Análisis "Patología – Error" de la Evaluación Educativa
Patología General de la Evaluación Educativa.
Para realizar este análisis seleccionamos las siguientes patologías de la evaluación educativa:
1.- Se evalúa cuantitativamente.
Se refiere que la pretensión de atribuir números a realidades complejas es un fenómeno cargado de trampas en el área de la educación. Cabe destacar, que en las calificaciones escolares se utilizan escalas de tipo nominal, ordinal y de razón. Un aprobado es distinto de un suspenso, un 5 es una nota inferior a un 8, un 6 es el doble de 3. Parece que todo está claro, que todo es muy preciso, pero no es tan claro ni tan preciso.
El peligro de la evaluación cuantitativa no es solamente la imprecisión sino más que toda la apariencia de rigor. Por ello, según (Cook, 1986) "La asignación de números de una manera mecánica, como es común en los procedimientos cuantitativos, no garantiza la objetividad". Pero como aparentemente tiene objetividad, proporciona a los usuarios y destinatarios una tranquilidad mayor que mata a las preguntas más hondas.
Asimismo, cuando los padres reciben la información sobre la marcha de sus hijos o cuando el profesor asigna un número como calificación de apto / no apto, tanto el padre como el docente creen que se está siendo objetivo al aplicar este proceso evaluativo, sin percatarse que el alumno con este procedimiento calificador; sabe lo que tiene que estudiar, como estudiarlo y después que se le califica sabe cuanto aprendió.
El problema de la pretendida objetividad de las puntuaciones, radica en que se deja de lado otros aspectos sumamente importantes en la evaluación como: ¿Cómo aprende el alumno? ¿Cómo relaciona lo aprendido? ¿Cómo inserta los nuevos conocimientos en los ya asimilados? ¿Para que sirve lo aprendido? ¿Ha disfrutado lo aprendido? etc.
2.- Se Evalúa Unidireccionalmente.
Se refiere a la evaluación se realiza en un sólo sentido o sea en forma descendente, desde el Ministerio que evalúa a los supervisores, hasta el docente que evalúa a los alumnos, siendo estos (los alumnos) la parte más baja de la línea vertical y donde se nota el peso de esta función. Es importante saber que una evaluación no se da en sentido "ascendente" ni horizontal.
Otro aspecto dentro de esta patología de la evaluación es la carencia de un modelo democrático, en el cual los interesados manejan la evaluación, deciden sobre ella y son quienes dicen lo que piensan, los que analizan lo que hacen, etc.
Es importante dar a conocer, que sólo la evaluación democrática podría propiciar un cambio en profundidad, y no es que la evaluación democrática pueda prescindir de los expertos. Pero no son estos los únicos que pueden dar significancia al proceso, ni los que tienen en sus manos el poder de la evaluación, ellos tiene la técnica, pero no las claves de la interpretación ni los resortes del poder pedagógico.
3.- No se hace Autoevaluación.
Para que se pueda llevar a efecto la autoevaluación, es necesario conocer que "La autoevaluación es un proceso de autocrítica que genera unos hábitos enriquecedores de reflexión sobre la propia realidad".
Según Popper "realizamos más progresos al reflexionar sobre nuestros errores que al descansar en nuestras virtudes".
De este modo, para llevar a cabo una autoevaluación se debe considerar cualquier actividad que la persona este realizando dentro y fuera del aula y establecer instrucciones de trabajo, normas, procedimientos y criterios. Además, emitir juicios por parte de la persona (niño – docente que se evalúa con respecto a la actividad, al igual que considerar todos los alcances y limitaciones entre otros. Interés por la actividad, dedicación en la ejecución, forma de trabajo, responsabilidad, etc.).
También los alumnos pueden / deben practicar estos procesos autoevaluadores y el docente está en la obligación de poner en sus manos los instrumentos precisos para ello, igualmente ha de negociar con ellos el reparto de las cotas de decisión que lleva consigo la evaluación.
Asimismo, la autoevaluación debe ser objetiva y su logro se concreta cuando el estudiante por convicción, logra su autocontrol, autocorrección y conocimiento de su responsabilidad y participación en el aprendizaje.
Errores de la Evaluación.
A fin de realizar el análisis de los errores en la evaluación, seleccionamos los siguientes:
1.- Confusión entre Medición y Evaluación.
La medición se refiere a la asignación de puntajes al rendimiento del estudiante, no representa más que un medio en el proceso de evaluación educativa. No es un fin en si misma. Pero es la medición, la nota, a lo que se reduce la evaluación quedando el proceso incompleto.
Vale apuntar, que más que la nota interesa la valoración del aprendizaje; es decir, la interpretación de esos puntajes para evaluar como va aprendiendo el estudiante. En ese sentido, lo cuantitativo es importante, pero sólo debe considerarse como un insumo de la evaluación; está involucra conceptualmente el término medición y tiene un significado de mayor amplitud.
2.- Ausencia de Evaluación Formativa.
Supeditado a lo anterior, es habitual que toda evaluación del aprendizaje debe expresarse como nota o puntaje definitivo. Por lo que, interesan los resultados finales y no el proceso que lleva a esos resultados, como oportunidad para efectuar los correctivos que sean necesarios.
La autoevaluación formativa promueve la retroalimentación del aprendizaje y los posibles cambios en la actividad didáctica para facilitar el logro de los objetivos, igualmente contribuye a reflexionar y tomar conciencia de lo ocurrido. Está asociada al principio de continuidad de la evaluación, ya que se realiza a través de todo el proceso y de manera habitual, contribuyendo a localizar errores y fortalezas en la idea de superar las fallas o afianzar los saberes.
Dejar de lado la evaluación formativa implica asumir que los aprendizajes deben ser evaluados sólo a partir de los resultados finales (mensuales, bimestrales, semanales, etc.).
CONCLUSIÓN
En cuanto a las patologías y errores de la evaluación planteados en el desarrollo de este trabajo, demuestran visiblemente que el proceso evaluativo esta plagado de desconocimientos, barreras u obstáculos en cuanto a su ejecución o puesta en práctica. Por tanto, el proceso evaluativo debe ser reflexivo y al mismo tiempo permitir la orientación, sistematicidad, continuidad, la retroalimentación y el análisis (desde el primer día hasta el último del proceso) tanto del estudiante como del docente en el proceso de enseñanza y de aprendizaje.
BIBLIOGRAFÍA
– Delgado, K. Evaluación y Calidad de la Educación. Nuevos aportes, procesos y resultados. (1998). Cooperativa Editorial Magisterio. Colombia.
– Santos G, M. La Evaluación. Un Proceso de Diálogo, Comprensión y Mejora. (1995). Ediciones Aljibe. España.
– Carlino, F. La Evaluación Educacional. Historia, problemas y propuestas. (1999). Aique. Buenos Aires.
– Hidalgo M, Laura. Hacia una Evaluación Participativa y Constructiva. Editorial Panapo de Venezuela (2003). Caracas – Venezuela.
– Alves, E. y Acevedo R. La Evaluación Cualitativa. Editorial Cerinet. Colombia.
Autor:
María Belda
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