de creatividad,

ante toda carencia de estímulo,

ante toda escasez de motivos,

ante toda pérdida de entusiasmo,

Buscaré mi conciencia de IMAGINACIÓN.

Ante todo desacierto,

ante toda errada decisión,

ante toda pérdida de objetivo,

ante toda duda del logro,

Encontraré mi conciencia de BUEN JUICIO.

Ante toda incapacidad de comprensión,

ante toda inhabilidad de atención,

ante toda vaguedad de pensamiento,

ante toda levedad de impresión,

Obtendré mi conciencia de CONCENTRACIÓN.

Ante toda impaciencia,

ante toda indecisión,

ante toda falta de valor,

ante toda inacción,

Adoptaré mi conciencia de VOLUNTAD.

Ante todo desequilibrio,

ante toda inestabilidad,

ante toda desarmonía,

ante toda falta de energía,

Adquiriré mi conciencia de CONTROL.

Ante todo ambiente de fracaso,

ante toda adversidad,

ante todo rechazo del esfuerzo,

ante toda derrota,

Levantaré mi conciencia de ÉXITO.

Ante toda tristeza,

ante toda depresión,

ante toda inseguridad,

ante toda falta de fe,

Preservaré mi conciencia de ALEGRÍA.

Ante todo lamento,

ante toda queja,

ante toda molestia,

ante toda incomodidad,

Disfrutaré mi conciencia de FELICIDAD.

Ante toda ansiedad,

ante toda insatisfacción,

ante toda preocupación,

ante todo lamento,

Liberaré mi conciencia de PRESENCIA.

Ante toda intromisión,

ante toda falta de autonomía,

ante toda carencia de intimidad,

ante toda limitación de libertad,

Alentaré mi conciencia de INDEPENDENCIA.

Ante toda incapacidad física,

ante toda imperfección,

ante toda limitación,

ante toda lamentación,

Activaré mi conciencia de ACEPTACIÓN.

Ante toda complejidad,

ante toda dificultad,

ante todo problema,

ante todo dilema,

Avivaré mi conciencia de COMPRENSIÓN.

Ante toda evasiva,

ante toda mentira,

ante todo engaño,

ante toda injusticia,

Practicaré mi conciencia de HONESTIDAD.

Ante toda fatiga,

ante toda inactividad,

ante toda parálisis,

ante todo aburrimiento,

Aprehenderé mi conciencia de ENERGÍA.

Ante toda incógnita,

ante toda ignorancia,

ante toda flaqueza de sabiduría,

ante toda pereza en la búsqueda,

Llevaré mi conciencia en la VERDAD.

Ante todo enemigo,

ante todo opositor,

ante todo traidor,

ante toda enemistad,

Llenaré mi conciencia de HUMANIDAD.

Ante toda ausencia de motivación,

ante toda falta de estímulo,

ante toda carencia de impulso,

ante toda actitud de pereza,

Induciré mi conciencia de ACCIÓN.

Ante toda duda,

ante todo temor,

ante toda ansiedad,

ante todo inconveniente,

Conservaré mi conciencia de FE y ESPERANZA.

Ante todo odio,

ante toda maldad,

ante toda injusticia,

ante toda crueldad,

Transformaré mi conciencia en AMOR.

Ante toda inhabilidad,

ante toda incapacidad,

ante toda incomprensión,

ante toda carencia de aptitud,

Desarrollaré mi conciencia de INTELIGENCIA.

Ante toda falta de imaginación,

ante toda ausencia de inspiración,

ante toda nula intuición,

ante toda mediocridad,

Iluminaré mi conciencia de CREATIVIDAD.

Ante toda guerra,

ante toda batalla,

ante toda lucha,

ante toda fuerza,

Centraré mi conciencia en la PAZ.

Ante toda pobreza,

ante toda necesidad,

ante toda carencia,

ante toda incapacidad,

Llenaré mi conciencia de RIQUEZAS.

Ante toda ausencia de conocimientos,

ante toda ignorancia,

ante toda incapacidad de aprender,

ante toda incomprensión,

Recibiré mi conciencia de SABIDURÍA.

Ante todo conocimiento,

ante todo pensamiento,

ante todo sentimiento,

ante toda acción,

Activaré mi conciencia de MAESTRO.

 

 

Autor:

Omar Peña

 

Partes: 1, 2
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