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Retos pedagógicos y didácticos de la formación en ciencias naturales para pedagogos infantiles


Partes: 1, 2

    1. Acerca de las conexiones de las ciencias naturales con la vida cotidiana
    2. Las competencias didácticas
    3. Dimensiones de las competencias didácticas en Ciencias Naturales
    4. La formación de competencias pedagógicas
    5. Tipos de pensamiento a desarrollar
    6. Referencias

    Acerca de las conexiones de las ciencias naturales con la vida cotidiana

    Las ciencias naturales ejercen una gran influencia sobre la vida diaria del hombre de la postmodernidad, quien requiere adoptar una postura documentada frente a temas que tocan su realidad de diversas formas.

    En gran proporción las ciencias naturales realizan contribuciones directas a través de múltiples desarrollos en tecnología y medicina, pues muchos de sus conocimientos y descubrimientos tienen potencial de aplicación práctica.

    Posiblemente, la conexión más evidente con la vida cotidiana actual sea la necesidad de comprender y responder de forma acertada a los problemas ambientales que afectan al planeta, para lo cual es necesario un pensamiento crítico y familiarizado con aspectos fundamentales del funcionamiento de la naturaleza; que permita al ciudadano evaluar la información proporcionada por los medios masivos de comunicación sobre los problemas ambientales y así pueda juzgar e incluso encontrar alternativas de solución a estas problemáticas.

    El conocimiento científico ha ofrecido al ser humano la posibilidad de entender con mayor profundidad su propia naturaleza, la de otros organismos y la del planeta, permitiéndole apreciar las formas de vida con mayor plenitud.

    La formación en competencias investigativas

    La educación en ciencias naturales, como encargo social de la escuela, necesita ser reflexionada profundamente sobre sus propósitos, proyecciones y métodos, permitiendo la implementación de modelos pedagógicos que formen al niño en el pensamiento y la investigación desde su inicio en la vida escolar.

    Una concepción equivocada pero muy común, es adoptar como verdad que la objetividad científica demanda al científico y por supuesto al estudiante ser indiferente con los organismos que se estudien.

    En realidad la buena ciencia no es posible sin una profunda inversión emocional por parte del científico. Y la capacidad de invertir emocionalmente proviene de una sensibilidad por los organismos, que puede explicarse como una especial emoción que el niño, el lector y los mejores investigadores en ciencias naturales tienen en común.

    Como sea, la mayoría de los seres humanos no inician el estudio de las ciencias naturales por un interés en estructuras microscópicas como las mitocondrias, mas si por experiencias con organismos, como observar el descenso de una araña a través de uno de sus hilos de seda; el crecimiento de plantas en las grietas de los andenes; el canto, plumaje y cortejo de las aves; el movimiento de las hojas de los árboles y la belleza de las flores. Todas estas evidencias de la manifiesta Biofilia propia de todo niño.

    El desarrollo de la sensibilidad por las formas de vida es un aspecto crucial en la formación del niño, enriqueciendo las posibilidades de estudio de la naturaleza y permitiendo desarrollar respuestas a preguntas como: ¿qué clase de organismo es este?, ¿dónde vive?, ¿cómo adquiere sus fuentes de nutrición?, ¿cuál es la relación entre sus estructuras y su forma de vida?

    Las competencias didácticas

    La educación de un maestro demanda fundamentarse en una actitud de búsqueda crítica, esta le evitará caer en la adopción de formas de enseñar exclusivamente explicativas y transmisionistas acogidas como modelos incuestionables.

    Entonces, la formación disciplinar y científica del pedagogo requiere orientarse hacia el desarrollo de la capacidad de sospecha, de la búsqueda y experimentación innovadora en la construcción de nuevos paradigmas que le permitan trascender las explicaciones formales, y reflexionar la educación desde la participación activa como maestro que construye nuevas formas de entender el proceso educativo y que se mantiene en un proceso de formación ininterrumpida, que garantiza el desarrollo de su capacidad de proponer e innovar, encontrando en su práctica profesional un instrumento para trascender y mejorar la realidad del contexto escolar.

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